Mensualmente debo llevar a mi madre al Hospital de Alta Complejidad para su respectivo chequeo. Estas visitas que llevo realizando en los últimos ocho meses me ha permitido verificar el estado de abandono paulatino que tiene todo el sistema vial de nuestra ciudad. En la última visita, el trayecto hacia dicho hospital se ha convertido en toda una verdadera odisea. La avenida José Gabriel Condorcanqui (Túpac Amaru), anteriormente identificada como la Panamericana, se ha vuelto una verdadera pesadilla no sólo por su mantenimiento, sino también por el denso tráfico que soporta por el cual discurren camiones, micros, buses, combis, autos y camionetas de todo tamaño, y las infaltables mototaxis: hago destacar esto, pues no es el problema del número de vehículos que pueda llamar la atención, sino la forma de conducir dichas movilidades por personas habituadas, tanto de transporte privado como público, a un tráfico salvaje y con un mínimo de respeto por las normas, dizque, vigentes: ¿falta de autoridad?
El estado de calles y
carreteras en nuestra ciudad y región es bastante lamentable: vimos, por
ejemplo, toda la increíble demora de asfaltar (no sé si intencional) un
conjunto de calles en Huerta Grande, lo que fue toda una pesadilla para los residentes
del lugar: los vecinos buscaban desesperados una solución a este problema que traía
basura y moscas por haber dejado en abandono el asfaltado: un sector ubicado a
sólo media cuadra del Centro Histórico. Ahora hemos visto una “diligente”
reparación de calles en las que los huecos son rellenados, una reparación que
es verdadero maquillaje el cual será borrado (como todo maquillaje) en las
próximas lluvias. Trujillo se ha vuelto una ciudad bombardeada por diversas
razones; algunas de estas causas son “contribución” de los mismos ciudadanos al
emplear las calles como lavaderos de autos o el tránsito y estacionamiento de
vehículos pesados. Algunas calles y avenidas céntricas (San Martín y
Miraflores, por ejemplo) convertidas en ríos en cada Niño, aún no restañan sus daños.
Ver barrios periféricos a nuestro Centro nos da una idea del gran olvido en que
el que se halla nuestra ciudad. Volviendo a la avenida Túpac Amaru, imagino la
pesadilla que debe de ser para cualquier vehículo de emergencia (ambulancias)
que trasladen a enfermos críticos al destino que les urge. Quizás sea una
malévola forma de control poblacional.
Tal como indicamos la semana
pasada, en 2022 tendremos elecciones municipales y regionales. Muchas promesas se harán, varias de ellas
apostando por el cemento y construcciones aparatosas, quizás. Pero tener un
sistema vial decente para una ciudad que se jacta ser una de las más
importantes del país, debería de ser una prioridad tanto municipal como
regional. Habrá que ver qué propuestas coherentes tendrán para esta realidad,
puesto que el transporte es vital para atender urgencias e incrementar el
desarrollo de una zona tan poblada como la nuestra.