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Trujillo, La Libertad, Peru
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domingo, 4 de febrero de 2018

MONOPOLIOS (ARTÍCULO PARCIALMENTE REPRODUCIDO EN LA INDUSTRIA DOMINGO 04 DE FEBRERO) MEDICINAS MONOPOLIZADAS


La posibilidad de tener un monopolio en una de las áreas más sensibles de la sociedad humana como es la salud debería de exigir nuestra severa observación del riesgo al que se enfrenta diversos sectores de la población peruana. A raíz de esta situación ha vuelto a salir a la luz la necesidad de una ley antimonopolio en un país, como el nuestro, que tenía algunos servicios y bienes que reúnen esas características que contradicen la ley del mercado libre, la que promueven y promueven todos los partidos, y por la que muchos peruanos se sienten atraídos. Actualmente el Perú es uno de los poquísimos países en América Latina que no cuenta con una ley antimonopolios; solo existe reglamentación al respecto únicamente para tres sectores específicos: radio, prensa y comunicación; energía; y telecomunicaciones como sistema. De este último es de ingrata recordación la monopolización que tuvo Telefónica en los 90 gracias a la privatización concedida por el gobierno de Alberto Fujimori que, por un lado nos permitió modernizar el sistema de telecomunicaciones, pero por otro hizo que el Perú tuviese uno de los servicios internet y telefonía celular más caros del mundo (aún lo es) y la capacidad de penetración de los mismos no haya sido óptima por un buen tiempo, pues no tenía competencia alguna en el mercado de este rubro. Los intentos de emitir una Ley Antimonopolio han encontrado muchos escollos tanto en el MEF como en nuestro Congreso, campo de pesados lobbies donde se compran descaradamente conciencias y votos.
En el Perú hay evidencias de un casi monopolio de producción (no comercialización) como es el caso del mercado de cervezas peruanas, cuyas marcas iniciales se han ido fusionando por décadas hasta quedar, en el 2015, con el 95 % de la producción de las mismas con la fusión SABMiller/ABInBev, convirtiendo a Backus en su subsidiaria. Lo que actualmente consumimos las cervezas Pilsen, Cristal, Cuzqueña u otras de ese paraguas (Pilsen Trujillo, Arequipeña, Dorada) de su preferencia son producidas en cinco fábricas distribuidas por el Perú: Lima, Motupe, Arequipa (una de las fábricas más eficientes del mundo, según sus propios reportes), Cuzco y Pucallpa. Pilsen Trujillo es solo una marca, un recuerdo. La optimización de la producción hizo cerrar fábricas, concesionarios, distribuidores. La aparición de varias marcas de cervezas artesanales en lugares como Huaraz, rompe este monopolio de producción, pero es insignificante. Y nada qué decir de los precios. Este monopolio tampoco impide la importación de cervezas a nuestro mercado.

Indecopi poco puede hacer para evitar la formación de estas asociaciones que optimizan gastos (reducción de personal, generalmente, de la empresa fusionada) y mejoran su rentabilidad. Es aquí donde Indecopi debe de entrar a tallar. Los juegos de estas empresas fusionadas pueden presionar en precios. Este sea quizá el peligro de lo que pueda suceder tras la anunciada fusión de InkaFarma con MiFarma. Su presencia en el mercado de medicamentos y su distribución es del casi 96 %; una cifra peligrosa que puede condicionar el precio de las mismas, la oferta que ofrecen los médicos (así como los seguros de salud privados) y la postergación de la producción y distribución de genéricos para una población a la que el enfermarse puede significar la quiebra económica de la persona e incluso su entorno familiar.

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