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Trujillo, La Libertad, Peru
Un espacio para mostrar ideas y puntos de vista ligados al arte, a la cultura y la vida de una sociedad tanto peruana como universal

sábado, 5 de diciembre de 2015

CRÓNICAS AREQUIPEÑAS 2

Domingo 18 de octubre.  Mañana libre. Se había reservado el lunes 19 y martes 20 para visitar el Colca. Visitar lugares de interés de la ciudad es poco complicado, pues hay varias opciones: caminar por sus viejos puentes y calles, visitar varias iglesias que siempre he querido regresar como La Recoleta o La Merced. Por la tarde, nos íbamos a visitar los entornos de la ciudad, aquello que la ha hecho famosa: sus barrios campestres, su campiña. Pero, qué visitar esa mañana. Nos focalizamos en dos objetivos: Convento, Claustro y Museo de Santa Teresa; y la momia Juanita.
Santa Teresa es una iglesia la cual poco conocía; creo nunca haberla visitado en mi niñez e inicios de adolescencia cuando vivía en Arequipa. Además siempre permanecía cerrada. La primera vez que la visité en el 2011 quedé gratamente impresionado con los tesoros que encerraban sus paredes. Pero esta reciente visita ha sido una mayor impresión positiva. Han incluido los interiores de la iglesia carmelita y la museografía ha mejorado ostensiblemente. Este gran monumento se comenzó a erigir en 1710 y cuenta con varias salas y espacios en los que hallas pinturas, objeto de culto religioso, vestuario, maquetas, estatuas y yeserías. Aquí hay más datos (http://rpp.pe/peru/actualidad/el-museo-de-santa-teresa-de-arequipa-un-museo-de-historia-religiosa-noticia-483593). La visita al coro alto me permitió curiosear la acústica del lugar. Hay instrumentos musicales, como salterios y órganos de la colonia. Siendo una iglesia carmelita, hay diversas obras que destacan a notables integrantes de la orden como Santa de Teresa de Ávila (Jesús) o San Juan de la Cruz, grandes doctores en mística. Además este año es el Quinto Centenario de Teresa de Jesús, y las iglesias católicas celebran esta festividad. Por eso había toda una sala implementada para su recuerdo y homenaje. Debido a la premura, tuvimos que acelerar nuestro recorrido para poder llegar a nuestro segundo objetivo.









