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Trujillo, La Libertad, Peru
Un espacio para mostrar ideas y puntos de vista ligados al arte, a la cultura y la vida de una sociedad tanto peruana como universal

miércoles, 30 de agosto de 2017

EL NORTE CHICLAYANO: RECUPERACIÓN Y PENDIENTES


Luego de una cena relativamente opípara y un merecido sueño, el 29 de julio nos levantamos temprano para desayunar y cumplir con nuestro nuevo periplo hacia el norte de Chiclayo: Túcume, Mórrope y luego irnos hacia Lambayeque para alcanzar Huaca Chotuna. Luego del desayuno, fuimos por la camioneta y me encontré con estacionamiento abarrotado de vehículos; se logró sacar la camioneta y salimos rumbo al Norte. El tramo entre Chiclayo y Lambayeque es cada vez más reducido por el rápido poblamiento de ambas bermas de la autopista. Eso la hace peligrosa, pues no hay una cultura de tránsito, tanto de peatones como conductores. A veces te encuentras con personas que cruzan intempestivamente la pista o aparecer un gran camión saliendo raudamente de algunas de las fábricas que pueblan esta transitada vía. En realidad pensábamos hallar la infraestructura vial de Lambayeque dañada, pero no está tan golpeada. Cruzamos la ciudad rápidamente para irnos a Túcume. En ese tramo sí se ve bastante afectada la carretera que se dirige a Olmos y la selva Nororiental del Perú. Túcume se halla a 35 kilómetros de Chiclayo y podría llegarse con más seguridad si esta vía se convirtiera en autopista como la que conecta Chiclayo con Lambayeque. Cruzar los pequeños pueblos en bastante pintoresco, pero se ven algunas huellas dejadas por el Niño costero de este verano último. La entrada de Túcume sí muestra muchos estragos; nos hizo temer que el Museo de Sitio del complejo arqueológico iba a estar muy afectado. Sin embargo, el Museo y el complejo en general no han sufrido fuertes daños por las lluvias e inundaciones. Estacionamos el auto y nos dirigimos a la entrada a comprar los boletos. Al ingresar nos pudimos percatar que el Museo no había sido afectado. Fuimos primero a la tienda de souvenir para comprar un polo; no encontré uno de acuerdo a mis expectativas.  Antes de visitar el museo, nos fuimos a ver la Huaca Las Balsas. 





Cuando salíamos de las instalaciones para tomar un simpático sendero que lleva hacia la huaca, cruzamos la fuente artificial que adorna la entrada y la vimos llena de ranas. En el sendero nos encontramos con numerosos animales domésticos. El espacio es usado por los pobladores, quienes protegen este patrimonio. Vimos una chancha, gorda y rebosante, con numerosas crías que eran amamantadas. Así llegamos a nuestro destino. Este sitio se ha rescatado en la última década y es apoyado por el Fondo Contravalor Perú-Francia. Felizmente, las instalaciones que cubren el monumento lo han salvado de posibles daños por las fuertes lluvias que empezaron en febrero. Ni Carmen ni Orietta conocían el lugar. Hay un camino formado por rampas altas sobre el monumento. Hay un sector con bellos frisos. Al salir nos encontramos con un pequeño zorro, el cual no se inmutó con nuestra presencia, Había visto un ave que estaba malherida. Imagino que fue su alimento de día.  Retornamos al Centro del complejo para visitar ya el Museo. Ingresar a este es disfrutar de un espacio amable para toda la familia; uno puede interactuar con mucha de la información que se ofrece al público. Es un buen museo que amerita una visita más detallada. En sus instalaciones no solo se muestra lo arqueológico, sino toda la continuidad histórica de esta zona, hechos y costumbres que se repiten de antaño. La población de la zona participó con sus datos y fotografías para enriquecer la museografía.








