Los días 20, 21 y 22 de julio del 2007 fuimos invitados a participar en una actividad promocional del proyecto NEGOCIOS TURÍSTICOS EN EL MICRO CORREDOR ANDINO HUAMACHUCO –YANASARA. El grupo estaba conformado por periodistas (en su mayoría), promotores turísticos y docentes ligados a la difusión de los recursos turísticos y culturales en sus centros educativos. Esos tres días fueron muy interesantes, pese al trajín vivido por todos los participantes, más nuestro pago a la altura (Huamachuco está más allá de los 3,200 metros s. n. m.). Nuestro primer día (viernes 20) (o mejor dicho, noche) tuvimos una presentación a cargo de los líderes del proyecto, jóvenes emprendedores (como Maryta Malca) e Iván La Riva, quien asesora a este dinámico grupo. Demás está decir que fueron exposiciones puntuales y esclarecedoras de lo que íbamos a vivir los siguientes dos días. La sesión se cerró con danzas típicas del lugar. Los danzantes nos invitaron a intentar algunos pasos, pero la altura me había pasado factura. Mejor descansar.
El sábado empezó la actividad a primera hora; el clima, el aire y el sol de la sierra son ingredientes impostergables para una buena vida y la sierra es benévola en darnos estos dones con creces; ya en pie a las 6 de la mañana procedí a hacer una visita por la Plaza de Armas, una de las más grandes del Perú. Los casi 20 integrantes del grupo desayunamos y luego hicimos una visita obligada a la ciudad. Iván La Riva nos ilustró con una detallada información del lugar, importante no sólo en el mundo preinca e inca, sino colonial y republicano, y nos pasó a detallar diversos momentos de la historia de la ciudad; así como hay pisos ecológicos, también hay pisos históricos que nos muestran una concepción del espacio de acuerdo a la época. Interesante es ver esa superposición arquitectónica que se ve en la pequeña iglesia de San José, construida por Doña FLORENCIA DE MORA, célebre mujer a la cual pude conocer en toda su dimensión cuando contemplaba parte de su empresa; luego me enteré que Trujillo se vio beneficiada por su espíritu emprendedor al haber contribuido con las edificaciones de las iglesias de San Agustín y Santo Domingo. Pero mucho más interesante es saber que ella cedió a sus trabajadores indígenas las haciendas y obrajes que poseía con el fin de evitarles los onerosos tributos de la corona a la originaria población.
Así como falta un reconocimiento por lo prehispánico, también un reconocimiento urgente por el patrimonio colonial y republicano es necesario. La bella casa del quien fuera JOSÉ FAUSTINO SÁNCHEZ CARRIÓN, plagada por diversos negocios, no hace sino avergonzarnos de cómo tratamos nuestro pasado. Sintomático saber que eliminamos cursos de historia de nuestros currículos escolares, discretamente eliminamos nuestro patrimonio histórico. Discreta forma de borrar nuestro pasado. De igual manera podemos hacer este comentario para esa bella construcción La Casa de Los Arcos, plagada de camiones y comercios.
La visita al pequeño museo fue muy sustanciosa. Pese a la poca colección con la que aún cuenta este museo, la muestra de piedras labradas me hizo cambiar mucho la imagen que tenía de los huamachuco. Impresionante. Acostumbrados a la construcción megalítica inca, no vemos la delicadeza y control de la piedra que esta cultura tuvo para poder lograr de ella esas maravilladas ignoradas. El tallado lítico de sus dioses nos muestra una alta sofisticación. Y es extraño que esta gran habilidad no sea motivo de un trabajo constante entre sus artesanos actuales.
La visita a WIRAKOCHAPAMPA fue interesante, lugar donde podemos ver una pequeña porción del QAPAC ÑAN. Este lugar es empleado para la representación del WAMANRAYMI. Lo interesante y lo que despertó mucho mi curiosidad fue la representación de danzas. Quizá pocos trujillanos sepamos que el patrimonio de danzas de nuestra región no se limita a la marinera (demasiada hispánica), sino que esta región tiene casi un centenar de ellas, algunas de ellas han comenzado a ser difundidas por algunos centros de investigación folclórica. En el C.E.O. TAKAYNAMO la investigación de estas danzas está en proceso, y algunas de estas ya se han ofrecido al público; pero hay que hacer vínculos y difusión para ir mostrando esa riqueza cultural, acompañada con su culinaria y otras usanzas.
