Este espacio ha sido creado por Gerardo Cailloma con el fin de difundir mis ideas y poder compartir con el que esté interesado temas sobre cine, música, educación, viajes, literatura y todo aquella diletancia que produzca placer estético (como el buen comer)
Datos personales
- Gerardo Cailloma
- Trujillo, La Libertad, Peru
- Un espacio para mostrar ideas y puntos de vista ligados al arte, a la cultura y la vida de una sociedad tanto peruana como universal
viernes, 30 de enero de 2015
domingo, 25 de enero de 2015
CRÓNICAS SANMARTINESES II: JUANJUÍ O JUAN HUIDO
Salimos relativamente temprano. La
distancia a Bellavista desde Tarapoto es de casi 76 kilómetros. El paisaje es
feraz, verdura. Casi a la mitad del camino a Picota, se halla el desvío a
Sauce. A lo lejos se podía ver la hilera de vehículos que iban a subir a una
balsa. Quizá con el tiempo se haga necesario construir un puente, puesto que
toma su tiempo hacer el cruce en este medio, aunque sea simpático hacerlo.
Hicimos una parada en Picota, ya que íbamos en colectivo. Lo simpático es que
los choferes tienen el encargo de llevar cartas o pequeños paquetes a empresas
o personas de los pueblos en los que el servicio se halla. A lo largo de la
carretera cruzas camionetas que llevan pasajeros, tanto en la cabina como en la
tolva. Es una forma frecuente, barata, pero peligrosa de transporte. La
sensación de inestabilidad por tu vida es muy latente y forma parte de un
concepto de resignación por las circunstancias de la vida: si sufriste un
accidente, este no es producto de un grave descuido (seguridad, por ejemplo),
sino porque el destino lo quiso así. Por esas razones, la gente no reclama
seguridad en el transporte. Cruzamos varias camionetas abarrotadas de mujeres y
hombres, e incluso niños aún en brazos. Me contaba César que hay una diferencia
significativa entre viajar en la cabina o “colgado” en la tolva, con paquetes,
cajas e incluso animales.
Llegamos a Bellavista, promediando las 11 de la
mañana. No hay mucho que ver, salvo el puente nuevo construido y la ciudad en
su actividad de primer año (el 01 es feriado). Lo interesante de Bellavista es
la presencia de pisos (como Lamas) y, en el último, tienes un mirador natural, el
cual podría ser explotado para un mejor turismo en la zona. Para llegar,
tomamos un mototaxi. Lo habíamos decidido antes de irnos a Juanjuí y fue una
buena idea. Cuando estábamos ascendiendo, vimos un cortejo fúnebre, el cual se
dirigía al cementerio, cuyo camino era el nuestro también. Gracias a un giro
hábil del chofer, salimos de la silente procesión y nos enrumbamos a nuestro
objetivo. Este se halla cerca de un cuartel. Misión cumplida. De ahí, nos
fuimos al terminal de autos para ir a Juanjuí. Interesante, Bellavista es un
poblado un poco más pequeño que Juanjuí, pero este último es capital de la
provincia. Tomemos en cuenta que Bellavista tiene otras vías de comunicación y
es un interesante nudo comercial y agrícola. Ahí me encontré con algunos estudiantes
de la Universidad en la que trabajo y nos aconsejaron ir hasta Tocache. Para la
próxima vez será.