Nos dirigimos a pie al Museo de Santuarios Andinos. Como la visita estaba programada por bloques y había una pausa de casi una hora, nos dimos un breve escape para una transacción. María necesitaba sacar una cierta cantidad y nos fuimos a un mall que solía ser el hipódromo de la ciudad, el de Porongoche. Arequipa y Chiclayo eran las dos únicas ciudades, fuera de Lima, que contaban con hipódromos. Ahora son un mero recuerdo. Retornamos a nuestro objetivo para hallarnos con Juanita, la momia preservada por más de 500 años y descubierta en 1995, en una expedición hecha en plena etapa activa del volcán Ampato, donde se halló esta momia y varios objetos  más. Esta expedición fue financiada por National Geographic y apareció publicada para la comunidad internacional en el vol. 189, No. 6 de junio del 1996. Este descubrimiento dio pie a la construcción de este museo que es administrado por la Universidad Católica de Santa María en una casa colonial del centro de la ciudad en la que se han adecuado cuatro grandes salas para ubicar todos los descubrimientos y colocar la museografía respectiva. La primera sala que se visita es la que se proyecta un breve documental que propone la hipótesis del sacrificio de esta adolescente hace ya varios siglos como pago a la bravura del volcán. Y con ella, hubo otros niños más sacrificados, pero sus momias han sido destrozadas por la inclemencia o las posteriores erupciones (http://www.fogapi.com.pe/assets/santuarios-andinos2.pdf). A mis amigas les chocó el triste fin de esta niña que tuvo que ascender más de 5 kilómetros para finalmente ser sacrificada con un fuerte golpe en la cabeza luego de haberla emborrachado. Las instalaciones tienen baja iluminación y la cámara en la que se halla la momia está climatizada para evitar su deterioro. Hay vestigios interesantes que nos permiten tener una idea de la forma de vida, hábitos y visión del mundo de la cultura inca. Perú es un país, como lo dijo Steven Birbaum en su libro de viajes, donde puedes dejar libre tu imaginación por el pasado. Recuerdo una revista coleccionable de la Enciclopedia Aguilar que denominaba a nuestro país como “el viejo nuevo mundo”. Un par de semanas después iba a Chiclayo para visitar un par de museos y ver otros vestigios más viejos. Lo que me llamó la atención es que todo dato sobre la participación de Miguel Zárate en el descubrimiento de la momia se haya borrado en toda la información del museo. En la revista antes mencionada aparece en una página entera sosteniendo la momia. Hice la pregunta, pero la respuesta fue un poco esquiva.
Nos fuimos a almorzar al Crepísimo, un menú genial. Es un excelente restaurante que se halla en la Alianza Francesa de esta ciudad. Octubre es un mes de procesiones y Arequipa, ciudad muy religiosa, celebra todas las procesiones posibles. En nuestro camino al restaurante, nos topamos con la procesión del Señor de los Milagros, por lo que el acceso estaba casi interrumpido y teníamos premura, ya que a las 2 p.m. nos esperaban para visitar la campiña a través de la famosa carretera paisajista. La recuerdo hace muchos años, en el 72 cuando la inauguraron como tal. En ese entonces veías campiña; ahora, casas de asentamientos humanos e invasiones. Arequipa está perdiendo su verdor para ser reemplazado por cemento o sillar. A causa de la procesión, los tiempos no se cumplieron; tuvimos que ir hacia el hotel para que nos recojan. 
Así, con todo, nos fuimos a Sabandía y su famoso molino, restaurado en los 70 y que atrae un montón de turistas. El edificio fue restaurado por un arquitecto, Luis Felipe Calle, quien decidió asentarse ahí hasta su muerte. Ahora ya cuenta con un pequeño zoológico hasta con un pavo real. En los alrededores se han instalado un gran hotel, varios restaurantes y personas que alquilan caballos para dar una vuelta por el lugar. Se ha tornado en un espacio un poco caótico, desordenado y, pese a todo, mantiene su limpieza (aunque ya se ve muchos objetos desechados de plástico, como bolsas y alguna que otra botella. He aquí más detalles (http://www.viajeros.com/diarios/arequipa/el-molino-de-sabandia). 



Terminada nuestra breve visita, nos enrumbamos hacia la Mansión del Fundador, que se ubica sobre la misma carretera paisajística, cerca de Hunter. Da mucha pena ver cómo se ha ido perdiendo ese verdor que caracterizaba la campiña arequipeña. La mansión, que estuvo abandonada desde inicios del siglo XX, fue rescatada y puesta en valor en 1981. Es otro interesante espacio de arquitectura arequipeña que vale la pena visitar. Hay una colección de fotos que muestra el estado en el que estuvo y cómo el olvido, el tiempo y los terremotos la afectaron. Este edificación perteneció al fundador de la ciudad,  Manuel Garcí de Carbajal, de ahí el nombre en la actualidad (http://www.lamansiondelfundador.com/es/ubicacion.php). 




Antes de retornar a nuestro hotel, pedimos pasar por el puente de fierro o Bolívar. Algunos le dan la autoría a Gustave Eiffel y este sería el único puente construido en nuestro país de su autoría. Era la época de las construcciones en metal y el desarrollo del ferrocarril. Pero parece ser que esta obra fue por ingenieros norteamericanos, sobre todo de Henry Meiggs (esto había oído hace un buen tiempo) que participaban en el boom de la riqueza peruana del guano, aunque esta construcción fue iniciada en 1870, pero concluida en 1882, en plena ocupación de las tropas chilenas, y la estación quedaba en lo que es actualmente el Mercado San Camilo(http://www.nytimes.com/2014/10/29/world/americas/despite-rumors-not-everything-that-towers-is-eiffels.html?_r=0). Fuera de estos datos, este puente lo crucé, quizá, un par de veces en mi vida. Había sido poco cuidado y estuvo un buen tiempo cerrado por el peligro de colapso. En esta oportunidad  nos dimos el gusto de cruzarlo a pie. El cruce fue gracioso; parece ser que los conductores no ven a muchas personas hacerlo (aunque en el camino nos cruzamos con un sacerdote), pero Soraia caminaba feliz y su frescura y belleza perturbaba a los pilotos jóvenes; uno de ellos se la quiso dar de galán y lo que hizo fue que los aros de su auto chocasen con la vereda alta que este puente tiene. Muy gracioso, los tres (María, Soraia y yo) nos reíamos a carcajadas por lo ridículo de la escena; mejor aún, fue el caso del encuentro de dos autos al inicio del puente en una calle perpendicular que se hallaron cara y cara, y no querían dar su brazo a torcer para dar pase. Casi 10 minutos de discusión. En fin. Hacia el otro costado donde nos esperaba nuestra movilidad, vimos en las barandas varios candados (como en París) para sellar el amor eterno. Bonito gesto. Creo que en París los van a sacar. Espero que en este puente, no.





