Miércoles 23 de enero. Un día
particularmente frío. Cayó nieve toda la noche anterior. Habíamos ido a casa de
Dominique a cenar y había recibido de herencia un buen número de estampillas
que su hijo había coleccionado y estaban un poco olvidadas; al llegar a casa
las había tratado de arreglar, pero eran muchas. Tuve que tratar de mandarlas
por correo, lo cual hice el jueves cuando mandé una caja con libros, revistas,
folletos y estampillas. Isabelle salió al hospital a ver algunas pruebas que se
hace mensualmente. Tomé desayuno con calma. Esperé a Isabelle para desayunar e
ir al centro de La Primaube para ver algunos asuntos y pude preguntar sobre el
envío a Perú de libros. A causa de la nieve teníamos que tomar precauciones;
íbamos en el auto de Dominique con mucha cautela, pues hay un sector que
teníamos que cruzar, Baraqueville, en el cual cae mucha nieve y tras ella queda
mucho hielo por el cual muchos autos patinan, se deslizan peligrosamente.
Isabelle teme ese tramo. Hicimos la trayectoria para visitar primero a un amigo
de Isabelle al cual también se le iba a llevar unos libros y donde íbamos a
almorzar. La casa de su amigo Pierre es antigua e inmensa, está prácticamente
en el campo. Posee fotos familiares muy antiguas, con antepasados que pelearon
en la Primera Guerra Mundial. Tuvimos una buena charla y larga sobremesa. Al llegar,
nos recibió un buen sol para esos días de frío que azotaba la zona. En
realidad, después de nevar el sol sale radiante y se aprovecha para calentarse
un poco.
Retornamos hacia Albi.
Llegamos a tiempo para entrar al Museo Toulouse Lautrec. La primera vez que
estuve aquí fue en 2010. Hicimos un largo periplo que incluía Cordes-sur-Ciel y
Albi. Llegamos a ver la catedral, pero no pudimos ver más que una parte mínima
del Museo. Aquí está parte de la crónica que escribí recordando ese viaje (https://elrincondeschultz.blogspot.com/2010/03/viaje-las-profundidades-de-francia-1.html).
Esta vez nuestra intención era visitar los dos lugares más relevantes: el museo
y visitar nuevamente la Iglesia de Santa Cecilia de Albi. El museo ha tenido
cambios a aquel que visité hace nueve años. Pero la colección estaba ahí, así
como los diversos elementos de este gran palacio, El de Berbie. O sea, no solo se ven las obras de este gran pintor (carboncillos, pinturas, afiches, bocetos),
sino todo el poder que centró la iglesia en esta zona, no solo construyendo
este impresionante palacio, sino la portentosa iglesia de Santa Cecilia, que
luego visitaríamos. Ambas grandes edificaciones están hechas en ladrillo. Para
entrar al museo, se accede por el principal patio que tiene el conjunto. El
lugar es sobrio y las personas son muy amables. El palacio alberga esta colección
que fue abierta en 1922. Imagino que en sus inicios no se presentaron tantos
detalles del interesante edificio que fue evolucionando a través de los siglos.
Las obras son acogidas en diversas salas, las cuales tienen su propia historia
también. Y hay espacios que son toda una belleza. Además, algunas salas te
permiten ver detalles internos y externos, sea hacia los jardines que rodean al
edificio o vistas hacia el río Tarn que divide a la ciudad. El conjunto
monumental está casi a orillas de dicho río.
Hay una galería que se llama D´Amboise con un techo interesante en su
propuesta de trabajo. En la planta superior había una exposición itinerante.
Por los pasillos del segundo piso puedes ver restos de la construcción monumental
en sus diversos periodos. Es una buena visita para hacer en esta pequeña ciudad
que no pasa de los 50 mil habitantes. He aquí un par de enlaces para motivar a
cualquiera a la visita del lugar: (http://musee-toulouse-lautrec.com/collection-toulouse-lautrec)
que es la página del museo y (https://www.albi-tourisme.fr/es/museo-toulouse-lautrec)
de la oficina de turismo.
De ahí nos fuimos, en el poco tiempo
que quedaba, a ver la Iglesia de Santa Cecilia que es parte del gran monumento
arquitectónico hecho por los obispos de la ciudad. Esta es una catedral impresionante
y es el edificio más grande hecho de ladrillos en el mundo. Se comenzó a
edificar en 1282 y tomó casi dos siglos en terminarla. La iglesia sufrió daños
durante la Revolución Francesa, pues muchas de sus estatuas fueron dañadas y
perdidas irremediablemente (casi 80). Está muy ligada a los tristes acontecimientos
de la cruzada contra los albigenses, en otras palabras: los cátaros. Esta zona
era cátara y esa cruzada contra los “herejes” devastó esta rica tierra, muchos
más culta y explotada que la zona norte. Fue la forma cómo también París logró
anexarse este territorio que, pese a los siglos transcurridos, no olvida
aquellos sucesos que significó su intento de destruir su identidad histórica y
lingüística. Esta es la razón por la cual también visité Carcasona, una bella
ciudad medieval que fue también asediada y sus habitantes masacrados durante la
cruzada entre cristianos. Era una verdadera guerra civil. Volvamos al edificio
en cuestión. Por afuera, esta catedral es austera, paredes anchas para resistir
asedios frecuentes en esa época. El interior difiere del exterior por el primoroso
trabajo que se hizo, con su gran mural del juicio final o el inmenso coro, una
verdadera obra de arte. El conjunto posee una sala del tesoro y una gran cripta
bajo el coro. Es importante acompañar con un texto la lectura tanto de las imágenes
como las pinturas y murales. Esta iglesia quiso reunir el mayor número de
reliquias, esto es, restos de santos y santas, entre sus muros. En el salón del
tesoro ves varias de estas, siendo la más interesante el cráneo de Santa
Cecilia. Era costumbre de la antigüedad que cada iglesia o convento tenga
reliquias para poder generar un culto masivo e, incluso, un peregrinaje que
beneficiase al centro religioso con donativos y otras avituallas. Ahí tenemos
el caso de Santiago de Compostela, que adquirió un carácter de marca de
identidad para luchar contra el islam. En el Perú, el caso más famoso es el del
cuerpo de Santa Fortunata que se encuentra en la catedral de Moquegua. Santa Cecilia
es una construcción impresionante, la iglesia descuella en la ciudad y permite ser
vista desde muchos lugares. Es una marca de la ciudad y de la región. He aquí más
detalles de esta bella e imponente iglesia (https://www.ecured.cu/Catedral_de_Santa_Cecilia_de_Albi)
(https://www.monestirs.cat/monst/annex/fran/migdp/cscecil.htm).
Y este de fotos de la iglesia (https://jordisantacana.cat/santa-cecilia-la-gran-catedral-de-albi).
Una vez concluida las visitas,
nos fuimos a hacer algunas compras en el supermercado que está sobre el
estacionamiento subterráneo del lugar y regresamos a Rodez.
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