Se fue el 2016. Un año movido, con muchos hechos que han
generado interrogantes por aclararse a lo largo del 2017 en adelante. Nuestras
elecciones generales, cuyas secuelas aún no acaban, hasta las elecciones en
diversas partes del mundo, como las estadounidenses, tienen y tendrán repercusiones
en un mundo cada vez más globalizado e interdependiente. Ha sido el nocturno escenario
para varios viejos y nuevos saurios de la política nacional. El bisoño César
Acuña pagó cara su osadía presidencial y
fue descalificado por el JNE para participar en la contienda por donaciones no
permitidas; irónicamente, la candidata de FP usó esas mismas artimañas, pero
prefirieron sacrificar a su candidato a la vicepresidencia, Vladimir Huaroc. A
Acuña no se lo sancionó por el escándalo del plagio o copia (como lo denomina
él); pero, su acción dejó mal parado al mundo universitario nacional y de España. Otro bisoño, Julio Guzmán, también
fue desembarcado; sin embargo quedó catapultado para futuras contiendas. De los
viejos saurios, Lourdes Flores Nano apostó aliarse al líder AGP, su antiguo
rival. Lo único positivo de esta errática decisión es haber permitido a su
partido, junto al APRA, pasar la valla electoral para no declararlo extinto,
como también le pudo pasar al partido de la estrella. Es el fin de Lourdes Flores Nano para
estas lides. Otros saurios, AGP y KFF, sí recibieron un fuerte revés; en el
primer caso, AGP no solo puso en riesgo la existencia de su partido, sino que
se expuso a la vergüenza pública en el debate presidencial. La noche se incrementa
con el escándalo Odebrecht. Por su parte, Keiko quedó con los crespos hechos
pues tenía la Presidencia ganada. Ni los Panamá Papers la afectaron (tampoco a
PPK), pero los escándalos de Joaquín Ramírez (caso que ha quedado congelado) y la información manipulada
torpemente por José Chlimper y otros le pasaron una pesada factura. Queda en la
suposición saber qué hubiera pasado si la DEA hubiera soltado la bomba antes de
la primera vuelta. Quizá el panorama político (por ejemplo, el Congreso)
hubiera sido otro.
En el plano internacional, aunque en el Oriente se abre una
luz de esperanza sobre Siria, el nuevo Presidente de los EE.UU. es aún toda una
incógnita sobre lo que hará. Su discurso fue muy agresivo y caló en muchos
estratos sociales, tanto dentro como fuera de su país. Un discurso aislacionista,
racista y clasista han alertado a la sociedad mundial por la validación de su
pueblo. De ejecutar todas sus promesas, el panorama mundial se verá fuertemente
alterado y nuestro país no escapa a sus posibles consecuencias. De endurecer
sus teorías migratorias, pronto veremos a muchos connacionales desterrados,
remesas recortadas y todo otro tipo de actividad (visas, intercambios,
convenios) afectado. Las futuras elecciones europeas, como la francesa, pueden
verse influidas por este tipo de gobiernos de un capitalismo chauvinista, primitivo
y bravucón. Esperemos que la opinión pública juegue roles decisivos para evitar
más estas situaciones, como pasó en Austria que evito que ganase un partido de extrema derecha con rasgos neonazis.