Hicimos las últimas coordinaciones, puesto que al día siguiente salíamos para Chivay a las 8 a.m. Además teníamos que llevar todas nuestras cosas. Estuvimos en el hotel a las 6 p.m. Hicimos los últimos arreglos y salimos a cenar al Zigzag, un restaurante francés en la Plaza San Francisco. El día anterior habíamos estado con María para cenar algo ligero. Esta noche, con Soraia más, íbamos a cenar rico. Como siempre, cerramos con broche de oro.

jueves, 3 de diciembre de 2015

CRÓNICAS AREQUIPEÑAS 1

Tras algunas indecisiones y gracias a la visita de Soraia, hija de María Ramos, una muy buena amiga, el viaje a Arequipa se hizo realidad. Después de arreglar y coordinar todo lo necesario para que todo estuviese caminando como se debe, salí el viernes 16 de octubre en un vuelo nocturno hacia Lima. Trujillo carece de conectividad aérea con el resto del país y el mundo, todo está centralizado en la capital, escala obligada para todo. Así pues, tuvimos que soportar algunas horas de madrugada en el saturado aeropuerto internacional limeño (el único) para registrarnos en el vuelo de Peruvian a las 4:30 am. El vuelo salió un poco atrasado, pero llegamos sin ninguna novedad al aeropuerto Alfredo Rodríguez Ballón, muy bien equipado, y accedimos a sus instalaciones gracias a las mangas para pasajeros que tiene.




