Estamos a menos a tres semanas de nuestra prueba de nervios como
electores peruanos. Por ahora vayamos a las cifras, ya que estas nos ayudarán a
dar un panorama interesante y a entender el porqué de algunas acciones que los
dos candidatos están realizando y que posiblemente hagan en lo que resta de este
periodo preelectoral.
Según los datos de la ONPE, en las últimas elecciones del 10
de abril, hubo 22’901,954 electores hábiles para ejercer su voto; de esta
cantidad, lo ejercimos el 81.8 %; esto es, 18’734,130 electores. Sigamos con
las cifras. Los dos candidatos que pasaron a la segunda vuelta recibieron:
Keiko Fujimori, 6’115,073; y Pedro Pablo Kuczynski, 3’228,661. Si sumamos los
votos de ambos tenemos: 9’343,734. Resta, pues, una gran masa electora de
9’390,396. Si agregásemos los electores hábiles que no votaron en la primera
vuelta (4´167,824), hace en conjunto la envidiable masa electoral de 13’558,220. Esta es la cantidad de
peruanos que no votaron por ninguno de los dos candidatos que pasaron a la
segunda vuelta. Casi un 65 % de los ciudadanos no optó por ninguna de las dos
propuestas de gobierno que se parecen tanto y, con las cuales, muchos peruanos
no comulgan. Es más, casi tres millones de peruanos, entre blancos y viciados,
no optaron por ninguno de los diez candidatos de la primera contienda. Entonces
quedan unos diez millones de votantes a los cuales tratarán de atraer a su
redil y captar algunos de los totalmente escépticos
Con las cifras frías que tenemos, comienza el peligroso juego
de captar votos a través de promesas insostenibles y golpes sucios entre
candidatos que se apoyaron mutuamente ante el “monstruo” Ollanta Humala en
2011. Entramos al campo de la demagogia pura, en la que la pena de muerte, la
compra de un millón de patrulleros, limpieza de delincuencia en un año u otras
vanas promesas han surgido y surgirán en boca de los candidatos para atraer a
su tienda a electores casi nihilistas, cansados de indiferencia y algunos al
borde de la insurgencia y beligerancia, como se ha visto en algunos resultados
de la primera vuelta. En las giras que hacen los candidatos vemos anuncios como
revisión de leyes mineras, acercamiento a la minería ilegal, relectura de las
ideas de Gregorio Santos, baja del impuesto a la renta, son peligrosos cantos sibilinos
que dejarían a una sociedad peruana bastante convulsionada. El torpe
centralismo de los candidatos no les permite leer lo que pasa en el resto del
país, pese a los trabajos de dirección política que han hecho algunos partidos
como el fujimorismo.
Queda como una opción de aclarar las cosas para
ese gran público a través de un buen debate en el que aclaren las ideas y que
muestren claramente las diferencias entre uno y otro candidato. El hecho de que
uno de ellos sea la hija de uno de los gobernantes más corruptos del planeta no es impedimento para que varios
peruanos puedan votar por ella. Demos paso a las ideas.
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