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Trujillo, La Libertad, Peru
Un espacio para mostrar ideas y puntos de vista ligados al arte, a la cultura y la vida de una sociedad tanto peruana como universal

domingo, 24 de marzo de 2019

ENCUENTRO CON DOÑA INÉS DE CASTRO Y DON PEDRO. ENTRAÑAS PORTUGUESAS.





Martes 08 de enero. Nuestra primera salida. Hacia el Norte. Lisboa está cargada de historia, pero todo el país también tiene grandes y bellos espacios históricos como Coimbra, lugar al cual nos íbamos a dirigir. Pero antes nos íbamos a dos bellos lugares: Óbidos y Alcobaça. Nos íbamos a codear con Doña Inés y la locura de Don Pedro, nos íbamos a viajar al viejo mundo lusitano.
Luego de dejar unos papeles urgentes de Maria, salimos hacia el Norte por la autopista nacional A8. Portugal cuenta con una red de autopistas, viaductos, que te comunican rápidamente con todas las ciudades del país. Sin embargo, mantiene una red de carreteras nacionales bien tenidas que son de libre uso, fuera de peaje. Con el fin de ganar tiempo, tomamos esta autopista y pude observar tantas cosas. Hay muchos postes de energía eólica que han cambiado el paisaje de molinos de viento que solían poblar estas zonas. Muchos han dado una nueva forma al mundo rural de ahora y parece ser un proceso irreversible. En algunas zonas del sur de Francia, muchos paisajistas, campesinos y ecologistas se opusieron a esta modalidad por el impacto que iba a ocasionar. Y es cierto. En Perú estamos aún en pañales. Hay una cerca de Poémape, pero el más grande está cerca de Talara y no sé si lo están usando, pues en las dos visitas que hicimos en 2014, estaba en abandono. Una inmensa inversión por nada. He tenido muchas posiciones al respecto. Una vez conversando con un ingeniero me comentó que, pese a ser limpio, es un sistema que se deteriora rápido y se convierte en una inversión costosa. Aparte que se vuelve un riesgo para la fauna animal (las aves). He aquí unos puntos de vista a tomar en cuenta (https://twenergy.com/a/desventajas-de-la-energia-eolica-477) (http://adurcal.com/enlaces/mancomunidad/viabilidad/59.htm). Una vez oí decir que las soluciones de hoy se convierten en los grandes problemas del mañana.
Las grandes carreteras troncales no ingresan, no atraviesan las ciudades; las bordean y solo ingresas por carreteras alternativas. Ese es el gran problema de la famosa Autopista del Sol: cruza Chimbote, Casma, la terrible Barranca. Hacia el Norte cruza Chiclayo, Lambayeque. Mal planificada, pues ralentiza el tráfico ligero y pesado. Y fomenta la mala costumbre de poblar las laterales de las carreteras. Igual Trujillo es cruzada por esta autopista. Hicimos un alto en el camino. Me tocó conducir. En las autopistas sí puedes ir a gran velocidad (más de 130 km.p.h). En las otras carreteras, lo máximo es 90 km. Cruzamos Torres Vedras. Esta parte del país está relativamente más poblada que la del Sur. En el caso nuestro, sí somos un país vacío. Llegamos a la entrada de Óbidos, siempre manejando yo. Es difícil perderse en estas magníficas rutas con toda esa buena señalética. Además, con el GPS y otras bondades, los magníficos mapas ruteros que tienen (es algo que no tenemos en nuestros autos: aquí es normal que tengas dos o tres mapas en tu guantera).



