Indignante. Nos hemos convertido paulatinamente en una ciudad que ha perdido su brújula en muchos aspectos. Una ciudad que se levanta diariamente con la incertidumbre de ser posible víctima de una desgracia comunal o de la acción diaria de avezados criminales; una ciudad rodeada de elefantes blancos, productos de incompetencia y corrupción; una ciudad asediada por la incapacidad de sus autoridades y la osadía delincuencial de la anomia económica que vivimos. Somos testigos pasivos de nuestra desgracia. Esta semana varios sucesos han condensado la desfachatez, el liderazgo negativo, la impunidad. La decisión de cancelar algunos contratos jugosos con compañías de construcción irregulares ha sido sólo la punta de un gran iceberg de corrupción aplicada desde antaño en nuestra sociedad. Esta modalidad es vox populi no sólo en nuestra ciudad, sino a lo largo y ancho de nuestro país. Lo acaecido con la rescisión con el consorcio responsable de un hospital en Virú y la vía Trujillo – Huanchaco no es producto de una decisión política reflexiva, sino de la presión mediática ejercida por medios contra las empresas ganadoras de contratos hechos por la gerencia regional liberteña. El escándalo es mayúsculo y motivó que se haya suspendido los trabajos del corredor vial al aeropuerto y Huanchaco. Se han aducido razones técnicas y volado algunas cabezas para aplacar a la opinión pública y la cólera de miles de usuarios que usan dicha vía para ir al balneario o el principal terminal aéreo. Sin embargo, muchos huanchaqueros, maltratados por la incapacidad edil de su distrito y problemas de contaminación, no se van a quedar de brazos cruzados. ¿Cuánto tiempo se tomarán las incompetentes autoridades en retomar los trabajos del corredor, los cuales iban a paso de tortuga? La decisión “drástica” de suspender obras alcanzaron también a los trabajos inconclusos de la Av. España por parte de SEDALIB. Todos toman caminos y acciones diferentes en los que la ciudadanía es la principal afectada. Las intervenciones en diferentes calles y avenidas trujillanas son bienvenidas, pero carecen de un orden secuencial que evitaría el caos diario que vemos en varios sectores de Trujillo, caos que hace perder horas – hombre y estropean el día de miles de ciudadanos. La cereza de la torta fue la bomba en la Urb. Las Quintanas. La captura de dos avezados jóvenes son la arista débil del crimen organizado que ha surgido en nuestra sociedad. Todo señala a la minería informal, esa que ha cambiado el rostro de la ciudad, convirtiéndola en un lugar más caro e inseguro. El gobierno actual ha permitido que estas irregularidades hayan prosperado impunemente. La informalidad ha arrastrado muchas formas de delincuencia. Ya es usual ver pegatinas de diversas bandas en negocios y vehículos, se ha “institucionalizado”. Ayer hablaba con unos amigos quienes me comentaban que la ciudadanía está al límite de su paciencia. Huanchaco está respondiendo, ¿y nosotros?