De ahí nos dirigimos a esta simpática
ciudad, la cual fue fundada por un español rebelde, Gaspar López Salcedo, que
no quiso unirse a la causa independista y se refugió por Moyobamba, Lamas hasta
recalar en este lugar. La ciudad no tiene, pues, más de 200 años (los va a
cumplir en 2027). Es una ciudad dinámica y con interesante oferta ecológica y
arqueológica; bajo su velada jurisdicción está en el Gran Pajatén, sueño de
todo aventurero arqueológico. Pero tiene muchas cosas más que dar y creo que
ameritaría una visita más larga y una camioneta a tu disposición. En realidad,
en este viaje no visité catarata alguna, y estas regiones, tanto San Martín
como Amazonas y la región selvática de Cajamarca las hay en cantidades y
atractivas. Algunas han desaparecido como Gera, aunque aún se oferta. En el
viaje que hice a Moyobamba en el 2010 nos contaron que por la construcción de
una pequeña hidroeléctrica, algunas cataratas ya no existen. Pero yendo hacia
el sur de Juanjuí hay varios tesoros que valdría la pena buscarlos. Llegamos a
almorzar e hicimos el arreglo con una persona para que nos lleve a lugares de
atracción. Nombraron algunos recreos de comida y diversión. Pero queríamos algo
más agreste y natural que un paseo campestre (y encima ruidoso). Felizmente
conocimos a un chico quien procuró darnos la mano e hizo diversos contactos
para ir a un lugar de aguas termales casi paradisíaco: Sacanche, cerca del poblado
del mismo nombre. Ir a este lugar fue toda una odisea previa y hasta llegar al
lugar (y diría el retorno también).
Nos fuimos en un mototaxi hasta el lugar,
que está a unos diez kilómetros por la carretera por la que habíamos venido.
Felizmente no había mucho tráfico pesado, pero hay muchos colectivos que corren
desenfrenadamente y un vehículo en el que íbamos no era nada seguro. Además en
el viaje comentaba que había habido un reciente accidente en dicha carretera.
Aunque el paisaje bonito, la sensación de inseguridad lo empañaba un poco. Al
llegar a la zona, debes recorrer un camino de trocha por unos dos kilómetros.
Aquí hubo momentos en los que el mototaxi no podía remontar la pequeña colina.
Gracias a la ayuda de nuestro joven guía, logró hacer un contrapeso para poder
subir sin tanto problema. El lugar es bastante sencillo y hay un pequeño puente
para unir la zona de encuentro y estacionamiento con el ojo de agua caliente.
Se puede ir más allá, el lugar donde han canalizado el agua para evitar desbordes.
Un buen baño hubiera sido ideal, pero no tenía ropa de baño. Pena, puesto que
después de la caminata, habíamos sudado un montón. Luego de un merecido
descanso, iniciamos el retorno. Hay que ir con unas zapatillas que no te dejen
deslizar, ya que debes saltar entre piedras que tienen musgo o están mojadas.
En el camino de retorno nos encontramos con ganado que cruzaba nuestra ruta. Lo
interesante era ver el lomo de muchos de estos toros o vacas (incluso novillos)
que tiene las marcas de mordeduras de vampiros; aunque pequeños, sus mordeduras
pueden causar hemorragias a estos animales e incluso pueden transmitirle rabia
u otra enfermedad. Se han hecho campañas para que los ganaderos y campesinos no
dejen pastando libremente al ganado, ya que así son fácil víctimas de estas
pequeñas arpías. Incluso no solo es beneficioso para la salud del ganado, sino
que así evitas una erosión no controlada del terreno y haces efectiva la
producción láctea, ya que colocas las vacas en lugares más limpios, salubres y
donde puede colocar cualquier tipo de remedio que sea necesario para
tratamiento de los vacunos.
Nos fuimos a la Plaza de Armas a tomar un
buen jugo, algún helado y gelatina para refrescar. De ahí nos fuimos a la
estación de colectivos para retornar a Tarapoto; felizmente no hubo mucho que
esperar. El camino fue más tranquilo y pausado. Llegamos casi a las 7 de la
noche. Luego de un buen baño, habíamos quedado en ir a cenar al Chalet Venezia,
manejado por descendientes de italianos. Incluso tiene una buena panadería al
costado. Cenamos con Alfredo Bartra, amigo de César, quien nos contaba de sus
peripecias en la construcción de esta zona. Aunque en la costa hay alguna
recesión en este rubro, parece ser que aquí está de lo más boyante. Volviendo
al restaurante, el lugar es muy simpático y, obviamente, bastante ventilado.