Toda una mañana y parte de la tarde puede invertirse en todas las instalaciones de este conjunto arqueológico; por eso, y ya contra el tiempo, no alcanzamos a ver las huacas ni subir al Cerro Purgatorio que completa el extenso circuito de Túcume. Sí logramos ver el pequeño (ya no tanto ahora) de plantas oriundas que además realiza interesantes campañas educativas con los niños y jóvenes de la localidad. Hay una muestra permanente de material reciclado (sobre todo de plástico que es la basura más común generada por la población) que es utilizado para macetas o formas de riego. En realidad, es una pena ver la cantidad de basura, sobre todo bolsas y botellas de plásticas, que se ve en la entrada (o salida, depende cómo lo veamos) de nuestras ciudades que afean el panorama, más en la costa por el paisaje desértico que ve las fantasmales bolsas pegadas a los secos arbustos cercanos a la carretera Panamericana. Peor aún, es el botadero de basura (¿relleno sanitario?) que está en la entrada sureña de Chiclayo que da un aspecto lamentable. Interesante forma de recibir al visitante. En fin. Ojalá que esta campaña, quizá en solitario, que hace este museo se expanda agresivamente entre la población para que sea más consciente de su espacio (que es suyo a fin de cuentas) y no lo utilice como un gran botadero de basura. Quizá, luego de ver el uso de los diversos espacios de las muchas huacas que pueblan el mundo moche, tengan la identidad atávica de volver su espacio habitable en botaderos como lo fueron las huacas ancestrales.




Nuestra visita a este bello lugar estaba llegando a su fin. Cuando salíamos nos encontramos con una lechuza, que extrañamente tiene hábitos diurnos. Esta ave caza los animales que pronto íbamos a ver en la salida del lugar: los inmensos lagartos o pacazos. Estos apacibles animales se ponen a luz solar para “jalar” calor a sus cuerpos. Antes de partir del lugar, comimos algo de fruta. Obviamente Orietta no perdió la oportunidad de dar de comer a algunos perros vagabundos del lugar y a un perro calato que por ahí pululaba. María manejó el siguiente tramo.
De ahí nos dirigimos hacia Mórrope. En el trayecto llamamos a un restaurante en Chiclayo para ir a cenar por el cumpleaños de Orietta, además de encontrarnos en Milagros Alegría y su esposo en el mismo para celebrar el cumpleaños y el viaje. Hice las reservaciones debidas y luego tendremos el fiasco. Llegamos a Mórrope y dejamos la camioneta cerca a la Plaza que estaba engalanada por las Fiestas Patrias. Nos dirigimos al conjunto de iglesias para visitarlas, pero ya era un poco tarde y la gente estaba de feriado. Pena, solo vimos parte de ella; sin embargo, en la visita que hice con Lorena, Isabel y María hace dos años pude registrarlo (https://elrincondeschultz.blogspot.pe/2015/12/cronicas-de-lambayeque-1.html). Pero en la fiesta armada cerca de la Plaza vimos un singular espectáculo: tres niños, dos varones y una chica, disputaban el trofeo del más mamón de chicha (de maní). Había una feria de comida y una ronda de espectáculos. La niña estaba vestida a la usanza del lugar, pero los dos varoncitos ya vestían más a la “occidental”. Ganó uno de los niños que se bebió de un solo sorbo toda la chicha de un mate.




Dejamos Mórrope y nos enrumbamos a Lambayeque para llegar a Huaca Chotuna, nuestro último objetivo del viaje de ese día. Los mismos lambayecanos desconocen la ruta de acceso desde su ciudad a este sitio arqueológico. Pregunté en el Museo Brüning y la explicación fue un poco vaga. La ruta no era clara y no ha señalética alguna para ir al lugar. Paso a paso logramos dar con la ruta e, incluso, en la ruta misma hay que ir preguntando pues accedes por vario senderos agrícolas donde la señalización es escasa.
Antes de llegar a nuestro destino, indiqué a María el sendero que íbamos a tomar de retorno para salir por la caleta de San José; de repente caímos en un hueco que nos causó una gran sorpresa y susto. María hizo una pregunta ingenua que, tras los comentarios de Orietta, todos rompimos a reír abiertamente. Llegamos a Chotuna, el lugar estaba desolado, ni un alma, solo el guardián que se alegró con nuestra visita (rarísimas por el lugar). En el lugar se halló a la famosa Dama de Chornancap, la cual se halla en el Museo Brüning y, que con el tiempo como pasó con la pequeña estatua de la Venus de Frías y el Señor de Sipán, se mudará una vez se construya un buen museo de sitio. Había estado ahí hace 6 años y las excavaciones estaban muy avanzadas y los frisos eran notables y bellos. Una vez culminada la breve visita a las instalaciones museísticas nos fuimos al complejo arqueológico y arquitectónico. Ya en el camino ves los estragos de las lluvias de este reciente verano; y la tristeza iba a venir al entrar en el monumento en sí. Los daños han sido fuertes en esta zona y han afectado a toda la edificación en sí. 





