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Trujillo, La Libertad, Peru
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domingo, 13 de marzo de 2022

PROCESIONES SILENCIOSAS (ARTÍCULO DE OPINIÓN DIARIO CORREO TRUJILLO 13 DE MARZO)

 


Marzo, retorno a aula tras 2 años de encierro y alejamiento escolar y universitario de los claustros académicos. Salvo excepciones contadas en el mundo escolar, toda la vida estudiantil se fue a lo virtual por la situación crítica sanitaria que expuso la triste realidad que viven nuestros sistemas básicos sociales: la salud y la educación. Las medidas adoptadas por la virtualidad pusieron en jaque a muchos colegios pequeños y medianos tanto privados como públicos, y desnudó las grandes falencias de la implementación de procesos virtuales en el mundo universitarios. En este artículo, abordaré un tema de manera descriptiva y reflexiva el mundo escolar y observaré algunos puntos vinculantes con el mundo universitario.

Para muchos colegios del sistema privado, las clases presenciales comenzaron desde el 01 de marzo, la mayoría de manera híbrida. Los casi 8 millones de estudiantes de educación básica, y los padres y profesores de estos (una gran masa de nuestra población) comienzan a desaprender y reaprender protocolos. Salvo una mínima población estudiantil del 2.6 % del total que llevó clases semipresenciales el 2021, el resto tiene delante de sí nuevos desafíos desde lo sanitario hasta lo pedagógico en sí. Todos hemos sido testigos del duro proceso que ha sido para docentes, sobre todo, de saltar abruptamente a la virtualidad. En el 2020, muchos colegios particulares pequeños y medianos cerraron, pues no tenían los medios para implementar esta modalidad. Muchos profesores fueron a la calle, difícilmente absorbidos por el sistema; algunos cambiaron de rumbos. Los alumnos fueron a diversos colegios, la mayoría nacionales. El surgimiento de colegios virtuales (sin ningún tipo de instalaciones) pudieron haber surgido en este proceso de reacomodo. Esta migración por parte de los docentes fue todo un reto y evidenció hondas brechas generacionales; además de otras brechas entre los colegios con recursos (privados o nacionales) frente a aquellos que recurrieron al celular o la laptop compartida con hijos o parejas que realizaban trabajo remoto. En otros casos fue peor el panorama. Fisuras latentes que deben reducirse urgentemente.

Por otro lado, se tomaron medidas transitorias como la de aprobación escolar automática en estos dos años, medida que debe ser descartada, salvo alguna otra emergencia. La exigencia académica debe retomarse paulatinamente para ayudar no sólo al alumno, sino a la sociedad en sí, pues su futuro depende de los estándares académicos. Esta situación abre, también, grandes preguntas al sistema universitario que recibe a esta población en sus aulas. Conociendo la política de muchas universidades privadas preocupadas por la rentabilidad y el reclutamiento de alumnos- clientes, cabe preguntarse las estrategias que estas emplearán para suplir las deficiencias de muchos estudiantes graduados durante el 2020/21. ¿Habrán tomado precauciones? Pero, hay más pendientes por discutir.


domingo, 27 de febrero de 2022

RETORNO A AULAS (ARTÍCULO DE OPINIÓN DIARIO CORREO TRUJILLO 27 DE FEBRERO)

 


El último día del año pasado, un amigo me invitó a una entrevista radial sobre el retorno a aulas de manera semipresencial. En la entrevista le comentaba mis inquietudes, ya no sólo las logísticas (que son muchas) o sociopolíticas (incertidumbre política, clima de guerra), sino las nuevas relaciones que vamos a establecer dentro de nuevos escenarios con diversas coyunturas que generan dudas, temores y esperanzas. Uno de los principales aspectos a tomar en cuenta es el paulatino cambio de hábitos que vamos a tener como sociedad dentro de aquellos centros que retornen a la semipresencialidad. Previamente, todos nosotros hemos tenido una serie de modificaciones de conducta empujadas por el ambiente de pandemia y la mortalidad que asoló a muchas familias. Muy difícil que a estas alturas no haya hogar peruano que no haya tenido casos de contagio o, más extremo, de mortalidad. El temor nos encerró y muchas personas se vieron forzadas a convivir en espacios reducidos no sólo por horas, sino por meses. Varios hogares forzaron una convivencia que, en algunos casos, terminaron en disputas. Padres e hijos vivieron esta situación anómala como pudieron, fuera del permanente temor económico y sanitario. La casa se volvió el lugar de trabajo y el salón de clases. La intimidad se vio reducida buscando lugares dónde no ser invadido por la virtualidad laboral o estudiantil, u otras circunstancias.