A la entrada de Óbidos hay un estacionamiento en el que dejamos el auto y nuestras cosas (unas pequeñas maletas o mochilas por ese par de días). Hay que tener en cuenta lo siguiente: la península ibérica estuvo sometida bajo dominio musulmán por 8 siglos. Ambos países, Portugal y España tienen una fuerte influencia del mundo árabe, en sus idiomas, en sus artes, en su música, en su comida, construcciones, adaptaciones a los espacios físicos. A su percepción de la vida. Las huellas de esta magnífica cultura se van a ver en todas partes y muchas veces fueron los espacios ganados a ellos, los árabes, los que se van a convertir en fortalezas, iglesias, palacios, castillos, ciudades. Óbidos es una ciudad fortificada, su nombre viene del latín y significa “ciudadela”. Y lo es. Esta zona estaba ocupada antes de la llegada de los romanos. Es un lugar estratégico, pues está relativamente cerca del Océano Atlántico y de una laguna que lleva el mismo nombre. Ha sido, por eso, una zona muy disputada a lo largo de la historia y alguna vez fue un próspero puerto. Ahora la ciudad presenta un bello muro del castillo que encierra a la ciudad (hay que dejar el auto fuera de ella, como Cordes-sur-Ciel en Francia). Para ingresar al casco viejo, lo haces por la Porta da Vila. Desde ahí puedes pasear por los muros de la gran muralla que alejaba a los moros u otros enemigos de este espacio. Luego desciendes para caminar por sus empedradas calles y por cuales solo circulan los autos de los vecinos. Tiene poca población fija, hay varios locales para servicios al turista, como bares, restaurantes, tiendas de suvenires. Nos fuimos hacia la iglesia de la Misericordia (Igreja da Misericórdia), de una fachada simple; el interior es sencillo, ves paredes con azulejos, techo de madera pintada e imágenes religiosas cubiertas de vestimenta morada. Había un Nazareno portando la cruz cubierto de un gran traje púrpura.  A la salida nos dirigimos a otra joyita: la Iglesia de Santa María (Igreja de Santa Maria), su fachada también es discreta y estaba en restauración. Pero el interior sí muy bonito. Para recibirnos, nos topamos con un misterio con un San José muy a la usanza de campesino portugués al igual que el traje que usaba la virgen María. La iglesia está profusamente decorada, pintada por todos los rincones. Fue una muy grata estación en nuestro recorrido.  Frente a esta iglesia hay un chafariz ubicado en la plaza delante de la iglesia. De ahí nos dirigimos hacia el castillo, pero estaba cerrado. Pena. Hubiera sido redonda la visita. Seguimos una caminata por el resto de la muralla y casi a mediodía decidimos y a comer algo y tomar mi pastilla para la presión. Nos fuimos a una pequeña tienda a comprar algunos regalos, como un porta-aceitunas, tan popular en Portugal.    Luego de satisfacer nuestro gusano consumista, nos fuimos a una panadería en la que hacían unos esplendorosos sánguches rellenos de sardina o de carne de cerdo. Ya abastecidos, nos fuimos al auto para dirigirnos a Alcobaça, a encontrarnos con más historia. Aquí dejo algunos datos sobre este bello lugar. (https://miviaje.com/obidos-historia-portugal/)  (https://www.hola.com/viajes/rutas/lugarescuriosos/2004/04/22/10467_ciudad_y_castil.html).







