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Trujillo, La Libertad, Peru
Un espacio para mostrar ideas y puntos de vista ligados al arte, a la cultura y la vida de una sociedad tanto peruana como universal
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domingo, 1 de diciembre de 2019

REVASH, CON LOS PUEBLOS DE LAS NUBES.




Martes 23 de julio. Nuestro último día en Chachapoyas. Tomamos prácticamente un tour particular que nos llevaría a Revash (hermoso) y Leimebamba. Ya por la noche nos íbamos a Trujillo.
Salimos temprano a nuestros objetivos. Ya habíamos dejado todo listo y quedamos que todas nuestras cosas y las de Eduardo se quedasen en nuestra habitación para una ducha final antes del retorno. Una vez listo todo y haber tomado nuestro desayuno, nos enrumbamos a nuestros objetivos. Anteriormente he visitado Leimebamba, pero Revash era una nueva visita. Estuve confundido con anterioridad, puesto alguna vez pensé que este sitio se veía desde la carretera que une Chachapoyas con Leimebamba, pero no es así. En el camino, hicimos un primer alto: nos bajamos a comprar frutas y un poco de agua. Aquí vi una fruta que por primera vez la veía detenidamente: la pitajaya. Es una fruta de rara forma (la llaman del dragón), pero que tiene una serie de propiedades por las cuales el consumo de esta está creciendo exponencialmente y desplaza otras actividades. Sucede que esta planta es de fácil cultivo y crece en forma casi natural en esta región. Bajamos a comprar esta y otras frutas. Aquí más datos de la pitajaya, que es una de las extrañas frutas (exóticas), pero que no deberían serlo para nosotros, pues son oriundas y de fácil consumo. Como reglas del famoso mercado, esta fruta ahora se vende caro en la costa, tanto por su demanda como los costos de su traslado. Aquí más datos: https://wapa.pe/salud/2013-08-18-pitajaya-para-bajar-de-peso-sin-caer-en-la-anemia-sabes-que-otros-beneficios-tiene; más:  https://andina.pe/agencia/noticia-conozca-a-pitajaya-y-rambutan-los-frutos-exoticos-exportacion-de-selva-central-708424.aspx. Incluso su producción se ha vuelto en una suerte de amenaza para la ganadería, como se ve en este video: https://www.youtube.com/watch?v=LKXwsRsSlJs.



Una vez concluida nuestra rápida visita a los puestos de venta de frutas, nos fuimos hacia nuestro primer objetivo: Revash. Y fue una grata visita. Como el auto iba exclusivamente para nosotros, nos detuvimos en varios tramos para ver el paisaje peculiar de la zona: la selva alta. Ya acercándonos, veíamos las caprichosas formaciones rocosas de esta zona y en cuyas fisuras o balcones los chachapoyas construyeron sus ciudades y sus necrópolis. Como lo habíamos visto dos días antes en Pueblo de los Muertos, esta zona es estratégica y yace oculta a simple vista. Llegamos a un pequeño poblado, San Bartolo, bastante limpio y muy ordenado. Es sorprendente, las casas y los servicios hechos para que puedas acceder a los restos arqueológicos; incluso han colocado unas barandas con el fin de poder ayudarte en la marcha al lugar. Esto es algo que falta en varios lugares en Amazonas, un buen ejemplo que podría replicarse. El camino no es tan sinuoso, pero estábamos un poco cansado por las marchas de Pueblo y de las cataratas de Gocta. Llegamos al lugar, en el que tienes dos rutas y dos opciones. Como la parte superior estaba con un numeroso grupo de turistas, preferimos descender para tener una vista prodigiosa del lugar. Ves unas construcciones que asemejan a casas con techo a dos aguas. Están pintadas con colores vivos como el ocre, que le da bastante vistosidad. Una vez que el grupo comenzó a bajar nosotros ascendimos para tener una mejor vista de las construcciones de la necrópolis. En el folleto que te dan en el centro de interpretación nos dan algunas explicaciones de los muchos dibujos en ocre y otros colores que hay en sus paredes y muros del cerro: una placa discoidal significa el ciclo de la vida (hipotético), la cruz chacana es la madre tierra, muchas imágenes zoomórficas. Es una visita imprescindible de haber ido a Chachapoyas. Aquí hay más datos: https://www.viajaporperu.com/blog/caminata-a-los-mausoleos-de-revash-de-los-chachapoyas-la-ruta-corta-y-la-larga/;  (https://arturobullard.com/revash-una-joya-en-chachapoyas/)





