08 de mayo. Lunes. Día de diversión. Tatjana me había hablado sobre este lugar y no tenía la menor idea de lo que iba a ser. Por razones médicas, una de nuestras alumnas tenía que reposar y creo que hizo bien, pues lo que íbamos a vivir ese día fue la locura. Nuestro punto de reunión: escuela Wichern, la que visitaríamos al día siguiente. Desde ahí, saldríamos con dirección a Heide Park, un genial parque de atracciones en el cual pasaríamos todo el día. Por razones de tiempo, hubo un problema con dos alumnos que me acompañaban y tuvimos que hacer toda una red de coordinaciones para poder alcanzar al grupo que estaba con Tatjana. Diez chicos y ella iban ya adelante. Por cuestiones de suerte y misterio, el tren que iban a tomar hacia el parque de diversiones se atrasó (creo que ya se está haciendo frecuente algunos retrasos en algunas líneas de trenes, sobre todo) y eso nos permitió darles el alcance en la estación para tomar el tren hacia el sur de Hamburgo. El parque está a un poco más de 40 minutos en auto y una hora y media en tren (https://www.rome2rio.com/es/map/Hamburgo-Harburgo/Heide-Park), casi mitad de camino a Hannover. El parque está estratégicamente ubicado a grandes ciudades, fuera de Hamburgo o Hannover, sino también a otra gran ciudad portuaria como Bremen. El parque es parte del plan turístico de la ciudad de Soltau ( https://www.soltau-touristik.de/). Al llegar a la estación final, nos fuimos caminando a nuestro objetivo, una marcha regular de unos 15 minutos más o menos. Ya en la entrada, Tatjana hizo los chequeos necesarios para que todos tengamos nuestras entradas, ir a dejar mochilas u otras cosas. El plan inicial era estar tranquilos en la entrada y esperar que los chicos se divirtiesen, pero ya adentro decidimos ver algunos juegos y el espíritu de niño y lo lúdico que todos tenemos nos ganó. Intentamos un primer juego y nos enganchamos; los chicos iban en grupos buscando juego tras juego; la ventaja es que, con el único boleto, uno puede ingresar a cualquier juego sin necesidad de comprar el derecho en cada uno de ellos; muchos repitieron los juegos con más adrenalina. Aquí tienen un mapa con los todos los juegos: https://www.freizeitpark-welt.de/freizeitparks/heide_park/fotos/parkmap/2012.jpg. Comenzamos con uno con poco “riesgo”: disparar a fantasmas en 3D. Nos dimos cuenta lo incorrecto que eran nuestros disparos. Luego, a sugerencia de Tatjana, fuimos al Roter Baron (Barón rojo), juego con flotadores y muchas corrientes de agua que nos terminó mojando a algunos. De lo más divertido. El siguiente sí nos iba a poner el corazón en la boca: el Krake, una suerte de carrusel en el que íbamos varios en un carro bien atados sin antes no haber dejado todo tipo de prenda que pueda fácilmente desprenderse o salir disparada por los aires, como los gorros o los lentes. El momento cumbre es cuando nuestro carro queda suspendido en el aire y, de pronto, hay una caída libre no apto para cardíacos. Adrenalina pura. Los gritos no faltaron, obviamente. La sensación de vacío y la inseguridad de la caída nos dejó con el alma suspendida. Luego todo pasa tan rápido. Y lo más gracioso es que hay instaladas cámaras de fotos instantáneas para hacer tomas de todos los participantes: y el resultado es de lo más gracioso. Uno tiene que marcar el número de toma para poder recoger una foto, un poco cara, por cierto. De ahí hicimos una seguidilla de visitas cada cual más intensa una que la otra: el Big Loop, la zona de Transilvania, la zona Maya hasta llegar al Coloso. Hicimos acopio de fuerzas para subir a esta montaña rusa que tiene una altura de un poco más de 50 metros y una caída de ¡48 metros! Alucinante (https://spaincoaster.com/colossos-heide-park/). Aquí un video de hace 10 años (hay varios cambios, por ejemplo, ya no está la estatua de la libertad) para que uno pueda experimentar la adrenalina que tuvimos: https://www.youtube.com/watch?v=h2tJFbnMAvk&t=3s. Lo que hacen las personas de subir los brazos era muy frecuente entre los visitantes. Algunos chicos repitieron este plato fuerte del parque. De ahí nos fuimos a La tierra de los olvidados (Land der Vergessenen) y nos pasó algo muy gracioso: Tatjana nos pidió ver hacia un alumno que estaba en la cola para una toma del recuerdo, cuando súbitamente salimos como una bala al circuito. Fue una locura y un momento muy gracioso. Éramos samaqueados como unos muñecos de goma. Hilarante. Y para cerrar, íbamos con Tatjana al Scream, una torre que tiene muchas sillas para ascender hasta una buena altura y caer. Se llama así por la cantidad de gritos que se oyen. Momentos antes de subir me doy con la sorpresa que este juego era restringido para las personas que sufren presión alta, como yo.
