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Trujillo, La Libertad, Peru
Un espacio para mostrar ideas y puntos de vista ligados al arte, a la cultura y la vida de una sociedad tanto peruana como universal

domingo, 17 de octubre de 2021

ENTRAÑAS DE UN PERÚ MUY VIEJO (CRÓNICA DE VIAJE CASMA)




Viernes 08 de octubre. Feriado nacional. Momento para una nueva aventura cercana. Lugar elegido: Casma. El viaje iba a ser toda una nueva experiencia hacia las tierras del sur liberteño. Lorena se sumó a este viaje que nos llevaría a recorrer espacios viejos de nuestro territorio. Pero también un buen tour por la inmensa gastronomía que tiene nuestra nación. Salimos, pues, temprano hacia el sur. Ya hace una década y media, Carmen Ortega y Orietta Brusa hicimos un viaje parecido: estuvimos en Chanquillo, Tortugas y Punkurrí. En esta oportunidad, íbamos casi a repetir el mismo itinerario; sin embargo, nos fuimos encontrando con nuevos espacios y experiencias que iban a dar una nueva tónica a esta breve gira con el pasado prehispánico de los peruanos. Ahora hay otros contextos: Chanquillo ha sido declarado Patrimonio de la Humanidad y una pandemia que han enmarcado cualquier actividad que se haga. Premunidos de pocas cosas, nos enrumbamos por la Panamericana norte hacia nuestro primer objetivo: Chimbote. La ruta sigue siendo una pesadilla por las condiciones que tiene esta autopista saturada de camiones (un increíble movimiento de grandes unidades que iban de y venían a Trujillo) y la presencia de rompe muelles en una autopista: creo que nuestro país debe de ser el único que tiene esa peculiaridad, pues he manejado en Ecuador y varios países de Europa y no he visto esa “rara” situación. Además, la entrada o salida (depende cómo la veamos) de Trujillo tiene tantos huecos como las calles mismas de nuestra ciudad. Insólito para una autopista. Uno de los graves problemas es que las autopistas nuestras son rodeadas o atraviesan poblaciones que aparecen por diversas condiciones y, como uno puede percatarse, se suele construir prácticamente en las orillas de las carreteras; en México recuerdo que se levantaban muros en estas autopistas para evitar el cruce intempestivo de personas ante la ausencia de puentes peatonales; en la ruta vimos un par de estos puentes poco usados, pues la gente prefiere cruzar arriesgando sus vidas y la de los transportistas. Y como el tramo hacia Chiclayo, la ruta Trujillo-Chimbote tiene largos tramos en la que la autopista desaparece y se vuelve una marcha lenta y peligrosa de camiones, buses, combis, camionetas, autos y hasta mototaxis. Una locura. Además, el feriado largo hizo que mucha gente viajase a lugares cercanos para cambiar de aires. Pese a todo, no nos amedrentamos. El litoral de Ancash es muy atractivo, pues tiene muchas ensenadas y bahías, algunas de las cuales íbamos a visitar en esta ocasión. Pasado el túnel de Coishco, ya vemos Chimbote que nos recibe con su jardín vivero. Al llegar al óvalo que marca la entrada a la ciudad, ahora puedes tomar la Av. Industrial, totalmente pavimentada y con una ciclovía que hace palidecer los lamentables intentos hechos en Trujillo. Además, tiene una señalización de buen nivel. 

Y esta vía rápida desemboca en la Av. Bolognesi que corre paralela al mar. Así, rápidamente, nos enrumbamos a la Panamericana Norte para salir de la ciudad sin problemas de tráfico. Chimbote tiene amplias avenidas que permiten un tránsito fluido entre el viejo y el nuevo Chimbote. Vimos el ex Hotel de Turistas, al cual queríamos ir el domingo. Quedó sólo en deseo. La Panamericana se estrecha en un buen tramo y eso sí se vuelve tedioso por el alto tráfico comercial que tiene esta ciudad. Pasada la entrada de Vesique, balneario ubicado en otra bella ensenada, volvemos a la autopista. Ya desde ahí seguiremos en un buen tramo de una buena carretera hasta un poco antes de entrar a Casma. Atravesamos en óvalo de la entrada a Samanco o San José de Moro y seguimos en dirección a nuestro primer objetivo para almorzar: balneario de Tortugas. Ingresamos a este lugar por una simpática vía bordeada de palmeras que te dan la bienvenida. Este balneario recibe este nombre por la inmensa isla que se ve en la entrada de esta bahía que tiene forma de caparazón de un quelonio. (Isla Tortuga: es una pequeña isla peruana en la costa del Océano Pacífico, que posee una superficie de 134 hectáreas (equivalentes a 1,34 km²), 2 kilómetros de largo y una altura máxima de 143 metros sobre el nivel del mar, que se encuentra entre la isla Los Chimús y el islote La Viuda, y que administrativamente forma parte del Departamento de Ancash. Posee diversos tipos de aves y un clima tropical. Fuente: https://lugaresquever.com/isla-tortuga). Como Lorena no había tomado desayuno, decidimos desayunar-almorzar en el restaurante de siempre: Costa Azul. Pedimos un cebiche, una chita y una cabrilla al horno. Insuperable. Todo rociado con un par de cervezas para disfrutar de la vida: en el mar, la vida es más sabrosa (y en cierta manera, lo es). Habíamos visto a varias personas pasear por bote y nos dio el gusto de hacer lo mismo. Dejamos la camioneta frente al restaurante y nos dirigimos hacia el muelle desde donde salían los botes. Tranzamos el precio y nos embarcamos para que nos lleven a una playa maravillosa y aislada frente al isla Tortuga: La Gramita. Ricardo Espinoza, autor del libro El Perú a toda costa la describe así: “esta es una bonita y chica playa de arena. Con las peñas de los dos lados, forma una U con los ángulos rectos. Parece el cauce del agua que baja del alto cerro (tal vez si llueve alguna vez) [..]”. Ideal para venir en verano a quedarse un par de horas, mínimo. El balneario va creciendo alrededor de la bahía y se ven conjuntos habitacionales simpáticos; ojalá estén tomando todas las medidas de una buena construcción en una zona de alta densidad sísmica: el placer no debe de ir acompañado del descuido. Las aves guaneras nos acompañaron en nuestro periplo y sólo se aventuró un lobo marino. El periplo fue de casi una hora: bien valió el circuito. 







