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Trujillo, La Libertad, Peru
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domingo, 3 de agosto de 2025

RESPONSABILIDAD Y ESTUPIDEZ (ARTÍCULO DE OPINIÓN DIARIO CORREO TRUJILLO 03 DE AGOSTO)

 


La última semana estuvo cargada de necedades políticas encabezadas con el insulso discurso de la frívola presidente, las torpezas diplomáticas deslizadas durante su inefable parloteo y gruesos escándalos de corrupción en nuestra región y el congreso. Pero hubo tres eventos que merecen toda nuestra reflexión, pues estos sirven para retratar nuestro comportamiento como sociedad y constatar los estragos que pueden causar la corrupción. Dos de los sucesos han sido naturales: un violento sismo en la Rusia asiática y vientos huracanados denominados Paraca en el Sur peruano; y el otro es el lamentable accidente de un vehículo informal contra un autobús del servicio Metropolitano, producto de la negligencia humana. El fuerte sismo ruso causó un estado de alerta en todos los países del Océano Pacífico; felizmente no hubo el temido tsunami, mas sí retiradas del mar y algunos oleajes anómalos; sin embargo, la reacción de muchas personas ha sido por lo demás indolente e irresponsable. Países con una cultura preventiva más desarrollada como Chile o Japón, mandaron señales de prevención a todos sus ciudadanos, quienes respondieron de manera ordenada ante la situación. La población colabora. Pero ver la actitud de compatriotas que deberían actuar con más responsabilidad es una muestra de la escasa cultura preventiva que arrastramos. Es la misma actitud que vemos en muchos cuando estamos participando en un simulacro de sismo o evacuación de incendio: la chacota, la indiferencia, el irrespeto y, peor aún, el boicot. Los peruanos debemos aprender a convivir con fenómenos naturales como El Niño, terremotos, inundaciones o sequías, y ahora los fuegos forestales, algunos de los cuales son provocados irresponsablemente por el hombre. Los que pasaron el sismo del 70 saben lo que es un fuerte movimiento telúrico; hablar con algún sobreviviente de Yungay debería ser una forma de sensibilización para muchos niños y jóvenes. El silencio sísmico norteño nos debería concientizar para ser cuidadosos con nuestros espacios. La narración de Juan Villoro, Santiago 2010, en el libro de Felipe Moreno, Relatos de terremotos en Chile, tiene una frase contundente: “los terremotos son inspectores de la honestidad arquitectónica”. En un país de alta informalidad y corrupción en la construcción, aún no hemos pasado la prueba. En cuanto a los vientos Paraca, tuve la oportunidad de pasar una experiencia dura durante mi época escolar en Arequipa: una gran plancha de Eternit cayó a un par de metros de mí. La plancha había sido arrancada de un techo; pude haber sido una cifra más de los muertos y heridos, pues no tuve consciencia de guarecerme como debería haberlo hecho. Sí, es peligroso. Pone a prueba lo endeble de instalaciones que pueden ser mortales. Lo último, ya es llorar sobre mojado. La informalidad, la viveza y la estupidez son aliadas mortales que asuelan hogares con las tragedias humanas que vivimos casi todos los días.