Una vez recogidas nuestras maletas, empezamos el periplo antes de llegar a nuestro hotel. Arequipa siempre es un lugar interesante para visitar. Como hay bastante movimiento turístico, los días sábados y domingos tienen una intensa actividad que logramos aprovechar. Así que ese sábado 17 y domingo 18 iban a ser bien aprovechados. En el trayecto a nuestro primer objetivo vimos parte del inmenso puente Chilina (http://www.puentechilina.com/) que conecta Selva Alegre con Cayma, construcción que alivia el denso tráfico que hay en la ciudad y que satura los puentes viejos que tiene el centro histórico como el Grau (1898) y el Bolognesi (1577). Viví en esta ciudad por 12 años, prácticamente mi niñez la pasé por sus calles y parques, y es aquí donde culminé mis estudios escolares. Tenía el bonito recuerdo del parque Grau que  tenía (y tiene) instalaciones infantiles a las cuales mis padres nos llevaban (a mi hermana y a mí) los domingos familiares en los 60; recuerdo sus calles con tranvías, tristemente desaparecidos. Muchas cosas y espacios vistos por un niño son vistos y vividos a través de experiencias y emociones que luego pasan el filtro del tiempo. He regresado numerosas veces a esta ciudad y volverse a topar con tus recuerdos es toda un encuentro teñido de nostalgia. Muchos espacios prefiero recordarlos como se instalaron en mi memoria.  Con esta sensación personal iba pues a reencontrarme, una vez más, con Arequipa.
El primer objetivo era el mirador de Carmen Alto. En 2011 y 2013 estuve allí por una visita que hice por la Alianza Francesa y por el reencuentro promocional del colegio La Salle por nuestros 40 años de egresados. A diferencia de las visitas anteriores, en esta oportunidad tuvimos todo el espacio para nosotros, ya que aún no llegaban los buses turísticos y solo estábamos nosotros tres más nuestro guía. Luego de hacer una explicación de la andenería (que veríamos con mayor esplendor en la ruta a Chivay), nos disertó sobre las frutas de la región. María y Soraia conocían por primera vez la papaya arequipeña, el tumbo. Además me enteré de una característica nociva de la uña de gato, poderoso antiinflamatorio que solía beber diariamente; había oído que no era bueno (no sé si verificado) para personas que tienen problemas de presión arterial (como es mi caso), pero lo que se comentó ese día me pareció alarmante: afecta a la visión (como lo dicen de la caigua). Estuve buscando información en internet y sale más sobre sus propiedades benéficas en tratamiento contra el cáncer. Pero lo otro, casi nada.
Luego de esta breve estancia en Carmen Alto, nos dirigimos a Yanahuara (http://www.muniyanahuara.gob.pe/index.php?option=com_content&view=article&id=15&Itemid=9), lugar del que tengo entrañables y positivos recuerdos. Este barrio fue la imagen visual de la ciudad en los años 70, con las del claustro de Santa Catalina, que identificaba la arquitectura e historia urbana arequipeñas. Las autoridades municipales de ese entonces acordaron llevar a cabo un ambicioso proyecto de crear un concepto turístico global. Y Arequipa entera se volcó a hacer de su ciudad, uno de los lugares más interesantes y bellos para visitar: no solo limpiar, restaurar, modificar espacios o crear otros, sino cambiar la conciencia de la mayoría de sus habitantes. Los arequipeños se sienten orgullosos de su ciudad; entonces, tenían que evidenciarlo con verdaderas acciones que mostrasen el aprecio de su ciudad: ordenarse, mantenerla limpia, cambiar la actitud hacia el foráneo, conocer su historia y detalles de la misma, que cada rincón sea significativo para ellos y que todos los ciudadanos lo sean de su urbe y sus alrededores. El camino fue arduo, pero los resultados se vieron casi tres décadas después. La ciudad, su casco histórico, logró ser declarada Patrimonio Histórico de la Humanidad por la Unesco. En este rescate de la urbe, Yanahuara fue uno de los barrios que se vio más beneficiado y que aprovechó su arquitectura y ubicación privilegiada para crear el primer mirador de la ciudad desde su plaza principal. 








La visita a su vieja iglesia nos permitió conocer los detalles de la construcción en sillar del barroco indígena. Por primera vez entendí toda la simbología que se expresa a través de imágenes de esas esculturas de un Gólgota ubicado generalmente cerca del ingreso principal de las iglesias de reducciones de indios. Tuve la oportunidad  de ver otra en el patio exterior de la iglesia de indios de Mórrope. Con esculturas sencillas, así como se hacía con los murales, la feligresía analfabeta era “educada” en la cosmovisión cristiana. Bueno, esa la creencia de los primeros extirpadores de idolatrías y, luego, de los curas evangelizadores. Desde entonces empezó el sincretismo religioso que invade todas las iglesias de América Latina (lo vi en Ecuador, Bolivia y México). Concluida nuestra visita por las estrechas calles de este bello barrio y haber visto abundante queso helado para calmar la sed, nuestra movilidad nos recogió para ir a nuestro hotel, dejar las cosas y darnos una buena ducha. Ubicado en San Lázaro, nuestro hotel resultó un espacio simpático y estratégico. Ahora este barrio, al cual recuerdo tranquilo y silencioso, se ha visto rodeado de hoteles, restaurantes, cafés, todo tipo de servicio para el turista. Luego de la ducha, nos fuimos a caminar por el centro, bajamos por la calle Jerusalem hasta llegar a la calle Mercaderes para hacer algunas compras y, luego, dirigirnos a los claustros y la iglesia de la Compañía. La visita siempre es agradable, con sus bellas tallas en la piedra y la iglesia, sobre todo con su famosa capilla, San Ignacio, en la que hay dos pinturas de  Bernardo Bitti, reconocido pintor y sacerdote jesuita italiano (http://www.estudiosindianos.org/glosario-de-indias/bernardo-bitti/)  (http://www.dibam.cl/dinamicas/DocAdjunto_40.pdf) (http://www.misionjesuitaperuana.com/#!bernardo-bitti/c6y7); además, todas sus paredes y techo están profusamente cubiertos de pintura de imaginería local que muestran plantas, árboles y animales de la selva.  Para más detalles de esta bella iglesia, dejo este vínculo para que lean su historia y detalles (http://moleskinearquitectonico.blogspot.pe/2010/08/iglesia-de-la-compania-arequipa.html).