Cuando retornamos al restaurante para ya partir a Casma, el lugar estaba repleto: de pronto, el balneario se llenó de gente de tránsito y residentes de Casma o Chimbote. Una locura. De haber llegado un poco tarde, hubiéramos tenido problemas con el servicio y otros detalles. Esto nos dio una idea de lo que nos iba a pasar en Casma: hoteles. Al llegar a Casma (está a solo 11 kilómetros de Tortugas), comenzó la búsqueda de hotel: primero Las Poncianas y un precio absurdo para un servicio que no pensábamos usar: una piscina. Luego nos fuimos merodeando hasta dar por fin con uno. Antes, con el fin de ganar tiempo, nos fuimos al Museo de Sitio de Sechín y nos dimos con la sorpresa de que este día no abrían. Como nosotros, hubo varios turistas frustrados para un día feriado. Un poco sentido común para estos casos hubiera satisfecho a muchos. Así que nos dedicamos a buscar un hotel sencillo para una única noche: Hostal El Kairo. Instalamos nuestras cosas. Para dejar el auto, tuvimos que esperar un poco más, así que nos enrumbamos a un sitio que había visitado en mi primera oportunidad en 1985: Puerto Pobre o Puerto Casma. En la historia prehispánica se nombra este lugar. Saco este extracto, por ejemplo: “El presente estudio analiza los cambios en las estrategias de subsistencia en el valle de Casma durante la hegemonía del imperio Chimú (entre el 1350 y 1500 d. C). Para la ocupación inicial del sitio arqueológico Puerto Pobre se observaron diferencias marcadas en el régimen alimenticio. Mientras la dieta de la población autóctona dependió en gran parte de la explotación de los recursos silvestres, las preferencias de los chimús mostraron una demanda hacia los productos manipulados, como el maíz y la carne de camélidos. Los cambios hacia una alimentación uniforme, identificados para la ocupación tardía de Puerto Pobre, probablemente se deben a la convivencia persistente de los dos grupos prehispánicos y a un proceso inicial de aculturación [..]” (https://books.openedition.org/ifea/8020?lang=es). En una pequeña colina hay una placa recordatoria por Juan Noel Lastras. La placa tiene tantos errores ortográficos, lamentable descuido. Lastras es un héroe poco conocido de la Marina Peruana. Murió frente a estas costas. Aquí se narra su sacrificio: “[..] En mayo de 1854 fue enviado con su nave hacia Casma, junto con el vapor Rímac, con la misión de embarcar tropas. Cumplida esta labor, se acordó que, durante el viaje de retorno al Callao, el Rímac remolcaría a la Mercedes, pero casi a la vista de Casma, se rompieron los cables de remolque. La Mercedes quedó al garete y como tenía en pañoles su velamen, el fuerte viento lo arrojó contra la llamada rocanegra. La goleta, que llevaba 800 soldados a bordo, empezó a naufragar. Noel hizo esfuerzos desesperados por salvar a sus hombres y terminó por ser una de las víctimas, pues no quiso abandonar su navío y, junto con otros muchos que se apiñaban en la cubierta, se hundió en el mar turbulento. Su esposa, María de la Cruz Andrade, una de los pocas sobrevivientes de esta tragedia, presenció su sacrifico. Solo un centenar de los soldados que iban a bordo de la goleta lograron salvarse.” (Fuente: https://www.deperu.com/abc/biografias/6419/juan-noel-lastra). Vimos un bello atardecer y la bahía en la que había anclados varios botes. Estaban arreglando el muelle de embarco de la pesca artesanal. Ya el frío nos iba calando los huesos, así que decidimos regresar. 





Ya en Casma, instalamos la camioneta y salimos a cenar. En el paseo boulevard San Martín hay algunos murales que reproducen escenas de Sechín. Llegamos a su plaza de armas donde saboreamos unos ricos helados (antes de cenar..) en la Heladería Caraz, dulzura (así la llamó Antonio Raimondi). Luego de haber comprado agua, nos fuimos a cenar una rica sopa en el restaurante El Tío Sam. Había estado aquí en octubre del 2019 cuando estuve de visita con Galai Ahmed. Esta vez cenamos algo ligero. Lo malo fue la bulla de unos niños que decidieron usar el lugar para desarrollar un poco sus pulmones y voz. Insoportable. El padre se dio cuenta de que nos estaban molestando. Así terminamos la jornada. Estábamos muy cansados. Tras una buena ducha caliente, la cama nos esperaba para una nueva jornada.






