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Trujillo, La Libertad, Peru
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domingo, 4 de septiembre de 2022

¿MUNDO, QUO VADIS? (ARTÍCULO DE OPINIÓN DIARIO CORREO TRUJILLO 04 DE SEPTIEMBRE)



Las noticias que circulan en las últimas semanas sobre muchos países europeos son bastante preocupantes por diversas razones y que, quiérase o no, también nos van a afectar de manera directa e indirecta. Algunos economistas ya hablan del inicio galopante de una fuerte recesión agravada por una situación monetaria que se ha ido deteriorando rápidamente, situación que va a afectar la calidad de vida de muchos ciudadanos lo que puede generar un fuerte malestar social (ya está pasando); sus repercusiones pueden afectarnos en muchos aspectos económicos más fuertes que la crisis del 2008. Además, una sombra divisoria se cierne sobre la comunidad europea como nunca la habían sufrido; ni siquiera desde el famoso Brexit, cuando Gran Bretaña, una de las economías grandes de Europa, se separó unilateralmente tras un referendo.

Debido al ruido cotidiano de nuestro país generado por el inefable mundo político peruano, lleno de arribistas, carroñeros y cínicos; la situación mundial, y en especial la europea, no se está abordando de manera adecuada, situación que puede afectar a muchos hogares peruanos de todas condiciones, desde los exportadores de todo tipo de bienes hasta el envío de remesas y los que realizan diversas actividades itinerantes como estudios universitarios o trabajos temporales. Además, una serie de fenómenos naturales ha sido un poco pasados por alto, vistos más como una anécdota sin comprender que muchos de estos son productos de cambios drásticos climáticos, a los cuales nuestro país no puede eludir. Sin ir muy lejos, la prolongada sequía que padeció Chile ha hecho que mucho capital chileno agroindustrial haya virado hacia nuestro país, pese a que venimos sufriendo un estrés hídrico galopante y que no es muy comentado en los medios. Una situación que merecería más información a la comunidad y ver las proyecciones en nuestras ciudades, como Trujillo, que pueden verse afectadas con esta potencial catástrofe, habida cuenta que el Perú es uno de los principales países en el mundo que tiene más riesgos frente a esta adversidad. La sequía del hemisferio norte, acompañada de una ola de calor son factores que inciden en muchos recursos naturales como la agricultura y sus derivados. Ya bastante tuvimos con la reciente crisis del trigo con incremento de precios en la canasta familiar. 

La amenazante recesión pone en peligro varias actividades exportadoras de nuestra región; en 2008, mucha producción tuvo que ser vendida en mercados locales antes de verse perdida. El incremento de precios del gas con la amenaza de un invierno nada grato son consecuencias de muchas medidas nada pragmáticas tomadas por varios líderes europeos por sanciones a Rusia y estas están repercutiendo en los bolsillos de sus ciudadanos. Obviamente el mercado, ese al que apuntan muchas de nuestras exportaciones, se verá resentido; el ciudadano priorizará gastos y hará ahorros forzados. Winter is coming, ajústense los cinturones.


domingo, 30 de enero de 2022

LA CAPACIDAD DE LA NEGACIÓN (ARTÍCULO DE OPINIÓN DIARIO CORREO TRUJILLO 30 DE ENERO)

 


El grave incidente ecológico frente a Ventanilla es un cúmulo de errores que ha ido tomando ribetes extremos ligados a una capacidad de negación inaudita por parte de todos los actores involucrados en este desastre, capacidad alimentada por la incompetencia de varios entes reguladores para hallar una rápida solución a esta catástrofe. Y para colmo de males, se ha ido politizando esta desgracia con lo que, al final, un grupo privilegiado sacará alguna ganancia y la mayoría pierde.

A través de este accidente, vemos una realidad tenebrosa que evidencia una serie de falencias e incompetencias mortales que arrastran instituciones o empresas de nuestro país. La explosión volcánica en una remota isla en medio del océano Pacífico ha tenido graves secuelas en nuestro territorio: en Tonga se reconocen oficialmente a tres muertos; en nuestro territorio, dos. Fuera del país más afectado, somos el único país que ha tenido un saldo humano trágico. Tan importante fue esta noticia para los medios que nunca identificamos quiénes fueron estas dos víctimas. La Marina de Guerra dio una alerta de oleaje anómalo, ese que arrasó con propiedades en la bahía de Paracas y dos vidas. En el mundo, esta noticia fue suficiente para demostrar la precariedad de ciertas instituciones ante criterios a tomar en momentos críticos. Algunos llaman sentido común. Mientras la institución involucrada se defendía con argumentos poco sólidos, llegó la noticia del derrame de petróleo. Demás está comentar todo lo que leemos en medios sobre la secuencia de errores y justificaciones que provocan indignación no sólo a nivel local, sino internacional. Tanto es el escándalo que todos los medios han tenido que ir aceptando los hechos tal como se dieron.

Hay muchas lecciones que este lamentable suceso nos está dejando. Comenzando por la seguridad frente de desastres naturales: la respuesta local dada fue totalmente diferente a la de nuestros vecinos. Además, el centralismo y el poder político y económico determinan la calidad informativa en nuestra sociedad: dos personas ahogadas en playas limeñas hubieran tenido portadas estridentes. Y el daño ecológico (suceden a menudo en nuestra sierra y selva) ha dado una dura lección que permite entender que esos reclamos de gente que ven sus ríos, lagunas y tierras envenenadas por cualquier sustancia son muy válidos y merecen la misma atención como la que genera semejante desastre en costas limeñas. Se anuncia que para recuperar todo el siniestro desde el punto de vista ecológico (ergo, humano) demorará veinte años. Estos son hechos sin tintes políticos, son fácticos y comprobables. Se pueden medir en buscadores de noticias en cuanto al tratamiento de medios de comunicación y los otros ya se han dado todas las explicaciones biológicas, ecológicas, ictiológicas posibles. A estas alturas, los silencios indican complicidad o miedo velados. Roa Bastos escribía: “no hay memoria para el daño”. Lástima.