Hay muchos frisos dañados, pese a toda la protección colocada, techos y plásticos, tubos de desfogue; parece ser que aquí el Niño costero se desquitó de toda la arqueología y el patrimonio peruano norteño. Aún tengo algunas fotos de esa época que muestran los relieves polícromos, ahora ya desaparecidos (https://www.facebook.com/jesusgerardo.caillomanavarrete/media_set?set=a.512705168759509.129625.100000600914417&type=3). Aquí la reconstrucción va a ser lenta y penosa. Da mucha pena, pues se ve que se ha invertido para que haya un concepto turístico claro para el visitante, pero muchas de esas instalaciones han quedado dañadas. Así dejamos estas instalaciones que espero sean recuperadas pronto. Y que apunten a su nuevo museo de sitio.
Tomamos el camino a Caleta San José e hicimos ingreso a la misma a través de los bofedales que la circundan. Pobres bofedales, los usan de botadero de basura. Las pobres aves marinas se posan entre plásticos y restos de colchones o artefactos eléctricos abandonados. Una verdadera lástima. Lambayeque está descuidando dos grandes patrimonios posibles que se pueden fundir en uno: arqueología y naturaleza (ornitología, recursos marinos y paisajismo). Un plan como el hecho en Túcume o Caral sería ideal para la zona. Chotuna y Caleta San José deben de ser una unidad, como la hipótesis lo dice. Un complejo que podría reconstruir Chotuna y su contexto geográfico a su llegada siglos ha. (http://pueblosoriginarios.com/sur/andina/lambayeque/naymlap.html)
En el camino antes de llegar a Pimentel para ir recién comer nuestro segundo bloque de sánguches, les dije para entrar a ver el criadero de avestruces, pero la fatiga y el hambre eran rampantes. Llegamos a Pimentel que sigue siendo un balneario simpático y bastante organizado. Nos fuimos a la zona de los restaurantes y nos alejamos un poco. Llegamos a una playa relativamente desolada en la que había un puñado pequeño de bañistas jugando paleta o fútbol. Luego de nuestro frugal almuerzo, nos fuimos a Chiclayo.



Llegamos al hotel para dejar todas nuestras cosas y reposar un poco para salir a cenar a las 8 de la noche como ya habíamos coordinado. De ahí empezó una nueva odisea: como no queríamos sacar el auto, decidimos tomar un taxi para ir al restaurante Vichayo con cuya gente me había comunicado temprano. Al llegar al lugar nos dimos con la sorpresa de que estaba cerrado. Había una persona que nos indicaba que no se iba a atender; bastante sorprendidos, llame a Milagros con quien había quedado para darle la ingrata nueva; luego nos fuimos cerca de ahí a un restaurante que dice llamarse, en su formato, Sushi Lounge. Preguntamos por sushi y este no existía en la carta. Nuevamente salimos para tomar un taxi y que nos lleve a otro restaurante, uno japonés de largo nombre. Nos pareció adecuado y pedimos la carta: una vez concluida nuestro pedido, nos dicen que no hay cerveza blanca, solo para una persona. Le indicamos que podíamos traer cerveza y se nos comunicó que estaba prohibido, le pedimos que nos consigan ellos unas; nos indica que no se podía hacer eso. Nos salimos de este restaurante y por tercera vez tomamos otro taxi, ahora con rumbo al hotel Casa Andina. Lo primero que hacemos es preguntar si había lo que la carta decía y le dije si había bastante vodka (ya estaba tenso y colérico), nos dicen que sí. Nos sentamos y pedimos nuestra orden. Pedí un segundo vodka tonic y vimos discretamente que ya no tenían agua tónica. Felizmente tomaron la iniciativa de conseguir más agua tónica, sino me hubieran arruinado la noche por su propia preocupación en servicios. Así cerramos nuestro segundo día y nuestra última noche en Chiclayo. 



domingo, 27 de agosto de 2017

REMODELACIÓN DE LA PLAZA DE ARMAS TRUJILLANA: CÚMULO DE DESENTENDIDOS (ARTÍCULO DE OPINIÓN DIARIO EL COMERCIO DE LIMA DOMINGO 27 DE AGOSTO)