CONVIVIENDO CON MONSTRUOS (ARTÍCULO DE OPINIÓN DIARIO CORREO TRUJILLO 17 DE OCTUBRE)


El miércoles 13 fue el Día de la Reducción de los Desastres Naturales. Ese mismo día a las 4 am aproximadamente un sismo remeció varias ciudades costeras, incluida la nuestra. Irónico. Sin embargo, es una latente realidad.

Nuestra ciudad está expuesta a una serie de desastres naturales, súbitos o paulatinos, que ponen en riesgo la vida y la propiedad de sus habitantes. Terremotos y fenómenos de El Niño han dado cuenta de vidas y patrimonios de muchos ciudadanos a lo largo de la historia de este valle en el que se halla ubicado Trujillo. Ahora se van a agregando nuevas amenazas como la erosión costera y la humedad, fuera de un estrés hídrico que ya afecta otras ciudades costeras como Lima; y tenemos no sólo un virus mortal, sino varios (dengue, por ejemplo) que circulan entre los ciudadanos. Algunos de estos monstruos son inevitables: un terremoto puede acaecer en cualquier momento y aún no se logra su predictibilidad: pero muchas consecuencias de estos son provocadas por una serie de condiciones propiciadas por nosotros; desde construir en zonas riesgosas hasta las formas de construcción empleadas que ponen en riesgo a sus habitantes. La adopción de la quincha y el adobe, ya usado en tiempos prehispánicos, fueron una respuesta a los terremotos vividos en nuestras ciudades durante la colonia. Los Niños también nos muestran los errores humanos al edificar en lechos de ríos secos o al deforestar las quebradas cuyos nombres nos causan temor tras una lluvia fuerte. Errores que vamos pagando caro como lo que vivimos en 2017. Aunque felizmente no hubo fallecidos, los daños fueron cuantiosos y nos muestran que no hemos aprendido nada. Las aguas discurrieron por los mismos lugares que atravesaron la ciudad en el Niño de 1997-98, aguas que provinieron del embalse de Mampuesto, ahora usado como cementerio. Esto también es narrado por Don Miguel de Feijóo en relación con el Niño de 1728, cuyas aguas casi se llevan las murallas que rodeaban al Trujillo de ese entonces. Como si nada hubiera cambiado. El terremoto del 70 golpeó duramente a la ciudad y su reconstrucción fue lenta. Muchas iglesias y casas estuvieron en estado ruinoso por décadas; algunas iglesias fueron restauradas por la visita papal de 1985. Tenemos un silencio sísmico por décadas, mientras la ciudad yergue edificios que esperemos estén en la capacidad de poder resistir un movimiento de envergadura; sino tendremos muchos muertos qué lamentar.

Hay dos cambios intencionales que están causando daños, quizás, irreversibles en la ciudad: la erosión costera y la humedad. La primera está muy ligada al molón de Salaverry. La segunda se ha acentuado con la presencia de Chavimochic, generando una suerte de tropicalización que genera cada vez más lluvias. Los intereses económicos son muy fuertes en ambos casos: algunas propuestas han tratado de atenuar los cambios generados con poca suerte. ¿Cómo estamos ante el crecimiento de estos monstruos?

domingo, 10 de octubre de 2021

FECIT: LOGROS Y RECONOCIMIENTO (ARTÍCULO DE OPINIÓN DIARIO CORREO TRUJILLO 10 DE OCTUBRE)


Llegamos a nuestra octava versión. El Octavo Festival de Cine Peruano a partir de este lunes 11 de octubre y se extenderá hasta el domingo 17.

De aquella reunión amical ya hace 8 años, se ha logrado obtener un sólido reconocimiento y un gran paso para fortalecer nuestra presencia en las diversas actividades culturales de nuestra ciudad y del país. Se ha reconocido la tenacidad de haber remado contra corriente en momentos que diversas situaciones podrían haber hecho naufragar esta empresa sostenida por la buena disposición de los integrantes y el apoyo incondicional de diversas personas, autoridades e instituciones sea en Trujillo u otras ciudades, regiones e, incluso, del exterior; apostaron por nuestro proyecto de desarrollar actividad cultural cinematográfica en provincia contra una serie de prejuicios que arrastramos por décadas contra todo tipo de creación y productos hechos por autores peruanos: somos enemigos consumados de nosotros mismos. Mucha gente aún no tiene fe en sí misma y es autodestructiva en sus críticas. Contra esos duros prejuicios hemos apostado. Nuestra apuesta ha sido y será siempre ser ese espacio en el que se muestre la producción hecha por compatriotas residentes en el país o en el exterior, de todas las regiones. Nos queda en el recuerdo nuestra primera versión en la que hubo diversos filmes e invitados, sin tener aún un carácter competitivo. Reunimos a directores, actores, gente que trabaja en el cine en iluminación, sonido, edición, etc. Y un público en general entusiasta. Fue una buena oportunidad para que nuestra ciudad viera cine que no llegaría por circuitos comerciales. Hasta la sexta edición, que fue presencial, pudimos ver filmes como Sigo Siendo, Viaje a Tombuctú, El mudo, NN, Wiñaypacha, La última tarde, entre otros, tanto largos como cortos. Además, se aprovechó para homenajear a hombres y mujeres de cine con cuya obra, el cine peruano es una realidad: Federico García, Tatiana Astengo, Nora de Izcue, Francisco Adrianzén, Gustavo Bueno. Incluso estuvieron personalidades como Francisco Lombardi, ya de raigambre internacional, u otras muy reconocidas como Patricia Pereyra (Jazmín) y el recientemente fallecido Juan Manuel Ochoa, más conocido como Jaguar. La séptima versión se hizo en contexto de la pandemia; la virtualidad fue la respuesta a esta coyuntura. Tuvimos grandes aliados como SOLTV que nos permitió no solo difundir noticias del festival, sino proyectar filmes que fueron exhibidos en versiones anteriores; uno de los grandes logros de esa modalidad fue la ampliación de un público que podría estar en Trujillo. Un éxito.