Salí manejando del lugar, mientras Maria daba los últimos detalles a los sánguches. Se veían suculentos. Para ir ganando tiempo, mientras conducía, iba mordiendo el delicioso sánguche de sardina que sabía a cielo. Tomamos la A8 nuevamente para dirigirnos un breve tramo para llegar a nuestro objetivo. Cruzamos Caldas Da Rainha, una ciudad balnearia. Había varios bosques de pinos. Algunos de estos bosques se volvieron pastos de llamas y con algunas víctimas. Muchas personas especularon que estos incendios fueron provocados por los traficantes de terrenos. Como en el Perú. Al retorno de Coimbra, pasamos cerca de Pedrógão Grande, en cuyas cercanías fue el incendio fatal en junio del 2017 (https://elpais.com/internacional/2017/06/18/actualidad/1497804781_758556.html), justo ese año habíamos ido a Laquipampa, el cual iba a sufrir un incendio parecido un mes después de nuestra visita. Coincidencias de la vida.
Llegamos al desvío hacia Alcobaça. A espaldas de nosotros iba la ruta hacia Nazaré, hacia el Atlántico. Nazaré es conocida por tener unas de las olas más grandes del mundo y es el paraíso de los tablistas (https://www.youtube.com/watch?v=3s27tqqDUYo). Seguimos nuestro camino, pues queríamos llegar a Coimbra a una hora prudencial para instalarnos. Seguimos la carretera y dejamos estacionado el auto a una distancia prudente. Caminamos hacia el Monasterio de Santa María de Alcobaça y no imaginé hallar tal belleza. Alcobaça acoge la iglesia más grande de todo Portugal y es el espacio regio para la pareja por la cual ha corrido tinta por el amor que él profesaba a su malograda pareja. Es un monasterio de la edad media, fundado por la orden de los frailes cistercienses bajo el mando del primer rey de Portugal, Alfonso Henriques, en 1153. (https://serturista.com/portugal/monasterio-de-alcobaca-y-la-iglesia-mas-grande-de-portugal/) Los túmulos funerarios de ambos personajes, Inês de Castro y Pedro I, se hallan en la iglesia y se ubican de acuerdo al pedido de este último, de estar frente a frente para que en el juicio final se puedan ver cara a cara en la eternidad. Ambos túmulos son tallados y cargan esta impresionante historia de amor entre la locura y la venganza. El rey Pedro pasó a la historia como “el cruel” por lo que hizo con los asesinos de su amada a la cual coronó como reina en su tumba y la exhibió a la nobleza portuguesa en una macabra ceremonia de besamanos (https://www.elconfidencial.com/alma-corazon-vida/2016-06-18/historia-amor-ines-de-castro-don-pedro-i-de-portugal_1218870/). Semejante historia de amor me la contó Orietta Brusa y ella tenía intenciones de venir a Portugal para ver en directo este precioso lugar. Con Maria la recordamos y nos tomamos una foto para la memoria de ambos reyes y Orietta (https://www.youtube.com/watch?v=bq-jo0-X100). El Mosteiro de Alcobaça es patrimonio de la humanidad y bien vale la visita. Antes de volver al auto, entramos a un café cercano al convento, en el cual había unos postres deliciosos más un buen café, la Pastelería Alcôa.








Regresamos al auto y de ahí nos dirigimos a Coimbra. Cruzamos Leiria. Llegamos a nuestra meta a las 5 y media aproximadamente. Habíamos hecho reserva en el Hotel Ibis, cercano al centro de la ciudad. Al llegar a la ciudad, nos confiamos en el GPS, pero este nos dio una ruta no correcta. Estuvimos dando un par de vueltas hasta que Maria llamó al hotel; estuvimos relativamente cerca del lugar. Instalados en el hotel, vimos qué podíamos hacer en la ciudad al día siguiente y nos fuimos a cenar al Forum Center de la ciudad. Antes de comer, fuimos a comprar algo de ropa interior. Comimos una buena picaña rociada con caipiriñas. Todo este espacio lo hicimos en una buena caminata. Ya estábamos en Coimbra. El miércoles iba a ser un día extraordinario.






CONGRESISTA: MUERTO DE HAMBRE (ARTÍCULO DE OPINIÓN DIARIO CORREO 24 DE MARZO)