Luego de esta visita, con encuentro casual con un amigo de mi hermano, nos dirigimos a Santa Catalina. Previamente una breve pascana para tomar un jugo de papaya arequipeña. Los estragos del viaje, más la mala noche (peor a Soraia que estaba sufriendo el cambio de horario) nos estaban pasando factura. Además, Arequipa es una ciudad que está por encima de los dos mil metros (2335), detalle que hay que tomar severamente en cuenta. Luego de esta breve pausa, nos fuimos al objetivo final de este día. E íbamos a cerrar con broche de oro. Santa Catalina es siempre un encuentro con un espacio que te lleva automáticamente al pasado. Aunque su silencio se ha roto desde los 70 cuando se abrió el monumento a la población y al turismo, queda todavía toda esa mística y forma de vida de las monjas que pasaron por sus paredes. Cada rincón se va abriendo a tus ojos con un estallido de colores que no ves con mucha frecuencia en otras partes, dándole un contraste entre la severidad de la clausura y el color vivo del cielo y las paredes de la magna edificación. Desde su apertura en 1970, lo he visitado toda vez que he podido hacerlo. “Bien vale una misa”. Alcanzo algunas fuentes para que revisen los méritos de este bello espacio (http://www.santacatalina.org.pe/) (http://www.hostraptors.com/convento/historia-del-monasterio-de-santa-catalina-de-arequipa.html).










Luego de nuestro viaje al pasado, nos dirigimos a descansar para reponer fuerzas. Por la noche salimos a cenar al restaurante Zigzag. Un primer día intenso y sin aburrimientos.