Pero también caí en la cuenta que casi todos los juegos tenían esa instrucción: restringido para las personas hipertensas. En fin. Cosas de la vida. Aquí una visita a este lugar para toda la familia: https://www.wikiwand.com/es/Heide_Park.
Comenzamos nuestro retorno a Hamburgo. Había que ir hasta la estación de tren. Caminar con dos chicos que tenían problemas para hacerlo era dificultoso. A pesar de ser lunes, había una buena cantidad de gente en el parque. Felizmente había servicio de bus que nos llevaba hasta la estación. Fantástico. Sólo faltaba esperar al tren para que nos lleve de retorno a Hamburgo. Y así se hizo. Luego del largo retorno, cansados pero felices, llegamos a la Estación Central (Hauptbanhof); los chicos fueron recogidos por sus respectivas familias y con Tatjana nos fuimos a nuestro metro; en la estación nos recogió su padre y en casa, la madre de Tatjana había preparado una cena deliciosa: un día perfecto. Al día siguiente regresábamos a Berlín.
09 de mayo. Martes. Un medio día al cual se le iba a sacar el jugo. Lo primero que se hizo es la visita al colegio Wicher (https://www.wichern-schule.de/), un colegio privado evangélico que surgió como una escuela superior, pero con el tiempo se convirtió en colegio de primaria. La visita fue muy simpática; estuve con algunos chicos en la clase de alemán, espacio en el que hablamos un poco sobre nuestro país y nuestra ciudad. Estuvimos sólo 40 minutos y luego nos encontramos con las autoridades del colegio: con gesto simpático les entregamos los presentes que habíamos llevado desde Trujillo. Ya al colegio nos habíamos ido con todo nuestro equipaje. Desde ahí, luego de nuestra visita nos íbamos al centro antiguo de la ciudad, a la iglesia Saint Petri, iglesia luterana que data del siglo XI y que pudo sobrevivir a los terribles bombardeos que sufrió Hamburgo en la IIGM en la famosa Operación Gomorra en 1943 (https://www.youtube.com/watch?v=njHcjVvSYRE). Casi todas las iglesias y monumentos históricos en las ciudades grandes de Alemania sufrieron grandes daños en la IIGM.
Recuerdo mi visita a Dresden y cómo sufrió un terrible bombardeo causando miles de muertos y dañando toda la bella ciudad, llamada la Perla del Elba. Sobre este bombardeo se ha hablado mucho e, incluso, hay un filme alemán de casi tres horas de duración que reproduce esos terribles días sobre una Alemania en huida y derrotada (https://www.youtube.com/watch?v=MJqko4h1dEw). La familia materna de Tatjana pasó penurias por esos bombardeos que afectaron a algunos familiares. La guerra es “monstruo que pisa fuerte toda la inocencia de la gente”, como dice León Gieco. Volvamos a San Petri (San Pedro) (https://www.hamburg.com/sights/places-of-worship/11747476/st-petri/); pudimos dejar nuestras maletas mientras íbamos a dos objetivos antes de ir la estación de tren: el Ayuntamiento (Rathaus) y la iglesia San Miguel. El edificio del Ayuntamiento es impresionante y con una bella plaza. Se puede ingresar a ver el patio interior que tiene una bella fuente de agua (https://www.barcelo.com/guia-turismo/es/alemania/hamburgo/que-ver/ayuntamiento-hamburgo/); tuvimos poco tiempo, pues teníamos que ir a ver y escuchar el concierto de los órganos de la iglesia San Miguel.
