Uno al leer la historia del
mundo, en general, se hace pocas preguntas sobre los héroes anónimos que
permitieron, en su ausencia, el fracaso de un proyecto; o en su presencia, el
silencioso aporte para la consecución del logro alcanzado. Los identificables
son los líderes, buenos o malos, de estos hechos que influyeron en modelar el
mundo de una u otra manera. Sin embargo, hay toda una serie de datos y hechos
que no aparecen en los textos de enseñanza de historia de los diversos pueblos
del mundo. En la historia peruana aparecen las famosas rabonas, mujeres que
acompañaban a sus maridos durante las guerras de Independencia y la del
Pacífico. María Rostworowski rescató la figura femenina en el mundo andino
precolombino y colonial. La Revolución Mexicana y la Guerra Civil Española
tienen sus heroínas conocidas y anónimas.
A lo largo de la historia, se
piensa que son los siglos XX y XXI en los que los DD.HH. de las minorías
(extrañamente llamadas así, pese a la gran cantidad de personas que las
integran) se desarrollaron en el continente europeo a partir de la Revolución
Francesa en adelante, puesto que las otras partes del mundo se hallaban sumergidas
en estado primitivo o en la barbarie. Pero, hubo pueblos muy antiguos, como los
sumerios, en los cuales las mujeres tenían derechos plenos en todos los campos
del quehacer humano, incluso laboral. Por ejemplo, hace 40 siglos
aproximadamente, las mujeres acadias podían trabajar en labores que, por diversos
prejuicios actuales, se asignan a los hombres. En el siglo XIII, en África, en
el imperio de Mali, se firmó la Carta de Manden (https://elpais.com/elpais/2012/03/23/africa_no_es_un_pais/1332521468_133252.html), una
antigua constitución en la que se establece la igualdad de géneros para asumir
con responsabilidad los derechos básicos de las personas. Las expansiones
coloniales posteriores hicieron pasar al olvido estos logros humanos por
diversas razones que huelgan explicar aquí. La oficialización cultural
establece, además, los patrones de conducta que rigen a su sociedad. Esta se
sustenta en la educación, arte, religión, lengua, un largo etcétera. Un video
promovido desde diciembre del año pasado por la ONU Perú invita a la reflexión
a nuestra sociedad sobre los numerosos paradigmas que escinden a los hombres y
mujeres de nuestra nación: de las 24 frases prejuiciosas que rondan entre
nosotros, 12 corresponden a la percepción de género que incluso “dirigen” la
enseñanza de padres a hijos o la censura social. Debemos de ir cerrando esta
brecha.
Pero, el excesivo celo con el
que se está actuando comienza ya a convertirse en una cacería de brujas. Los abusos
existieron, los hubo; pero ya el límite entre un derecho y un nuevo abuso del
oprimido se vuelve tenue perdiéndose en la vorágine en la que uno se vuelve
poderoso por las circunstancias, más que por la justicia misma. Podemos
desvirtuar una verdadera causa por un raro sentido de venganza.
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