Inevitable encontrarse con familias cargadas de hijos que hacían un ruido
endemoniado; felizmente estos se quedaron a cenar fuera de la zona techada y
nos permitió hablar con calma. La carta era variada, pero por esos días
(imagino que por fiestas de fin de año) no había mucho pescado regional. Unos
buenos vinos regaban la comida. Previamente, y pese al calor, comí un chupe de
camarones a un precio increíble. Tarapoto tiene criaderos de estos crustáceos y
de ahí el precio módico. Luego un salmón grillado. Fue una buena cena y buena
conversación. Y para cerrar el día nos fuimos al Suchiche Bar, un lugar
simpático para tomar unos tragos con la gente. Lástima que se queda solo hasta
medianoche en servicio; pese a que tuvimos un malentendido, el lugar es
simpático y los tragos son generosos. Además hay una serie de ambientes
decorados con cuadros y algunos refranes en la pared muy simpáticos. Esta fue, pues, mi última
noche en Tarapoto, lugar que amerita regresar.
El día sábado regresaba solo, ya que César
tenía otros asuntos que ver. El bus salía a las 3 de la tarde. Aproveché la
mañana para leer bastante y disfrutar el aire acondicionado y dormitar algo. Me
estaba preparando para el largo viaje de regreso.
Llegué el domingo 04 de enero a Trujillo;
entramos al terminal terrestre y ahí nos demoramos una barbaridad. Falta mucho
para que un servicio como este mejore. Imagino el día en que todas las empresas
de transporte terrestre se instalen aquí, va a ser un caos total.
CRÓNICAS LORETANAS: YURIMAGUAS Y LA REGIÓN OMAGUA
01 de enero 2015. Primer día de un año que
lo quiero bueno. Como habíamos decidido ir a dormir temprano, nos levantamos
con buenos bríos para ir a Yurimaguas, ir hacia la región Loreto. Tras hacer
algunas gestiones en el terminal de colectivos, nos embarcamos hacia este
puerto fluvial. El camino es también usado para ir a las cataratas de Ahuashiyacu,
la cual visité en el 1993. Ahora la carretera está muy bien asfaltada, aunque
nos tocó la mala suerte de un derrumbe; pero ahora, como está una empresa
brasileña a su cargo, esta tiene que responsabilizarse de su mantenimiento. La
ruta sufre algunos derrumbes en temporadas de lluvia, pero el bloquea no debe
pasar de más de una hora. Ya habíamos pasado este lugar, cuando unos cuantos
kilómetros más allá nos detuvimos en caravana para esperar el paso. Casi una
hora después. Era un tramo de unos 50 metros que estaban afectados. Proseguimos
nuestro camino hasta llegar a una zona bastante tenebrosa: el cerro Paredón. El
chofer nos contaba todas las historias que hay en torno a este lugar que fue
empleado, parece, como lugar de ejecuciones por parte de los terroristas,
narcotraficantes e, incluso, las fuerzas de orden. Lo que sí es cierto es que
se hallaron en las profundidades cuando se estaba edificando la carretera una
serie de cadáveres que eran lanzados al precipicio (pero tenían heridas de
bala, es decía). Se halló incluso motos de los dueños ultimados sabe dios por
qué decisión. Ahora luce como una pared pelada rodeada de una frondosa
vegetación. Seguimos nuestro camino y a medida que nos acercábamos a la región
Loreto iniciábamos un marcado descenso. Es la región Omagua. Veíamos muchos aguajales
en el camino, además plantas de palma aceitera, producción que surgió como una
alternativa a los cultivos de coca, pero que también depreda mucho la tierra en
la que se cultiva. La amenaza de nuestras selvas no solo está en la explotación
ilegal de la madera o la producción clandestina masiva de cocaína (el uso de
elementos químicos contaminan tierra y vegetación), sino en la presencia de
ciertos cultivos intensivos que debilitan la riqueza de la tierra y la vuelven solo para
monocultivo. Hay muchas amenazas tras esos bellos paisajes que cruzamos en el
camino a nuestro destino final. Ya llegando a la zona de Shanusi, la carretera
es más plana, pero pronto se vuelve sinuosa (antes de llegar a Yurimaguas) para
aprovechar la suerte de islotes que se han formado entre los aguajales.
