Callejón de Huaylas. Una de las regiones más bellas de
nuestro país, más visitado por compatriotas, sean turistas, estudiosos o
estudiantes, y extranjeros que llegan a presenciar su belleza monumental, su
viejo pasado o en busca de adrenalina como la que puedes hallar en escalar
altas montañas. En menos de un año, setiembre de 2017 y julio del 2018, tuve la
oportunidad de estar en esta región que siempre tiene muchas cosas para ofrecer
y descubrir. En ambas ocasiones, estuve en los mismos lugares: Llanganuco,
Yungay, Caraz, Chavín de Huántar. Pero en este julio fui a un lugar que había
pasado por alto en el 2017: Pastorruri.
La primera vez que fui a este lugar fue en 1993. En esa
oportunidad, la nieve llegaba hasta ciertos lugares que en la actualidad lucen
áridos, pero con evidencias de erosión provocada por deshielos (como le está
pasando a todos los glaciares del mundo). El año pasado no quise ir a este lugar para no
dañar el buen recuerdo que tengo de este magnífico lugar. En el 2000 regresamos
con otro grupo de estudiantes del colegio en el que trabajaba y fue grato ver
aún el hielo que aún llegaba hasta las laderas del cerro Pastorruri. Incluso
había cuevas de hielo, las cuales ahora ya no existen. Más datos de esta triste
situación ya anunciada desde hace más de dos décadas las tenemos en estos
vínculos electrónicos: (https://sostenibilidad.semana.com/tendencias/articulo/derretimiento-de-los-glaciares-en-el-mundo-por-el-cambio-climatico/39720).
Algunos reportes son más alarmantes, pues sindica la fuerte responsabilidad que
tenemos frente a este fenómeno irreversible, según parece, y que tendrá
carácter catastrófico a nivel mundial, siendo el Perú uno de los países más
afectados por los deshielos no solo de los glaciales, sino de toda forma de
agua en estado de congelación (como los polos) (https://www.sostenibilidad.com/cambio-climatico/el-deshielo-de-los-polos-en-cifras/)
(https://gestion.pe/tendencias/deshielo-glaciares-228470?ref=gesr).
(https://okdiario.com/ciencia/2018/04/04/deshielo-glaciares-punto-no-retorno-2052729).
El descongelamiento ha permitido encontrar restos humanos que murieron congelados en lugares donde había
hielos “eternos”. Ahora hay una lista macabra de
imágenes, nombres, cuerpos y objetos que son desnudados a la actualidad como vemos
en los diversos siguientes vínculos de la prensa internacional: (https://www.elmundo.es/ciencia/2015/10/31/56321fb1e2704ee9068b45a9.html)
(https://elpais.com/internacional/2018/07/23/mundo_global/1532345833_454942.html)
(https://www.bbc.com/mundo/noticias/2015/09/150909_glaciares_sorpresas_derretimiento_cuerpos_lp).
La humanidad es poco consciente de esta situación. Incluso algunos presidentes
como el norteamericano Trump y el futuro presidente brasileño Bolsonaro son
bastante irresponsables en sus mensajes al respecto. Esta es la realidad que
vivimos y en la cual está inmerso el Glaciar Pastorruri. Es un glaciar
condenado a una muerte lenta. En la actualidad los estragos se ven a la vista. Este
es el Pastorruri: (https://es.wikipedia.org/wiki/Glaciar_Pastoruri).
Muchos medios vienen advirtiendo de su extinción (https://larepublica.pe/sociedad/964077-en-los-ultimos-12-meses-el-glaciar-del-pastoruri-retrocedio-mas-de-31-metros-video)
(https://larepublica.pe/sociedad/1057424-el-pastoruri-y-otros-cinco-glaciares-agonizan-por-el-cambio-climatico-video),
así como viajeros que lo han visitado (http://pastorurienpeligro.blogspot.com/)
(https://www.viajaporlibre.com/blog/glaciar-pastoruri-un-glaciar-en-el-corredor-de-la-muerte/).
Como era parte del paquete turístico y visita obligada para
el trabajo de nuestros alumnos, nos dirigimos el último día de nuestra
permanencia en el Callejón de Huaylas, el día 16 de julio nos embarcamos en
dirección a este lugar. Como era nuestro horario de salida de nuestro hotel,
arreglamos todas nuestras cosas para poder tener todo en orden para nuestro
retorno. Felizmente el bus nos iba a recoger del mismo alojamiento. Luego de
nuestro buen desayuno, subimos en nuestros respectivos buses para ir
cómodamente. Nos íbamos a visitar el glacial.