En los últimos días, en Trujillo ha surgido una ola de indignación al iniciarse este 04 de agosto la remodelación de la Plaza Mayor. Este proyecto data del 2014 durante la anterior gestión edil siendo difundido en ese entonces por diversos medios. Luego de todos los trámites necesarios, su presupuesto fue aprobado en diciembre del 2016 dentro del Presupuesto Participativo para el 2017.
¿Por qué ahora el rechazo? 
A mi entender puede deberse a tres factores, a mi entender: la débil difusión previa ofrecida por el actual Gobierno Municipal que reaccionó tardíamente en informarnos sobre la necesidad de ejecutar esta obra por su propia naturaleza fiscal; la Municipalidad ejecuta pocos proyectos, puesto que recibe una constante fiscalización de la oposición a las propuestas municipales. Además, la coyuntura vivida en marzo último: el Niño costero. Trujillo fue golpeado por 7 huaicos. Y por último, la pronta campaña electoral municipal del año entrante, ocasión aprovechada por diversas tiendas políticas para convertir cualquier circunstancia en malestar ciudadano. Muchos antagonistas políticos han estado creando ruido con declaraciones que no se ajustan a la verdad.
Aclaraciones:
1)   La partida presupuestal de esta obra no puede destinarse para otra. De no ejecutarse, el dinero retorna a la instancia mayor. Vale aclarar que el destino inadecuado de estos fondos implicaría delito de malversación. Sí existe un presupuesto para la refacción del pavimento de avenida y calles.
2)   El proyecto interviene el piso de cemento colocado hace 70 años aproximadamente. El piso es lustroso por el cemento pulido empleado; este presenta numerosas grietas, algunas de las cuales son peligrosas. En lluvia, el piso es resbaladizo.
3)  El proyecto contempla reparar las dañadas farolas y bancas, algunas de las cuales ya están colapsadas.

Esperamos que la remodelación preserve el carácter único de la Plaza Mayor.

TERRORISMO INFORMATIVO (ARTÍCULO DE OPINIÓN DIARIO CORREO DE TRUJILLO DOMINGO 27 DE AGOSTO) SOBRE EL MANEJO DE INFORMACIÓN

La novela El honor perdido de Katharina Blum, también subtitulada O cómo surge la violencia y adónde puede conducir, (1974) fue escrita por el novelista Heinrich Böll, la figura más emblemática de la literatura alemana de posguerra. Esta novela presenta a una víctima de la llamada libertad de expresión. Bajo su égida, se desvelan métodos primitivos, bajos, pérfido y hasta crueles con los que la prensa amarilla, con cierta impunidad, crea, tergiversa y oculta hechos para construir falsas noticias sin importarles, según palabras de Berta Vías Mahou, con ello “la salud, el honor y el buen nombre de personas inocentes”, convertidas en “objeto de interés público”. La novela desnuda ese periodismo o periodistas que, sin importarles la falta de verdad y sus consecuencias, lanzan noticias con el propósito de obtener protagonismo, reconocimiento y ventas. El novelista describe duramente al periodista Werner Tötges como un tipo inescrupuloso, ruin, mercenario, sembrador de falsas noticias. Su asesinato por parte de la persona que destruyó con calumnias lo convierte, irónicamente, en un paladín de la libertad de información. Esta novela fue llevada al cine por el agudo cineasta alemán Volker Schlöndorff.
El mal uso de los espacios de información puede convertirse en una poderosa arma para sembrar falsas evidencias y destruir a personas. La novela de Alonso Cueto, Grandes miradas, y su versión cinematográfica, Mariposa negra dirigida por Lombardi, tratan una variable del tema. Personalmente, tuve un amigo con un cáncer terminal quien tomó la drástica decisión del suicidio. Ese mismo día, en 1989, un programa televisivo de cierto canal limeño anunció esta noticia como un típico ajuste de cuentas del narcotráfico. Su viuda y un grupo de ciudadanos firmamos una carta para pedir la rectificación de esta falsedad. No sé si hubo enmienda.
En el programa televisivo Rey con Barba con fecha 20 de agosto de 2017 (https://www.youtube.com/watch?v=9Q10BmrR1_s) se emitieron puntos de vista sobre las intervenciones que se están haciendo en la Plaza Mayor de nuestra ciudad, las que crearon todo un revuelo en las redes sociales. Los “periodistas” tomaron como fuente de información una noticia de redes, la cual no se validó. Las opiniones vertidas, además de enunciar diversas falsedades, se acompañaron de gruesos calificativos contra autoridades ediles. La información manejada por este par de personajes durante dos minutos provocó un malestar generalizado en una población susceptible y desinformada. Esté uno o no de acuerdo con las refacciones de la Plaza Mayor, manejar esta información falaz en un momento en que los ánimos se hallan aún caldeados ha sido un acto totalmente irresponsable.