El tesón ha sido recompensado. Tanto el MINCUL como el Gobierno Regional han reconocido nuestra labor y, en el caso de este último, nuestro proyecto ha sido declarado de Interés Público para nuestra ciudad y Región.  Nuestra octava versión traerá muchas novedades a sus pantallas y móviles.

Están, pues, cordialmente invitados.

domingo, 3 de octubre de 2021

TERRORISMO(S) (ARTÍCULO DE OPINIÓN DIARIO CORREO TRUJILLO 03 DE OCTUBRE)




RAE: 1. m. Dominación por el terror. 2. m. Sucesión de actos de violencia ejecutados para infundir terror. 3. m. Actuación criminal de bandas organizadas, que, reiteradamente y por lo común de modo indiscriminado, pretende crear alarma social con fines políticos. (
https://dle.rae.es/terrorismo?m=form).

Por mucho tiempo, los mensajes que tenían contenido específico sobre el terrorismo en nuestro país se habían circunscrito a un movimiento sedicioso que causó toda una serie de acontecimientos luctuosos contra la sociedad peruana. Este terrorismo ligado a dos movimientos políticos, el MRTA y, sobre todo, Sendero Luminoso (SL), generó una serie de cambios en nuestra sociedad, socavando el orden político de entonces y generando pérdidas económicas y, peor, humanas. La sociedad los fue denominando y masificando gracias a los medios de comunicación con cierta terminología: terrucos, terruqueo, terruquear. El terrorismo ejercido por SL caló en el imaginario de nuestras generaciones; esto fue hábilmente manipulado posteriormente de tal manera que la palabra en sí se delimitó a SL y sus seguidores, y se extendieron aviesamente hacia otras formas sociales y políticas como la protesta o las luchas reivindicativas que realiza cualquier sociedad. Craso error. La historia nos ha demostrado que el terrorismo se abraza a aquellas manifestaciones que explotan temores sociales, se enquista en la ignorancia de la gente y se vale de la democracia para usar sus mecanismos, avanzar en estas reglas de juego y, posteriormente, socavarla desde sus raíces. El caso del nazismo es un lamentable ejemplo: fue un movimiento político de extrema derecha, xenófobo, populista, violento, nacionalista hasta llegar al chauvinismo; llegó al poder y el resto es historia. Así pululan estos extremismos que cubren el espectro político desde la izquierda hasta la derecha políticas. Se convierten en partidos políticos, buscan adeptos y hacen alianzas: el Movadef es tan peligroso como esa alianza de Fuerza Popular con Vox. Como decía Robert Muchembled en su libro “Historia del diablo”: “todas las formas de monopolio del pensamiento rechazan completamente al adversario, no sin atribuirle un carácter diabólico de paso”. Explica cómo se construye la imagen de lo diabólico, construcción que puede aplicarse tranquilamente a cualquier ideología extremista en su visión de los otros; él lo explica como “un fenómeno colectivo muy real producido por los múltiples canales culturales”. Más aún: “es una suerte de maquinaria oculta bajo la superficie de las cosas, poderosamente activa, porque crea sistemas de explicación y motiva tanto las acciones individuales como los comportamientos de grupo”. Así para los terroristas, los demás somos una suerte de diablo que hay que atacar, derrotar y extinguir. Por eso, se recurre a toda suerte de estrategias en las que los mismos medios de comunicación sesgados ayudan a construir demonios donde no los hay. Ahora, sobre todo, hay que estar atentos.

domingo, 26 de septiembre de 2021

PESADILLA VIAL (ARTÍCULO DE OPINIÓN DIARIO CORREO TRUJILLO 26 DE SEPTIEMBRE)





Mensualmente debo llevar a mi madre al Hospital de Alta Complejidad para su respectivo chequeo. Estas visitas que llevo realizando en los últimos ocho meses me ha permitido verificar el estado de abandono paulatino que tiene todo el sistema vial de nuestra ciudad. En la última visita, el trayecto hacia dicho hospital se ha convertido en toda una verdadera odisea. La avenida José Gabriel Condorcanqui (Túpac Amaru), anteriormente identificada como la Panamericana, se ha vuelto una verdadera pesadilla no sólo por su mantenimiento, sino también por el denso tráfico que soporta por el cual discurren camiones, micros, buses, combis, autos y camionetas de todo tamaño, y las infaltables mototaxis: hago destacar esto, pues no es el problema del número de vehículos que pueda llamar la atención, sino la forma de conducir dichas movilidades por personas habituadas, tanto de transporte privado como público, a un tráfico salvaje y con un mínimo de respeto por las normas, dizque, vigentes: ¿falta de autoridad?

