Domingo 20 de enero. Millau.
Día de marchas, día de mover las piernas en un país que hace culto a la
caminata como una buena forma de mejorar la calidad de vida de uno. Y Melissa es una
cultora de ello. Cuando ella vivía en el Perú, halló muchas zonas para caminar
y ella me señaló cómo en nuestro país caminamos mucho, pero no nos damos cuenta
de ello. En el camino a Huamachuco me mostraba los trazos de caminantes, sea de
pastores o gente que se desplaza a pie, a lo largo de los Andes liberteños. Melissa
había tenido un accidente con su bicicleta meses antes, por lo que mejor era
hacer un poco de actividad física que estar en el auto permanentemente.
Este domingo tomamos un buen
desayuno, pues nos íbamos a caminar un buen trecho. Ya venía bastante entrenado
de Portugal, donde caminé bastante para recorrer tan bello país. De la historia
humana, nos íbamos a la historia natural. Nos íbamos a visitar un pedacito del
Parque Nacional de Grands Causses (https://es.france.fr/es/occitania-sur-de-francia/articulo/parque-natural-regional-grands-causses).
Este parque es extenso, pues tiene más de trescientas mil hectáreas. Años anteriores
lo he visitado en diversos lugares: por ejemplo, estuve en el valle del Tarn,
en las grutas de Roquefort, donde hacen ese delicioso queso fuerte y de olor
penetrante que se “cultiva” en unas cuevas húmedas que se hallan cerca de Saint
Affrique. Además, visité algunas ciudades templarias como La Couvertoirade. Es una
zona que se ganó el respeto gracias a una fuerte lucha que se sostuvo con el gobierno
central al intentar construir un polígono militar en parte de su territorio. La
zona se levantó al defender su territorio contra estas nuevas construcciones y
muchos pastores y agricultores tomaron acciones duras por años, hasta lograr su
objetivo. Es una zona muy polémica y muchos hablan de reivindicación occitana,
tanto en su cultura como en su lengua. La historia tiene la palabra. Incluso
los chalecos amarillos están vinculados a esta zona. La tierra sí ejerce un
gran poder sobre los hombres no importando el tiempo que pase. Por eso, ahora
iba a pasar por un sitio pequeño en esta inmensidad. Melissa, como guía, me iba
a abrir un nuevo panorama por lo que me llevó a una parte alta de la cual podíamos
ver toda Millau. La marcha fue pausada disfrutando la vista de esas extrañas
formas rocosas y mesetas, erosionadas por el tiempo y los fenómenos meteorológicos,
a las que denominan Causses; además conforman gargantas por los que discurren
ríos, como en este caso el Tarn. La ciudad está un poco rodeada de estas y le
dan un paisaje muy especial. La caminata culminó en un sector donde hay algunas
casas abandonadas, algunas ocupadas y otras en restauración.
De ahí descendimos
y nos fuimos a otro lugar en el que la gente suele juntar su producción vitivinícola
y la reúne en grandes vasijas semienterradas en casa adaptadas para ello. Me
hubiera gustado recordar el nombre, pero tengo registro fotográfico. Sentados
comiendo algo de fruta, Melissa me señala una iglesia que fue construida en la
parte superior de una de las mesetas y me comenta que fue toda una estafa que
hizo el cura del pueblo, pues sacó dinero para la construcción y luego se dio a
la fuga con todos los millones. Queda la estructura como muestra de la vergüenza
del hecho.
En las locuras de la vía pudimos cruzar varias veces con la vía del
tren que comunica Millau con el resto de Francia. Para cerrar esta visita matutina
nos fuimos al famoso Viaducto que es todo un emblema no solo para la ciudad y
la región, sino para Francia entera. Estuvimos en el museo de sitio que muestra
cómo se construyó el mismo. Además, da una información bastante sintetizada de toda la riqueza arqueológica, histórica y geográfica de la región. Pude ver los famosos cuchillos, cuya industria prospera en esta zona. Cuando estuve la primera vez no pude ver este
espacio muy interesante y bastante pedagógico. Aquí más datos (https://bles.com/ins/10-datos-increibles-sobre-el-viaducto-de-millau-el-puente-mas-alto-del-mundo.html).
Esta vez no cruzamos el puente, subimos a un mirador para poder observarlo en
toda su majestad e inmensidad.
Regresamos a casa para almorzar y reposar un
poco. Por la tarde íbamos a dar una vuelta por la ciudad, luego de ver una zona
en la que había bastantes grafitis. Millau es una ciudad vieja y encierra muchos
tesoros. Esta era la forma cómo iba a cerrar mi visita a Millau. Otros datos de
esta interesante ciudad. (http://www.millau-viaduc-tourisme.es/memoria-patrimonio/millau-ciudad-de-arte-e-historia).
La cena fue un espacio para
conversar y ponernos al día de muchas cosas pendientes de nuestras vidas. Además,
me enseñó un bello libro en el que la modelo había sido ella, Melissa. Bacán. Al
día siguiente, me iba en bus a Rodez.
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