La combi es un medio de
transporte público en el que han sintetizado y sincretizado una serie de
características, tanto positivas como negativas, de la cultura popular diaria;
encarna el espíritu emprendedor de la gente en general, así como la cultura de
la trasgresión de normas básicas de convivencia. En un inicio describía a una
población claramente segmentada con características propias que fueron
inicialmente descritas por José Matos Mar en su libro Desborde popular y crisis
del Estado en 1984. Luego Luis Pásara acuñaría un término que agregó ciertas
actitudes a ese espíritu emprendedor, pero que se alejaba un poco del espíritu
solidario andino: el famoso Achoramiento. En un simpático y preciso artículo de Eloy Jáuregui (2013) (http://sociologiahoy.blogspot.pe/2013/07/cultura-combi-y-camionetazo-en-el-peru.html) agrega
un nuevo término, el del “camionetazo”, para describir esa evolución
disruptiva, trasgresora y hasta peligrosa de este grupo que no atiende a
normas, de hacer lo que me da la gana y ser informal en todos los campos
posibles. Este nuevo término acuñado enuncia el poder económico adquirido por
este grupo que se ha alejado de los orígenes planteados por Matos Mar para
identificar las nuevas formas de interrelación social que vivimos todos los
días y que pueblan el día a día de todas las personas de ciudades como la
nuestra. La marginalidad de los 80 se ha convertido en el segmento que
identifica a una clase social consumista y alto poder adquisitivo. Y esta
cultura está en todos los segmentos sociales: ya no viven solo en PPJJ, sino en
zonas residenciales; ya dejan la moto para tener una 4X4; ya no pagan al
contado con billetes estrujados, sino con tarjeta de crédito platino. Pero en
sus relaciones y accionar mantienen la tendencia hacia la anomia social. Y
tratan de destruir toda formalidad, acción ya internalizada en todos los
peruanos que quieren vivir el boom social y político de esta cultura. Se ve en
las casas que construyen, en la forma cómo manejan sus vehículos, la forma cómo
se presentan sus candidatos y los compromisos que asumen estos con sus cargos.
Se legitiman políticamente a través de sus candidatos que pueblan no uno, sino
varios partidos políticos de la actualidad; y estos personajes, una vez en el
poder, se comporta como una combi o mototaxi (http://elcomercio.pe/viu/cultura-combi-420292?ref=ecr). Su
actitud es la que colabora en el caos de la ciudad, ya de por sí caótica.
Los ciudadanos nos hemos
acostumbrado a esta cultura; con el tiempo se vuelve “normal”. Un ejemplo:
cuando un foráneo se sorprende del ruido que sufrimos cotidianamente, nos llama
la atención que eso sea “irregular”: la
radio a todo volumen y el estridente claxon, usado a diestra y siniestra, son
los ruidos (sí, son ruidos) que forman parte de nuestro paisaje sonoro. Haga la
prueba y párese un rato en ciertas avenidas para experimentar esa “agradable”
sensación