Hicimos una parada en la laguna de Sausacocha, un lugar que personalmente me decepcionó. Esta laguna ha sido literalmente invadida de manera desordenada por una serie de negocios que han roto la calma de este espacio. Sé que es una forma de trabajo, al cual todos tenemos derecho; pero bajo esta perspectiva los hombres hemos cometido una serie de atrocidades con diversos rincones naturales del planeta. Este aún tiene la oportunidad de salvarse, pero es un criterio de decisión política el hacerlo: sistemas de agua potable y desagüe, edificaciones que respeten la estética, control de sonido y evacuación de basura. Si no detenemos esta acción hasta cierto punto depredadora, esta laguna será una muestra más de nuestra desidia como sucedió con la laguna de Paca en Jauja.
De ahí nos dirigimos hacia un destino con mucha carga de adrenalina: YANASARA. La ruta es un camino que mantuvo nuestra alma en vilo: algunos cruces de puentes o curvas acentuadas doblegan hasta al más pintado. Algunos que íbamos durmiendo vimos nuestro sueño disipado hasta llegar a este paradisíaco lugar. Lo que hacía además penoso este viaje es la abundancia de transporte pesado que iba y venía de las numerosas minas que quedan en Pataz a través de esas estrechas y mal tenidas vías. Inaudito, este tráfico es para diversas minas de oro, que acumulan ganancias a discreción y no hacen nada por mejorar esta ruta, habida cuenta que el tráfico que discurre por esta es peligroso y frecuente. Camiones cargados con combustible atraviesan poblados y caminos con personas que desconocen esta situación. Además me dicen que en verano, esta ruta prácticamente desaparece a causa de las lluvias y que el viaje sí es una experiencia inefable.
YANASARA es un verdadero paraíso, aguas termales al lado de un pequeño pueblo que está comenzando a darse cuenta de su potencial como espacio de paz y tranquilidad, un espacio que esperamos no cambie con ese turismo mal dirigido que ha ido destruyendo lugares bellos de nuestro país para convertirse en lugares que decepcionan gente que quiere trasladar sus costumbres y malos hábitos a dichos lugares. He visto bellos lugares en la sierra de Lima, e incluso Piura (Canchaque) convertirse en lugares de vándalos que llegaban con licor, música estridente y jolgorio, perturbando toda la armonía de la zona. Eso espero que NO sea el futuro de este bello espacio. Sus aguas termales, su valle encerrado entre montañas, la cercanía al lecho de un río: un lugar ideal para descansar y hallarse con la naturaleza.
Al día siguiente, iniciamos el ascenso a MARCAHUAMACHUCO; el retorno tuvo una pequeña parada en la casa hacienda de YANASARA para ver cómo la población está involucrándose en este proyecto de desarrollo sostenible. Con una pequeña pascana en la ciudad de Huamachuco, iniciamos el ascenso a este interesante emplazamiento arqueológico. Estuve ahí el año pasado, pero mi visita fue un poco infructuosa, ya que no contaba con el apoyo de personas que te guíen por esa inmensa explanada que se ubica a 3.750 metros. Esta visita sí bien vale “una misa”: las inmensas construcciones, las paredes tutelares que protegen el complejo, el entorno geográfico. Maravilloso.
La carretera sí merece una observación aparte. Si queremos llevar a un turismo interno y externo permanente, la realidad vial es una situación que debe encararse desde ya. La idea no es una presencia masiva de personas en búsqueda del pasado de nuestra zona, pero condiciones mínimas de seguridad sí deben ser exigidas. Esperemos que haya respuestas positivas al respecto, ya que ante este proyecto que realiza este grupo de hombres y mujeres entusiastas, se espera una respuesta positiva y masiva de autoridades de la región, municipales, empresarios y población en general.
