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Trujillo, La Libertad, Peru
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domingo, 5 de noviembre de 2017

VIOLENCIA BANAL VISUAL (ARTÍCULO PARCIALMENTE REPRODUCIDO LA INDUSTRIA TRUJILLO DOMINGO 05 DE NOVIEMBRE)

El lamentable accionar de Shirley Silva Padilla, asesina confesa de dos varones en Lima en la semana pasada, nos ha causado asombro; sin embargo, este suceso es una larga retahíla de otros muchos más que vienen sucediendo en nuestra sociedad y a nivel mundial. La jovencita ha evidenciado un comportamiento que, fuera de sus propios problemas mentales (quizá no), difiere poco del accionar de muchos jóvenes exhibicionistas en las redes sociales (sobre todo, Facebook, en el que muestran a sus amigos, enemigos y colectividad en general su orgullo de pertenencia a diversas bandas juveniles que pueblan nuestras ciudades. En esta exhibición, congruente con sus ideales desde sus perspectivas, los jóvenes toman actitudes amenazantes ya no con gestos groseros o insinuantes, sino que portan armas que les permite ser reconocidos, aceptados e identificados por otros miembros, internos y externos, del grupo al cual pertenecen. Pensamos que su actitud es el reflejo de un nihilismo total; pero estos jóvenes se apoyan en la imagen para la creación de su propia identidad, imagen en la que los tatuajes y las armas son parte de ese rito hermenéutico, simbólico, por lo tanto estructurado, al cual deben de acceder y cumplir. La validación de su acción le será otorgada en los medios virtuales (fuera del Facebook, WhatsApp, Instagram, un largo etcétera de aplicaciones) y coronada en las pantallas de los medios y en las páginas de los diarios (en físico y virtuales, amarillos y de prensa “seria”). Héroes y heroínas de pantalla.
En el desarrollo de estas imágenes y la pérdida de su sentido juegan un rol muy importante, los medios de comunicación. Las imágenes de situaciones extremas con pérdidas de vidas humanas han ido perdiendo su mensaje para ser parte integral de un show mediático en el que un atentado con bomba en un metro está a la misma altura que un corte comercial de una marca de detergente o puede aparecer en alguna serie o película de acción o de desastres. Por ejemplo, la duración de una noticia de este talante con una pieza publicitaria televisiva, no solo de señal abierta sino en canales informativos, es casi equivalente y ambos se presentan en horarios “estelares”. El primer fuerte campanazo –ya se estaba advirtiendo al respecto- se dio en la sociedad norteamericana, creadora de estos conceptos, al ver la reacción de muchos niños y jóvenes ante el incidente de las Torres Gemelas (World Trade Center) de Nueva York. Aunque durante la transmisión de este lamentable incidente no hubo los consabidos cortes comerciales, sí fue alarmante ver la reacción de niños y jóvenes que pensaban que era un film y que esperaban en cualquier momento aparecer por las pantallas a Bruce Willis. La línea entre lo real y ficción se desvaneció; como tal, la creación de estas situaciones (atentados, secuestros, ataques en las calles) son motivados o motivan (depende la perspectiva y la génesis)  una reacción mediática y ahora, aún más, en línea o en tiempo real. Son los peligros que se han generado en estos tiempos de la inmediatez que, por la rapidez nunca terminan de ser procesados.

Los medios de comunicación deben de comenzar a replantear ciertas estrategias, pues su intervención en la creación de perspectivas en el público es relevante y les confiere un poder del cual deben de ser muy responsables. No es atentar contra la libertad de prensa, caballito que muchos medios y sus directivos para abordar este álgido tema. Creo que los tiempos oscuros del control mediático del fujimorismo han desaparecido. Sin embargo, no será nada extraño que el cruento evento de Shirley Silva pase al olvido en un mes, posiblemente menos tiempo. Estemos a la espera de más jóvenes así. Tomemos nuestro tiempo.

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