Lastimosamente, si comparamos esta situación con el libro con el que empezamos este artículo, esto nos deja como lección hasta qué punto se han de recibir con prudencia las noticias difundidas a través de los medios de comunicación.

domingo, 20 de agosto de 2017

SORDERAS ESTRATÉGICAS (ARTÍCULO DE OPINIÓN DIARIO CORREO DE TRUJILLO DOMINGO 20 DE AGOSTO) SOBRE LA HUELGA DE MAESTROS

La huelga y el paro laboral son algunos derechos de los trabajadores ganados en diversas circunstancias históricas; por ejemplo, el origen del simbólico Día del Trabajo refiere a los luctuosos sucesos en Chicago durante los primeros días de mayo del 1886. Estos derechos, como otros aún no conocidos por la mayoría de la población trabajadora, figuran en la Constitución peruana de 1993 y reguladas por D.S. Nº 010-2003-TR (Texto Único Ordenado de la Ley de Relaciones Colectivas de Trabajo) y el D.S. Nº 011-92- TR (Reglamento de la Ley de Relaciones Colectivas de Trabajo). El primer decreto regula el derecho a la huelga en los artículos de 72 al 86, y el segundo en los artículos 62 al 73 (fuente Sergio Salguero Aguilar). Salvo gobiernos de facto, estos derechos se han tornado casi inalienables en toda sociedad democrática, pues están inmersos en los DDHH, ya que un reclamo justo se fundamenta en el Derecho a la Justicia y la Vida. No creo que haya personas que rechacen la idea de mejoras salariales que redundarán en la mejora de su calidad de vida y de su familia. La declaración de una huelga o de un paro es siempre un acto político, pues es una estrategia y una manifestación pública de un grupo que busca un objetivo, que debe de ser una mejora social no solo del grupo que representan sino de la sociedad en general. Este es el ideal.
La huelga magisterial ha ido tomando muchos caminos desde que se declaró en Cuzco en pasado junio. Tropiezos de todas las partes dirigentes del SUTEP, las luchas intestinas por el poder de este extenso sindicato, el desplazamiento de bases tradicionales por otros más radicales; los desaciertos de negociación por parte del Gobierno y sus ministros involucrados (no solo Educación, tras ella Trabajo y Economía), sus erradas formas de comunicación; el aprovechamiento de líderes y personajes de oposición de esta coyuntura, las formas insidiosas de participación y comunicación de algunos congresistas: todo esto ha coadyuvado a generar una significativa desestabilización social en este sector sensible de la sociedad. La educación ha perdido puntos en su presupuesto anual, en vez de incrementarlo para generar mejoras en este sector. Esto genera un profundo malestar pues se asumió que el sector Educación iba a ser prioritario para este Gobierno. Del otro lado, muchos dirigentes parecieran no buscar el bien común, sino que juegan con la impunidad y mediocridad para favorecer a sus propios intereses o el de sus aliados. Han desvirtuado el principio de la huelga. Hay docentes que, lejos de ser retirados por diversas irregularidades, han sido beneficiados con ciertas movidas en detrimento del ideal educativo. La capacitación necesaria, punto no negociable, ha sido cuestionada por diversos dirigentes con el fin de favorecer a sus partidarios.