Eufemismo: según la RAE, dícese de una manifestación suave o decorosa de ideas cuya recta y franca expresión sería dura o malsonante. O sea, es la palabra o expresión menos ofensiva que sustituye a otra palabra o expresiones de mal gusto que puede ofender o sugerir algo no placentero o peyorativo al oyente.
El 25 de octubre del año pasado, Leila Chihuán, congresista de la República por FP, hizo unas declaraciones que provocaron una reacción de censura en los medios al comentar que sus 15,600 soles, más sus viáticos y los gastos de representación no le eran suficientes para su ritmo y calidad de vida. Su apellido fue adjetivado con el sentido de “estar pobre”, “estar escaso de recursos”, “estar chihuán”. Sus comentarios golpearon más la alicaída imagen de un congreso despilfarrador que durante la gestión de Luis Galarreta se trataron de hacer compras de computadoras, televisores y canastas navideñas costosas. Tras una relativa calma de las torpezas hechas por diversos “padres de la patria”, la jornada pasada se informó sobre el caso de cinco legisladores que cobraron doble en la famosa “semana de representación”; la reacción desencajada de Karina Beteta no hizo, sino que caldear más los ánimos contra estos personajes arrogantes y cada vez más alejados de la sociedad. Las excusas eran groseras y burdas para defender un dinero que dicen pertenecerles por su condición de representantes de la sociedad peruana. Durante todo este episodio, Karina Beteta recordó súbitamente haber sido maltratada por su excompañero de partido, Daniel Salaverry. La reacción de apoyo a favor de esta fue tibia, pues más grotesco y risible fue la posición de la congresista para justificar sus gastos al exterior mientras cobraba doble por su famosa semana de representación. Simplemente vergonzoso.  
Y así el escándalo se acentuó al conocerse los frecuentes viajes al extranjero con suculentos gastos pagados de muchos congresistas que cobraron, también, puntualmente sus semanas de representación. Y lo peor estaba por venir, cuando todos los peruanos refrescamos la memoria del hecho que estos gastos de representación no son justificados. Las penosas declaraciones de diversos congresistas, desde Gino Costa hasta Jorge Bruce para defender la naturaleza de estos gastos causaron hilaridad e indignación. Para colocar la cereza sobre la torta de lodo, las desatinadas declaraciones de Mercedes Aráoz sirvieron para ahondar la brecha entre legisladores y el pueblo peruano, y que la congresista se volviese objeto de duros comentarios y graciosos memes, pollada bailable incluida.
Tras leer todas estas explicaciones, no queda más que pensar que la palabra “congresista” significaría una suerte de inopia, la que está rondando entre los mendicantes que pululan en el Congreso de la República. Pero, el reciente escándalo que nuevamente envuelven a Héctor Becerril, Javier Velásquez Quesquén y Jorge Bruce podría ampliar la acepción a “delincuente”, realidad que identifica cada vez más a los dilectos "padres de la patria".

viernes, 22 de marzo de 2019

LISBOA Y SU DURA HISTORIA: CARMO Y EL 01 DE NOVIEMBRE DE 1755.





Lunes 07 de enero. Día feriado para España luego de Bajada de Reyes. En Portugal las actividades transcurren normalmente. Es el día que vamos a almorzar con los amigos de Maria, del trabajo que tuvo en una empresa alemana que tenía sus instalaciones y fábrica en Lisboa y luego se mudó a China. Interesante es cuando las historias que uno lee en otras latitudes, las experimentas de manera directa y con testigos que te narran detalles. Ese día fuimos a hacer algunas compras, pues nos íbamos el martes y miércoles a varias ciudades y atracciones del Norte portugués. El almuerzo fue en un simpático restaurante y con unos amigos que comentaban diversas historias y viajes que habían hecho. Una pareja contó sus experiencias en Cuba, país al cual fueron para un tratamiento que les resultó gratuito y con éxito. En cierta forma de agradecimiento, retornan con cierta frecuencia a la isla y nos dijeron para ir al paraíso en alguna oportunidad. Habrá que planificarlo, pues sí quisiera ver la parte histórica colonial de Trinidad, Santiago de Cuba y La Habana. Terminado el opíparo almuerzo, siempre rociado de vino portugués, nos fuimos al ex Convento del Carmo, un gran convento y claustro que quedó totalmente arruinado tras el terremoto del 01 de noviembre. Ese fue nuestro objetivo inicial el día anterior, pero llegamos un poco tarde. Ahora tomamos todas las medidas de precaución.
Antes de ir a nuestro museo, fuimos a un restaurante que tiene una vista privilegiada: el Bellalisa. La vista es bonita. Se ve el Lisboa viejo. Es lo bueno de la ciudad, sus colinas ayudan a ofrecer un bello espectáculo del lugar. Uno puede ver las construcciones principales con lo principal: con las paredes enlucidas y algunas rescatadas con murales. Lo malo en nuestro país, en todas sus ciudades es ver las paredes laterales sin enlucido lo que da la sensación de una ciudad a medio hacer o arruinada. Tras dejar este mirador, nos fuimos a la plaza a ver la fuente de la plaza que da a la iglesia. 





