Datos personales

Trujillo, La Libertad, Peru
Un espacio para mostrar ideas y puntos de vista ligados al arte, a la cultura y la vida de una sociedad tanto peruana como universal
Mostrando entradas con la etiqueta sociedad civil. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta sociedad civil. Mostrar todas las entradas

domingo, 8 de enero de 2017

JODIENDO AL PERÚ (ARTÍCULO DE OPINIÓN DIARIO CORREO DOMINGO 08 DE ENERO)

El último domingo una periodista capitalina realizó una entrevista al jurista peruano Luis Pásara quien acuñó el término “Achoramiento” y sus variables que describen a un gran grupo de individuos emergentes que reúne ciertas peculiaridades y cuya principal característica es la de manejarse en un espacio social carente de normas o de la degradación del mismo. El eje de la entrevista se centró en la famosa frase “¿en qué momento se había jodido el Perú?”, pensada por  Zavalita en la novela Conversación en la Catedral de Mario Vargas LLosa. Pásara replantea la perspectiva para incluir a cada uno de nosotros, los peruanos, e involucrarnos en la acción intencional, personal o comunal, de dañar nuestra sociedad. Pasa a detallar en qué momentos actuamos en desmedro del bien común y, que a la larga, cual búmeran, retorna a nosotros pensando que tal o cual acción no ha sido provocada por nosotros. Desde robar en el pesaje, apañar a niños patanes, amañar notas para favorecer a un mediocre en cualquier nivel del sistema educativo (colegios, institutos, universidades), dejar de pagar impuestos o no asumir responsabilidades achacándoselas a terceros; hasta ser responsables directos de elegir a los representantes políticos inadecuados y sospechosos en las diferentes elecciones que vivimos en nuestra democracia formal. Contribuimos con la corrupción.
El último gran destape del caso Odebrecht o la difusión de los famosos Vladivideos a inicios de este siglo, ambos sucesos nos muestran la cantidad y calidad de gente que realiza actos que lesionan la sociedad peruana en su conjunto. No es solo el mundo político, de derecha o izquierda, que ha actuado corruptamente; es también el mundo empresarial, académico, artístico y otros que han actuado en conjunto para agravar no solo la psique moral de nuestra sociedad, sino la sanidad económica del pueblo y la nación peruanos en provecho personal o “corporativo”, si cabe el término. La gente tiende a identificar al político como el único actor del acto delictivo postergando a los demás actores involucrados. En su momento Montesinos uso el poder político para corromper a tantos personajes, incluidos farándula y deporte. Ahora, es Odebrecht la que usó el poder económico para comprar no solo políticos, sino comunicadores, periodistas y empresarios. El Presidente de la Confiep ha tenido que tomar distancia frente a este grave caso. Como en los Vladivideos, ¿qué otras sorpresas nos irá a deparar este destape que ha tenido que estallar fuera de nuestras fronteras y que desnudan la complicidad de nuestras instituciones y ciudadanos?
La sociedad espera que se identifiquen a todos estos personajes e instituciones que actuaron contra nosotros. La ciudadanía debe de centrar su atención para evitar distracciones partidarias durante este destape que ha empezado por la punta más alta de la pirámide, llámense altas esferas políticas, económicas y sociales. Es una buena posibilidad de reivindicarnos como sociedad.

domingo, 18 de diciembre de 2016

HERIDAS ABIERTAS (ARTÍCULO DIARIO CORREO DOMINGO 18 DE DICIEMBRE)

La semana que muere ha acumulado muchas frases alusivas a quehaceres sublimes de la humanidad (literatura, cine) para entender lo prosaico y vil que puede ser la politiquería peruana: desde Crónica de una muerte anunciada hasta Ascensor para el cadalso o La decapitación de Juan Bautista, estos son los títulos que han descrito todo un escenario lleno de errores, cobardías e insanias sociales en lo que se ha convertido el panorama político nacional. En un contexto de costosas canastas navideñas, turrones y compra de computadoras,  hechos irregulares que saltan por todos lados en este Congreso bastante venido a menos, varios de sus integrantes censuraron a Jaime Saavedra, abandonado por PPK, ahora exministro de Educación. Una semana de esquizofrenia alucinante
Los movimientos realizados durante esta semana, tanto por PPK como por la mayoría congresal, han sido una verdadera muestra de errores y desaciertos que atentan contra los intereses generales de los peruanos como a la aún débil democracia peruana. Saavedra ha sido el peón empleado para medir fuerzas políticas en desmedro de un plan trazado para recuperar uno de los pilares de cualquier sociedad: la educación. Pese a las evidencias de corrupción dadas, algunas ya abordadas, el objetivo ha sido torpedear las leyes que exigen calidad en la educación superior. En la construcción de argumentos de varios congresistas opositores, la pobreza académica ha sido una de las primeras evidencias de varios opositores, rayano con el ridículo. Esos personajes han tenido en sus manos la decisión de tirarse abajo lo avanzado en cuanto a calidad educativa. De cultura combi a cultura mototaxi, así bautizada por ellos mismos. Esta realidad ha merecido el comentario de varios periodistas extranjeros que destacan lo absurdo de esta decisión política: la ignorancia es atrevida y va más allá de su espacio de regodeo.
Por el lado gubernamental, ha sido lamentable la postura del Gobierno con un ministro que ocupaba esta cartera bastante sensible. En su gestión había convocado a diversos actores e incluso recibió el apoyo del SUTEP. La cesión de su cabeza ha envalentonado a un grupo que actúa más por oposición destructiva que constructiva. Quizá en los cálculos gubernamentales pueda estar el sacrificar algunos otros ministros como forma de convivencia con estos pésimos vecinos. De algo que sí se está seguro es que ninguna de las dos fuerzas, similares en el fondo, criticará al ministro de Economía u otra cartera sensible, ya que sería descerrajarse un disparo a la sien.

Pero las punzadas dadas han vuelto a polarizar a la sociedad civil peruana. Las reacciones provocadas deberían de ser tomadas en cuenta por esos congresistas, si no quieren ir aislándose de los electores que los eligieron; y también por el Gobierno como una fuerza activa nada despreciable. No debe de olvidar que precisamente esa ola social fue la que le permitió ocupar el sillón de Pizarro. Un poder social silencioso que ha comenzado a crecer en el último lustro.