domingo, 11 de octubre de 2015

TURISMO SOSTENIBLE Y SUS POSIBILIDADES NATURALES



Los días 25 y 26 de setiembre estuve en Chiclayo para asistir al primer Congreso Internacional sobre gestión en turismo sostenible (https://www.facebook.com/congresointernacionaldegestionturistica?pnref=story) o sostenibilidad turística (depende cómo lo veamos). Durante dos mañanas pude oír propuestas, tanto de expositores peruanos así como extranjeros sobre la creación de conceptos de productos turísticos y su permanencia en este campo que aún se halla en pañales en nuestro país. Una de las propuestas que me interesó bastante fue la expuesta por gestión ecuatoriana de la ciudad de Cuenca, gestión que ha logrado un consenso comunal y que ha comprometido a diversos actores de cualquier quehacer de dicha ciudad. Tal como lo detalló, el Ing. Freddy Espinoza, integrante de este buen proyecto, desde las autoridades políticas hasta el ciudadano a pie se han tomado en serio el trabajo de hacer de Cuenca una visita inolvidable (https://www.youtube.com/watch?v=cr5TXoSOBrw). Estuve en esa ciudad en 1992 gracias a la visita de entrañables amigos como lo son Laura y Patrick Gallard Moscol, quienes vivían en ese entonces en esa bella ciudad. El modelo de gestión público privado me hizo recordar el que experimenté en Arequipa a fines de los años 60  y unos buenos años de los 70, gestión que ha dado sus frutos y convirtieron a la ciudad y la región en un derrotero del turismo mundial. El hecho es que ambas, por el modelo de gestión integrador, han logrado ser declaradas Patrimonio Cultural de la Humanidad (https://www.youtube.com/watch?v=SbbuO-5LqDU). El Congreso, además, presentó a la comunidad las infinitas posibilidades de creación de oportunidades de negocios en este rubro, pero que, como dijo la expositora de Costa Rica (Damaris Chaves), es cuestión de que el producto creado sea mantenido en su calidad, renovado para potenciarlo y ser imaginativos; fuera del hecho de que debe tener una visión comprometida con la zona de intervención. El problema del mundo empresarial es que muchas veces se entiende que la zona intervenida es para enriquecerse y hay una serie de factores sociales, ambientales y geográficos que deben ser cuidados, respetados e integrados. Todavía la gente sigue pensando como un colonialista que tiene delante de sí a la gallina de los huevos de oro. El turismo es una actividad que genera más cadenas productivas que otras y son más durables en el tiempo. Sin embargo, hay gente que quiere convertirla en una actividad fungible de corta duración y pareciera pensarse más como un hecho extractivo que edificativo. Pienso en Cajamarca, región que ha entrado en una fuerte recesión a raíz del problema minero, actividad que se priorizó postergando su tradición ganadera y agrícola, además de poseer un patrimonio natural e histórico que no le dieron la real importancia. Este año que estuve para sus carnavales  (https://www.facebook.com/jesusgerardo.caillomanavarrete/media_set?set=a.1057576380939049.1073742017.100000600914417&type=3),   ya un buen grupo de ciudadanos está interesado de comenzar a articular sus patrimonios culturales en un proyecto más grande que pueda ingresar al mapa turístico peruano y del subcontinente. Cajamarca tiene tan bellos lugares, como el santuario de Polloc, pero pocas son las personas que lo han visitado. Es un lugar perfectamente desconocido para la mayoría de peruanos (https://www.facebook.com/jesusgerardo.caillomanavarrete/media_set?set=a.1055905351106152.1073742016.100000600914417&type=3).  
Sin embargo, lo que más se destacó en el evento es el factor humano: cualquier bello lugar o concepto que se cree depende de la voluntad de trabajo de los involucrados y la necesidad de trabajar todo por un mismo fin, el cual va a beneficiar a todos. Entre burocracia, celos, egoísmo, falta de compromiso y desinterés, muchas oportunidades se han ido perdiendo en el camino. Inaudito que se estén ofreciendo una serie de productos cuando las condiciones no son las ideales por falta, sobre todo, de una adecuada infraestructura vial o de servicios. El turismo de aventura no significa de sufrimiento. Hubo una interesante feria en las instalaciones de la Universidad que coorganizó el evento, pero detalles deben siempre ser tomados en cuenta. Falta aún la vocación del servir, el hecho de adelantarse a la situación que pueda surgir, la cultura de la prevención y de los detalles mínimos. Además hubo buenas ofertas para poder viajar a las bellezas naturales que ofrece Lambayeque, pero la respuesta de los concurrentes no era la esperada; creo que una persona que viaja bajo esta perspectiva debe ser la primera en “husmear” qué es lo que este nuevo lugar me ofrece. Personalmente, quise ir al Refugio de Vida Silvestre Laquipampa, pero no hubo el quórum necesario para poder hacer este viaje soñado (http://www.sernanp.gob.pe/sernanp/zonaturismoi.jsp?ID=74). Pese a todo, hice los contactos pertinentes e iré con un grupo de amigos que sí están interesados en ver las bondades de esta afamada área protegida. Justamente una de las exposiciones centrales versaba en el inmenso potencial de las áreas protegidas de nuestro país puede generar grandes oportunidades (http://www.sernanp.gob.pe/sernanp/). Espero que la conferencia no haya caído en saco roto. Hubo profuso material entregado en los diversos estands de la feria, material de calidad con información precisa y motivadora. Lambayeque, lugar conocido por sus grandes e importantes museos, quiere ofrecer la imagen de lugar que encierra otros tesoros como sus reservas naturales e históricas como el Bosque Seco de Pómac (https://www.facebook.com/jesusgerardo.caillomanavarrete/media_set?set=a.985490194814335.1073741997.100000600914417&type=3).
El sábado se centró en el boom culinario y sus variantes: la gastronomía ha tenido sus sostenidos y bemoles. Los conferencistas hablaron de la necesidad de independizar nuestras acciones y gestiones para empezar para rescatar el patrimonio no tangible. Uno de los expositores ha sido muy pragmático y tiene mucho éxito en Moyobamba, su punto de acción y residencia. En realidad, me sorprendió mucho su actividad y es un hombre que no necesita de Lima para sus gestiones. Buen ejemplo. Además hace investigación con el fin de lograr mejores resultados. Es consciente de la necesidad de mantener un equilibrio entre el consumo y la reproducción. Y aquí viene el detalle de varios defectos que se han ido generando en la gastronomía. El boom puede ser el ocaso de varias especies de plantas o animales, de manera directa o indirecta. En una reciente visita al Bosque de Cañoncillo comentaba el guardián de dicha reserva natural las absurdas contradicciones cuando las cosas se hacen apuradas. Se sacó cuenta de cuántos árboles de algarrobo se talarían para proveer de leña a las pollerías se todos los peruanos decidiéramos celebrar el día del pollo a la brasa. Los efectos serían catastróficos y creo que el lanzó esa desafortunada propuesta no medía las posibles terribles consecuencias para los bosques naturales ya comprometidos con la tala indiscriminada.