Llegamos cerca de las 11 de la mañana. Estuvo lloviendo temprano.
Se sentía la humedad en el ambiente. César había contactado un amigo quien nos
iba a guiar en algunos lugares. Lo primero que hicimos fue dirigirnos al corazón
de la ciudad, a la plaza de armas. Hay una bonita iglesia que está en
restauración, pero interesante es ver las casas de los alrededores, ya que,
como Iquitos y Pucallpa, Yurimaguas es un importante puerto fluvial. Según me
comentaban, este puerto va a ser repotenciado puesto que Brasil quiere sacar
todos sus productos hacia el Pacífico a través de este puerto y Paita. He ahí
el interés de mantener estas instalaciones portuarias como de carreteras para
tener arterias por las que fluyan todas sus mercaderías. Es una buena
oportunidad para hacer crecer esta ciudad que se ha estancado un poco en el
pasado. La carretera ha revitalizado también el comercio y las comunicaciones
con las otras ciudades de la selva norte peruana. La distancia entre Tarapoto y
Yurimaguas no es más de 140 kilómetros. Pero también va a ser necesario activar
la vida aérea. Pasé por esta ciudad en 1986 con mi hermana, cuando fuimos a
Iquitos desde Trujillo. Además, AeroContinente, una línea que se vino abajo por
vínculos del narcotráfico, unía varias ciudades del Norte peruano (sobre todo,
Chiclayo) con varias de la selva. La línea aérea que ofrecía vuelos con aviones
de fuselaje mediano ya no tiene este servicio. Si se va a querer activar este
comercio se debe ir pensando en vuelos que unan Tarapoto, Yurimaguas, Rioja con
Piura o Chiclayo.
El atractivo de la vida fluvial es el
viaje por barco de un puerto a otro a través de un río, en este caso el
Huallaga, que luego se une con el Marañón (el que cruza La Libertad por Pataz y
Bolívar) para que posteriormente, en Nauta, se una con el Ucayali para formar
el Amazonas. Son ríos navegables. En el 2009 crucé el río Marañón por una ruta
para alcanzar desde Jaén hasta Bagua. Muchos amigos me contaban sobre este
alucinante viaje que es ir en estos barcos (precio, 40 soles más el alquiler de
una hamaca por otros 40 soles) desde Yurimaguas hasta Iquitos.
El viaje toma
dos días, ya que vas a favor de la corriente (viceversa te toma tres) y viajas
con las personas de la selva que tienen una visión muy peculiar de las cosas y de la vida. Hay una
complementariedad con la naturaleza y sabes que con ella no te puedes
enfrentar. Los barcos salen cada día y los hay de diversos tamaños y precios en
cuanto a privacidad (hay camarotes). Pero vives con tus compañeros de viaje dos
días intensos con noches estrelladas, así como amaneceres y atardeceres
esplendorosos. En Iquitos vi atardeceres de otro mundo. La visita al muelle es
clásica y ves la actividad de un puerto, así como sus cosas malas. El río sufre
de fuerte contaminación y hay que ir pensando en planes de contención al
respecto, habida cuenta que pronto se construirán espigones para acoderar
barcos de transporte comercial. Alquilamos un bote para recorrer un breve tramo
del río, cuando a lo lejos vimos nubes cargadas que se dirigían hacia la
ciudad. Culminada nuestra visita en bote, nos fuimos caminando hacia la plaza
cuando cayó un buen chapuzón. Refrescó el ambiente que estaba cargado de calor
y humedad; fuimos a guarecernos en una tienda y aprovechamos para tomar algo
fresco y matar la sed. Después de un rato, fuimos a ver una casa que tiene
algunos azulejos simpáticos. Pero la ciudad tiene algunas construcciones
interesantes que ameritarían una buena limpieza de fachada, como por ejemplo el
edificio del Gobierno Regional, del siglo pasado. Nos fuimos a la estación y
nos dimos con la sorpresa que, a diferencia de la mañana, ahora teníamos mucho
más pasajeros que pugnaban por regresar a Tarapoto. Felizmente llegó una nueva
unidad y así nos embarcamos para llegar más o menos temprano a nuestro hotel y
salir a cenar algo. En este auto, venía toda una familia francesa que iba a viajar a Iquitos en los barcos mencionados. Así partimos. En el camino tuvimos que llevar a un policía de franco.