Estas fuentes se llaman Chafariz y hay varias de estas por diversos barrios en sus respectivas plazas. Cerca de la casa de Maria hay uno. Sin mucho preámbulo, compramos los boletos para visitar el monumento arruinado que ahora es un gran museo “al aire libre”. El convento y claustro se han convertido un gran espacio de exhibición que no solo muestra lo rescatado de este espacio, sino de muchas iglesias que también colapsaron ese 01 de noviembre fatídico para Lisboa. Las consecuencias de ese terremoto las iba a conocer también en otras partes de Portugal y en España, tanto en Segovia como en Sevilla. Ubicado en el barrio del Rossio, este convento perteneció a la orden de los carmelitas. Durante el sismo, muchos feligreses acudieron a la iglesia pensando guarecerse contra la violencia del movimiento, pero el techo colapsó matando a casi todos los que estaban ahí. Desde ese entonces, esta iglesia está a techo abierto. Se quiso restaurarla, pero quedaron tan debilitadas sus estructuras que desistieron del proyecto. Pese a todo, se siguió con la posibilidad, pero en 1834 Portugal secularizó todas los conventos y claustros, por lo que se suspendió definitivamente. Se preserva sin techo y le da un aire muy especial. En las instalaciones del claustro se halla un interesante y pequeño museo con varios sarcófagos reales, escudos, lápidas, panoplias en piedra, fuentes, restos de columnas y capiteles. Tiene una sección que muestra los antiguos orígenes prehistóricos, del paleolítico de la zona (se verá con mayor profusión en el Convento de los Jerónimos). Hay una sección romana. Una dedicada a los fundadores y antiguos benefactores de este monumento religioso. Además, tiene una sección de objetos precolombinos, entre estos un par de momias peruanas que enriquecen su colección y que llama mucho la atención a los visitantes de este bello lugar.  Tras el terremoto, el Marqués de Pombal realizó una serie de cambios que transformaron a la ciudad de Lisboa, a la arquitectura y la ciencia. Fueron las bases de la sismología y replanteó el papel de la ciencia occidental. Tras los terremotos de Lima (1746) y Lisboa (1755), el pensamiento occidental se inclinó por la racionalidad para entender los eventos, más que dejarlos a la "acción divina", como aún pensamos aquí. En la tienda del museo no aguanté la tentación de llevar varias cosas. Aquí dejo la página del museo que vale la visita: http://www.museuarqueologicodocarmo.pt/mac.html. Otra página sobre el convento: https://www.diariodelviajero.com/europa/descubriendo-lisboa-convento-do-carmo.





Una vez culminada nuestra visita de dos horas, salimos a recorrer el Chiado para ver sus tiendas y atractivos. Regresamos temprano, pues al día siguiente íbamos a hacer un viaje de ensueño. Una cena casera cerró el día.






domingo, 17 de marzo de 2019

LA LISBOA DE PESSOA Y DE SUS TRANVÍAS.




