


Sábado 28 de agosto. Tras un
viaje tranquilo desde Trujillo vía ITTSA, llegamos a Piura muy temprano.
Habíamos viajado durmiendo en sus cómodos bus cama. Al llegar pude apreciar el
interesante sistema vial que tiene la ciudad con numerosas vías a desnivel,
algo aún impensado para Trujillo. Había llamado a mi amiga Vania Távara donde
íbamos a pasar la primera noche para ordenar nuestras cosas y medir tiempos. Al
grupo inicial se nos unía la directora de la Alianza Francesa de Chiclayo en
esta nueva aventura que nos iba a llevar a la sierra de Piura: Ayabaca. En el
año 1986 estuve en Canchaque y el 2000 fui a Huancabamba para hacer el viaje
ritual a las lagunas de las Huaringas, viaje que quedará siempre en mi memoria.
Era, pues, un tercer viaje a la sierra piurana, lugar que encierra novedades y
bellezas. En el 2005 estuve en Poechos, pero eso no puede ser considerado
sierra propiamente dicho. Piura es un departamento o región rico, poblado, con
marcados contrastes, dos ríos generosos y peligrosos a la vez (el Piura y el
Chira, este último con caudal todo el año), con una pujanza increíble pese al
abrasador calor. Por otro lado, tiene el problema de la basura y los desechos
que malogran sus ciudades, campos y carreteras; y un desorden urbano que
caracteriza mucho a las ciudades costeras.
Una vez instalados, nos fuimos
a tomar un opíparo desayuno al estilo piurano y a recoger la camioneta de
alquiler que usaríamos por 3 días completos. Ya todos instalados en nuestra
“casa rodante”, nos fuimos a Narihualá, nuestro primer objetivo. Retorno a este
lugar luego de casi quince años. La primera vez había almorzado con un grupo de
amigos en Catacaos y en un mototaxi nos fuimos a este lugar. Ya había el museo
de sitio, pero el lugar estaba muy descuidado. Aquí están mis impresiones de
entonces (https://elrincondeschultz.blogspot.com/2008/08/narihual.html). El
sitio ha mejorado en cuanto a servicios y hubo varias personas visitando el
lugar. El pequeño poblado ha mejorado en torno al monumento: hay un pequeño
mercado de venta de recuerdos y miel, más otros productos que ofrecen a los turistas.
Lo que sí no ha desaparecido es la mendicidad que vimos en la primera visita;
siempre están los niños guías que se ofrecen para darte explicaciones del lugar.
En el museo de sitio hay una interesante exposición de fotos antiguas
reproducidas que muestran el lugar en los años 20 y 30, y diversas escenas que muestran cómo
hilaban, cómo hacían la chicha, entre otras. En el edificio se ve una grieta
causada por el último sismo que afectó a la zona (30 de julio); la museografía
ha mejorado, pero un poco más de cartografía actual, maquetas o versiones en 3D
serían ideales para poder tener una idea del lugar que está muy afectado por ser
un conjunto de barro. Además, una página virtual sería ideal (no la hay, sólo
información de horarios y entradas, pero no contenido específico). Entre los
terribles Niños de siglos pasados (imagino qué daños habrá causado el del
2017), la destrucción humana (las personas usaban sus adobes para construir sus
casas) y la expansión agrícola, más la erosión eólica, todo esto se ha
confabulado contra este sitio arqueológico; pero ahí están las ruinas como
mudos testigos de su esplendor. Luego iniciamos la visita al espacio en sí: hay
una señalética más atractiva y el espacio ha sido cubierto para protegerlo de
las lluvias y la inclemencia del sol abrasador que también juega su papel en la
erosión. El conjunto es un grupo de terrazas, siendo la mayor la que tiene una
capilla en la parte superior como una muestra de ¿extirpación de idolatrías?
Ingresamos inicialmente a una explanada o patio ceremonial y, luego, hacemos el
ascenso en dirección a la capilla. La vista desde esta parte superior es
extraordinaria: tienes una vista del valle del río Piura en este sector.
Imaginar cómo habrá sido este en tiempos prehispánicos con otros cultivos, otro
idioma, otra cultura. La visita es rápida, pues las investigaciones no han
avanzado mucho en descubrir más partes del conjunto. Lo que sí hay que resaltar
es la cantidad de lechuzas que hay en el lugar, así como las dañinas palomas
que con sus heces van dañando el lugar: otra forma de erosión. Aquí datos
históricos del lugar: https://arqa.com/actualidad/colaboraciones/narihuala-principal-asentamiento-arquitectonico-de-la-cultura-tallan.html. Otro
más: https://turismoi.pe/arqueologia/sitio-arqueologico/fortaleza-de-narihuala.htm.