Esperemos que la sensatez guíe a ambas partes, actúen con lucidez pensando en llegar a un bien común, el bien social. Los peruanos se lo agradeceremos. 

domingo, 13 de agosto de 2017

VIAJANDO A LA HISTORIA DEL NORTE PERUANO



Las Fiestas Patrias es una buena oportunidad para hacer una buena visita a lugares a los cuales hay que escudriñar con calma y en buena compañía. Esta vez, un grupo de amigas mías, todas peninsulares europeas, y yo, nos íbamos, cual viaje de bodas en viaje relámpago a la ciudad de la amistad. Así, partimos el 27 por la noche y llegamos cerca de las 11 de la noche a Chiclayo. Había hecho ya los arreglos para el hotel y el alquiler de un auto para aprovechar un par de días muy activos por los alrededores. El 28, luego del desayuno, llegó la persona del alquiler de autos para darnos el vehículo que nos iba a dejar por un par de días. Felizmente el auto era automático, lo que tanto a María como a mí nos molestó estas situación, puesto que no solemos manejar uno; por eso pedimos el cambio por otro mecánico. Nos informaron que tenían solo camionetas; hicimos un arreglo por una a buen precio y rentamos una 4x4 que nos iba a cambiar toda la situación. La recogimos del aeropuerto. Una vez hecha la gestión, nos fuimos a recoger a todas las demás amigas que se habían quedado en el hotel. Antes de hacer nuestro primer buen periplo, nos fuimos a Plaza Vea a hacer compras para no tener que gastar tiempo en aglomeraciones en cualquier restaurante y manejar nuestros momentos en días tan cargados de visitantes como lo es fiestas patrias.


Enrumbamos hacia el sur; nos dirigimos a Zaña, nuestro primer objetivo. María ya había estado hace dos años, pero ni Orietta ni Carmen conocían el lugar. Sin embargo, la visita que hizo María en el 2015 fue bastante breve; en esta oportunidad sí íbamos a ir a todos aquellos  lugares que no habíamos visitado anteriormente. Éramos dueños de nuestro tiempo.  Yo había estado allí en 1984 cuando nos encontramos, de manera casual, varios amigos por allí: Pochi Monzón, Sisi Acha, Fanny Muñoz, varios, varios. En ese entonces, Zaña estaba abandonada y los lugares no tenían ninguna señalización ni información como ya la tiene ahora (pero falta mucho aún). En ese entonces, recién terminados la universidad y empezando a tener nuestros pininos laborales, no éramos dueños de muchos recursos. El desplazamiento lo hicimos en bus en ese entonces. Hace tantos años.
Llegamos a Zaña bajo un ligero brillo solar y en vez de ir al Claustro de San Agustín, el punto frecuente de visita, nos dirigimos a los restos de la iglesia de La Merced. Esta se encuentra ubicada en los terrenos de un instituto técnico en cuya entrada vemos dos hileras de árboles frutales, todos oriundos del Perú con unos carteles muy sencillos y descuidados. Y hacia la derecha donde se halla el edificio administrativo, vi una placa interesante: un escudo heráldico con el nombre Mayorga y la ciudad, Zaña. Cuando observaba uno de los árboles, fui picado por un insecto y no pasó de un simple dolor por el aguijón y el escozor propio del ácido inoculado. En realidad, dudo que haya sido una abeja. Felizmente no me causó más estragos que el dolor de unos días en la picadura. Me dirigí hacia las ruinas monumentales para apreciar la imponente fachada que tuvo esta iglesia y el lamentable estado de lo que queda, plagada de nidos de avispas. Las columnas y las bases de la iglesia están ya con todo el ladrillo expuesto. Una de las torres está proceso de colapsar. Un leve sismo puede significar su caída total. Esperemos que las autoridades valoren este patrimonio para rescatarlo y ponerlo en verdadero valor. El sitio es interesante y desde estas ruinas (como iba a suceder luego) teníamos la oportunidad de ver los demás restos eclesiásticos del conjunto arquitectónico de Zaña.   