De noche salimos a cenar para armar
nuestro viaje a Juanjuí al día siguiente. Un buen comienzo del 2015.
viernes, 23 de enero de 2015
martes, 20 de enero de 2015
CRÓNICAS SANMARTINESES I: SANTA CRUZ DE LOS MOTILONES DE LAMAS
Para terminar mi racha de viajes, y
gracias a la iniciativa de César Alva, decidí hacer un viaje de fin de año a la
ciudad de Tarapoto, la principal ciudad de la Región San Martín, gran emporio
comercial, ganadero y agrícola. Estuve en esa ciudad por primera vez en 1993.
En esa oportunidad nos fuimos varias personas a una ciudad pequeña, mal
comunicada por vía terrestre y con carencia de muchos servicios. Pero, pese a
todo, había comunicación aérea desde Trujillo (este es un grave problema para
una ciudad que se jacta de ser la segunda o tercera y tiene una pobre
comunicación aérea). La segunda vez fue en el 2010, mas estuve por unas horas,
ya que nuestro lugar de acción era Moyobamba, la capital de esta Región. En esa
oportunidad, visitamos las cataratas de Huacamaíyo. Pero 21 años después iba a
ver un Tarapoto diferente, grande y muy ruidoso (las mototaxis son útiles, pero
a la vez una pesadilla por la bulla que hacen).
El viaje hasta Tarapoto por Movil Tours es
largo y tedioso. Puede durar hasta 20 horas, más por las frecuentes paradas que
hace el bus que por los problemas que pueda haber en la carretera. Esta forma
parte de la Interoceánica que parte desde Paita y llega a Yurimaguas.
Prácticamente, este año he recorrido toda su extensión, salvo el tramo
Chulucanas-Olmos. La carretera está en
perfecto estado y amerita recorrerla lentamente para poder apreciar todos los
paisajes que uno puede disfrutar desde Olmos hasta Tarapoto; pero, siempre y
cuando, lo hagas con tu vehículo. La carretera la tiene un consorcio brasileño
y la mantiene permanentemente. Salimos el día 30 de diciembre, desde el
Terminal de Buses, una simpática construcción que puede dar más en cuanto a
servicios y mejores vías de salida. Salimos casi a la hora, pero en Chiclayo se
hace una larga parada. En fin. Llegamos el 31 a Tarapoto casi a las 11 de la
mañana. Ya habíamos hecho reserva de nuestras habitaciones en un céntrico hotel
(el Nilas, a media cuadra de la plaza de armas), así que nos enrumbamos para
dejar cosas, hacer compras de algunas cosas que había olvidado y luego ir a
almorzar. Tarapoto ha mejorado considerablemente en sus servicios, hay un
restaurante, La Choza Náutica, en la plaza de armas que te sirven comida tanto
típica como internacional de manera generosa.
Una vez terminado nuestro almuerzo, nos
fuimos al paradero de colectivos para Lamas. En las cercanías están todos las
demás estaciones de colectivos para diferentes ciudades o poblados de la zona.
Así logramos averiguar que sí había servicios para Yurimaguas, que era nuestro
objetivo el primer día del 2015. Como estábamos un poco apurados, arreglamos
con el conductor para comprar los otros sitios vacantes del colectivo. (5 soles
por persona); la ventaja es que nos dejó en el mismo lugar que queríamos ir.
