Situaciones casi apocalípticas
se ciernen sobre la humanidad. Secuelas de una pandemia que se resiste a
extinguirse y una lejana guerra nos muestran cuán peligrosa puede ser la globalidad
en momentos como estos. Miedo por doquier. La información que nos llega por
diversos medios de comunicación es cada vez más alarmante y frustrante, puesto
que la capacidad de respuesta tanto de la sociedad como la de su dirigencia
(gobernantes de todos los niveles) para enfrentar estos problemas no son los
esperados y corremos el riesgo de ahondar la gravedad del escenario que se
avecina. Un Gobierno a la deriva, un Congreso más preocupado en encubrir sus
mañas y actos de corrupción, y todos los partidos políticos preocupados por la
campaña electoral del próximo octubre intentando cambiar reglas electorales a
su antojo nos dan una idea de cuán “en serio” se están tomando medidas para
encarar la crisis en ciernes. La anunciada crisis alimentaria es ya un hecho y
el gobierno está más preocupado en pagar favores políticos partidarios con
personajes mediocres nada aptos para dar la talla a lo venidero. También están
los demás sectores que, obviamente, sacarán réditos de esta coyuntura; ya hemos
visto “dignos” ejemplos durante la parte más dura de la pandemia con la brutal
especulación que mostraron empresas, entidades y personas. Y no recibieron
sanción alguna. Lamentable situación que volverá a ocurrir en contextos como
estos en la que los grandes pescadores ganarán a manos llenas. China, el gran
motor de la economía mundial y gran consumidor, estará tomando medidas duras
para proteger su población y economía. Y esa protección va a tener un costo
duro contra las demás economías. Parece ser que estamos entrando en un “sálvese
quien pueda” mundial, situación que ya la hemos visto y sufrido con las vacunas. Salud y
alimentación, las bases de la existencia humana al límite. Ahora ya no van a
ser noticia de algunos países recónditos de África, Nororiente o América Latina, ahora
la situación amenaza a países de mejor estatus económico o estratos sociales
que usualmente ven esta situación en noticieros.
¿Cómo vamos a enfrentar esta
situación en nuestro país, el cual ha visto acentuadas las brechas económicas
entre grupos sociales con la pandemia? Ya estamos viviendo una ebullición tan mal manejada y poco comprendida en la que vemos a diversos grupos de poder
aferrarse a su statu quo, como lo muestran los esperpentos de congresistas que
pululan en el hemiciclo. ¿Tendrán la capacidad de trabajar por el bien común?
Repasando algunas noticias del 2020 durante la virulencia mayor de la pandemia,
releía una entrevista sobre las consecuencias y oportunidades generadas por esta epidemia de Yuval Noah Harari y su cándida
propuesta para que la humanidad pueda salvarse en su conjunto planteando la
solidaridad entre naciones y personas. Tras la lectura, sólo me quedaba esbozar
una sonrisa francamente irónica al recrear estos dos años de una humanidad “tan
solidaria”. Dios nos coja confesados.
1 comentario:
Hay que empezar por elegir bien en noviembre
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