Tomamos el metro (que no es subterráneo y se ve la ciudad desde otra perspectiva) y desde la estación hicimos una pequeña caminata. Y llegamos a nuestro objetivo: https://www.guiadealemania.com/iglesia-de-san-miguel-hamburgo/. Llegamos casi a mediodía para ver la presentación: el lugar es impresionante, así como los dos inmensos órganos en el interior. La iglesia es sobria en decoración, como todas las iglesias luteranas. Pero los instrumentos musicales emiten una música imponente. Al momento de la interpretación, todos los asistentes permanecimos callados y reflexivos, mientras recordaba que en Perú hay dos órganos interesantes: el de la Catedral de Arequipa, órgano de origen belga y ya reparado gracias al apoyo de ese gobierno, que pudiera ser motivo de conciertos programados para el público (https://www.youtube.com/watch?v=as223gFcrGo); y el órgano de Andahuaylillas, preciosa iglesia barroca cercana al Cuzco/Cusco, también reparado en este caso por el Gobierno francés y en cuya reinauguración se interpretó el famoso Hanan Pacha (https://www.youtube.com/watch?v=gvsc99RnX-Y); sería ideal programar conciertos estables como atracciones turísticas. Hay muchos viajeros amantes de la música culta antigua. Lo que vi este día es una gran posibilidad para ciertos espacios históricos musicales de nuestras ciudades. Una vez concluido el concierto, salimos hacia la sala de entrada para tomar las escaleras con el fin de subir hasta lo más alto de la torre de esta iglesia; ya teníamos entrenamiento tras la subida de la catedral de Berlín. Aquí una buena vista de la iglesia y las perspectivas desde la torre (https://www.youtube.com/watch?v=o3_r2ZZMd1U). Así cerramos nuestra estancia en Hamburgo, con una vista espléndida de la ciudad hacia su río, el Elba, y sus principales monumentos.
Nos dirigimos a recoger nuestras maletas en San Pedro para luego ir a la estación de tren, donde almorzaríamos. Nuestro tren, el ICE 603, saldría a las 2:35 pm. Ya más expertos en trenes y metros, los chicos ya se desplazaban con más seguridad y conocimiento del lugar al que iban. El viaje de retorno fue tranquilo, llegamos a Berlín a las 4:20. De ahí a nuestro hotel, el Seifert (https://www.tripadvisor.com.mx/Hotel_Review-g187323-d529516-Reviews-Hotel_Seifert-Berlin.html), a instalarnos cómodamente. Es una construcción del siglo XIX, edificio de techos altos, grandes ventanas y cientos de detalles por todo lugar. Aquí nos quedaríamos los siguientes días hasta nuestro retorno a Trujillo. Bien ubicado, con cientos de tiendas y restaurantes que nos permitían desplazarnos a los lugares de interés que visitaríamos los siguientes días. Dejamos nuestras cosas y salimos a ver el vecindario en el cual Tatjana había vivido en sus años universitarios. Para cerrar la noche que no era tan noche (a las 8 de la noche aún había luz solar), cada uno escogió un lugar cercano donde cenar. Muchos se fueron a comer shawarma, nosotros escogimos cenar comida hindú en un restaurante que estaba al costado el hotel, el Spice India. Fin de dos días agitados. Al día siguiente iríamos a la vieja historia prusiana y alemana.