Este forma parte del Gran Parque Nacional Huascarán. La
montaña lleva el mismo nombre, Pastorruri o Pastoruri (la /r/ en quechua es
rehilante, por eso se crea la confusión de su escritura, con una o dos “r” en
posición intervocálica). Tomamos el camino de la carretera Huaraz – Pativilca –
Lima, carretera por la cual ingresábamos antes los que veníamos de Trujillo u
otra ciudad norteña (ahora el ingreso es por Casma). Cruzamos Recuay, y un poco
más allá de Catac, iniciamos nuestra ruta hacia el nevado. Previamente habíamos
pasado por varios relaves mineros abandonados por décadas, los que envenenaron
las aguas del río Santa que recorre todo el Callejón de Huaylas. En la
actualidad hay intentos de “cultivar” trucha en este río, uno de los más
importantes de nuestra costa y, que, con el Chira y Majes, tiene agua todo el
año, no es estacionario como los demás ríos de nuestro litoral. Sus aguas van
al proyecto Chavimochic y sirven también al proyecto Chinecas, cerca de Chimbote.
Al entrar a esta zona, ya nos encontramos con un camino de
trocha bien tenido. Hallamos a una pareja de ciclistas decididos a ir hasta el
nevado en su propia movilidad. Valientes. En el camino cruzamos pequeños lagos
en los que había muchos patos de altura. Llegamos a una zona de control para
ingresar al Parque Nacional Huascarán, donde aprovechamos para hacer un breve
alto en el camino para estirar las piernas y hacer una visita obligatoria a los
SS.HH. En cierta manera, hay buenas facilidades en todos estos lugares,
servicios que no había desde mi primera visita al Callejón en 1985. Cuando en
ese entonces fui a Chavín de Huántar, las instalaciones eran rústicas y los
SS.HH. eran silos en los cuales uno hacía malabares. Ahora es bastante diferente.
Falta mucho aún, pero se ha avanzado de manera notable. El problema es cuidar
las instalaciones y su mantenimiento. Por eso la energía solar es un buen
recurso empleado en esta zona para abaratar costos y tener energía eléctrica en
lugares donde no llega el sistema nacional.
Nuestra primera gran parada fue en Pumapampa, lugar que tiene
ahora un mirador y ciertas facilidades informativas. Aquí vemos una suerte de
bofedales y unas pozas con agua gasificada de subsuelo. Hay cerca de ahí inmensas puyas que ya
veníamos observando previamente. Cerca de este lugar hay también pintura
rupestre. Hicimos una breve caminata, pero a lentitud, pues la altura ya te
tiene atenazado. La visita te permite
ver el esplendor del lugar y lo imponente de la cadena de montañas que son los
Andes. Ya estábamos cerca de nuestro objetivo.
Casi una media hora después
comenzamos a acercarnos a los nevados. De ahí a Pastorruri era un paso. Una vez
estacionados nuestros buses, descendimos para organizarnos. Algunos querían
subir a pie. Todos íbamos envueltos como unos fardos, puesto que el frío y el
viento helado nos abatían. Uno puede ascender a pie o una acémila o caballo que
te alquilan personas de la comunidad que está a cargo del control y cuidado de
la zona. Los lugareños se han vuelto celosos de su patrimonio y no es para
menos; cada año Pastorruri pierde muchos metros de sus glaciares y una de las
causas es la del deterioro que causa el excesivo turismo al lugar; no todos los
turistas son respetuosos de los lugares, muchos trepan en los glaciales, pisan
y ensucian la nieve y suele quebrar el hielo solo por el prurito de dejar su
huella destructiva como lo suele ser el ser humano. No vi grafitis, pero no es
raro que los hagan en muros o piedras. Decidí subir a caballo (aunque pronto
deberán de sacarlos, pues también perturban el equilibrio de la zona), ya no
soy el joven que visita la zona por primera vez. Nada de riesgos absurdos.
Hasta una zona determinada, se procedía a caminar hacia el
glacial. El frío es recio, estábamos ateridos. Queríamos exponer lo menos
posible nuestra piel. Un par de nuestras alumnas tuvo que descender pues ya
estaban un poco mal. Sin embargo, el resto siguió la ruta hasta el glacial en
sí. Ahí las concebidas fotos.
Comenzamos nuestro descenso y en el camino nos hallábamos con
nuevos grupos de turistas. Imagino cómo debe de ser el lugar en julio y agosto,
meses de temporada alta. Con el tiempo van a tener que limitar el acceso, sino
van a matar a la gallina de huevos de oro. Una vez llegados a los puestos de
las vivanderas atacamos unos buenos choclos con queso y bastantes chochos; la
experiencia nos había abierto el apetito. Un choclo serrano es siempre una
bendición, grande y generoso. Y todos los chicos hicieron lo mismo, sin contemplar
las medidas de higiene que es bastante escasa. Así emprendimos nuestro retorno
hacia Huaraz. Debido a la fuerte experiencia en Pastorruri, la mayoría regresó
durmiendo. No hubo muchos casos de molestias o afectaciones por la altura.
Bien.
En el camino almorzamos en un restaurante de Catac. El viaje
nos abrió el apetito; truchas, chicharrones, pollo frito, fueron arrasados por
el hambre. Un buen viaje, una buena experiencia, una buena carga de emociones.
Ya atardeciendo llegamos a Huaraz y lo que restaba del día nos fuimos al centro
de la ciudad a hacer unas compras y comer unos buenos postres en una crepería
de un francés en la Plaza de Armas.
Queda pues en mí una pronta visita a las lagunas Parón y 69.
Así sea.
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