A veces algunos elementos, aunque parecieran irrelevantes (para muchos lo son), retratan a una sociedad diseccionándola implacablemente en sus errores y faltas; así también como sus logros y planificación. En este caso, el deporte es ese elemento social que está desnudando las crisis que hemos estado acumulando como sociedad en las últimas décadas. Para comentar sobre el deporte que genera actividad física, identidad, contención en sociedades de riesgo, diversión, trabajo en equipo, disciplina, un largo etcétera, no hablaremos sobre una única manifestación bastante mediocre en nuestro país como lo es el fútbol, sino del deporte de manera global que exhibe sus logros en eventos masivos como lo son los Bolivarianos, Panamericanos y, su versión mayor, las Olimpiadas. En este caso nos centraremos en los Panamericanos de Santiago de Chile 2023. Los Juegos Panamericanos son una vitrina para mostrar los avances en el campo deportivo y se aprovecha, también, para poner en vitrina a una ciudad y a un país; por eso, atrae no sólo a deportistas y cultores de los diversos deportes que se muestran en cada versión, sino los viajeros que quieren visitar un lugar que te ofrece una gran variedad de atractivos. Pero, se debe tener presente que estas justas son deportivas, no gastronómicas, arqueológicas, discotequeras o de cualquier otra rama que puede aprovechar las circunstancias: en otras palabras, es para mostrar al mundo cómo una sociedad y su gobierno están desarrollando en su colectividad, entre sus niños, adolescentes y jóvenes la actividad deportiva en todas sus variables. Además, es ver cuánto las políticas públicas al respecto han funcionado o, por lo menos, muestran que hay políticas vinculantes exitosas. Es, pues, una prueba que nosotros asumimos como sociedad. Cuando Lima fue sede, la expectativa no estaba en el show, sino cuánto nuestra sociedad había dado el espacio y los tiempos correctos, semilleros efectivos, diversificación deportiva a todos los cultores del deporte. Perú tuvo una triste actuación en los Panamericanos de Guadalajara 2011 con 2 medallas de plata y 5 de bronce; mejoró en Toronto 2015, con 3 de oro, 3 de plata y 6 de bronce; Lima, 2019, fue mejor con 11 de oro, 7 de plata y 21 de bronce. Cuando escribo este artículo, el cuadro medallero peruano en Santiago no se ha movido en tres días: mal síntoma. Tras haber organizado los últimos Panamericanos uno espera que el deporte peruano tenga un mejor nivel en toda modalidad. Pero si el vóley femenino quedó en último puesto en el reciente Sudamericano y el vicecampeón de Maratón al llegar a Lima tuvo que tomar un taxi, pues nadie de su Federación (¡Campeón Panamericano!) lo fue a recoger; los resultados del deporte peruano van a ser lamentables. Colombia, Chile, Ecuador y hasta el grupo de Atletas Independientes (Guatemala) han sacado una buena distancia de nosotros; nosotros, rezagados. Radiografía de nuestra sociedad.