Pero veamos qué pasará ya en el meollo de la educación en sí. Fuera del hecho de que nuestro país fue uno de los pocos que aisló a la mayoría de sus alumnos en sus hogares, hay que tomar en cuenta algunas cosas muy puntuales leídas en el artículo El sueño de la razón de Juan Villoro el cual destaca el libro Los siete saberes necesarios para la educación del futuro del sociólogo francés Edgar Morin; en este artículo, Villoro destaca la necesidad de desarrollar el pensamiento crítico no como una pose, sino como urgencia. Ante un mundo virtual construido por una rapidez informativa y acentuado en estos dos últimos años, casi no hay tiempo para reflexionar y se construye una verdad que viene de afuera nada tamizada y en la cual nuestra parte emotiva juega un rol importante; construimos una verdad en base a emociones que contornean nuestra percepción. A esto hay que agregar el hecho de que los humanos nos hemos vuelto dependientes de aparatos que almacenan nuestra memoria; estos determinan nuestra vida, literalmente. El texto es muy interesante; con una investigación cuantitativa enuncia que la capacidad de raciocinio de la humanidad ha descendido a partir de los 70 cuando irrumpen las máquinas en proceso más íntimos entre los hombres. Es una realidad latente en nuestros estudiantes para tomarse en cuenta en el marco del retorno gradual a aulas. Algunas decisiones tomadas en los últimos años para salvar la situación educativa en pandemia deberán ser motivo de otros artículos pertinentes de un antes y un después desde marzo.

domingo, 26 de abril de 2020

NUEVOS ESCENARIOS Y DESAFÍOS (ARTÍCULO DE OPINIÓN DIARIO CORREO DOMINGO 26 DE ABRIL TRUJILLO)


A estas alturas, sabemos qué decisiones ha tomado el Gobierno central para ciertos procesos claves de la sociedad peruana. En el terreno de la educación, la suspensión de clases presenciales a todo nivel educativo era una situación irremediable debido al escenario de la pandemia que se ha ido agravando con el pasar de las semanas. Y esta puede empeorar. Pero hay procesos vitales de una sociedad que no pueden parar. Esta crisis, lamentablemente, ha demostrado que la educación y salud, pilares fundamentales de cualquier sociedad, tienen problemas para dar respuestas puesto que no han sido prioridad en nuestro país. El gasto anual del erario en las últimas décadas lo dice todo.
Pese a todo, el Estado ha dado como respuesta la educación a distancia, modalidad empleada por décadas en diversas sociedades como la nuestra por diversos medios. Primero fue la radio, estrategia que permitió a países tan divergentes como Cuba o Corea del Sur hacer una campaña agresiva contra el analfabetismo logrando con creces su objetivo. Luego la televisión, llamada Caja Boba por Charles De Gaulle por el paulatino deterioro de los contenidos de esta. Para muchos la señal abierta, por su programación, tiene asociación negativa que es la que en el fondo ha motivado reacciones adversas a su uso para las clases a distancia. Y la Internet. La aplicación de esta, más los programas educativos televisivos, se da en un marco de emergencia en el que se halla todo el país. Es una respuesta como las que surgen en todos los sectores con el fin de continuar con esta institución vital.
Las observaciones hechas por diversos sectores y personas ajenas a la educación son interesantes y revelan muchas cosas:
1)    La relevante importancia del maestro en el proceso educativo. No es un “facilitador”, es un personaje vital que asume diversos roles en el proceso de enseñanza.
2) El desconocimiento de muchas familias de la enseñanza en sí. Se han visto abrumados por carencias de estrategias de motivación y seguimiento de este proceso. Esperemos que, tras esta amarga experiencia, muchos padres se involucren más en el aprendizaje de sus hijos. Los colegios no son guarderías.
3)    La desconfianza de la modalidad virtual por dos razones:
a)    Muchos profesores tienen escasa o nula experiencia. Varios han comenzado un aprendizaje “sobre la marcha”.
b)    El sistema en sí. Esto pone en entredicho cualquier enseñanza obtenida por esta modalidad, pues incluso se está cuestionando la enseñanza universitaria. Esto automáticamente pone en una encrucijada toda oferta educativa virtual desde simples cursos, diplomados, maestrías y doctorados. La educación es un desarrollo paulatino con acompañamiento y, bajo esa perspectiva, la virtualidad entra en cuestionamiento.

Esperemos que, cuando otras áreas profesionales vayan a tomar decisiones, permitan que el sector educativo participe e, incluso, le permitan modificar planes que vayan contra sus objetivos globales.