Fiestas Patrias. Deslucidas por la malcriadez, la irrealidad y la confrontación. Acentuación de la anomia política que venimos sufriendo ya por décadas y que pareciera que todavía no se ha tocado fondo.
Todo este
despelote de los últimos días nos ha permitido ver la clase política que nos
gobierna, desgracia que tratar de ser “protegida”, si cabe el término, por
personas que inundan nuestros medios de comunicación masiva virtual con memes y
mensajes tergiversados de uno u otro bando, si también cabe el término. Y los
medios de comunicación no han hecho nada más que jugar una suerte de caja de
resonancia torcida con noticias alejadas de la verdad. El lamentable caso de la
supuesta fuga de la hijastra del presidente ahonda todo el escepticismo válido
que todo ciudadano puede tener sobre dichos medios. Las elecciones de la nueva
presidencia del Congreso es otra muestra de negocios turbios en los que caen
cabezas y se empodera a personas de dudosa reputación. La política peruana es
el espacio de acomodos y de intereses, sobre todo personales, creado por el
debilitamiento de los partidos políticos. Son estos últimos los responsables de
haber puesto al presidente que, hipotéticamente, nos dirige y al congreso que,
supuestamente, debe velar el bien común. Ni uno ni lo otro. La habilidad y
muñeca de las movidas políticas son las suficientes como para dirigir todos los
dardos de la opinión pública hacia la medrada presidencia que tenemos, mientras
los otros también juegan a espaldas de la ciudadanía. El discreto aumento de
sueldo al personal del Congreso es una sutileza que poco ha preocupado a los
masivos medios de comunicación, salvo algunos. Triste realidad.
Se habla de vacancia de una manera u otra. Se habla de que el Congreso también debe de irse (¿lo harían?). Elecciones generales. ¿Con qué candidatos? ¿Los mismos personajes que han causado todo este desmadre y haber polarizado el país al nivel en que estamos? ¿Nos polarizaremos más? ¿López Aliaga, cuyo partido se ha desmoronado y ha quedado circunscrito a Lima? ¿De Soto, ya desaparecido del mapa político mientras su partido es un neo vientre de alquiler? ¿Keiko, quien afrenta problemas con la justicia y tiene un partido plagado de tránsfugas? ¿La izquierda, llena de partiduchos y de cacicazgos provincianos que llevan su modus operandi a palacio? ¿Acuña, cuyo liderazgo ha sido fortalecido en estas elecciones del Congreso y cabeza de un partido con personajes muy cuestionables? ¿Querrán los líderes de estas agrupaciones políticas reformular la Ley de Partidos para evitar ser vientres de alquiler y acoger cada vivaracho, estafador o violador como ahora tenemos? A mi modo de ver, la función del control mediático que se ha hecho al inepto Pedro Castillo debe de ser el mismo para todos los políticos, pues debemos ser conscientes que, si sale Castillo, uno de los que lideran esos fantoches gremiales del congreso será el nuevo presidente de nuestra nación.