Nuestro último día, el 30, antes de regresar a Trujillo.
Decidimos entregar la camioneta temprano para ir a Lambayeque donde tendríamos
gratísimos descubrimientos. En verdad, de manera personal, luego de una
accidentada noche y la triste visita a Huaca Rajada, esta iba a levantar mi
ánimo y tener más esperanzas con este sitio. Una vez que tomamos nuestro desayuno,
entregamos la camioneta, pagamos todo en el hotel y dejamos las cosas en una de
las habitaciones; tomamos un taxi en dirección al Museo Brüning para visitar a
la famosa Señora de Chornancap, lugar cercano a Huaca Chotuna (en realidad, es
un solo complejo arqueológico).
El museo cuenta con tres pisos y un sótano; en este último se
halla la actual exposición de los últimos descubrimientos en torno a esta dama
y su tesoro. Recuerdo haber visto aquí hace varios años la famosa estatuita de
la Dama o Venus de Frías, actualmente en Piura. He visto también parte del
tesoro del Señor de Sipán a pocos años de su descubrimiento acogido aquí hasta
tener su propio museo. Y en los pisos superiores vemos diversas muestras de la
Cultura Lambayeque hasta la actualidad. Hubo una exposición interesante del
patrimonio fotográfico de Heinrich Brüning, parte de cuyo patrimonio personal
arqueológico es la base de este museo (hay una interesante edición hecha por la
Sociedad de Investigación de la Ciencia, Cultura y Arte Norteño –SICAN- de
1989, que tiene sus textos monográficos y un buen número de fotos suyas de
fines del siglo XIX e inicios del XX con prólogo de Mejía Baca; hay una nueva
edición -2012- con solo sus textos monográficos y prólogo de Walter Alva). Algunas fotos antes tomadas en otros viajes: (https://www.facebook.com/jesusgerardo.caillomanavarrete/media_set?set=a.625106374186054.1073741846.100000600914417&type=3).
La visita a la sala Chornancap es interesante, no solo por el tesoro sino por
todo el trabajo que se ha hecho al respecto. Espero que Chotuna se recupere
pronto. Luego hicimos el “ascenso” por los siguientes tres pisos para ver los
tesoros del Museo. Así como hay bellas piezas de oro, lo que impresiona es la
pequeña pero valiosa colección de tejidos que preservan; fuera de los bellos
ceramios que guardan como un verdadero tesoro; tienen piezas valiosas y
curiosas.
El último piso muestra la vida cotidiana del pueblo que aún preservas costumbres sincréticas y que combinen con la modernidad; así uno ve cómo siguen hilando o practicando curandería dirigida por chamanes, tan populares como los sacerdotes. Una vez recorrida la exposición permanente, nos fuimos a ver la que figura en la sala de exposiciones itinerantes: era una sobre la fertilidad y el mundo erótico del antiguo Norte peruano, insólitamente vedado para los menores de edad. La colección de huacos es interesante y bien seleccionado; varios de estos los había visto en el libro Sexo en el antiguo Perú (2001) del Federico Kauffmann-Doig. El problema en el Museo era que por Fiestas Patrias habían puesto música un poco estridente emitida a través de unos parlantes externos que molestaban en general.
Una vez concluida nuestra visita, decidimos dar una vuelta
por la Plaza principal para ver la iglesia mayor. Esta decisión fue en realidad
una magnífica oportunidad para ver dos lugares que nunca los había visto en mis
ya sesenta años de vida: el complejo religioso de San Pedro ha sido restaurado
en su capilla lateral, la cual tiene un diseño especial: el techo se sostiene
por algarrobos. Todo el conjunto ha sido restaurado. Nunca lo había visto. Aquí tienen más detalles del sitio: (http://lambayequealbicentenario.blogspot.pe/2016/12/la-capilla-doctrinal-o-ramada-de-san.html) Y en
la iglesia mayor de San Pedro ingresamos a la Sacristía, donde vimos azulejos,
retratos antiguos y muebles de madera tallada. Y coronado por una bella estatua
de Cristo crucificado.
Pero el placer no iba a terminar ahí. Nos dirigimos hacia la
Casa Descalzi y en el camino vimos una casa hospedaje, San Roque, una bella
casa republicana habilitada como hotel. Este será nuestro siguiente hospedaje.
Antes fuimos a ver la Casa de la Logia; este bello monumento que tiene el
balcón más largo del Perú, ha sido bastante dañado por las lluvias de febrero y
marzo. No se puede acceder al segundo piso; pero hay una muestra en el primer
piso que muestra la importancia de la casa no solo para la ciudad sino para el
país, cuna de la independencia en 1820. Un grupo numeroso de turistas
colombianos estaba sorprendido por el poco apoyo que reciben lugares como este.
En fin.
Terminamos nuestro periplo con un delicioso almuerzo en casa
Descalzi, con cebiches y cervecitas, más otras delicias. Lambayeque debería de
convertirse en la capital turística de la Región Lambayeque y potenciarla para
hacerla el lugar de recepción de grupos que vienen a ver los dos museos que
acoge y el simpático centro histórico que debe de ser más celosamente cuidado.
Tienen una verdadera joya que ha salido a relucir con mucho brillo en este
viaje.
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