Más tarde, con Bárbara Wong, la creadora de este Congreso, y su hija nos fuimos a Pimentel para ver la puesta de sol. Así me despedí de dos intensos días de turismo.

Esta experiencia la iba a vivir de manera directa pocos días después, cuando por gestión de Jamy Hurtado, profesora de turismo de la Universidad Privada del Norte, nos fuimos al mencionado Bosque de Cañoncillo, cerca de San Pedro de Lloc (http://www.conservamospornaturaleza.org/area/bosque-natural-el-canoncillo/).   El viaje lo realizamos el sábado 03 de octubre, con varios alumnos de la misma carrera. El lugar ha ido mejorando. Lo he visitado dos veces previamente y mi última experiencia no fue tan agradable ya que acampamos cerca de arrozales y los mosquitos tuvieron un banquete con los cuatro viajeros. Estuvimos en una ruina chimú que ahora ya forman parte del circuito (siempre y cuando estés más tiempo en el área), pero el objetivo de la visita era la parte natural y recreativa (sandboard). La zona está mejor cuidada; en la anterior visita veíamos cantidades de botellas de plástico desperdigadas por todas partes e incluso sobre la laguna mayor (hay otras dos más pequeñas) que forma este oasis en medio de dunas. Muchos de los jóvenes no están muy habituados a caminar, y menos en condiciones como la de marchar bajo un sol ardiente y cerca de dunas. Pese a todo, la visita fue un éxito, puesto que se conjugó naturaleza con diversión. Aquí fue que nuestro guía, Sixto Armando Ventura, (quien tiene formación académica) nos dio la información necesaria y la visita fue muy interesante. Han sido muy cuidadosos con el manejo ecológico, con introducir nuevas especies con el fin de no causar un fuerte impacto a la fauna natural y hacer un estudio sobre las consecuencias del crecimiento de las arroceras vecinas, cultivo que no era usual hace unos 100 años. Hay que entender que para los procesos de cambios geográficos, geológicos y climáticos no se miden por días o años; sus ciclos son diferentes. Recuerdo el comentario que hubo en una reunión en la que una geóloga, emocionada, comentaba que había encontrado dos rocas casi coincidentes en la misma era, solo las diferenciaba 20 millones de años. Casi nada. Nuestro guía hizo el comentario que referí líneas arriba, sobre el famoso día del pollo a la brasa. Menuda idea. Ya están controlando a los leñadores furtivos. Cuando acampamos en el 2003, recuerdo que por la noche (entre 2 y 4 de la mañana) los leñadores pasaban con sus animales de carga y toda la tala que habían logrado. Las acciones para evitar esta depredación ha mejorado; además los mismos habitantes van tomando lentamente conciencia de las potencialidades que este Bosque encierra. Las visitas movilizan a muchas personas, desde guías hasta transportistas (mototaxis) y vendedores ambulantes que sacan algo para su día a día. Si este bosque tuviera visitas más sostenibles, otros podrían beneficiarse. Culminada nuestra visita,  nos dirigimos a Pacasmayo donde almorzamos y, antes de partir, dimos una pequeña vuelta por el malecón. Espero que Cañoncillo se vaya convirtiendo en un modelo de turismo sostenible.