12 de mayo. Viernes. Nuestros últimos días en Alemania. Íbamos a sumergirnos en los momentos más oscuros de la humanidad: el Holocausto.
Tomamos un buen desayuno, pues íbamos a un lugar distante y la visita iba a ser agotadora, tanto por las distancias como las emociones que teníamos que vivir con este sitio que resume lo más oscuro que puede ser una persona en la maldad y odio. Lo peor, el uso del ingenio para poder humillar al enemigo, uno con muchos espectros como el racial, religioso, político u opción sexual. Una maquinaria para destruir al ser humano en su esencia. El nazismo se basó en el odio y la frustración que acumuló uno de los soldados que vio cómo el Imperio alemán se rindió hacia finales de la IGM. Adolf Hitler escribió su libro Mi lucha (Mein Kampf) movido por ideas populistas, revanchistas y nacionalistas hasta el chauvinismo. Las argumentaba con ideas racistas que cruzaban con mucha frecuencia en las sociedades europeas de entonces. El antisemitismo, el racismo y las ideas de las razas superiores circulaban en diversos círculos sociales, económicos e, incluso, culturales de los grandes imperios como el francés, inglés, austrohúngaro, alemán y ruso. Diversos intelectuales justificaban las colonizaciones bárbaras a la que sometieron vastos territorios de África, América y Asia como la idea de la supremacía blanca y el concepto de razas inferiores que han acompañado campañas de expansión comercial, política, cultural, lingüística y religiosa. Desde J´accuse de Zola hasta las novelas de Rice, Conrad o Salgari, los aborígenes eran “civilizados” por las buenas o por las malas. Custer, en la expansión norteamericana del siglo XIX por territorios amerindios decía que el indio bueno era el indio muerto. Hitler es la consecución de todas esas ideas. No es un fenómeno aislado; en cierta manera, este personaje realizó lo que muchos piensan que sería una solución para el mundo. Y no ha desaparecido. Terrible. Volvamos a nuestra visita. Era bastante distante nuestra visita. Tuvimos que ir en un tren que va a los suburbios hasta la estación de Oranienburg. En la época de la IIGM, hubo una estación de tren en Berlín que conectaba directamente a este lugar y era usado como estación de embarque de los prisioneros que iban a este lugar; esta estación berlinesa fue bastante afectada durante el asedio a la ciudad; por razones obvias, esta estación ha quedado tal como quedó, en ruinas. Llegamos a la estación cercana de nuestro objetivo y de ahí una caminata hasta el mismo campo de concentración. Antes conversamos con los chicos para reflexionar sobre lo que íbamos a ver. En Israel fui al Yad Vashem de Jerusalén, espacio de memoria muy doloroso. Hay un recorrido en el que ingresas caminando por unas paredes repletas de fotos de niños que fueron asesinados en diversos campos de concentración y se va diciendo en off los nombres de estos niños de manera aleatoria en inglés, francés, hebreo y alemán. Es impactante. No sé cómo estará este espacio, pero las dos oportunidades en las que estuve recorrimos estos sitios de recordación de manera contrita. Era necesario hablar al respecto. Alemania se cuida mucho de rescatar la memoria de estos tristes sucesos dolorosos para su historia y ciudadanía. Es un acto de valor, pues es un reconocimiento de muchos errores que otros pueblos tratan de negar. Veía en una revista portuguesa de historia cómo Portugal está reconociendo el trato y daños causados en sus antiguas colonias africanas como Mozambique o Angola; en la primera hubo masacres que fueron silenciadas y que ahora se abordan abiertamente. Alemania apoya a muchas naciones a construir estos museos o espacios de recordación para no olvidar; es un pasado duro; por eso, el gobierno alemán apoyó la construcción del Lugar de la Memoria (LUM) en Lima, espacio e institución que han sido maltratados por muchas personas y autoridades que no tienen la menor idea de lo que es. La ignorancia es atrevida, no importando de dónde venga. Al llegar al espacio, ingresamos a una sala