El estado de calles y carreteras en nuestra ciudad y región es bastante lamentable: vimos, por ejemplo, toda la increíble demora de asfaltar (no sé si intencional) un conjunto de calles en Huerta Grande, lo que fue toda una pesadilla para los residentes del lugar: los vecinos buscaban desesperados una solución a este problema que traía basura y moscas por haber dejado en abandono el asfaltado: un sector ubicado a sólo media cuadra del Centro Histórico. Ahora hemos visto una “diligente” reparación de calles en las que los huecos son rellenados, una reparación que es verdadero maquillaje el cual será borrado (como todo maquillaje) en las próximas lluvias. Trujillo se ha vuelto una ciudad bombardeada por diversas razones; algunas de estas causas son “contribución” de los mismos ciudadanos al emplear las calles como lavaderos de autos o el tránsito y estacionamiento de vehículos pesados. Algunas calles y avenidas céntricas (San Martín y Miraflores, por ejemplo) convertidas en ríos en cada Niño, aún no restañan sus daños. Ver barrios periféricos a nuestro Centro nos da una idea del gran olvido en que el que se halla nuestra ciudad. Volviendo a la avenida Túpac Amaru, imagino la pesadilla que debe de ser para cualquier vehículo de emergencia (ambulancias) que trasladen a enfermos críticos al destino que les urge. Quizás sea una malévola forma de control poblacional.

Tal como indicamos la semana pasada, en 2022 tendremos elecciones municipales y regionales.  Muchas promesas se harán, varias de ellas apostando por el cemento y construcciones aparatosas, quizás. Pero tener un sistema vial decente para una ciudad que se jacta ser una de las más importantes del país, debería de ser una prioridad tanto municipal como regional. Habrá que ver qué propuestas coherentes tendrán para esta realidad, puesto que el transporte es vital para atender urgencias e incrementar el desarrollo de una zona tan poblada como la nuestra.

domingo, 19 de septiembre de 2021

TOTORALES Y RÍO MOCHE, FIN DE NUESTROS RECURSOS NATURALES (ARTÍCULO DE OPINIÓN DIARIO CORREO TRUJILLO 19 SEPTIEMBRE)



En las últimas semanas participé en diversas actividades que han abordado dos puntos álgidos: la situación crítica del río Moche y los totorales de Huanchaco. Ambos recursos, vitales para la población trujillana, están al borde de una calamidad ecológica que tendrán, obviamente, repercusiones negativas para la ciudadanía. Y, en cierta manera, esta desconoce el alcance de esta gravedad, sea por indiferencia, ignorancia o complicidad.

El Moche es, literalmente, un río muerto. La cantidad de elementos contaminantes que lleva en sus aguas o están en su cauce lo hacen un peligro, pues sus aguas son usadas para cultivar sembríos de panllevar que hay en los mercados de nuestra ciudad. A lo largo de su extensión hay minas en actividad o abandonadas que han usado sus aguas como lugar de desecho: sus orillas son repositorios de relaves, muchos de los cuales pueden verse a simple vista. Toda forma de vida ha sido eliminada por este tipo de contaminación, agravada en las cercanías de nuestra ciudad, pues sus orillas son vertederos de basura de todo tipo o de desechos de construcción. Al igual que algunas zonas del litoral costero entre Buenos Aires y Huanchaquito, el Moche es un “relleno sanitario” más. Por otro lado, los totorales son un espacio natural cuya existencia permite la construcción de la identidad huanchaquera y, como todos lo sabemos ahora, es la que ha generado toda la industria turística alrededor de los caballitos de totora que usan estos totorales en riesgo. Parte de un gran conjunto ecológico que incluye al cerro Campana, este espacio ha sufrido invasiones, intervenciones funestas y, como el Moche, tiene desmontes en su territorio. La desaparición de estos significará la extinción del espíritu de un espacio geográfico apreciado por su historia viva y sus aparejos históricos que llaman la atención a foráneos y locales. Su extinción significará, a la larga, la muerte lenta de un balneario que ya tiene graves problemas con la erosión que va acabando con sus playas. Huanchaco está cavando así su tumba. Ambos recursos han tenido diversas propuestas de solución; algunas viables, otras no. Sin embargo, algunas medidas fueron tomadas más por criterios políticos o económicos que científicos. Hay realidades inevitables, pero hay otras posibles que podrían abordar estos problemas con más transparencia y eficiencia. Pero depende, también, del criterio político. Las propuestas chocan, también, con fuertes intereses económicos, los que usan todas las estrategias posibles para comprar conciencias ciudadanas y, sobre todo, a algunos políticos cuyas billeteras están ávidas de ser engordadas.