Retornamos a la camioneta y ahora nos dirigimos hacia la iglesia matriz. Esta está severamente dañada. Está plagada de carteles en homenaje a Santo Toribio de Mogrovejo. Este santo tuvo una misión norteña que lo hizo enfermar en Pacasmayo y morir en Zaña en 1606. En homenaje a este santo, que fue inquisidor (aunque las biografías son benévolas con su accionar), se ha hecho una urna funeraria donde se hallaba la tumba inicial del mismo. La iglesia tiene algunas de sus paredes ruinosas cubiertas con protectores para evitar la lluvia. No sé cuánto más será efectivo eso. Las construcciones de la matriz, la de San Agustín y la de San Francisco son muy parecidas, en sus columnas, hornacinas, la edificación en sí. Luego seguimos un corto camino de trocha y llegamos al pequeño puente colgante de la localidad. Cuando lo visité en 1984, este se ubicaba sobre el lecho de un río seco. Ahora lo veo abundante y rodeado de verde. Consecuencias del reciente Niño costero. Hubo varias personas que lo cruzaban para entretenerse, así como varios bañistas que usaban sus aguas para refrescarse. Ya hacía un poco de calor. Nuestra visita a las ruinas del antiguo Zaña tuvo como últimas rondas a la iglesia de San Francisco, donde uno puede apreciar su bello arco. Tenía la idea errada que este correspondía a la iglesia matriz; este error lo enmendé en esta última visita. Al llegar, descendimos del auto y Orietta tuvo una molestia en su pie; una espina había atravesado su sandalia. Cuando la ayudamos, vimos la dimensión de esta espina que se había adherido al zapato, luego vimos que muchas más estaban clavadas en nuestras zapatillas. Tuvimos que marchar con mucho más cuidado. En el lugar hubo dos turistas que descansaban bajo la sombra. La chica tenía un poco la piel quemada. 











Una vez culminada nuestra visita, nos dirigimos a las ruinas más preservadas: claustro de San Agustín. El espacio está cada vez más recuperado y ha sido poco afectado con el Niño costero. Hacía dos años que María y yo habíamos ido con Isabel y Lorena. En ese entonces un guía nos llevó por las instalaciones. El mismo guía se ofreció y recordó a María luego de una serie de preguntas sobre Europa y sus penínsulas. Fue simpático este reencuentro. Las ocurrencias iban y venían con Orietta a la cabeza.












Después de la visita, nos dirigimos a buscar dulces. Sin querer, ya nos habíamos extendido más de una hora después del mediodía. El tiempo era nuestro. La peregrinación por los postres se dio posteriormente a la visita al museo de la Negritud y Esclavitud. Con Carmen íbamos viendo con detalles todo lo que fue este terrible comercio que fue muy promovido por comerciantes portugueses e ingleses. En realidad, hubo mucho menos población esclava negra en países coloniales españoles que Brasil, Haití (Gran Española) y territorio del sur de los Estados Unidos en el XVIII y XIX. Tras la visita del museo, nos dirigimos a la plaza de armas ante las recomendaciones del Sr. Luis Rocca Torres. El dato de la señora que los hacía fue infructuoso, así que nos dirigimos a una dulcería que se encuentra frente a las ruinas de San Agustín: cocadas, barras de membrillo, fresas y dátiles azucarados; un festín.







Nuestro siguiente destino: Huaca Rajada. Salimos por la ruta asfaltada a Cayaltí. Llegamos a esta ex Hacienda que siempre está en conflicto. Tomamos un camino de trocha hacia nuestro destino. Sipán o Huaca Rajada no estaba lejos, pero no había muchas señales en el camino. Llegamos a nuestro objetivo, más o menos a las 2 pm. Ni Carmen, ni Orietta conocían el museo; según Orietta, había estado en este lugar cuando recién había muerto el Señor de Sipán. El museo es, a pesar de haber perdido algunos recursos técnicos en su inauguración la década pasada, una visita interesante. Tiene una buena museografía y bellas piezas de los diversos entierros de la huaca. En realidad, esa huaca es una gran necrópolis de nobles moche. Luego de la visita, almorzamos con la rica ensalada que había preparado María, quien ya no entró al museo ni a la huaca. 








Luego del almuerzo rociado de cerveza nos fuimos a visitar la fuente de la riqueza del lugar. Ya estaba cayendo la tarde y Ventarrón iba a quedar para otra visita. Partimos cerca de las 5:30 con destino a Pomalca. El camino está todo asfaltado. En el museo de la Esclavitud vi una foto de una capilla en ruinas pero con algunos restos interesantes: Saltur. Cuando salimos de Sipán, cruzamos Saltur, así que entramos a buscar la famosa capilla. Vimos una nueva capilla, no sé si esta sea, pero la curiosidad sí me hará volver al lugar. Llegamos a Chiclayo cerca de las 6:30; luego saldríamos a cenar. Buen primer día.