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domingo, 18 de noviembre de 2018

EL GRAN BONETÓN (ARTÍCULO DE OPINIÓN DIARIO CORREO DOMINGO 18 DE NOVIEMBRE)


Tras una semana de interesantes movidas culturales, volvemos a la realidad política. Fueron 7 días que cumplen con creces lo que un amigo extranjero alguna vez me comentó: en nuestro país, no hay día aburrido; siempre hay novedades cada vez más interesantes. Y parece que lo sucedido en este par de semanas recientes ha rebasado nuestra imaginación colectiva sobre las diversas formas de corrupción enquistadas en nuestro país por décadas y que han pasado delante de ojos de supuestos hombres probos, cuya función era velar por los intereses del Estado y la sociedad que representan, o sea, nosotros.
El desbande presenciado por los otrora leales hombres del partido naranja y las abruptas reacciones del hombre que acuñó la frase “quien no la debe, no la teme”, Alan García, son síntomas de que hay ciertos golpes certeros contra este fangoso campo generado por la empresa Odebrecht, la que está desmantelando la clase política de Sudamérica, ya que no solo nos está afectando, sino al mundo político y social de Colombia, Ecuador, Argentina, Venezuela, Panamá y allende nuestros mares. Incluso un par de muertes recientes en Colombia han generado sospechas. La pirámide del sistema corrupto generado desde el gobierno y sus adyacentes ha sido confrontada directamente. En situaciones anteriores teníamos algunos partidarios kamikazes que asumían la culpa del líder o lideresa. El caso de Jaime Yoshiyama es uno de esos. En su acción suicida ha dejado una seria interrogante al cambiar la dirección del dinero. La incertidumbre del narcotráfico salta automáticamente, ilícita actividad que copa partidos políticos con mucho dinero, empresas de fachada, candidatos populistas, etc. La distracción es obvia; pero se va, en estas pesquisas, tras el Gran Bonetón o, mejor dicho, los grandes.
El libro Historia de la corrupción en el Perú, del desaparecido historiador Alfonso Quiroz, citado por la congresista Milagros Salazar, es un fascinante recuento del tema central del mismo: la corrupción manifiesta y velada (las más de las veces) hecha por el Poder y las personas, empresas e instituciones que lo acompañaron en sus fechorías. La congresista no tuvo peor idea que emplearlo para cerrar su exposición sobre el caso de Keiko, personaje líder del partido naranja, visto como una de las instituciones más corruptas. El texto de Quiroz que debería estar en los planes lectores de estudiantes de tercero, cuarto y quinto de secundaria, así como los primeros ciclos de universidad, muestra modalidades criminales que tanto daño han hecho a nuestra sociedad y que, en números, es exponencialmente más dañina que la década de los movimientos sediciosos. Solo con sacar la cuenta de todo el dinero gastado desde los 80 a nuestros días en coimas y actos corruptos se habrían construidos cientos de colegios, hospitales equipados con alta tecnología, un gran sistema vial, servicios de agua y desagüe para todos los poblados del Perú y generar un sueldo digno a todos los empleados del Estado (profesores, policías, comenzando por ellos). Así de criminales son los grandes corruptos.
La cárcel es su destino final y todo ciudadano debe apoyar, sin dudar, esta sanción.

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