Domingo 18 de octubre. Mañana libre. Se había reservado el lunes 19
y martes 20 para visitar el Colca. Visitar lugares de interés de la ciudad es
poco complicado, pues hay varias opciones: caminar por sus viejos puentes y
calles, visitar varias iglesias que siempre he querido regresar como La
Recoleta o La Merced. Por la tarde, nos íbamos a visitar los entornos de la
ciudad, aquello que la ha hecho famosa: sus barrios campestres, su campiña. Pero,
qué visitar esa mañana. Nos focalizamos en dos objetivos: Convento, Claustro y
Museo de Santa Teresa; y la momia Juanita.
Santa Teresa es una iglesia la cual poco
conocía; creo nunca haberla visitado en mi niñez e inicios de adolescencia
cuando vivía en Arequipa. Además siempre permanecía cerrada. La primera vez que
la visité en el 2011 quedé gratamente impresionado con los tesoros que
encerraban sus paredes. Pero esta reciente visita ha sido una mayor impresión
positiva. Han incluido los interiores de la iglesia carmelita y la museografía
ha mejorado ostensiblemente. Este gran monumento se comenzó a erigir en 1710 y
cuenta con varias salas y espacios en los que hallas pinturas, objeto de culto
religioso, vestuario, maquetas, estatuas y yeserías. Aquí hay más datos (http://rpp.pe/peru/actualidad/el-museo-de-santa-teresa-de-arequipa-un-museo-de-historia-religiosa-noticia-483593). La visita al coro alto me permitió
curiosear la acústica del lugar. Hay instrumentos musicales, como salterios y
órganos de la colonia. Siendo una iglesia carmelita, hay diversas obras que
destacan a notables integrantes de la orden como Santa de Teresa de Ávila
(Jesús) o San Juan de la Cruz, grandes doctores en mística. Además este año es
el Quinto Centenario de Teresa de Jesús, y las iglesias católicas celebran esta
festividad. Por eso había toda una sala implementada para su recuerdo y
homenaje. Debido a la premura, tuvimos que acelerar nuestro recorrido para
poder llegar a nuestro segundo objetivo.
Nos dirigimos a pie al Museo de Santuarios
Andinos. Como la visita estaba programada por bloques y había una pausa de casi
una hora, nos dimos un breve escape para una transacción. María necesitaba
sacar una cierta cantidad y nos fuimos a un mall que solía ser el hipódromo de
la ciudad, el de Porongoche. Arequipa y Chiclayo eran las dos únicas ciudades,
fuera de Lima, que contaban con hipódromos. Ahora son un mero recuerdo.
Retornamos a nuestro objetivo para hallarnos con Juanita, la momia preservada
por más de 500 años y descubierta en 1995, en una expedición hecha en plena
etapa activa del volcán Ampato, donde se halló esta momia y varios objetos más. Esta expedición fue financiada por
National Geographic y apareció publicada para la comunidad internacional en el
vol. 189, No. 6 de junio del 1996. Este descubrimiento dio pie a la
construcción de este museo que es administrado por la Universidad Católica de
Santa María en una casa colonial del centro de la ciudad en la que se han
adecuado cuatro grandes salas para ubicar todos los descubrimientos y colocar
la museografía respectiva. La primera sala que se visita es la que se proyecta
un breve documental que propone la hipótesis del sacrificio de esta adolescente
hace ya varios siglos como pago a la bravura del volcán. Y con ella, hubo otros
niños más sacrificados, pero sus momias han sido destrozadas por la inclemencia
o las posteriores erupciones (http://www.fogapi.com.pe/assets/santuarios-andinos2.pdf). A mis amigas les chocó el triste fin de
esta niña que tuvo que ascender más de 5 kilómetros para finalmente ser
sacrificada con un fuerte golpe en la cabeza luego de haberla emborrachado. Las
instalaciones tienen baja iluminación y la cámara en la que se halla la momia
está climatizada para evitar su deterioro. Hay vestigios interesantes que nos
permiten tener una idea de la forma de vida, hábitos y visión del mundo de la
cultura inca. Perú es un país, como lo dijo Steven Birbaum en su libro de
viajes, donde puedes dejar libre tu imaginación por el pasado. Recuerdo una
revista coleccionable de la Enciclopedia Aguilar que denominaba a nuestro país
como “el viejo nuevo mundo”. Un par de semanas después iba a Chiclayo para
visitar un par de museos y ver otros vestigios más viejos. Lo que me llamó la
atención es que todo dato sobre la participación de Miguel Zárate en el
descubrimiento de la momia se haya borrado en toda la información del museo. En
la revista antes mencionada aparece en una página entera sosteniendo la momia.
Hice la pregunta, pero la respuesta fue un poco esquiva.
