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Trujillo, La Libertad, Peru
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jueves, 9 de septiembre de 2021

PIURA NUEVAMENTE (CRÓNICA DE VIAJE)




Sábado 28 de agosto. Tras un viaje tranquilo desde Trujillo vía ITTSA, llegamos a Piura muy temprano. Habíamos viajado durmiendo en sus cómodos bus cama. Al llegar pude apreciar el interesante sistema vial que tiene la ciudad con numerosas vías a desnivel, algo aún impensado para Trujillo. Había llamado a mi amiga Vania Távara donde íbamos a pasar la primera noche para ordenar nuestras cosas y medir tiempos. Al grupo inicial se nos unía la directora de la Alianza Francesa de Chiclayo en esta nueva aventura que nos iba a llevar a la sierra de Piura: Ayabaca. En el año 1986 estuve en Canchaque y el 2000 fui a Huancabamba para hacer el viaje ritual a las lagunas de las Huaringas, viaje que quedará siempre en mi memoria. Era, pues, un tercer viaje a la sierra piurana, lugar que encierra novedades y bellezas. En el 2005 estuve en Poechos, pero eso no puede ser considerado sierra propiamente dicho. Piura es un departamento o región rico, poblado, con marcados contrastes, dos ríos generosos y peligrosos a la vez (el Piura y el Chira, este último con caudal todo el año), con una pujanza increíble pese al abrasador calor. Por otro lado, tiene el problema de la basura y los desechos que malogran sus ciudades, campos y carreteras; y un desorden urbano que caracteriza mucho a las ciudades costeras.

Una vez instalados, nos fuimos a tomar un opíparo desayuno al estilo piurano y a recoger la camioneta de alquiler que usaríamos por 3 días completos. Ya todos instalados en nuestra “casa rodante”, nos fuimos a Narihualá, nuestro primer objetivo. Retorno a este lugar luego de casi quince años. La primera vez había almorzado con un grupo de amigos en Catacaos y en un mototaxi nos fuimos a este lugar. Ya había el museo de sitio, pero el lugar estaba muy descuidado. Aquí están mis impresiones de entonces (https://elrincondeschultz.blogspot.com/2008/08/narihual.html). El sitio ha mejorado en cuanto a servicios y hubo varias personas visitando el lugar. El pequeño poblado ha mejorado en torno al monumento: hay un pequeño mercado de venta de recuerdos y miel, más otros productos que ofrecen a los turistas. Lo que sí no ha desaparecido es la mendicidad que vimos en la primera visita; siempre están los niños guías que se ofrecen para darte explicaciones del lugar. En el museo de sitio hay una interesante exposición de fotos antiguas reproducidas que muestran el lugar en los años 20 y 30, y diversas escenas que muestran cómo hilaban, cómo hacían la chicha, entre otras. En el edificio se ve una grieta causada por el último sismo que afectó a la zona (30 de julio); la museografía ha mejorado, pero un poco más de cartografía actual, maquetas o versiones en 3D serían ideales para poder tener una idea del lugar que está muy afectado por ser un conjunto de barro. Además, una página virtual sería ideal (no la hay, sólo información de horarios y entradas, pero no contenido específico). Entre los terribles Niños de siglos pasados (imagino qué daños habrá causado el del 2017), la destrucción humana (las personas usaban sus adobes para construir sus casas) y la expansión agrícola, más la erosión eólica, todo esto se ha confabulado contra este sitio arqueológico; pero ahí están las ruinas como mudos testigos de su esplendor. Luego iniciamos la visita al espacio en sí: hay una señalética más atractiva y el espacio ha sido cubierto para protegerlo de las lluvias y la inclemencia del sol abrasador que también juega su papel en la erosión. El conjunto es un grupo de terrazas, siendo la mayor la que tiene una capilla en la parte superior como una muestra de ¿extirpación de idolatrías? Ingresamos inicialmente a una explanada o patio ceremonial y, luego, hacemos el ascenso en dirección a la capilla. La vista desde esta parte superior es extraordinaria: tienes una vista del valle del río Piura en este sector. Imaginar cómo habrá sido este en tiempos prehispánicos con otros cultivos, otro idioma, otra cultura. La visita es rápida, pues las investigaciones no han avanzado mucho en descubrir más partes del conjunto. Lo que sí hay que resaltar es la cantidad de lechuzas que hay en el lugar, así como las dañinas palomas que con sus heces van dañando el lugar: otra forma de erosión. Aquí datos históricos del lugar: https://arqa.com/actualidad/colaboraciones/narihuala-principal-asentamiento-arquitectonico-de-la-cultura-tallan.html. Otro más:  https://turismoi.pe/arqueologia/sitio-arqueologico/fortaleza-de-narihuala.htm






Salimos del lugar para dirigirnos a Sechura, nuestra siguiente meta.

