El ambiente político está
bastante agitado y, desde el punto de vista de la intriga, está en uno de los
puntos álgidos más interesantes de los últimos años. Es un momento importante
que en cierta manera va a decidir el futuro de un partido bastante heterogéneo
que ha logrado la mayoría congresal y una perspectiva de la capacidad de
maniobra del gobierno presidido por PPK.
La sorda disputa entre los
hermanos Fujimori ha querido atenuarse con una serie de declaraciones y
justificaciones que revelan una tensión por el liderazgo de este partido que
sacrificó ciertas vacas sagradas cuestionables por otras de tendencia más
habituada a la confrontación como forma de negociación. Y la falta de muñeca,
quiérase o no, le ha pasado la factura a Keiko Fujimori. En realidad, tomando
las cosas de manera objetiva, ella ha sido derrotada dos veces. Ha sido una
perdedora, cuyas dos oportunidades de obtener el sillón presidencial han sido
breves quimeras que los elevó a la ilusión del poder para perderlo por una
serie de errores tácticos torpes, errores que hundieron a sus huestes, sobre
todo en esta segunda oportunidad, en una actitud reactiva negacionista de un
hecho consumado. Los eufemismos empleados por su hermano Kenji sobre esta
realidad buscan en el fondo no causar más estragos en un partido que tiene una
pléyade de congresistas que son la comidilla de los medios de comunicación y
que tienen intereses tan disímiles que una disputa fraternal sería el inicio del fin de
un partido carente de ideología y centrado en un culto al líder.
La situación podría generar un
respiro al gobierno de PPK quien ha visto a varios de sus ministros vapuleados
por la jauría que conforma los congresistas de FP. Cuando se publique este
artículo, quizá ya el candidato para Contralor propuesto por FP haya ganado.
Sin embargo, la arrogante actitud mostrada por ellos parte de su supuesta
posición monolítica en el Congreso. La actitud disonante de Kenji puede ser una
puerta abierta para que PPK halle puntos negociables en nuevos espacios recién
abiertos. Ambos discuten la liberación (sí, liberación) de su prisionero padre;
uno más interesado que el otro, en el fondo. El líder suelto puede ser la
virtual extinción de la actual lideresa, quien ya ha fracasado dos veces y eso sí se toma en cuenta para planes
futuros. Algunos politólogos predicen que Keiko no aguantaría una tercera
intentona y sería el fin de todo el partido que se atomizaría por regiones.
Entonces, de ser así la situación actual
de la excandidata presidencial que va camino a imitar a la otrora eterna
lideresa a la Presidencia y al Sillón Municipal limeño ¿qué se le viene ahora?
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