El agua es uno de los elementos más vitales de la tierra. Todo apunta que desde que ésta surgió en nuestro planeta se volvió en el espacio en el que se generó la vida. Los primeros seres eran acuáticos. Como dándole la razón a nuestro amigo Charles Darwin (en su bicentenario), toda forma de vida (vegetal y animal) deriva, evoluciona de estos primitivos organismos que aparecieron hace millones de años. Cuando asistimos a nuestros planteles educativos, los cursos de biología o anatomía humana nos decían cuánto líquido tenemos los seres vivos, desde el más pequeño y simple organismo (protozoario) hasta el más complejo que haya pisado sobre el planeta. Posteriormente la vida se fue haciendo espacio sobre la tierra seca y luego por el aire. Pero siempre estamos pendiente de nuestro útero creador: por eso nuestras ciudades buscan ubicarse cerca a recursos acuíferos para poder vivir. Es un principio lógico natural que ha perdurado por siglos; hasta el día de ayer 21 de marzo, casi celebrando el Día de la Tierra.
Para los humanos, respirar es un derecho, es una alimentación básica de nuestra existencia. Teóricamente, comer es otro derecho; creo que las religiones antiguas se centran en estos puntos, pese a que algo se nos dijo con "ganarás el pan con el sudor de tu frente". Desde ahí la humanidad ha peleado por el alimento y con éste, por el agua. La explosión demográfica y la marcada diferencia entre ricos y pobres, sociedades opulentas y miserables, han hecho que esta situación haya llegado a extremos insospechados. La gente se mata por comida o por los medios indirectos de éstos (por ejemplo, la tecnología es una forma de "facilitar accesos a fuentes o recursos básicos"). El ingenio humano se ha preocupado cómo optimizar eso, sea para calmar a su población, sea para detentar el poder (¡recuerden los ciegos abusivos que se quedaban con la comida en Ensayo sobre la Ceguera!).
Las guerras y escaramuzas por territorios se realizaban por recursos metálicos y por alimentos. Ahora el agua se ha vuelto en la nueva vedette de los conflictos. Sin ir muy lejos, los problemas entre la región Arequipa y Moquegua, así como Puno y Moquegua lo retratan. Piura y lambayeque han tenido una reunión para discutir el uso de las aguas del río Huancabamba para el proyecto Olmos. El proyecto Chinecas va a usar las aguas del ya lánguido río Santa, muy usado por el crítico proyecto Chavimochic. Se nos vienen algunos problemitas al respecto (pero nadie dice nada).
Lo sucedido en Estambul en el Foro Mundial del Agua (FMA) es una campanada de alerta a este álgido tema, del cual poco se habla y que es una relevante amenaza para nuestro país. Estudios hechos sobre las zonas de alto riesgo por inundación o desertificación colocan a nuestra costa entre aquellas en alerta ámbar, aún. La ley del uso de aguas duerme aún su discusión visionaria aprobación por parte de los congresistas que nos representan. Enmiendas de última hora remedian cosas momentáneas, pero no se ve la luz al final de túnel. El hecho que en dicho foro internacional los países más grandes hayan rechazado la propuesta de declarar el agua "derecho de la humanidad" nos pone en la necesidad de ver cómo manejamos nuestros recursos hídricos y para quién; además acompañar todo esto con un plan ordenado de trabajo a futuro. Si somos un país en riesgo, identificar cuáles son los factores que incrementan esos riesgos. Me atrevo a decir que la sobrepoblación de nuestras costas, áridas y demandantes, es un factor decisivo que obligaría a una política racional de población; pero el centralismo y la idea de mayor cantidad de "clientes" (relacionados con un baby-boom) contradicen de raíz cualquier intento sostenible para tomar medidas desde ya.
Pronto las potencias van a poner al agua en la lista de los "commodities" (una de las más tontas palabras que he escuchado para denominar materia prima). Si es así, nuestros recursos van a ser objeto de un pillaje sin igual. Brasil es uno de los que rechazó la idea, pues tiene el Amazonas para su "sustento"; pero el Amazonas es un río compartido, hasta donde yo sé.
Alguna vez leí un correo que muchos amigos desmintieron, porque me comentaron que era falso. Era uno en que mostraba un texto educativo norteamericano en el cual inculcaba en ellos el principio de responsabilidad de "protección de los recursos naturales"; en otras palabras, ellos tenían la última decisión de ver qué hacer con los recursos naturales, incluidos los hídricos. En el texto incluían a la Amazonía.
Después de haber leído la noticia que motiva esta reflexión, no sé por qué me parece que sí fue cierto el correo.
3 comentarios:
Hola Gerardo.
Como siempre es muy interesante detenerme a leer tu blog.
Te agradezco mucho por visitar mi espacio y me encantaría que tus amigas y amigos visiten mi blog y vean las pinturas. También sería grato para mí, ver sus blogs y sus obras de arte.
Saludos a ti y a todo Perú.
Bibi
Mire aquí en Argentina, hay una vasta extensión de la provincia de Misiones cuyo principal valor es el de proporcionar uno de los más grandes acuíferos. Fue comprada hace unos dos años y medio por un inglés que, según él dice, lo ha hecho para salvaguardar uno de los principales recursos: el agua.
¿Salvaguardarlo de quién/es? ¿Salvaguardarlo de los argentinos, sus legítimos poseedores?
Un patrimonio nacional vendido de manera privada, es decir ¡vendido!, lo de privada quedó demás.
Sí, por favor, créalo.
http://www.barriodeflores.com.ar/notas/apoderandose_de_la_argentina.htm
Esa es la gran verdad; sé que fuentes acuíferas de América Latina como pozos, ríos e incluso glaciares se han vuelto el objeto de codicia de estos negociantes; y nuestros gobiernos no hacen nada para detener este pillaje de nuestros recursos. El gran dilema es si el agua va a alimentar a los ciudadanos o a las plantaciones que se van a utilizar para exportación, tipo los biocombustibles; ¿a qué darán prioridad? Hay gobiernos de extracto popular que se olvidan de esto, como Brasil o Chile.
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