Piura tiene un interesante sistema vial en la costa. Tomé una ruta alternativa para llegar a la ciudad, siempre con un paisaje feraz, agricultura diversa y pequeños poblados agrícolas. Desde La Unión ingresamos por la ruta a Bellavista, La Rinconada y Llicuar hasta Sechura. Llegamos a nuestra meta para almorzar: el hambre apretaba. Pedimos información para ir a un buen lugar y nos metimos en calles estrechas, algunas difíciles de pasar: pero las chicas eran de armas tomar y movimos todo lo que se ponía en nuestro camino, ante el asombro y apatía de algunos lugareños (pena). Nos dieron el dato de un lugar: Los sabores de mi tierra. Buena elección. Un almuerzo como se debe. Habíamos dejado la camioneta cerca y decidimos dar un paseo en la plaza cuando me acerqué a la iglesia San Martín de Tours (con torres impresionantes). Y para sorpresa nuestra, ¡nos dejaron entrar! Es una iglesia con tanta historia, vinculada a Martínez de Compagnon y el Norte peruano (https://rpp.pe/peru/actualidad/piura-iglesia-san-martin-de-tours-es-parte-de-la-historia-de-sechura-noticia-542719?ref=rpp). La primera vez que fui a esta iglesia fue en 1984. Recuerdo que tomé un colectivo desde una Piura dañada por el Fenómeno del Niño del 82-83 y logré visitar su interior. Luego en 2008, regresé a la misma y logramos subir hasta el campanario. En el 2014, poco después de un sismo, con un grupo de amigos llegamos, pero el edificio estaba cerrado. Habían caído muchas partes de las cornisas y una de las torres estaba afectada. En esta oportunidad, todo el conjunto está siendo restaurado por una empresa minera (https://repositorio.cultura.gob.pe/bitstream/handle/CULTURA/695/RESTAURACI%c3%93N%20INGLESIA%20SAN%20MART%c3%8dN.pdf?sequence=1&isAllowed=y). Estuve tomando fotos a la portada y nos permitieron acceder al interior y vimos la restauración de altares (el altar mayor ya está acabado y el acceso a la sacristía muestra su belleza pictórica; además hay un conjunto de cuadros que representan el Vía Crucis con motivos de la zona: pobladores, formas de casas, paisajes (como se ve en la iglesia de Huanchaco también). Pero uno de los secretos que nos mostraron fueron las catacumbas en las que se han hallado túneles que conectan con diversos lugares estratégicos. No pudimos subir al campanario, pero la visita nos satisfizo un montón. Aquí datos de los túneles: http://gonzalo-elobservador.blogspot.com/2012/04/hallazgo-en-obra-municipal.html.







Salimos hacia la plaza principal en la que había una feria de productos del lugar. Pero queríamos a ver la playa cercana que la visité por primera vez en 2008: Chulliyache. Piura tiene un litoral fascinante. Ensenadas, bahías, algunas islas, playas extensas, aguas cálidas, deltas de ríos como el Chira o el Piura.  Algunas lagunas se formaron con el último mega Niño del 1997-98. Además, Sechura es el desierto más grande de Perú y es una gran depresión en algunas partes que encierran alturas por debajo del nivel del mar (Depresión de Sechura que está a -34 metros b.n.m.). Tiene varios manglares, no tan grandes como los de Tumbes, pero sí los últimos que se verán hasta llegar a las zonas verdes de Chile. La primera vez que fuimos a este lugar cruzamos unas lagunas que ahora son de oxidación (lástima) y que llevan carteles advirtiendo el peligro de estas aguas. Hace 15 años, las aguas eran transparentes y había muchas aves que buscaban peces o pequeños gusanos. Nos fuimos por el camino de trocha y cruzamos la entrada a los manglares del lugar (imagino que estarán contaminados con las aguas servidas). Así llegamos a Chulliyache, también conocida como Sechura la vieja, un pueblo fantasma que se sigue usando como balneario (https://rpp.pe/peru/actualidad/piura-chulliyachi-la-ciudad-fantasmapero-que-se-resiste-a-morir-noticia-557123?ref=rpp). Había varias personas en la playa; dejamos la camioneta y nos fuimos a caminar, disfrutar la arena, la brisa marina cargada de yodo y ver cómo se iba poniendo el sol. 





Pero no podíamos quedarnos mucho tiempo ahí, pues las chicas querían hacer sus compras en Catacaos: joyas o carteras. Retornamos por la “vía oficial” y llegamos cerca de las 7:00 a nuestro destino. La visita fue a la Calle Comercio, por obvias razones. Al final, fueron carteras de cuero lo que compraron las chicas. Felices. Regresamos a Piura y dejamos a las chicas en el Hotel Mango Verde (http://www.mangoverde.com.pe/) donde pasaron la única noche, pues al día siguiente nos íbamos a Ayabaca. Fuimos a casa de Vania a ducharnos y de ahí salimos a cenar todos al Tao. La noche piurana era increíble: un montón de gente que iba y venía a diversos lugares. Mucha crisis no se veía. Cenamos bien unos makis deliciosos y sangría de vino blanco para la noche fresca piurana. De ahí a dormir, pues salíamos temprano a nuestro nuevo destino.