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Trujillo, La Libertad, Peru
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domingo, 1 de septiembre de 2019

TURISMO NORTEÑO: RIESGOS Y OPORTUNIDADES (ARTÍCULO DE OPINIÓN DIARIO CORREO TRUJILLO DOMINGO 01 DE SETIEMBRE)


Este año con un grupo de amigos y familiares, he tenido la oportunidad de ir a diversos lugares del Norte peruano. Tumbes, Lambayeque y Amazonas fueron las regiones elegidas por mis amigos para poder buscar descanso y conocer más maravillas naturales y arqueológicas que tiene nuestro país. Durante los fascinantes y, a la vez, frustrantes viajes uno puede constatar cuáles son las fortalezas de nuestro Norte y cuáles son las debilidades y riesgos que aquejan a nuestras ciudades y entornos por las cuales nos estamos quedando rezagados en el circuito mundial de un turismo selectivo como el arqueológico, gastronómico, ecológico y paisajista.
Me quiero focalizar en dos debilidades: sistema vial en su conjunto y servicios. Lo relacionado a servicios, hay notables avances que puedes percibir tanto en hoteles como restaurantes, este último con un buen camino por recorrer aún. Es frustrante llegar a diversos establecimientos y ver las condiciones higiénicas del mismo. En ese sentido, el núcleo de Chachapoyas y sus alrededores han dado un salto cualitativo significativo: cada vez hay más restaurantes con condiciones de salubridad satisfactorias. Lo mismo se ve en Tumbes al visitar algunos hoteles y restaurantes. La ola de turistas ecuatorianos en esa zona ha permitido el incremento de la oferta gastronómica. Y Chiclayo sí tiene una interesante variedad que resulta atractiva para los viajeros extranjeros. Pero hay que avanzar más.
En cuanto al sistema vial hay todavía una gran brecha urgente de solucionar; no solo para el turismo, sino para el bienestar de todos nosotros. Además, es necesario incluir en este punto la cultura vial tan venida a menos en el Norte peruano. El estado de las carreteras y calles de las ciudades norteñas ahuyenta a los conductores que viajan por placer; además está la avezada forma cómo se conduce por todas las vías costeñas norteñas. Accidentes pequeños y mortales son frecuentes, no solo por choques y arriesgadas maniobras que hacen vehículos públicos como privados; sino por accidentes causados por peatones que no tienen conciencia del espacio en que se desplazan. Manejar en Perú es un acto que linda con el heroísmo y el riesgo mortal. La inacabada Autopista del Sol es una gran frustración. La red vial es insuficiente. En la Región Amazonas hay zonas bellas, valles sorprendentes y restos arqueológicos interesantes; pero las rutas de acceso son lamentables. Por otro lado, conducir en nuestras ciudades plagadas de mototaxis y ticos, duchos en hacer maniobras irresponsables, termina por hacer colapsar los nervios de cualquier templado conductor. Las reglas de tránsito son letra muerta y un ejemplo de ello es Trujillo. Una diferencia que experimentamos con las autopistas y calles ecuatorianas en nuestra visita en mayo. Envidia total.
El turismo es un motor que involucra muchas empresas, instituciones y ciudadanos. Cuidemos nuestra gallina de los huevos de oro.

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