Han pasado dos semanas de la contienda electoral y hemos
visto una serie de acciones, actitudes y comentarios que han estado caldeando
el ambiente político, social y económico peruano por una actitud beligerante de
la candidata derrotada y sus correligionarios tras las elecciones del 05 de
junio. Desde el silencio “atento” guardado por la excandidata hasta su “reconocimiento”
público con sus 73 legisladores electores y el cuestionado José Chlimper, su aceptación
fue parcial, pues abrió su discurso con “aún
quedando pendientes varias actas” y destacó: "Seremos una oposición responsable que pensará siempre en el futuro de
nuestro país, teniendo como línea matriz representar el sentir de más de 8,5
millones de peruanos que votaron" por ella con una actitud poco
conciliadora y dispuesta al diálogo. En las semanas siguientes, en las redes y algunos
diarios capitalinos se difundieron artículos y comentarios que mostraban esa
disconformidad y la latencia de una herida por una campaña perdida que se
sintió ganada y por la que se apostó ingente cantidad de dinero. Desde el flash
a boca de urna del 05 de junio, se han estado buscando estrategias para ir
sembrando dudas sobre la estabilidad y seguridad de un candidato que tomó la
cresta de una ola social una semana antes de las elecciones. Las redes se
lanzaron a atacar la “coalición” de líderes, partidos y ciudadanos (sobre todo)
que permitieron el triunfo de PPK. Defenestraron a excandidatos como Verónica
Mendoza recibiendo adjetivos de todo tipo. Incluso en uno de los principales
diarios capitalinos, el periodista de opinión Ricardo Vásquez Kunze escribió el
14 de junio un artículo por lo demás insidioso; en este, supone que el entorno
femenino de PPK pueda tener las mismas características de la actual Primera
Dama. Dice lo siguiente: “al parecer, en el (entorno) del
presidente electo ese entorno tiene por mayoría a mujeres. Esto sería magnífico
si no fuera por el detalle que trasciende de que la ambición de poder de estas
no va de la mano con los talentos políticos necesarios para dar buenos consejos
para gobernar. Ya hemos tenido prueba del mal fin que una ambición así ha
tenido para con el gobierno saliente”. Comentario por lo
demás tendencioso y atentatorio contra la capacidad de las mujeres. Hasta puede
convertirse en un contundente búmeran que dejaría malparada a su excandidata.
Pocas serán las diferencias que pudieran existir entre los
excontendores. Si Keiko acepta ser una saludable oposición responsable,
entendemos que esta será para una buena fiscalización y tenaz lucha contra la
corrupción, pilares que se ven como flancos débiles debido a la catadura de
algunos de sus congresistas electos y por el pasado que arrastra su apellido.
Si intenta una nueva carrera presidencial en el 2021, la limpieza de sus pesadas
herencias debería de empezar desde ahora para forjar su propia identidad y
despojarse de la carga atávica que la ata con el séptimo presidente más
corrupto del planeta.
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