En 2022 tendremos elecciones municipales y regionales. Cantos de sirena empezarán a sonar para que los ciudadanos dirijan su voto: ¿estos serán al “mejor postor”? Hemos visto cuán frágil es la memoria ciudadana al votar. “Grandes” soluciones ahora, grandes problemas del mañana.

domingo, 12 de septiembre de 2021

AYABACA Y LA ODISEA CELESTIAL (CRÓNICA DE VIAJE)

 




Domingo 29 de agosto. Ayabaca. Aypate. Un viaje alucinante entre frustraciones y maravillas. Tesoros y peligros que íbamos a conocer. Salimos temprano con cosas calientes para el frío y la lluvia y dejamos en casa de Vania lo que no íbamos a usar. Recogimos a las chicas de su hotel y nos enrumbamos hacia nuestro objetivo. Para ir a Ayabaca hay dos formas de acceder desde Piura: desde Sullana (un poco más larga y con más tráfico) o por Tambogrande, un descubrimiento personal. En la ida fuimos por Sullana y cruzamos el gran valle fértil que ha hecho de Piura una zona rica en agricultura durante todo el año. Esta zona es conocida por su notable producción de limones y mangos. Con un intenso tráfico que une poblados y zonas de producción nuestra ruta se hizo un poco lenta. De aquí llegas a Tambogrande, ciudad a la que no ingresas, pues tomas la mano izquierda en dirección a Las Lomas, siempre por una buena carretera asfaltada que llegará hasta Macará, la frontera con el Ecuador. La carretera atraviesa muchos pequeños poblados que viven de una agricultura rica y diversa. La carretera nos llevó hasta un puesto de vigilancia fronterizo en el cual hicimos un alto para usar los servicios higiénicos; ahí preguntamos por el camino a Ayabaca y los policías nos indicaron que nos faltaban por lo menos un par de horas; a unos cuantos kilómetros más teníamos que tomar el camino hacia la derecha. Así que seguimos adelante. Pero el paisaje natural se fue poblando por una serie de personas que llevaban un hábito de color morado, el hábito de los fieles del Señor Cautivo. Vania nos comentaría luego que esto estaba pasando ahora, pues en las celebraciones centrales del mes de octubre, la iglesia había decidido restringir dichas celebraciones masivas por temor al COVID19; por esas razones los peregrinos habían decidido hacer su marcha con anterioridad; y esto nos iba a traer algunos problemas en nuestro destino. En el trayecto veíamos personas de todas las edades haciendo la marcha, incluso algunos llevando una cruz de madera. El trayecto es asfaltado hasta un poco más allá de Paimas, desde donde continúa una trocha bastante afirmada, pero con unas curvas espeluznantes. Desde ahí, literalmente, empieza un ascenso marcado hasta llegar a Ayabaca (2,722 m.s.n.m.). Aunque Piura no tiene las alturas colosales de Ancash o la Sierra sur, los caminos sinuosos no dejan de depararnos sorpresas nada agradables. La afluencia de peregrinos que van en buses, mototaxis, camionetas y autos en ambos sentidos hacen la ruta un poco tediosa, pues uno está en permanente alerta por la forma de conducir sobre todo en las cerradas curvas que hay en una zona en la que se halla un pequeño caserío llamado Arreypite Bajo. En una de las curvas nos encontramos con un bus que bajaba a toda velocidad y no hizo sonar su claxon para advertir a otros vehículos como el mío: encontrarse con semejante bus en medio de una curva en ascenso no es nada agradable. La imprudencia se ve reflejada en la cantidad de cruces que pueblan los senderos de esta ruta. Al llegar, después de una ansiada llegada al lugar nos recibió un primer impacto: lluvia. Luego nos indicaron que no podíamos ingresar por la vía principal, pues había demasiados vehículos para el lugar. Nuestros nervios ya estaban crispándose. Ingresamos, a causa de la obligada desviación, por el estadio de la ciudad. Allí empezó otra odisea: tratar de ingresar a la plaza para buscar un hotel. Esto se convirtió en una pesadilla: Laura había intentado hacer reservas para nosotros, pero fue infructuoso; así que a buscar un hotel a esas horas que significaron momentos valiosos perdidos para ir a nuestro principal objetivo: Aypate. Hay una oficina de turismo en plena plaza principal, pero por nuestra urgencia de hotel no fuimos a buscar información y ayuda. Craso error. Por fin hallamos un hotel con precios desorbitantes para una habitación sencilla: 140 soles. A las chicas les quisieron cobrar en otro hotel 100 soles a cada una: una locura y una vil estafa. Otros llaman a esto la ley de la oferta y demanda: el mercado. Saque cada uno su conclusión (algo así como el comportamiento de muchos establecimientos y personas ligadas a la salud en plena pandemia). Luego ir a almorzar: otro error. Los restaurantes estaban llenos y muchos, como sucedió por la noche, agotaron su existencia del día rápidamente. Fuimos a uno recomendado, Tradiciones Ayabaquinas, agotado; buscamos otro y fue la muerte lenta: la carta era un rosario de platos que se ofrecían, pero no tenían disponibles: al final nos conformamos con unos chicharrones de pollo. ¡Salimos a las 4 pm bajo lluvia! Queríamos ir a Aypate de todas maneras, pero decidimos preguntar en la oficina de turismo de la Municipalidad Provincial de la ciudad: la noticia no podía ser más nefasta, pues la carretera estaba en mantenimiento y era abierta por ciertas horas; si nosotros decidíamos ir al lugar, no hubiéramos llegado por el horario de atención y con la posibilidad de que nuestro retorno sea penoso al tener que respetar los horarios de apertura por el mantenimiento. Cabizbajo les comenté al grupo que nos causó frustración y decepción. Incluso se sugirió regresar a Piura en esos momentos. De pronto decidimos ir nuevamente a la oficina de turismo para tener más información y saber a qué atenernos. Nuestra segunda visita fue todo un vuelco. Uno de los jóvenes que trabaja en el lugar, Antony Flores, se ofreció a acompañarnos a un lugar que iba a ser todo un descubrimiento: el Bosque de Cuyas, actualmente reserva natural protegida. Primero nos llevó a conocer la iglesia en la que se encuentra la imagen del Señor Cautivo, razón por la que muchos hacen el peregrinaje a este lugar. Por razones sanitarias, la visita es restringida por lo que tuvimos que tomar nuestras medidas de prevención. La imagen atrae a muchos fieles de todas partes y edades, condiciones económicas e, incluso, es venerado fuera de nuestro país. Hay una leyenda sobre su origen: esta se remonta a 1751, cuando se pidió hacer una imagen en cedro de Jesús; unos escultores se ofrecieron y pidieron como pago que les pasasen alimento, pero que no ingresasen; al día siguiente, los vecinos se acercaron para hablar con los artistas tanto por los alimentos como el precio por acordar, pero no hallaron a nadie salvo la imagen de un Cristo atado. La leyenda dice que fueron ángeles quienes hicieron la talla. Aquí más detalles: https://eltiempo.pe/senor-cautivo-ayabaca-historia-santo-piura-mp/. La iglesia tiene numerosas imágenes de santos europeos como locales y es un monumento de fines del siglo XVIII: hay varios altares interesantes, fuera del dedicado al Señor Cautivo. Hay una imagen de Cristo Crucificado de buena factura en bello altar. Aquí más datos de la iglesia: https://turismoi.pe/iglesias/iglesia/iglesia-matriz-del-distrito-de-ayabaca.htm