Sábado 05 de enero. Prueba de fuego. Iba a conocer a la familia de mi esposa. Para esto se coordinó ir a almorzar al otro lado del río, a Montijo. Y esta experiencia me iba a permitir conocer sus dos grandes puentes: el inmenso en homenaje al descubridor Vasco da Gama a la ida y el 25 de abril, de retorno. Previamente, Maria había sido invitada a una exposición en homenaje a Eça de Queiroz en uno de los más bellos museos que he visitado hasta la fecha: La Fundação Calouste Gulbenkian. Iba a ser un buen sábado, poco frío y bastante soleado. Iba conociendo otra Lisboa, la de la gente, la de sus artistas e intelectuales, e iba a practicar mi rudimentario portugués.
Nuestro desayuno matutino siempre estuvo acompañado de quesos y buen pan. No engordé como una gran esfera a causa del frío y las buenas caminatas que tomamos, pero debo de decir que esos panes eran el quinto círculo del cielo del Dante. Salimos en el auto de Maria en dirección al Museo Gulbenkian, el cual visitaríamos al día siguiente con más calma pues teníamos el compromiso familiar. En el museo había una exposición basada en la obra Los Maias (Os Maias) de Eça de Queiroz y una buena reconstrucción de la época. Con Maria veíamos la puesta en escena de los tiempos de Eça, sus amigos, el Portugal de su época y el contexto mundial, la belle epoque, la Europa que se preparaba para las grandes exposiciones y el advenimiento de lo que vendría a ser la Primera Guerra Mundial. Había un montaje muy gracioso para “disfrazarte” a la moda de la época, con mostacho, sombrero de copa, monóculo. Profusa información de la novela y de la obra de Queiroz. Una vez concluida la visita y de habernos despedido de las amigas de Maria, nos enrumbamos a Montijo. Llevaba café, chocolate y pisco peruanos para brindar. Cruzar el Vasco da Gama es toda una experiencia. Es el segundo puente más largo de toda Europa (era el primero, hasta la construcción de uno en Rusia que une este país con Crimea). Así cruzamos el río Tejo en sus más de doce kilómetros. Más información sobre este gran puente que es parte del paisaje lisboeta (http://www.puentemania.com/148). Hay que resaltar que aquí el estuario del río es más ancho y, durante la construcción, tuvieron en cuenta cualquier observación sobre el medioambiente, pues está cerca a un parque natural, refugio de aves migratorias. Al llegar a Montijo, fuimos a buscar dónde dejar el auto. En Portugal, como en toda Europa, estacionar un auto es una cosa de locos. No solo no hay espacio, sino que hay que pagar por el estacionamiento, sea en un parqueadero o en la calle; se hace con el fin de desalentar a la gente el uso de auto y utilizar el servicio público. Imagino esto en Trujillo. Fuera de las fuertes multas que se anotarían todos los malos conductores que abundan en nuestro país, el servicio público tendría que ser de calidad y manejado por el Municipio (como lo hace cualquier país civilizado) y no por la empresa privada que es un conjunto de cavernícolas que hacen lo que les da la gana. Pese a estas restricciones, el problema del parqueo es latente y puedes tomar una buena cantidad de tiempo en la búsqueda de un sitio libre. Hallamos uno cerca del antiguo mercado del lugar. De ahí nos dirigimos al restaurante elegido especializado en carnes y mariscos; el encuentro fue muy simpático, los hermanos de Maria, sus cuñados y cuñadas, y sobrinos; estuvimos conversando tratando de mascullar mi portugués. Todo estuvo rociado de vinos portugueses y para bajativo tomamos copas de pisco. El dulce de guayaba también fue compartido a modo de postre: el almuerzo fue una verdadera orgía de sabores. Había pasado la prueba. Luego nos fuimos a caminar al malecón para ver los espacios que han sido recuperados, mejorados y reconstruidos. El paseo fue tranquilo, bajo un sol radiante, vimos un molino de agua recientemente abierto para el público: el viejo Montijo. Concluida la visita, nos despedimos para regresar a Benfica, pero ahora por el Puente 25 de Abril. Antes se llamaba Puente Salazar, el presidente que lo mandó a edificar en los años 60 y en el cual un buen amigo de Maria había participado y trabajaba en su mantenimiento. Este puente también permite el paso de un tren en su base inferior. Este es considerado uno de los más bellos de Europa( https://www.lavozdegalicia.es/noticia/carballo/2017/09/28/span-langgl-mirador-cielo-lisboaspan/0003_201709C28P52991.htm). En el trayecto vimos el inmenso Cristo que “mira” hacia Lisboa desde esta margen del río, uno de los principales miradores de la ciudad (tiene varios). Lisboa no es una ciudad plana; está, como Roma, sobre siete colinas. Otro de los grandes monumentos que se ve a la distancia y por el cual pasamos cuando íbamos a casa fue el Acueducto de las Aguas Libres (Aqueduto das Águas Livres). Este se empezó en el siglo XVIII y culminado en el XIX. Este acueducto fue encomendado por el rey João IV, quien gustaba de hacer grandes obras de ingeniería y porque Lisboa necesitaba agua siendo una ciudad en crecimiento. Ahora es un gran monumento a visitar (https://sobrelisboa.com/2010/08/06/el-sorprendente-acueducto-de-las-aguas-libres/). Felizmente no se les ha ocurrido demolerlo como lo hacen en otras partes del mundo. Aquí lo hemos hecho con regular frecuencia. Llegamos a casa a cenar, pero antes fuimos a comprar algunas cosas, como unos pijamas para mí, pues sí se sentía frío por la noche, pese a la calefacción.