Recuerdo que lo que he expuesto aquí, lo he compartido con otras personas que habían visitado la zona hace varios años y no regresaron a ella por diversas razones. Ellas se han mostrado sorprendidas por todos los avances logrados desde aquella última vez que ellos la visitaron. Pero aún queda mucho más por hacer, trabajar para lograr un espacio más digno y con calidad de vida para todos. Y que todos los actores principales de la comunidad hagan como suyos proyectos que a la larga son rentables y perennes, el turismo es un recurso que no se agota y que involucra a más personas cada vez. En realidad, Huamachuco tiene mucho por ofrecer. Luego de tres días intensos, de haber participado en un taller de nuestro viaje y al subir al bus de retorno, quedé con la sensación de haber sido partícipe de un proyecto que abrirá mejoras a esta parte de nuestro vasto territorio. La piedra se ha echado a rodar.
El sábado empezó la actividad a primera hora; el clima, el aire y el sol de la sierra son ingredientes impostergables para una buena vida y la sierra es benévola en darnos estos dones con creces; ya en pie a las 6 de la mañana procedí a hacer una visita por la Plaza de Armas, una de las más grandes del Perú. Los casi 20 integrantes del grupo desayunamos y luego hicimos una visita obligada a la ciudad. Iván La Riva nos ilustró con una detallada información del lugar, importante no sólo en el mundo preinca e inca, sino colonial y republicano, y nos pasó a detallar diversos momentos de la historia de la ciudad; así como hay pisos ecológicos, también hay pisos históricos que nos muestran una concepción del espacio de acuerdo a la época. Interesante es ver esa superposición arquitectónica que se ve en la pequeña iglesia de San José, construida por Doña FLORENCIA DE MORA, célebre mujer a la cual pude conocer en toda su dimensión cuando contemplaba parte de su empresa; luego me enteré que Trujillo se vio beneficiada por su espíritu emprendedor al haber contribuido con las edificaciones de las iglesias de San Agustín y Santo Domingo. Pero mucho más interesante es saber que ella cedió a sus trabajadores indígenas las haciendas y obrajes que poseía con el fin de evitarles los onerosos tributos de la corona a la originaria población.
Así como falta un reconocimiento por lo prehispánico, también un reconocimiento urgente por el patrimonio colonial y republicano es necesario. La bella casa del quien fuera JOSÉ FAUSTINO SÁNCHEZ CARRIÓN, plagada por diversos negocios, no hace sino avergonzarnos de cómo tratamos nuestro pasado. Sintomático saber que eliminamos cursos de historia de nuestros currículos escolares, discretamente eliminamos nuestro patrimonio histórico. Discreta forma de borrar nuestro pasado. De igual manera podemos hacer este comentario para esa bella construcción La Casa de Los Arcos, plagada de camiones y comercios.
La visita al pequeño museo fue muy sustanciosa. Pese a la poca colección con la que aún cuenta este museo, la muestra de piedras labradas me hizo cambiar mucho la imagen que tenía de los huamachuco. Impresionante. Acostumbrados a la construcción megalítica inca, no vemos la delicadeza y control de la piedra que esta cultura tuvo para poder lograr de ella esas maravilladas ignoradas. El tallado lítico de sus dioses nos muestra una alta sofisticación. Y es extraño que esta gran habilidad no sea motivo de un trabajo constante entre sus artesanos actuales.
La visita a WIRAKOCHAPAMPA fue interesante, lugar donde podemos ver una pequeña porción del QAPAC ÑAN. Este lugar es empleado para la representación del WAMANRAYMI. Lo interesante y lo que despertó mucho mi curiosidad fue la representación de danzas. Quizá pocos trujillanos sepamos que el patrimonio de danzas de nuestra región no se limita a la marinera (demasiada hispánica), sino que esta región tiene casi un centenar de ellas, algunas de ellas han comenzado a ser difundidas por algunos centros de investigación folclórica. En el C.E.O. TAKAYNAMO la investigación de estas danzas está en proceso, y algunas de estas ya se han ofrecido al público; pero hay que hacer vínculos y difusión para ir mostrando esa riqueza cultural, acompañada con su culinaria y otras usanzas.
Hicimos una parada en la laguna de Sausacocha, un lugar que personalmente me decepcionó. Esta laguna ha sido literalmente invadida de manera desordenada por una serie de negocios que han roto la calma de este espacio. Sé que es una forma de trabajo, al cual todos tenemos derecho; pero bajo esta perspectiva los hombres hemos cometido una serie de atrocidades con diversos rincones naturales del planeta. Este aún tiene la oportunidad de salvarse, pero es un criterio de decisión política el hacerlo: sistemas de agua potable y desagüe, edificaciones que respeten la estética, control de sonido y evacuación de basura. Si no detenemos esta acción hasta cierto punto depredadora, esta laguna será una muestra más de nuestra desidia como sucedió con la laguna de Paca en Jauja.
