Decepcionante. Frustrante.
Burda torpeza. Acciones distractoras. Cinismo puro.
La semana pasada ha sido la
culminación de uno de los periodos más negros de la política peruana. Desde la
caída de PPK, los manotazos de ahogados de una lideresa y sus adláteres serviles
han sido una muestra tosca de manipulación de la verdad, manejo torcido de las
personas y algún otro sacrificio político de personajes fusibles a los que se
prestan los integrantes del partido naranja. Tras la detención preventiva
de
Keiko Fujimori, motivo de diversas controversias, la fuga y el asilo trunco del
otrora poderoso Juez Supremo César Hinostroza en España han desnudado la
sórdida trama que ha tejido la corrupción naranja a lo largo del territorio
peruano en nuestra sociedad.
Los resultados electorales
municipales y regionales, a lo largo del país, les resultaron incómodos y son
adversos para sus reales intenciones con el poder como lo estaban manifestando
exitosamente al haber logrado la caída del Pedro Pablo Kuczynski. Estas
elecciones son la validación de la caída libre de la popularidad del otrora
popular partido Fuerza Popular. Interesante antítesis. Las reacciones
partidarias han sido cada vez más toscas, rayando la estupidez y el cinismo,
blindando a personajes matonescos impopulares y de pocas luces en la
construcción de argumentos. Sus propuestas dentro del circo en el que se ha convertido
el Congreso peruano son absurdas, impopulares, adversas a la transparencia y al
sentido común. Pero obedecen a la intención de distraer a la opinión pública y
los medios de comunicación. La salida de Keiko a su hogar para reunirse, entre
lágrimas, con los miembros de su familia, distrajo las cámaras y micrófonos de
los medios, así como los ojos y oídos ciudadanos para que el cuestionado
Hinostroza huyera, escandalosamente, por la frontera norte. Un Congreso servil,
lleno de partidarios naranjas y sus cómplices, sale a echar culpas propias contra
ciudadanos e instituciones que esperan las decisiones de Poder Legislativo,
ergo el Congreso, para ejecutar dichas decisiones. Las visitas a su lideresa
retenida en prisión fueron una “justificación” para la dilación de una serie de
medidas urgentes como la captura de tan siniestro personaje, César Hinostroza, integrante
de la banda “Los cuellos blancos”. Las absurdas justificaciones emitidas en
coro por diversos congresistas ya tocan el fondo de la estulticia y del
cinismo. Eso es ya ser caradura. Conchudez en su más alta expresión.
Mucha gente, indignada,
asqueada (incluso partidarios fujimoristas que de manera silenciosa se muestran
disconformes de lo que viene sucediendo en FP), piden medidas más radicales
ante las evidencias de torpedear la democracia para crear ingobernabilidad. Se
exige cerrar el Congreso, evidente escollo para la nación. Sin embargo, hay que
evitar que algunas tentaciones fascistas “legitimen” esta lacra en la que se ha
convertido la Botica naranja.
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