Chávarry haciendo movidas por
todos los frentes posibles; la abogada de Keiko Fujimori, Giuliana Loza,
gritando en la sala enfrentando a la autoridad de la misma; diversos
congresistas “afiliados o amigos del partido” convirtiéndose en colaboradores
eficaces; cambios de portavoces de FP y extrañas licencias partidarias. Una
semana bastante agitada que han tenido en vilo a la población peruana.
Desde el punto de vista de un
rating televisivo, el juicio a la excandidata presidencial ha copado la
parrilla programada y ha captado la atención de toda la población, sea por
búsqueda de justicia, por reivindicación de la cuestionada lideresa o por puro
morbo. Los cambios de carácter de KF, antes una leona agresiva, luego un manso
cordero que clama por el diálogo y la reconciliación, me hacen recordar el film
Operación Finale que narra la captura del criminal nazi Adolf Eichmann. Este
nazi, una vez capturado, actuó como un manso cordero y que, durante su juicio
en Jerusalén casi a sangre fría, adujo que había actuado dentro del estricto
orden imperante en su momento. Tal fue la lógica cínica de este criminal de
guerra que valió la reflexión de la filósofa Hanna Arendt acuñando la frase la
banalidad del mal en el libro que escribió a propósito de este famoso juicio. Sin
llegar a esos extremos, la lógica exhibida durante estos años de liderazgo de
Keiko con su partido y su intención de gobernar obedece a móviles oscuros que
se dan dentro del poder y la gloria. Parece ser que no ha dudado en vincularse
con personajes e instituciones oscuras con el fin de lograr sus objetivos. Han
buscado legitimarse para continuar con su plan. Todo obedece a una lógica con
la cual somete a sus partidarios y seguidores. La presentación de los mensajes
enviados por chat entre sus congresistas raya con el servilismo.
Parece ser que, sean
los resultados del juicio, la autoridad de Keiko se verá muy mellada, así como
el partido FP. Las reacciones de muchos congresistas de su bancada han dañado
la supuesta solidez y espíritu monolítico del mismo. Ahora entre ellos dudan y
sospechan del otro. Se barajan muchas posibilidades, entre las cuales ya se habla
del retorno de Kenji, quien hizo comentarios escuetos a raíz de la captura de
su hermana Keiko. Su bajo perfil durante el ostracismo por su hermana, en
cierta manera, ha sido una salvación para Kenji. Keiko Fujimori se está
quedando sola, únicamente acompañada de su personal de confianza, identificado
también como causante de toda esta situación. Desde esta perspectiva, la caída
de Keiko es casi inevitable, puesto que su liderazgo ya no inspira confianza
entre su gente partidaria. Si Chávarry, en sus movidas oscuras, logra detener
la avalancha contra la lideresa, la sombra de Lava Jato permanece ahí a la
vuelta de la esquina. Los colaboradores eficaces tienen información difícil de
ocultar o callar. Las puertas están abiertas a Kenji u otros oscuros personajes.
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