El domingo 06 de enero, Bajada de Reyes. Esta vez nos fuimos a peinar el Gulbenkian, grande y hermoso como construcción. Visitamos todas las galerías posibles, desde arte egipcio antiguo hasta arte moderno. La colección de Medio y Lejano Oriente es muy buena y me hizo recordar la colección del Museo Guimet de París, otra joya. La de platería del siglo XVIII y XIX es otro regalo a los ojos. Llegamos temprano y compramos un boleto completo que nos permitía visitar una extraordinaria exposición itinerante de diversas estatuas. Bastante agotados y, tras haber visto el arte moderno con algunas piezas demasiado conceptuales, nos fuimos a almorzar en el restaurante del mismo Museo. Genial. Aquí dejo algunas páginas virtuales para su visita (https://www.facebook.com/pg/fundacaocaloustegulbenkian/photos/?ref=page_internal) ( https://gulbenkian.pt/). 





Ya repuestos con energía y el estómago llenos, nos dirigimos al Carmo, las ruinas de un convento que cayó en el terrible terremoto de 1755. Fuimos en metro desde la estación cercana a Gulbenkian y bajamos en Plaza de los Restauradores (Praça Restauradores), cerca del Elevador da Gloria, un interesante tranvía o funicular que te desplaza en un segmento fijo ida y vuelta hasta el jardín de São Pedro de Alcântara, desde el cual tuvimos una vista extraordinaria. Aquí más datos (https://fotografiandoviajes.com/elevadores-funiculares-ascensores-lisboa/). En el lugar había una simpática feria dominical que te ofrecían ropa, diversos recuerdos y comida. Maria me enseñó un puesto en el que vendían Ginja, un trago a base de cereza. Le dicen Ginginha. Y los tenderos te servían por 2 euros una ginginha en una taza hecha de chocolate blanco o negro; luego de tomarte la bebida…te comías la taza, así de simple. Repetí el plato. Una buena costumbre que debe de exportarse a Perú para compartir (https://www.verema.com/blog/licores-destilados/1351806-ginja-licor-lisboa). De ahí nos fuimos caminando hacia la iglesia de São Roque, de origen jesuita, a la cual entramos. Aunque la portada no es tan esplendorosa, el interior te deslumbra por los inmensos altares barrocos de estilo portugués, llenos de pan de oro. Luego de la visita a esta iglesia, nos dirigimos a su museo, que muestra la historia de la iglesia y de la congregación jesuita en esta zona. Tiene relicarios y un bello Cristo, hecho en marfil de origen filipino (http://www.sietelisboas.com/museu-de-sao-roque/). De ahí nos dirigimos al Carmo, pero llegamos ya casi a la hora de cerrar. La visita iba a ser muy apretada y no la hubiéramos disfrutado. Postergamos esta para el día siguiente, lunes 07. 





Decidimos caminar hacia el Café A Brasileira, en cuya cercanía está la estatua de Fernando Pessoa, sentado al lado de una mesa y en la que hay otra silla que suele ser usada por los turistas para llevarse un recuerdo. Y eso fue lo hice. Habíamos atravesado la plaza en honor a Luis de Camoes. Tras las fotos de rigor, nos fuimos al Café para tomar una bebida y poder disfrutar los deliciosos pasteles que hay en este. Las mesas se comparten con otras personas y eso es lo que hicimos con una familia venezolana que reside en USA. Estuvimos conversando un buen rato. Al final, nos despedimos y fuimos a unas tiendas en Chiado, un barrio antiguo y tradicional. Era una zona un poco deprimida y en 1988 hubo un incendio que arrasó con el lugar, destruyendo 18 edificios y causando dos víctimas. Fue reconstruida bajo la dirección de un famoso arquitecto portugués, Álvaro Siza. Ahora la zona es comercial, llena de tiendas de todo tipo. Ingresamos a una para comprar un saco, pues había remate. Uno para el frío no me cayó mal. Pasamos por el elevador Santa Justa, pero había mucha gente, por lo que solo me quedó contemplarlo desde afuera. Portugal y, sobre todo, Lisboa tienen un intenso trajín turístico, principalmente de asiáticos; no es raro toparse con coreanos y chinos, que estaban por todas partes. Nos dirigimos a la estación del metro Baixa-Chiado para regresar a casa. Lunes iba a ser otro agitado día en Lisboa.