Como todos los días, desde la ventana de mi casa veo el Parque de los músicos en la Urb. Primavera. Un parque que tiene un bonito árbol, un alto pino, y otros más que acompañan a este. El parque cuenta con veredas circundantes y unos senderos que fueron pavimentados para la circulación de personas con el fin de que no dañen las plantas que se encuentran en el mismo. Un día de junio del año pasado, apareció gente y camiones del SEGAT comentando a los vecinos que iban a restaurar las veredas, pues algunas ya habían colapsado. Lo primero que hicieron fue romper a combazos todo el complejo pavimentado e, incluso, introdujeron algunas unidades móviles pequeñas con el fin de recoger el desmonte. Luego de un par de semanas de intensa labor, el parque de pronto fue abandonado en plena faena; los trabajadores aducían que no les pagaban. De pronto, todo el vecindario se encontró con varios montículos de arena, cascajo y piedras que fueron transportados al lugar. La obra quedó inconclusa, las esquinas de las veredas no se sellaron y el parque quedó al abandono. Se nos informó que se reparaba las veredas que estaban deterioradas, imagino para evitar posibles accidentes de ancianos o niños, pues las grietas habían generado algunos huecos riesgosos. Debido a la situación de abandono en la que quedó el parque, me apersoné a presentar una serie de reclamos de hechos que han ido deteriorando la calidad de vida de los residentes de la urbanización. Fui por tres motivos: el abandono del parque por la misma institución, la bulla generada por la banda de guerra (o lo que parece ser) del colegio Liceo y la presencia de un vehículo abandonado por más de dos años en el que se acumula la basura frente a una de las puertas del mismo colegio. Como únicas respuestas obtuvimos una limpieza parcial del parque, pero sin concluir las obras y los montículos permanecen en el lugar; y un intento de reducción del horario de prácticas de la estruendosa banda. Los senderos del parque son, gracias a su ineficiencia, ahora un peligro mayor para cualquier persona, fuera de que todos los días tenemos polvo obsequiado graciosamente por ellos.
La situación previamente descrita evidencia, en síntesis, el abandono en el que ha caído la ciudad. No solo pistas dañadas, no concluidas o parcialmente restauradas; sino un sinfín de hechos que muestran el marcado abandono citadino y el debilitamiento del sentido de autoridad tan venido a menos en el manejo, por ejemplo, del tránsito, los ambulantes y la basura y desmontes. Incluso los policías que llegaron con bríos para controlar a cuanto imprudente conduce por calles o avenidas han caído en la abulia. En un principio, querían poner en vereda a micros y combis en el tema de paraderos informales; ahora ya se han rendido. Una total ausencia de autoridad.
Se dice que el infierno está empedrado de buenas intenciones; todo parece indicar que, más o menos, nos ha tocado el infierno.
No hay comentarios:
Publicar un comentario