Terminada nuestra visita nos enrumbamos a Leimebamba. La primera vez que estuve aquí en el año 2000, el acceso era por una carretera sin pavimento que hacía el trayecto más largo; ahora es todo lo contrario. En ese entonces, el incipiente museo estaba en plena plaza de armas en la que hallaban arrinconadas todas las momias que iban hallando. Ahora ya se tiene un buen museo que debe de ser visitado por todos los peruanos para ver una parte muy interesante de nuestra historia. Este museo fue financiado por el gobierno austríaco y fue la misma ministra de cultura quien vino desde Viena para su inauguración. Desde el punto de vista arquitectónico, el museo presenta el interés de muchas personas, pues este se construyó de acuerdo con la usanza de la región y con material del lugar. Ahora este museo le ha cambiado el rostro a este pueblo, pues ahora hay mejores servicios y hoteles para turistas que usan este lugar como una pascana para ir a Cajamarca desde Chachapoyas o viceversa. Una buena gestión turística daría más vida a este museo que aún recibe pocos visitantes pese a todo el valor que contiene, muy bien expuesto gracias a una buena museografía. Antes de ir al museo, fuimos a almorzar. Nos fuimos al restaurante San Cristóbal, justo cuando empezaba una fuerte pero corta lluvia. La caminata nos había abierto el apetito y nos sirvieron prodigiosamente. Aquí se come como Dios manda. Una buena sopa de la región nos levantó el ánimo. Barriga llena, corazón contento. El museo ahora permite tomar fotos en su interior, bien. Lo más interesante es ver la sección de las momias, las cuales las ponen en penumbra para que no se dañen por la luz. Hay momias hasta de perros y cuyes. Y justo por estos días veía perros y gatos embalsamados en la cultura egipcia. Además, hay una buena interpretación de las labores, como tejido y agricultura, que se hace en la zona.  Aquí hay más información de este buen museo: http://www.centromallqui.pe/amazonas/museoleymebamba.html; https://www.enperu.org/museo-de-leymebamba-cataratas-region-amazonas-atractivos-turisticos-cataratas-del-mundo.html






Una vez concluida nuestra visita, retornamos a Chachapoyas para preparar nuestras cosas, un buen duchazo e irnos a la agencia, pues nuestro bus salía a las 7:30 pm. De vuelta a casa.





domingo, 1 de septiembre de 2019

TURISMO NORTEÑO: RIESGOS Y OPORTUNIDADES (ARTÍCULO DE OPINIÓN DIARIO CORREO TRUJILLO DOMINGO 01 DE SETIEMBRE)


Este año con un grupo de amigos y familiares, he tenido la oportunidad de ir a diversos lugares del Norte peruano. Tumbes, Lambayeque y Amazonas fueron las regiones elegidas por mis amigos para poder buscar descanso y conocer más maravillas naturales y arqueológicas que tiene nuestro país. Durante los fascinantes y, a la vez, frustrantes viajes uno puede constatar cuáles son las fortalezas de nuestro Norte y cuáles son las debilidades y riesgos que aquejan a nuestras ciudades y entornos por las cuales nos estamos quedando rezagados en el circuito mundial de un turismo selectivo como el arqueológico, gastronómico, ecológico y paisajista.
Me quiero focalizar en dos debilidades: sistema vial en su conjunto y servicios. Lo relacionado a servicios, hay notables avances que puedes percibir tanto en hoteles como restaurantes, este último con un buen camino por recorrer aún. Es frustrante llegar a diversos establecimientos y ver las condiciones higiénicas del mismo. En ese sentido, el núcleo de Chachapoyas y sus alrededores han dado un salto cualitativo significativo: cada vez hay más restaurantes con condiciones de salubridad satisfactorias. Lo mismo se ve en Tumbes al visitar algunos hoteles y restaurantes. La ola de turistas ecuatorianos en esa zona ha permitido el incremento de la oferta gastronómica. Y Chiclayo sí tiene una interesante variedad que resulta atractiva para los viajeros extranjeros. Pero hay que avanzar más.
En cuanto al sistema vial hay todavía una gran brecha urgente de solucionar; no solo para el turismo, sino para el bienestar de todos nosotros. Además, es necesario incluir en este punto la cultura vial tan venida a menos en el Norte peruano. El estado de las carreteras y calles de las ciudades norteñas ahuyenta a los conductores que viajan por placer; además está la avezada forma cómo se conduce por todas las vías costeñas norteñas. Accidentes pequeños y mortales son frecuentes, no solo por choques y arriesgadas maniobras que hacen vehículos públicos como privados; sino por accidentes causados por peatones que no tienen conciencia del espacio en que se desplazan. Manejar en Perú es un acto que linda con el heroísmo y el riesgo mortal. La inacabada Autopista del Sol es una gran frustración. La red vial es insuficiente. En la Región Amazonas hay zonas bellas, valles sorprendentes y restos arqueológicos interesantes; pero las rutas de acceso son lamentables. Por otro lado, conducir en nuestras ciudades plagadas de mototaxis y ticos, duchos en hacer maniobras irresponsables, termina por hacer colapsar los nervios de cualquier templado conductor. Las reglas de tránsito son letra muerta y un ejemplo de ello es Trujillo. Una diferencia que experimentamos con las autopistas y calles ecuatorianas en nuestra visita en mayo. Envidia total.
El turismo es un motor que involucra muchas empresas, instituciones y ciudadanos. Cuidemos nuestra gallina de los huevos de oro.

