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Trujillo, La Libertad, Peru
Un espacio para mostrar ideas y puntos de vista ligados al arte, a la cultura y la vida de una sociedad tanto peruana como universal
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domingo, 14 de marzo de 2021

VILEZA INFORMATIVA (ARTÍCULO DE OPINIÓN DIARIO CORREO TRUJILLO 14 DE MARZO)

En 1981, una noticia intrigante recaló en las redacciones de muchos diarios del mundo. Un físico, Brian Brady, había hecho diversos estudios sobre suelos y predijo tres sismos en territorio peruano, entre Pisco y Lima. Brady lanzó una primera alerta en 1978 en la que informaba sobre intensa actividad sísmica en 1980. La sismología, como ciencia, ha procurado y procura predecir movimientos de características desastrosas para salvar vidas, tomar medidas extremas de prevención y atenuar en algo las consecuencias de un fuerte sismo. Aunque el científico era refutado por diversos organismos científicos, siguió adelante con su teoría e, incluso, predijo las fechas en las cuales Lima iba a ser devastada: 6 de julio, 24 de agosto y 24 de setiembre. Todos los diarios peruanos, sobre todo limeños, lanzaron la alarma. Uno de ellos, el Diario Marka, cuyo director era Guillermo Thorndike, manejó la noticia de una manera sensacionalista y alarmante que causó grandes problemas al gobierno presidido por Fernando Belaunde. Pese a las advertencias de varios círculos científicos dudando de la predictibilidad de un terremoto, prevaleció la alarma y un insano prurito de llenar las portadas de los diarios con noticias tremendas. Hubo muchas personas que liquidaron bellas casas en La Punta, lugar amenazado de desaparición. Recuerdo que la familia de un conocido de la universidad vendió su casa y se mudó a Cuzco. Lima quedó vacía por esos días: julio fue un mes perdido para esa ciudad. Al final no tuvimos el sismo físico, pero sí económico: se perdió más de 300 millones de dólares (cálculos discretos), pues se redujo toda actividad turística que afectó a todo al país; además se paralizó mucha actividad constructiva. El Gobierno trataba de responder las alarmantes noticias de la mejor manera posible. Recuerdo un comentario de un ministro: se había comprado cientos de miles de bolsas para cadáveres para prevenir cualquier tipo de epidemia. Nuestra suerte estaba echada. No hubo terremoto alguno. Pasada la turbulencia, todo volvió a la normalidad. Eso sí: el diario Marka tuvo una venta extraordinaria durante tres meses de su campaña a tal grado que diariamente casi al mediodía ya había agotado su tiraje. Buena estrategia de marketing, le dicen.

Viernes 05 marzo, un programa dirigido por Beto Ortiz y difundido por Willax sacó al aire una edición que empleó información sobre la vacuna china. La información era parcial y fue manipulada con cierta sevicia justo ad-portas de la vacunación de los adultos mayores. Omisiones, interpretaciones erradas y conclusiones precipitadas causaron zozobra en la población. Hubo candidatos que, incluso, invitaban a la sedición contra el actual régimen. La incompetencia comunicativa del Gobierno hizo que la falacia prosperase, pero hubo pronto otras reacciones que frenaron esta insania; el médico que acompañó a Ortiz en ese programa terminó cambiando su versión en otros medios. Vileza y cizaña en tiempo de elecciones generales.

domingo, 26 de febrero de 2017

LA VIDA COMO RATING (ARTÍCULO DE OPINIÓN DIARIO CORREO TRUJILLO 26 DE FEBRERO)

Informar es una de las funciones obligatorias, por no decir la principal, que cumplen cotidianamente los medios de comunicación con el fin de tener al tanto a la comunidad sobre diversos acontecimientos que suceden en nuestra localidad. Cumplen, así, con los derechos de los ciudadanos a la información, al conocimiento de su entorno, y contribuyen indirectamente en la educación de una sociedad. Son, además, forjadores de la conciencia política, cultural y social de sus habitantes. Los espacios físicos y virtuales de un medio se convierten en lugar de debate público y son también una vitrina de los acontecimientos relevantes de todo tipo de los diversos hechos e incidentes que suceden en nuestra ciudad, país y el mundo. Han ayudado y ayudan a desenmascarar actos delictivos de todo nivel, como el que venimos viviendo todos los peruanos con la escandalosa corrupción del grupo Odebrecht en el mundo político en todos sus estratos. Por eso, es el cuarto poder. Alta responsabilidad además.
Hay algunos hechos, los luctuosos, que llenan los diarios y se han convertido en una parte relevante en la estructuración cotidiana de muchos medios de la localidad, el país y el mundo. Se convierten en su primera plana con el fin de resaltar, pensemos optimistamente, la escalada de violencia de nuestra ciudad. En el mundo del periodismo se sabe que el tratamiento de una noticia debe de ser lo más objetiva posible; sin embargo, el prisma con que abordamos tal o cual acontecimiento no deja de tener una perspectiva personal. Si uno ve un film como Rashomon del maestro Kurosawa, podrá constatar que un incidente cualquiera recibe percepciones diferentes que no dejan de ser parte importante de la verdad como un todo.
Cuando la noticia que se ofrece recibe una fuerte distorsión que va más allá del simple hecho de informar y manifiesta una intención abiertamente reñida contra la ética profesional, la comunidad debe de sancionar y manifestar su abierto rechazo ante la burda manipulación de la verdad. El hecho como la muerte de un niño existe, pero se convierte en un espectáculo circense para modelar el morbo de una población ya deformada por el tosco tratamiento de este tipo de noticias. El ser humano es mostrado en una vitrina para el torcido gusto de cierto público y convierte al personaje de tal o cual evento en una cifra más de un sistema cuyo motor económico es el dolor y sangre en este tipo de medios. La contribución de estos medios es nimia, escasa, nula; pues coadyuva a formar la conciencia de una población escasa de valores edificantes. Si queremos verlo desde una perspectiva negativa, sí redunda una autopercepción de clase contra la cual la educación, las corrientes preventivas contra la violencia y propuestas por mejorar la calidad de vida de las personas se oponen.

En la novela Tinta Roja del escritor chileno Alberto Fuguet, el periodista Faúndez, principal redactor de un diario amarillista, decía que estos diarios eran la columna social de los estratos más deprimidos. Esta lógica sigue siendo vigente.