Entre el 18 y 21 de enero el
papa Francisco estará visitando nuestro país. En esta tercera oportunidad de la
visita de un máximo jerarca de la iglesia católica, Francisco estará en solo
tres ciudades peruanas, siendo una de ellas, Trujillo. Su llegada coincide con
un ambiente social y político bastante movido en el país, en general, y en
nuestra ciudad, en particular. En medio de un indulto otorgado por el
Presidente, que ha polarizado al país, el Papa se va a encontrar con un panorama
no muy armónico que digamos, pese a que el Gobierno ha designado a este año
como el del Diálogo y Reconciliación.
Este viaje a Sudamérica
(visitará Chile también) fue bastante esperado; ha visitado, en nuestro
continente, Brasil, Bolivia, Paraguay, Ecuador, Cuba, Estados Unidos y México.
Siendo esta parte del mundo una de las canteras más fuertes del catolicismo,
este viaje era bastante anunciado y anhelado por la grey católica. Hubo una
serie de especulaciones por las cuales el papa Francisco no ha incluido a
nuestro país en visitas anteriores, siendo la más fuerte la de las posiciones
divergentes de nuestro actual cardenal y la del Romano Pontífice. Luego de 33
años (casi como los años que la Selección Peruana no participaba en un Mundial
de Fútbol), nuestro país será visitado por un pontífice en un contexto
totalmente diferente, aunque en esencia los móviles son casi los mismos:
conflictos sociales y culturales.
La forma cómo se abordaron
estos agudos temas por el papa Juan Pablo II fue bastante moderada y hasta
conservadora. Aunque el mundo aún no era consciente del daño que como especie
estamos infligiendo al planeta debido a nuestro estilo y al modelo económico
que impera por todas partes, en la actualidad esas repercusiones sí están
afectando zonas de alto riesgo, entre ellas la franja costera del Pacífico sur;
en otras palabras, Ecuador, Perú y Chile. Francisco I se preocupa por esta
grave situación, que pareciera irreversible. El reciente Fenómeno del Niño
costero golpeó duramente el Norte peruano y nuestra ciudad fue atravesada de
este a oeste por siete huaicos. Para cualquier persona informada nuestra frágil
costa es una zona en permanente amenaza y el factor climático (de manera
externa o interna) nos pasa una fuerte factura. No creo que, salvo para los
consabidos especuladores e inescrupulosos de todo tipo, lo vivido en marzo del
año pasado vaya a ser de feliz recordación para el grueso de la población. Me
parece que la buena voluntad de Francisco va a chocar con los intereses
económicos de muchas empresas y personas inescrupulosas (de todo tipo) que
permanentemente están atentando contra el planeta y contra la integridad física
(es nuestro hábitat natural). Hay que ver lo que hacen la minería ilegal, las
industrias de extracción (como la pesca), el uso de aguas, un largo etcétera
que ojalá entre en reflexión. Además, llega en los preámbulos de una pronta
campaña política en la que los candidatos electorales se presentarán como
salvadores y hombres probos que velarán por el bienestar social. Muchos quizá
se cuelguen de su imagen, es cuestión de ver qué sucede en esos días para ver
quiénes se “suben al carro” para “bendecir su candidatura”.
Desde los inicios de su
investidura, Francisco ha querido arreglar, enmendar algunos entuertos de una
vasta institución en la que han sucedido una serie de irregularidades y
crímenes que han atentado contra la integridad física de muchos feligreses.
Algunas gestiones económicas no han sido nada transparentes y la sombra del
Banco Ambrosiano, cuyos tentáculos llegaron hasta Argentina y nuestro país,
permanece hasta nuestros días. Otra es la gran mácula de la pederastia, algunos
de cuyos graves incidentes sucedieron en nuestro país y las víctimas fueron
niños o adolescentes de toda condición social. Los nombres de Luis Fernando
Figari y Sodalicio aún están latentes entre muchos varones de clase alta que
sufrieron abusos sexuales, por los cuales la misma institución decidió
separarlo. Sin embargo, por razones ilógicas de la ley (prescripción, también
claramente utilizados por cuestionados líderes políticos), Figari no ha sido
tocado; peor aún, en febrero del año pasado (2017) la Santa Sede declaró que
sus actos no fueron crímenes. Lo ha mandado a una suerte de exilio dorado para
que en silencio reflexione por sus actos. (Cuando envié este artículo aún Francisco no había pedido la intervención del Sodalicio).
Mientras, recientemente un hombre
acusado de haber violado a su sobrina menor de edad lo enviaron a cadena
perpetua, Figari sale libre de polvo y paja. Desproporción que la sociedad no
puede aceptar si ellos predican la justicia y el respeto de la integridad
física.
Por otro lado, es un gusto ver
que la ciudad se organice para recibir a tan alta autoridad; es ejemplo debería
de ser permanente para tener una ciudad más limpia (no solo depende de las
autoridades, sino del ciudadano de a pie) y contribuir con el buen
funcionamiento de los procesos de la visita. Sin embargo, la paralización y
obstrucción de muchos sectores de la ciudad implican algunos riesgos.
Individuales, al posible entorpecimiento del libre tránsito de vehículos
particulares (esperamos que haya incidentes como partos, enfermedades súbitas u
otras emergencias) o colectivas: fui testigo de pequeño de una turbamulta
originada en una procesión a raíz de una quemada de pelo; muchos niños quedaron
sofocados o mal heridos (con fracturas) producto del pánico originado.
Cualquier incidente originado puede acarrear desgracias mayores, habida cuenta
que muchas familias llevan a sus menores hijos e, incluso, niños lactantes que
van a estar expuestos a rayos solares (deshidratación) y un calor veraniego.
Detalles que debemos de tener muy en cuenta para hacer de esta visita un buen
recuerdo para los habitantes y visitantes de nuestra ciudad.
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