domingo, 28 de abril de 2019

ALENTEJO, ALGARVE, EL SUR DE PORTUGAL, VIAJE A LA AMISTAD Y A LOS RECUERDOS






Sábado 12 de enero. Sur de Portugal. Días atrás me había comunicado con mi ahijada Vanessa Weber, quien ya vivía hace varios años en Portugal. Con el tiempo, mis compadres, Sophie y René, también levantaron su casa en Lima y se mudaron hacia el sur portugués, en Tavira. Estando en Portugal, era una buena oportunidad de reencontrarnos. En Porto vive otro amigo de los tiempos de la PUC, Diego Martínez Lora, quien por lo visto tiene un restaurante. Luego me iría a enterar que una exalumna mía del colegio Fleming, Gisela La Cruz, vivía en Cascais. En un segundo viaje, me “nivelo”. Maria coordinó todo para que salgamos temprano ese día hacia el sur. Esta vez nos íbamos cruzando el puente 25 de abril y tomar algunas de las buenas autopistas que tiene Portugal que comunican casi todas las ciudades y pueblos de norte a sur, de este a oeste. Tomamos la A2 y conectamos con la A6 con destino a Évora. Los peajes son caros, pero necesarios para mantener este sistema activo y, de paso, poder sostener el sistema nacional de carreteras que se usa en paralelo. Lo que sí se ve cada vez más es la supresión de puestos de trabajo, puesto que los peajes son cada vez más automáticos. Hay zonas en donde ya no hay persona alguna, salvo el sistema de vigilancia o ni eso. Aquí dejo algunos datos (https://www.guiadeviaje.net/portugal/carreteras-peajes.html). Otro más detallados que indican dónde hay peajes manuales y dónde los electrónicos (https://mochilerosdospuntocero.com/tips-viaje/transporte/guia-autopistas-peaje-electronico/).
Ahora nos íbamos al Alentejo (Más allá del Tajo) y a Algarve. El camino a Évora y hacia el Sur en general, es bastante diferente al del Norte. En la ruta norteña hay más población, más pequeños pueblos que surgen en el camino. Hay más tráfico, por ende. Hicimos un alto en el camino para tomar café y cambiar la conducción. Al llegar a Évora, nos dirigimos al casco urbano antiguo para hacer las respectivas visitas. Como Évora es una ciudad que se halla en una zona alta, serrana, el frío es más fuerte que en Lisboa. Una vez parqueado el auto nos dirigimos a nuestro primer objetivo: las ruinas del templo de Diana (también conocido como el Templo romano de Évora), cerca del corazón de la ciudad. En el trayecto cruzamos algunas iglesias, calles y plazas muy bien conservadas por lo que esta ciudad, la “ciudad museo”, es considerada Patrimonio de la Humanidad, y con justa razón. Las ruinas romanas demuestran que esta ciudad tiene una historia vasta de ocupación. Este monumento, posiblemente construido en homenaje de César Augusto, fue ocupado de manera prosaica para las bases de un castillo medieval y posteriormente para una carnicería. Vaya uso de la historia. Felizmente ahora está rescatada esta interesante obra en la que se ven columnas corintias y que tiene por capiteles otros instalados posteriormente. Las ruinas son pequeñas y de fácil exhibición, pues están para la visión pública. Más datos aquí (http://www.visitevora.net/es/templo-romano-evora-diana/).