De ahí nos dirigimos hacia un destino con mucha carga de adrenalina: YANASARA. La ruta es un camino que mantuvo nuestra alma en vilo: algunos cruces de puentes o curvas acentuadas doblegan hasta al más pintado. Algunos que íbamos durmiendo vimos nuestro sueño disipado hasta llegar a este paradisíaco lugar. Lo que hacía además penoso este viaje es la abundancia de transporte pesado que iba y venía de las numerosas minas que quedan en Pataz a través de esas estrechas y mal tenidas vías. Inaudito, este tráfico es para diversas minas de oro, que acumulan ganancias a discreción y no hacen nada por mejorar esta ruta, habida cuenta que el tráfico que discurre por esta es peligroso y frecuente. Camiones cargados con combustible atraviesan poblados y caminos con personas que desconocen esta situación. Además me dicen que en verano, esta ruta prácticamente desaparece a causa de las lluvias y que el viaje sí es una experiencia inefable.
YANASARA es un verdadero paraíso, aguas termales al lado de un pequeño pueblo que está comenzando a darse cuenta de su potencial como espacio de paz y tranquilidad, un espacio que esperamos no cambie con ese turismo mal dirigido que ha ido destruyendo lugares bellos de nuestro país para convertirse en lugares que decepcionan gente que quiere trasladar sus costumbres y malos hábitos a dichos lugares. He visto bellos lugares en la sierra de Lima, e incluso Piura (Canchaque) convertirse en lugares de vándalos que llegaban con licor, música estridente y jolgorio, perturbando toda la armonía de la zona. Eso espero que NO sea el futuro de este bello espacio. Sus aguas termales, su valle encerrado entre montañas, la cercanía al lecho de un río: un lugar ideal para descansar y hallarse con la naturaleza.
Al día siguiente, iniciamos el ascenso a MARCAHUAMACHUCO; el retorno tuvo una pequeña parada en la casa hacienda de YANASARA para ver cómo la población está involucrándose en este proyecto de desarrollo sostenible. Con una pequeña pascana en la ciudad de Huamachuco, iniciamos el ascenso a este interesante emplazamiento arqueológico. Estuve ahí el año pasado, pero mi visita fue un poco infructuosa, ya que no contaba con el apoyo de personas que te guíen por esa inmensa explanada que se ubica a 3.750 metros. Esta visita sí bien vale “una misa”: las inmensas construcciones, las paredes tutelares que protegen el complejo, el entorno geográfico. Maravilloso.
La carretera sí merece una observación aparte. Si queremos llevar a un turismo interno y externo permanente, la realidad vial es una situación que debe encararse desde ya. La idea no es una presencia masiva de personas en búsqueda del pasado de nuestra zona, pero condiciones mínimas de seguridad sí deben ser exigidas. Esperemos que haya respuestas positivas al respecto, ya que ante este proyecto que realiza este grupo de hombres y mujeres entusiastas, se espera una respuesta positiva y masiva de autoridades de la región, municipales, empresarios y población en general.
Recuerdo que lo que he expuesto aquí, lo he compartido con otras personas que habían visitado la zona hace varios años y no regresaron a ella por diversas razones. Ellas se han mostrado sorprendidas por todos los avances logrados desde aquella última vez que ellos la visitaron. Pero aún queda mucho más por hacer, trabajar para lograr un espacio más digno y con calidad de vida para todos. Y que todos los actores principales de la comunidad hagan como suyos proyectos que a la larga son rentables y perennes, el turismo es un recurso que no se agota y que involucra a más personas cada vez. En realidad, Huamachuco tiene mucho por ofrecer. Luego de tres días intensos, de haber participado en un taller de nuestro viaje y al subir al bus de retorno, quedé con la sensación de haber sido partícipe de un proyecto que abrirá mejoras a esta parte de nuestro vasto territorio. La piedra se ha echado a rodar.
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