Salimos
del lugar para dirigirnos a Sechura, nuestra siguiente meta.
Piura tiene un interesante
sistema vial en la costa. Tomé una ruta alternativa para llegar a la ciudad,
siempre con un paisaje feraz, agricultura diversa y pequeños poblados
agrícolas. Desde La Unión ingresamos por la ruta a Bellavista, La Rinconada y
Llicuar hasta Sechura. Llegamos a nuestra meta para almorzar: el hambre
apretaba. Pedimos información para ir a un buen lugar y nos metimos en calles
estrechas, algunas difíciles de pasar: pero las chicas eran de armas tomar y
movimos todo lo que se ponía en nuestro camino, ante el asombro y apatía de
algunos lugareños (pena). Nos dieron el dato de un lugar: Los sabores de mi
tierra. Buena elección. Un almuerzo como se debe. Habíamos dejado la camioneta
cerca y decidimos dar un paseo en la plaza cuando me acerqué a la iglesia San
Martín de Tours (con torres impresionantes). Y para sorpresa nuestra, ¡nos
dejaron entrar! Es una iglesia con tanta historia, vinculada a Martínez de
Compagnon y el Norte peruano (https://rpp.pe/peru/actualidad/piura-iglesia-san-martin-de-tours-es-parte-de-la-historia-de-sechura-noticia-542719?ref=rpp). La
primera vez que fui a esta iglesia fue en 1984. Recuerdo que tomé un colectivo
desde una Piura dañada por el Fenómeno del Niño del 82-83 y logré visitar su
interior. Luego en 2008, regresé a la misma y logramos subir hasta el
campanario. En el 2014, poco después de un sismo, con un grupo de amigos
llegamos, pero el edificio estaba cerrado. Habían caído muchas partes de las
cornisas y una de las torres estaba afectada. En esta oportunidad, todo el
conjunto está siendo restaurado por una empresa minera (https://repositorio.cultura.gob.pe/bitstream/handle/CULTURA/695/RESTAURACI%c3%93N%20INGLESIA%20SAN%20MART%c3%8dN.pdf?sequence=1&isAllowed=y). Estuve
tomando fotos a la portada y nos permitieron acceder al interior y vimos la
restauración de altares (el altar mayor ya está acabado y el acceso a la
sacristía muestra su belleza pictórica; además hay un conjunto de cuadros que
representan el Vía Crucis con motivos de la zona: pobladores, formas de casas,
paisajes (como se ve en la iglesia de Huanchaco también). Pero uno de los
secretos que nos mostraron fueron las catacumbas en las que se han hallado
túneles que conectan con diversos lugares estratégicos. No pudimos subir al
campanario, pero la visita nos satisfizo un montón. Aquí datos de los túneles: http://gonzalo-elobservador.blogspot.com/2012/04/hallazgo-en-obra-municipal.html.






Salimos hacia la plaza
principal en la que había una feria de productos del lugar. Pero queríamos a
ver la playa cercana que la visité por primera vez en 2008: Chulliyache. Piura
tiene un litoral fascinante. Ensenadas, bahías, algunas islas, playas extensas,
aguas cálidas, deltas de ríos como el Chira o el Piura. Algunas lagunas se formaron con el último mega
Niño del 1997-98. Además, Sechura es el desierto más grande de Perú y es una
gran depresión en algunas partes que encierran alturas por debajo del nivel del
mar (Depresión de Sechura que está a -34 metros b.n.m.). Tiene varios
manglares, no tan grandes como los de Tumbes, pero sí los últimos que se verán
hasta llegar a las zonas verdes de Chile. La primera vez que fuimos a este lugar
cruzamos unas lagunas que ahora son de oxidación (lástima) y que llevan
carteles advirtiendo el peligro de estas aguas. Hace 15 años, las aguas eran
transparentes y había muchas aves que buscaban peces o pequeños gusanos. Nos fuimos
por el camino de trocha y cruzamos la entrada a los manglares del lugar
(imagino que estarán contaminados con las aguas servidas). Así llegamos a Chulliyache,
también conocida como Sechura la vieja, un pueblo fantasma que se sigue usando
como balneario (https://rpp.pe/peru/actualidad/piura-chulliyachi-la-ciudad-fantasmapero-que-se-resiste-a-morir-noticia-557123?ref=rpp).
Había varias personas en la playa; dejamos la camioneta y nos fuimos a caminar,
disfrutar la arena, la brisa marina cargada de yodo y ver cómo se iba poniendo
el sol.




Pero no podíamos quedarnos mucho tiempo ahí, pues las chicas querían
hacer sus compras en Catacaos: joyas o carteras. Retornamos por la “vía oficial”
y llegamos cerca de las 7:00 a nuestro destino. La visita fue a la Calle Comercio,
por obvias razones. Al final, fueron carteras de cuero lo que compraron las
chicas. Felices. Regresamos a Piura y dejamos a las chicas en el Hotel Mango
Verde (http://www.mangoverde.com.pe/)
donde pasaron la única noche, pues al día siguiente nos íbamos a Ayabaca.
Fuimos a casa de Vania a ducharnos y de ahí salimos a cenar todos al Tao. La
noche piurana era increíble: un montón de gente que iba y venía a diversos
lugares. Mucha crisis no se veía. Cenamos bien unos makis deliciosos y sangría
de vino blanco para la noche fresca piurana. De ahí a dormir, pues salíamos temprano
a nuestro nuevo destino.