Lo que hay frente a ellas es también muy interesante. Hay un hotel que se llama Pousada (posada) dos Loios, el cual era un convento con una pequeña iglesia, cargada de historia, azulejos y pan de oro: Igreja de San João Evangelista. Ingresamos a esta pequeña iglesia de estilo manuelino para admirar tan bello espacio. El complejo conventual ahora es un hotel de lujo desde 1965. Évora fue una residencia de los reyes portugueses y fue muy importante en el siglo XVI, de ahí el boato de palacios, casas, iglesias y conventos. En el camino nos íbamos a encontrar con otra gran belleza por el gran patrimonio que encierra: Museo de Évora. Este contiene más de 20 mil piezas de corte arqueológico, artístico, religioso, tradicional y político. Un museo que vale la pena visitar, tiene guías de audición y uno puede escoger el camino que desee. Había una exposición temporal, la del escultor João Cutileiro, de quien vimos muchos de sus trabajos en piedra y que se hallan no solo en Portugal, sino en otros países europeos. Aquí más información de este artista (https://observador.pt/2018/12/17/escultor-joao-cutileiro-recebe-distincao-e-formaliza-doacao-de-espolio/) (https://www.msn.com/pt-pt/video/sicnoticias/%C3%A9vora-homenageia-escultor-da-terra-jo%C3%A3o-cutileiro/vi-BBMgtub).






Una vez concluida la visita, dejamos nuestras audioguías y nos fuimos a la catedral vieja de Évora: la Sé (http://www.visitevora.net/es/catedral-evora/). Esta es una construcción que empezó como estilo románico y en el andar del tiempo concluyó como gótica. Un sólido monumento en el corazón de la vieja ciudad, mantiene un riquísimo patrimonio. Es la historia misma de esta ciudad. Contiene un claustro y un museo en el que exponen su patrimonio que no es nada pobre. Hay que ir al piso superior, se asciende por la torre de la mano derecha desde la entrada. No es apto para cardiacos o fumadores. No es tan alto como la torre de la iglesia de Colonia o la Giralda de Sevilla, pero esta es estrecha y un claustrofóbico puede tener sensación de pánico. Aquí más datos de este interesante lugar (https://myportugalholiday.com/es-evora/catedral-se-evora-es.html). 










El tiempo corría rápido por lo que nos dirigimos a ver la Iglesia de San Francisco (São Francisco) y su interesante osario (como el Convento de San Francisco de Lima); no solo la iglesia y el convento son interesantes, sino que la máxima atracción aquí es la Capilla de los Huesos (Capela dos Ossos) (https://myportugalholiday.com/es-evora/capela-dos-ossos-evora-capilla-de-huesos-es.html). Es interesante anotar que casi todos los monumentos religiosos fueron secularizados en 1834, algunos de los cuales nunca volvieron a sus congregaciones de origen. En el caso de esta iglesia, sí retornó a la orden franciscana. La construcción de este convento data del siglo XIII. Cuenta con un bello claustro y la iglesia es de apariencia sencilla, pero sus altares laterales están llenos de pan de oro e importantes estatuas religiosas. Esta fue la última visita, pues aún nos quedaba un buen tramo a nuestro objetivo final de ese día: Tavira. Aquí tienen más información de Évora en general (https://www.publico.es/actualidad/evora-historia-del-alentejo.html) (http://www.visitevora.net/es/evora-unesco-patrimonio-mundial/) (https://www.youtube.com/watch?v=aEzJ1Fm0fXU)








Tomamos la ruta hacia Beja donde hicimos un alto, no sin antes habernos perdido un tramo, pues se quiso ir por una ruta alterna para dirigirnos al sur. Llegamos a Tavira bastante tarde. Fuimos a casa de mis compadres con quienes no nos veíamos por años. Simpático ambiente familiar, cenamos recordando los buenos momentos en Lima y los planes de cada uno. Maria estaba encantada con ellos. Luego de la larga sobremesa, nos fuimos a dormir para que al día siguiente podamos disfrutar la ciudad y regresar cómodamente a Lisboa.
Domingo 13, desayuno contundente luego de una buena ducha. El plan era ir a Cacela Velha, camino hacia Huelva, España. La frontera está muy cerca y es una natural: el río Guadiana. El lugar tiene todo un pasado musulmán, algunas calles mantienen tanto nombres en portugués como en árabe, tiene una fortaleza (estaba cerrada) una pequeña iglesia medieval reconstruida tras el fuerte terremoto de 1755 que desoló Lisboa. Desde ahí veíamos las albuferas, las cuales surgieron por los desplazamientos y hundimientos a causa de ese famoso terremoto del 1 de noviembre. Fuimos a su simpático cementerio. El día estaba brillante, esplendoroso; el mar se veía tras la albufera. Aquí más datos del lugar (https://www.naturalezayviajes.com/2016/06/cacela-velha-algarve.html).