Una vez terminada nuestra visita, nos fuimos al bosque de Cuyas (https://www.sernanp.gob.pe/noticias-leer-mas/-/publicaciones/c/bosques-de-cuyas-cuchayo-y-ronsoco-cocha-dos-nuevas-areas-de-122581 ). Antony nos llevó hacia una suerte de estación y en el camino nos fuimos percatando por qué se llama un bosque de nieblas de unas 600 ha. Es una zona con una gran riqueza en fauna y flora. Muchas plantas e insectos aún por estudiar. La visita, en realidad, amerita casi toda una mañana, pero lo que vimos fue lo suficientemente bello como para redimir nuestra pena por no haber ido a Aypate. Al retorno, nos fuimos a una suerte de mirador que se halla en el cruce entre Ñebros y Aypate: la vista fue espectacular. Ahora bien, esta zona amerita mucha atención, pues tiene un ecosistema frágil. El Perú es un país rico en zonas naturales y que acompañan nuestra historia prehispánica. Cuyas también encierra secretos arqueológicos, pues tiene dos cerros frondosos, apus, que fueron lugares sagrados y en uno de ellos se realizaron sacrificios humanos. Somos una cultura vieja que aún no se consolida como nación. Del asombro creo que es momento que pasemos a la acción. Aypate será para un próximo viaje, pues también hay otros secretos como los petroglifos de Samanga. Ayabaca bien vale una misa y la visita a la Oficina de Turismo de la Municipalidad de Ayabaca te puede aligerar el camino. Esta es su cuenta Facebook: https://www.facebook.com/111981006994852/posts/378674313658852/.







Retornamos a Ayabaca a pernoctar. Antes decidimos luego de un buen duchazo caliente. Como comenté líneas arriba, el servicio de restaurantes había colapsado por la presencia de tanto peregrino. Salimos para tener una cena ligera, pero no había muchos restaurantes. Felizmente hallamos un pequeño café que tenía unas deliciosas croquetas con queso de la zona. Vania nos había regalado pan que llevamos desde Piura; en conjunto ese fue nuestra cena.

Al día siguiente desayunamos temprano para estar a la hora de almuerzo en Piura. Nuevamente unos panes con queso iluminaron nuestra mañana, pero lo malo fue el café: Piura tiene en sus tierras uno de los mejores cafés del mundo, pero no hay el hábito de consumirlo y la gente prefiere Nescafé. Una lástima. Nos fuimos a la camioneta y salimos hacia nuestro destino bajo una mañana lluviosa. Sólo saliendo una camioneta nos hizo una señal que no tomamos en cuenta. Ya transcurridos unos 16 kilómetros otra camioneta nos detuvo e indicó que la llanta izquierda trasera estaba literalmente en el suelo, totalmente desinflada. Inexpertos nosotros, tratamos de sacar la llanta y la parte más complicada fue descender la llanta de repuesto, pues el mecanismo fallaba. Pedimos ayuda a algunas personas y, de repente, se detuvo una camioneta de la cual bajaron dos jóvenes: sin perder tiempo, comenzaron a hacer todos los cambios necesarios, expertos pues ellos están trabajando en la rehabilitación de la carretera Ayabaca-Aypate. Gracias a ellos, cuales ángeles llegados, nos ayudaron en todo. Hubo otro vehículo que también bajó a ayudar y un camión nos ayudó con un destornillador que se necesitaba en ese momento. Una solidaridad que la vives en ese momento. Subimos la gran llanta para que nos la cambien en Paimas, donde se iniciaba el asfalto. Nos despedimos de estos dos ángeles anónimos. El descenso fue mejor, pero siempre tomando las precauciones del caso. Es increíble la cantidad de mototaxis que suben y bajan a Ayabaca. La vista es impresionante y la estrechez de la carretera en algunos sectores también lo es. 