Nos fuimos a almorzar al Crepísimo, un
menú genial. Es un excelente restaurante que se halla en la Alianza Francesa de
esta ciudad. Octubre es un mes de procesiones y Arequipa, ciudad muy religiosa,
celebra todas las procesiones posibles. En nuestro camino al restaurante, nos
topamos con la procesión del Señor de los Milagros, por lo que el acceso estaba
casi interrumpido y teníamos premura, ya que a las 2 p.m. nos esperaban para
visitar la campiña a través de la famosa carretera paisajista. La recuerdo hace
muchos años, en el 72 cuando la inauguraron como tal. En ese entonces veías
campiña; ahora, casas de asentamientos humanos e invasiones. Arequipa está
perdiendo su verdor para ser reemplazado por cemento o sillar. A causa de la
procesión, los tiempos no se cumplieron; tuvimos que ir hacia el hotel para que
nos recojan.
Así, con todo, nos fuimos a Sabandía y su famoso molino,
restaurado en los 70 y que atrae un montón de turistas. El edificio fue
restaurado por un arquitecto, Luis Felipe Calle, quien decidió asentarse ahí
hasta su muerte. Ahora ya cuenta con un pequeño zoológico hasta con un pavo
real. En los alrededores se han instalado un gran hotel, varios restaurantes y
personas que alquilan caballos para dar una vuelta por el lugar. Se ha tornado
en un espacio un poco caótico, desordenado y, pese a todo, mantiene su limpieza
(aunque ya se ve muchos objetos desechados de plástico, como bolsas y alguna
que otra botella. He aquí más detalles (http://www.viajeros.com/diarios/arequipa/el-molino-de-sabandia).
Terminada nuestra breve visita, nos
enrumbamos hacia la Mansión del Fundador, que se ubica sobre la misma carretera
paisajística, cerca de Hunter. Da mucha pena ver cómo se ha ido perdiendo ese
verdor que caracterizaba la campiña arequipeña. La mansión, que estuvo
abandonada desde inicios del siglo XX, fue rescatada y puesta en valor en 1981.
Es otro interesante espacio de arquitectura arequipeña que vale la pena
visitar. Hay una colección de fotos que muestra el estado en el que estuvo y
cómo el olvido, el tiempo y los terremotos la afectaron. Este edificación
perteneció al fundador de la ciudad,
Manuel Garcí de Carbajal, de ahí el nombre en la actualidad (http://www.lamansiondelfundador.com/es/ubicacion.php).
Antes de retornar a nuestro hotel,
pedimos pasar por el puente de fierro o Bolívar. Algunos le dan la autoría a
Gustave Eiffel y este sería el único puente construido en nuestro país de su
autoría. Era la época de las construcciones en metal y el desarrollo del
ferrocarril. Pero parece ser que esta obra fue por ingenieros norteamericanos,
sobre todo de Henry Meiggs (esto había oído hace un buen tiempo) que
participaban en el boom de la riqueza peruana del guano, aunque esta
construcción fue iniciada en 1870, pero concluida en 1882, en plena ocupación
de las tropas chilenas, y la estación quedaba en lo que es actualmente el
Mercado San Camilo(http://www.nytimes.com/2014/10/29/world/americas/despite-rumors-not-everything-that-towers-is-eiffels.html?_r=0). Fuera de estos datos, este puente lo
crucé, quizá, un par de veces en mi vida. Había sido poco cuidado y estuvo un
buen tiempo cerrado por el peligro de colapso. En esta oportunidad nos dimos el gusto de cruzarlo a pie. El
cruce fue gracioso; parece ser que los conductores no ven a muchas personas
hacerlo (aunque en el camino nos cruzamos con un sacerdote), pero Soraia
caminaba feliz y su frescura y belleza perturbaba a los pilotos jóvenes; uno de
ellos se la quiso dar de galán y lo que hizo fue que los aros de su auto chocasen
con la vereda alta que este puente tiene. Muy gracioso, los tres (María, Soraia
y yo) nos reíamos a carcajadas por lo ridículo de la escena; mejor aún, fue el
caso del encuentro de dos autos al inicio del puente en una calle perpendicular
que se hallaron cara y cara, y no querían dar su brazo a torcer para dar pase.
Casi 10 minutos de discusión. En fin. Hacia el otro costado donde nos esperaba
nuestra movilidad, vimos en las barandas varios candados (como en París) para
sellar el amor eterno. Bonito gesto. Creo que en París los van a sacar. Espero
que en este puente, no.
Hicimos las últimas coordinaciones, puesto
que al día siguiente salíamos para Chivay a las 8 a.m. Además teníamos que
llevar todas nuestras cosas. Estuvimos en el hotel a las 6 p.m. Hicimos los
últimos arreglos y salimos a cenar al Zigzag, un restaurante francés en la
Plaza San Francisco. El día anterior habíamos estado con María para cenar algo
ligero. Esta noche, con Soraia más, íbamos a cenar rico. Como siempre, cerramos
con broche de oro.