Luego nos fuimos a caminar a Tavira, pues no la conocía. Es un pueblo lleno de extranjeros, varios retirados ingleses, que han encontrado un refugio tranquilo para descansar. Es interesante, en la iglesia más grande, la Santa Maria do Castelo, ofrecen servicios religiosos en inglés, imagino para los feligreses católicos de esa nacionalidad. En todo el tiempo que estuve en Portugal, las noticias se centraban mucho en el famoso Brexit, el cual ya está por cumplirse y que está trayendo todo un gran quebradero de cabeza para los europeos. El gobierno portugués, que se vería muy afectado, ha propuesto varias condiciones especiales a los ciudadanos ingleses, pues estarían en una suerte de limbo; y esas retribuciones también esperan los portugueses y demás europeos que están estudiando o trabajando en territorio británico. En España se hacen la pregunta con los habitantes de Gibraltar, por ejemplo. Portugal es un refugio para muchos europeos retirados que buscan un país cálido (no es zona muy fría, pese a ser invierno) y que tengan una buena calidad de vida. Alguna vez se pensó en territorios en Perú, pero la violencia, falta de infraestructura y el deterioro de calidad de vida por el excesivo centralismo limeño no ofrecen buenas garantías que podrían darse en zonas como Tarapoto, Tumbes o la costa de Piura; incluso zonas como Arequipa o Trujillo serían ideales por no tener climas extremos. La caminata por Tavira fue amena, es una pequeña ciudad cargada de cultura, ideal para la familia Weber que ha decidido quedarse ahí. La ciudad tiene el corte antiguo medieval y musulmán. Calles estrechas, tortuosas, que ascienden y bajan. Una vez terminada la visita a algunas iglesias, nos fuimos a ver el Castillo de Tavira. Paseamos en sus muros defendidos por paredes gruesas y almenaras para los arcabuces. Aquí más detalles (https://miscastillos.blog/2017/09/14/castelo-de-tavira/). Las casas de la ciudad son simpáticas, hechas para el fuerte calor veraniego y el tenue frío amainado por el Atlántico. La ciudad está atravesada por un río pequeño, pero con caudal permanente: el Gilão. Este río tiene un puente de origen romano y otro más moderno, ubicados en el casco histórico. Hay un puente ferroviario muy antiguo que permite el acceso de un tren antiguo simpático que viene desde Fuseta. Hay una gran torre de agua que ya está en desuso y, lejos de haber sido demolida, se ha convertido en un centro cultural. Algo ingenioso. Sería ideal que muchos promotores turísticos y culturales se den algunas vueltas para poder ver algunos proyectos concretos interesantes y que puedan ser adaptados a nuestro país.  
De ahí nos fuimos a almorzar, este iba a ser la sorpresa de mis compadres: nos fuimos a Santa Luzia, una suerte de balneario lleno de restaurantes cuya especialidad es el pulpo (polvo, en portugués). Y sí que fue toda una orgía de sabores. Mesa colorida, bien rociada. Buena conversación. Pero ya el tiempo se nos estaba haciendo corto, nos quedaba poco tiempo. Llegamos a su casa para recoger nuestras cosas y el auto para regresar a Lisboa: un fuerte abrazo, gestos para preservar la amistad de años y que las distancias no cortan. Tengo que volver.
Así retornamos a Lisboa, en el camino nos turnábamos la ruta. Una sola cosa nos molestó: tanto a la ida como al retorno, el brillante sol nos daba de lleno cuando nos dirigíamos por la A22 hasta llegar a la 62, que indicaba el “ascenso” hacia Lisboa. Llegamos a Lisboa cerca de las 9 de la noche. Un buen y sentido viaje.
Desde el lunes 14 hasta el jueves 17 íbamos a visitar lo pendiente en Lisboa. El 18 me iba para Francia.