de recepción en el que recibimos información y hay una pequeña muestra de objetos que pertenecieron a los miles de prisioneros que estuvieron aquí. Este lugar estuvo ocupado no sólo por judíos, sino por prisioneros políticos, homosexuales y gitanos. También durante la guerra, hubo muchos prisioneros soviéticos que fueron masacrados (1941), razón por la cual durante la época de la RDA se hizo un monumento resaltando ese hecho. Pero este campo tuvo prisioneros de casi toda Europa que estaba bajo el dominio nazi: checos, polacos, franceses, belgas, etc... Antes de entrar al espacio central, había una gran sala iluminada por grandes vitrales y algunas exposiciones de artistas de nacionales, cuyos connacionales estuvieron entre las víctimas de este campo de exterminio. Caminar por las barracas, la zona del comedor o ver los documentales que se proyectan en un pabellón central en el que hay una exposición permanente termina por perturbar al visitante (https://www.sachsenhausen-sbg.de/en/) (https://www.youtube.com/watch?v=WoHOmR0ACac). Lastimosamente no tuvimos un guía que nos llevara a los lugares especiales como las cámaras de gas. No fue un campo que tuvo la horrorosa fama como Auschwitz o Dachau; pero terrible experiencia para todos. Salimos para recoger nuestras cosas y en la librería me encontré con el libro Si esto es un hombre de Primo Levi, escritor judío italiano quien vivió las penurias de estos campos de exterminio. Es un texto que debería ser leído por muchos ( https://aboutholocaust.org/es/facts/quien-fue-primo-levi/) (https://www.youtube.com/watch?v=KltR6tBd1ME). Salimos de este lugar para irnos al centro de Berlín, al Checkpoint Charlie. Pero tenía que recoger un disco de la casa de Michaela, por lo que bajé antes para ir a su casa; estaba contra el tiempo. En ese lugar se iba a almorzar por lo que tenía que hacer mis gestiones rápidamente. Les di el alcance, pues nos íbamos a un museo fascinante, el Museo Judío de Berlín (Jüdisches Museum Berlin).
Para todos era una primera visita; y en realidad, nos quedamos cortos de tiempo. Es una combinación de un espacio antiguo con una construcción nueva que maneja el concepto de luz y oscuridad, de descenso y ascenso. La construcción de este edificio es bastante interesante por el manejo de los conceptos. Hay lugares memorables como el espacio de un jardín con cierta inclinación, el Jardín del Exilio, o el espacio, Shalekhet (Hojas Caídas), en el que vemos muchos rostros de metal que son pisados por los visitantes. La vida judía en Alemania, como en muchas partes de Europa, era muy rica en muchos campos del quehacer: educación, cultura, artes, ciencias, comercio. Cuando España expulsó a su gran población sefaradí, lanzó a un gran potencial que iba a costarle a los españoles. Los mismos judíos reconocen a este momento como la segunda gran diáspora (https://historia.nationalgeographic.com.es/a/expulsion-judios-1492-fecha-historica-olvidada_16663). Aquí vemos un video que replantea este hecho histórico (https://www.youtube.com/watch?v=b7kHRyATI_A). El museo recoge todo ese momento tan terrible como fue el Holocausto, pero también se ve cómo el mundo berlinés era influido por la cultura judía, incluso con una lengua especial: el yiddish. En Israel pude ver un espectáculo de una cantante polaca que interpretaba canciones en esta lengua y mucha de la gente en el teatro cantaba las canciones de su pasada experiencia en Berlín o Varsovia. El museo tiene una extraordinaria colección de pinturas y objetos que formaron parte de diversos hogares judíos alemanes. Aquí varias cosas interesantes como ver el edificio: https://www.archdaily.pe/pe/772830/clasicos-de-arquitectura-museo-judio-berlin-daniel-libenskind. Es un museo que hay que visitar con calma y permanecer en él por lo menos un par de horas: https://www.jmberlin.de/es. Para una próxima vez. Nos fuimos rápidamente pues nos íbamos a la ópera, nos íbamos a la Staatsoper Unter den Linden (Ópera estatal Unter den Linden).
Nos fuimos a ver La Traviata de Verdi.
