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domingo, 20 de agosto de 2017

SORDERAS ESTRATÉGICAS (ARTÍCULO DE OPINIÓN DIARIO CORREO DE TRUJILLO DOMINGO 20 DE AGOSTO) SOBRE LA HUELGA DE MAESTROS

La huelga y el paro laboral son algunos derechos de los trabajadores ganados en diversas circunstancias históricas; por ejemplo, el origen del simbólico Día del Trabajo refiere a los luctuosos sucesos en Chicago durante los primeros días de mayo del 1886. Estos derechos, como otros aún no conocidos por la mayoría de la población trabajadora, figuran en la Constitución peruana de 1993 y reguladas por D.S. Nº 010-2003-TR (Texto Único Ordenado de la Ley de Relaciones Colectivas de Trabajo) y el D.S. Nº 011-92- TR (Reglamento de la Ley de Relaciones Colectivas de Trabajo). El primer decreto regula el derecho a la huelga en los artículos de 72 al 86, y el segundo en los artículos 62 al 73 (fuente Sergio Salguero Aguilar). Salvo gobiernos de facto, estos derechos se han tornado casi inalienables en toda sociedad democrática, pues están inmersos en los DDHH, ya que un reclamo justo se fundamenta en el Derecho a la Justicia y la Vida. No creo que haya personas que rechacen la idea de mejoras salariales que redundarán en la mejora de su calidad de vida y de su familia. La declaración de una huelga o de un paro es siempre un acto político, pues es una estrategia y una manifestación pública de un grupo que busca un objetivo, que debe de ser una mejora social no solo del grupo que representan sino de la sociedad en general. Este es el ideal.
La huelga magisterial ha ido tomando muchos caminos desde que se declaró en Cuzco en pasado junio. Tropiezos de todas las partes dirigentes del SUTEP, las luchas intestinas por el poder de este extenso sindicato, el desplazamiento de bases tradicionales por otros más radicales; los desaciertos de negociación por parte del Gobierno y sus ministros involucrados (no solo Educación, tras ella Trabajo y Economía), sus erradas formas de comunicación; el aprovechamiento de líderes y personajes de oposición de esta coyuntura, las formas insidiosas de participación y comunicación de algunos congresistas: todo esto ha coadyuvado a generar una significativa desestabilización social en este sector sensible de la sociedad. La educación ha perdido puntos en su presupuesto anual, en vez de incrementarlo para generar mejoras en este sector. Esto genera un profundo malestar pues se asumió que el sector Educación iba a ser prioritario para este Gobierno. Del otro lado, muchos dirigentes parecieran no buscar el bien común, sino que juegan con la impunidad y mediocridad para favorecer a sus propios intereses o el de sus aliados. Han desvirtuado el principio de la huelga. Hay docentes que, lejos de ser retirados por diversas irregularidades, han sido beneficiados con ciertas movidas en detrimento del ideal educativo. La capacitación necesaria, punto no negociable, ha sido cuestionada por diversos dirigentes con el fin de favorecer a sus partidarios.

Esperemos que la sensatez guíe a ambas partes, actúen con lucidez pensando en llegar a un bien común, el bien social. Los peruanos se lo agradeceremos.