Circula por las redes un eslogan que trata de destacar diversos logros de la economía peruana y rasgos para fomentar el orgullo de pertenencia; además, se muestran una diversidad de proyectos que catapultarán nuestra sociedad en pleno. Sin embargo, a pesar que suene a aguafiestas, hay una serie de factores que merman y dinamitan, como la reciente explosión criminal en Trujillo, esa buena intención y la frágil sensación de estabilidad macroeconómica difundida diariamente en las redes. La inestabilidad política condensada en la nula popularidad de la presidente Boluarte es el primero de ellos, situación empeorada por su torpe accionar, frivolidad, irresponsabilidad y actitud desdeñosa hacia las consecuencias de sus actos; a todo esto, se añade el hecho de que casi todos los expresidentes peruanos están en la cárcel. El siguiente es el comportamiento vergonzoso de la clase política en general por una serie de leyes cuestionables, como la reciente amnistía militar; por cambios de reglas de juego de la Constitución, la que dicen defender a rajatabla; y por la evidente angurria del poder y corrupción que los moviliza. Esto nos permite entender la treintena de partidos postulantes y la cantidad insensata de candidatos que tendremos en estas elecciones generales del 2026. Es exorbitante, absurdo, un verdadero atentado contra la débil democracia subsistente en nuestro país. La tercera proviene de la segunda: escasa credibilidad de esa clase política, cada vez más mentirosa, egoísta, caótica, inmadura, sin ninguna ideología ni plan coherente de gobierno y con fuertes visos de corrupción. Esto se ve en los recientes escándalos locales que arrastran a APP en su gobernatura regional y municipal, que provocan fuertes deterioros en el bolsón electoral. Imagino que están haciendo un profundo control de daños para evitar cualquier nuevo resquicio que pueda repercutir en los resultados electorales del año entrante. Algunos candidatos lanzan propuestas como del cuestionado tren de cercanías de Lima, envuelto en dudas sin planificación ni estudios. Este hecho es una muestra más del problema de las grandes obras centralistas que se han inaugurado en nuestro país: el aeropuerto Jorge Chávez y el puerto de Chancay. Ambos tienen problemas de conectividad con su entorno, como es el caso del metro en Lima o una buena autopista de interconexión con Ecuador o Chile para transporte terrestre fluido. Propuesta como Corío en Arequipa o Paita en Piura, mejor planificadas en esos detalles, surgen como una solución de este problema, acallado en los medios. Para cerrar con “broche de oro”, la violencia. Las leyes que permiten que todo tipo de corrupción quede impune son una puerta abierta al incremento de toda forma de violencia y las medidas para controlarla no han sido efectivas e, incluso, han terminado por incrementarla como lo evidencian los recientes escándalos en la PNP. Entonces, ¿somos un país clave notable?
3 comentarios:
A lo mencionado anteriormente, se debe de agregar la exoneración tributaria que sin ningún criterio se pretender aplicar a la agro industria y a otros rubros.
… este cuadro que vemos es muy representativo para lo que vivimos como peruanos ahora, somos? O , no somos?…
Gran responsabilidad para las próximas elecciones, nos toca tener en cuenta todo este contexto. Gracias por la gran reflexión!!
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