La Violeta era caracterizado por la soprano búlgara Sonya Yoncheva ( https://sonyayoncheva.com/)
(genial), el tenor marroquí Abdellah Lasri (https://www.medici.tv/es/artists/abdellah-lasri) y el extraordinario barítono italiano Simone
Piazzola (https://crescendiartists.com/portfolio/simone-piazzola/). La noche fue extraordinaria. Al salir
nos fuimos a comer algo en la estación Unter den Linden y tomamos el metro para
nuestro hotel. Tal como había comentado Tatjana, Berlín no duerme: eran casi la
medianoche y el metro estaba casi tan lleno como en la mañana. Quizás por ser
viernes. Previamente al descenso al metro estuvimos en el lugar donde se hizo
la primera quema de libros que marcaron el inicio de la brutalidad nazi contra
la cultura. El sábado era nuestro último día en Berlín y Alemania.
13 de mayo. Sábado. Último día. Nos íbamos a ciertos lugares interesantes para la historia y la diversión. Desde la primera vez que cursé mis estudios de alemán, en los libros con los que el Goethe Institut impartía clases, había fotos de Berlín de entonces, fotos de los años 60 y 70. En una de las fotos sobre Berlín, vi por primera vez una iglesia que era conservada tal como quedó tras la IIGM. Esta es la Iglesia Memorial Kaiser Wilhelm (Kaiser-Wilhelm-Gedächtnis-Kirche). Las dos veces anteriores que estuve en Berlín tuve intención de visitarla, pero quedaron siempre en la intención. La iglesia está en una de las avenidas principales de Berlín, la Kurfürstendamm, también llamada Ku´Damm, avenida que era la vitrina de la Berlín Occidental en tiempos del Muro (https://www.visitberlin.de/en/kurfurstendamm). Cuando uno leía libros o diarios que contaban el mundo de Berlín del Oeste, esta avenida se había convertido lo que ofrecía Occidente en contraste con el Bloque Oriental: vitrinas llenas de artículos diversos de consumo, varios de estos suntuosos. Aún no había el concepto de casa de moda como Dior, Givenchy o Lagerfeld, pero de haber existido esta idea, estas casas hubieran tenido tiendas fastuosas en esta avenida, a no dudarlo. En las anteriores oportunidades había estado en invierno y esto quizás daba un cierto aspecto lúgubre al lugar; pero en esta oportunidad, tal como lo había coordinado Tatjana, nos fuimos en primavera. Como nuestro objetivo estaba muy cerca al hotel, nos fuimos caminando. Y verla desde lejos con su gran torre dañada por los bombardeos llama la atención y conmueve. Esta iglesia es, en cierta forma, la muestra de un nuevo imperio poderoso que buscaba su sitio entre las potencias europeas: Prusia. Y, como las demás potencias, el poder debería mostrarse de manera esplendorosa; bajo este concepto fue hecha esta bella iglesia. Los detalles demuestran el sentido imperial y, pese a estar arruinado el edificio, su torre dañada y los interiores deslumbran al visitante. Al costado de esta iglesia se halla una nueva edificación. Como muchos edificios dañados por los bombardeos fueron demolidos, se perdieron para siempre. Por ejemplo, la anterior plaza, Auguste-Viktoria Platz, y los edificios que estaban en el entorno ya no existen más. Igual suerte iba a pasar con las ruinas de esta iglesia que fue dañada en el bombardeo del 23 de noviembre de 1943. Felizmente decidieron hacer una breve restauración (otra parte fue totalmente demolida) y se construyó un edificio nuevo, una iglesia, que armoniza con las ruinas. El anterior de la nueva iglesia está cargada de elementos simbólicos que evocan la paz y el perdón (https://www.berlin.de/en/museums/3110106-3104050-kaiser-wilhelm-gedaechtnis-kirche.en.html). Personalmente, fue como sacarme un clavo que tenía en mi memoria por décadas.