Ya llegando al cruce de Montero el camino se agilizó y ya tocamos asfalto hasta llegar a Paimas. Aquí nos sucedió otra anécdota: revisar la llanta y cambiar con la de repuesto. Fuimos a pedir los servicios del llantero quien estaba durmiendo la resaca de las fiestas (30 de agosto). No sé cómo, pero se despertó; comenzó a hacer su trabajo y logró terminar todo a tiempo: hábito. Vimos el inmenso clavo que había atravesado a la llanta. El pequeño poblado se ve aturdido por el tronar de las mototaxis. Estos aparatitos hacen de Piura y de cualquier población (me vienen a la mente Tarapoto e Iquitos, por ejemplo) ciudades y poblados ruidosos. En Paimas trataba de hablar con alguien, pero era acallado por la bulla descontrolada de estas máquinas. Terminada nuestra estancia en este poblado salimos en dirección de Tambogrande, la ciudad por la cual íbamos a ir ahora. La geografía iba cambiando a medida que íbamos descendiendo. Más allá de Las Lomas hay una extensa zona agrícola de intensa intervención humana. Tambogrande ya es una ciudad muy activa, ruidosa y con gran movimiento agrícola. Pese a ser día de fiesta, había profusa actividad comercial. Ya desde aquí a Piura el viaje era más rápido, salvo la entrada a la misma Piura por el intenso tráfico. Nuestro objetivo, y ya con un hambre galopante, nos fuimos a almorzar al Caracol Azul, donde nos esperaban langostas, cebiches, sudados y todas las maravillas que puede dar un mar tan generoso como el de Piura. Una vez concluida el opíparo almuerzo, fuimos a la agencia a dejar a la directora de Chiclayo y nosotros nos fuimos a casa de Vania para dejar las otras cosas y que Laura pueda tomarse un delicioso duchazo. Nosotros nos fuimos a dejar la camioneta y cerrar prácticamente esta buena jornada que nos trajo aventuras y experiencias. Por la noche nos fuimos a ITTSA para retornar a Trujillo. Hasta el próximo viaje.






¿UNA CIUDAD CANGREJO? (ARTÍCULO DE OPINIÓN DIARIO CORREO TRUJILLO 12 SEPTIEMBRE)




T
rujillo tiene, según datos del 2020, una población metropolitana de 1´110,220. En los últimos años, el panorama social ha cambiado sustancialmente. Las migraciones internas y externas han sido un factor decisivo en su crecimiento poblacional. Por ejemplo, según datos del 2017, había una población de 148,992 ciudadanos venezolanos residentes. Casi un 11% de la población total. La coyuntura ha cambiado en algo estos datos, no mucho. La pandemia hizo que muchas personas hayan regresado a su sitio de residencia por la modalidad del trabajo remoto, sobre todo aquellos que residían en pensiones o casa de parientes en otras ciudades como Lima. Eso ha generado otras condiciones especiales, fuera del hecho de que muchos han establecido pequeños y medianos negocios de servicios de todo tipo. La posibilidad de una migración masiva hacia el exterior no será significativa para la presión poblacional que la ciudad tiene. Al igual que otras ciudades de la costa, Trujillo tiene un fuerte déficit de infraestructura en muchos rubros: agua y desagüe, sistema vial, electricidad, interconectividad, reciclaje y manejo de residuos sólidos, sistema de sanidad y salud mental, macroproyectos de impacto ambiental, erosión costera. Un largo etcétera que se ha ido agudizando por diversas razones, muchas de ellas por incompetencia de autoridades pertinentes, así como una acentuada corrupción que afecta todo quehacer de nuestra ciudad. La planificación urbana en Trujillo deja mucho por desear: la reiterada edificación de construcciones, incluso de material noble, en zonas prohibidas son el producto de una extensa mafia de terrenos que incluye no sólo a autoridades, sino al aparato judicial y un grupo de empresarios inescrupulosos que fomentan acaparamiento de terrenos, invasiones o actividades ilegítimas en el Poder Judicial sobre títulos de propiedad. Por falta de control y por la misma corrupción, muchas áreas destinadas a parques y zonas de recreo terminaron convirtiéndose en viviendas; nuestras ciudades ofrecen pocos m2 de áreas verdes por cada uno de nosotros. Sin embargo, algunos municipios han comenzado a desarrollar planes interesantes en pro de sus ciudadanos. Moche, por ejemplo, tiene un plan de acopio para uno de los residuos más contaminantes: pilas de cadmio. Esperemos que estos desechos sean correctamente tratados para tener un plan global. Muchas buenas ideas ecológicas, como clasificar la basura, terminan en sólo buenas intenciones al terminar dichos desechos en un relleno sanitario en el que pululan recicladores y negociantes. Las iniciativas ciudadanas de participar activamente en las políticas urbanas deben de ser apoyadas y promovidas para invitar a más personas a sumarse a estas causas.

PD. Jean-Paul Belmondo ha muerto. Para los cinéfilos, este díscolo actor marcó una época que nos preparó para la Nueva Ola y el Mayo del 68 francés. Feo pero guapo, tuvo una ceremonia digna a su memoria. Bon voyage.