Salimos con dirección a nuestro siguiente objetivo: el Zoológico de Berlín o Berlin Zoo. Genial. Un solo bus y ya estábamos en el lugar. La entrada fue rápida; con nuestros boletos también podíamos ingresar a otro lugar alucinante: el Acuario. Este lugar tiene dos entradas. Ingresamos por la Puerta de los Leones (Löwentor) y de ahí decidimos que cada chico haga su propia ruta. El zoo es grande y, obviamente, no pudimos visitar todo: vimos los elefantes, los antílopes, a los pandas (https://www.youtube.com/watch?v=EcGUVTrhgE8) (una verdadera atracción del lugar, protegidos por vidrios antibalas), los leones (no vimos muchos), el mundo de la oscuridad (genial) y el acuario. La visita del Acuario es en el sótano y primera planta; pero en las plantas superiores se ubican los batracios, reptiles y los inquietantes insectos, cuya vista nos mueven muchas sensaciones. Imaginar una clase de Ciencias Biológicas en el lugar. No logramos ver las zonas de pingüinos, aves, hipopótamos, rinocerontes u otros animales. Mucho por ver (https://www.youtube.com/watch?v=NgnTdtqaPfw). Días antes habíamos visto el Museo de Historia Natural y varios animales disecados. Ahora los veíamos vivos (https://www.zoo-berlin.de/en). Almorzamos en el lugar en la zona de restaurantes. Escogí comida típica: las salchichas (https://www.youtube.com/watch?v=QHsiuDsRuCA).
Estábamos
cortos de tiempo, pues teníamos una cita con el último lugar que visitaríamos
en Alemania: el Reichstag. Se había separado la cita con mucha antelación.
Tomamos un bus para ir al lugar; ya habíamos estado cerca, pues cuando visitas
la Puerta de Brandemburgo, ya estás muy cerca al Reichstag. Esperamos un poco,
pues había bastantes visitantes en el lugar. Pasamos las estrictas medidas de
seguridad para ingresar. Es la segunda vez que visito este sitio. En 2010, no
eran tan estrictas las medidas; los tiempos cambian. Ingresamos al lugar,
subimos en un ascensor grande para llegar a la base de la cúpula. Ahí nos
dieron las audioguías para que visitemos la cúpula. Muy didáctico (https://www.visitberlin.de/es/parlamento-reichstag) (https://www.youtube.com/watch?v=yZ866HxCyHo). Dejamos pendientes un lugar que
hubiera querido visitar nuevamente: la Siegessäule. Este monumento lo visité en
1994. Fue el espacio que inspiró a Wim Wenders para su filme El cielo sobre
Berlín (Himmel über Berlin) (https://www.youtube.com/watch?v=_Zih4o6NLCc). En esa oportunidad caminé mucho por
la zona viendo este monumento, el Monumento del Soldado Soviético y la Puerta
de Brandemburgo que recién estaba siendo limpiando tras la reunificación. Luego
de terminar nuestra visita, cada chico fue a comprar los últimos recuerdos para
llevar a Trujillo. Tuvimos un percance con una alumna que tenía que tomar una
medicina; a diferencia de Perú, en Alemania visitar una farmacia a comprar
medicamentos es ir con la receta. Felizmente el jarabe que teníamos que comprar
no necesitaba receta. Además, pude comprar en otra farmacia unas pulseras que
impiden que los mosquitos se acercasen a uno; pero algunos medios no los
reconocen como útiles (https://www.ocu.org/salud/cuidado-piel/informe/pulseras-antimosquitos). Fui a comprar también varios
chocolates en Rewe. Preparamos las maletas y fuimos a cenar comida hindú. Al
día siguiente nos teníamos que levantar temprano para ir al aeropuerto.
El domingo 14 empezó el retorno. En dos taxis nos fuimos al aeropuerto. El vuelo fue rápido e hicimos una breve escala en Ámsterdam. En nuestro vuelo de retorno a Lima, no funcionó el sistema de internet. Llegamos a Trujillo, bastante agotados a las 8 PM. María y Karen me fueron a recoger en el auto y retorné manejando. Entré en contacto con los ticos, micros y huecos en la ruta de Huanchaco a Trujillo. Retorno duro a una realidad frustrante. Fin de nuestro viaje.