Volver a Lamas luego de 21 años es bastante interesante. El pueblo que dejé en
ese entonces tenía asfaltadas pocas calles y con veredas construidas. Este
ahora tiene mejores servicios, tiendas en las que puedes hallar artesanía de la
zona, así como servicios que te hacen más placentera la visita.
El objetivo de
la visita fue el famoso castillo, construido por un italiano, Nicola Felice
Aquiliano, dedicado al cultivo del tabaco y que construyó este castillo en el
que fusiona conceptos medievales con los renacentistas. En realidad es una
feliz combinación de elementos oriundos con la imaginería europea, sobre todo
viniendo de un italiano, cuyo país es rico en historia y fue cuna del
renacimiento europeo. Ha logrado con artistas y edificadores elevar este
castillo de cinco plantas. Las paredes están profusamente pintadas por el
pintor autodidacta Archentti Flores. En la sala de entrada, en el techo se ha
pintado una gran cantidad de aves autóctonas con bastante profusión y cuidado
en detalles. Es un trabajo primoroso y paciente. Desde este patio puedes tomar
el camino que desees; puedes descender y hallas un espacio en el cual se ven pintadas
figuras báquicas, copias romanas o griegas, con el Baco encabezando el conato
de orgía. En el salón principal, hay una serie de réplicas de pinturas europeas
famosas del Giorgione, por ejemplo. Pero lo que más me llamó la atención fue
una pintura de Edmund Blair Leighton, llamada The Accolade (el Espaldarazo),
que fue usada como portada del libro Cordeluna de Elia Barceló, el cual usamos
como material de lectura en la Universidad hace un par de años. Ha hecho una
copia excelente de las dos figuras principales (la mujer es Leonor de
Aquitania), pero los personajes que se ven en el fondo, perdidos en la sombra
en el original, en la copia de Lamas hay otras personas, quizá personas del
lugar. Estuve tan gratamente impresionado que me tomé una foto con la pintura. Otro detalle en esta sala es el uso que se le ha dado al techo, como la antigua tradición de techos tachonados: en cada casilla está dibujado el escudo de cada ciudad importante del país. Según conversaba con César, anteriormente se podía visitar todas las instalaciones, incluso la torre superior. Pero parece que se están haciendo mejoras. Se ha preocupado por mantener todos los detalles de un antiguo castillo medieval prerrenacentista: almenaras, torres, relojes solares. Lo bonito es que, a medida que vas ascendiendo, tienes mejores vistas de Lamas y el río Mayo. La verdura es impresionante y sería un lugar ideal para descansar y pasar tu vejez con buen clima y tranquilidad. Solo la tranquilidad es perturbada por algunas oleadas de turistas y los famosos mototaxis (¿si les colocan un silenciador les iría mal?). En el lugar también puedes tomar un buen café; Tarapoto es una excelente tierra para el cultivo del café, además del tabaco y el cacao. Pese a todo, el narcotráfico sigue siendo un fenómeno socioeconómico que afecta a la zona. Por lo que escuchaba, la agricultura del cacao se había visto afectada por un hongo que había llegado de Colombia.
Espero que los logros hechos con los cultivos alternativos no se vean desplazados para recaer en el cultivo de coca, más barato y más rentable, lastimosamente.
Antes de retornar a Tarapoto, dimos una
vuelta por el simpático pueblo con tiendas limpias, simpáticas, con algunas
personas sentadas con sus sillas en las veredas para amainar el calor
sofocante. Nos fuimos a su simpática plaza de armas. Había varios turistas,
reconocimos algunos de ellos que habían venido con nosotros en el bus desde
Trujillo. Mientras los guías hacían las
respectivas explicaciones: origen chanca de Lamas, desplazados desde la sierra
central hasta esta zona por Pachacútec y Wiracocha; se instalaron ahí en su
huida y aprovecharon la estructura geológico para darle un sentido militar y de
defensa frente a la amenaza inca. Por eso está ubicada en una zona en cierta
forma difícil de ser ocupada. Es capital de la provincia que tiene el mismo
nombre. En esta oportunidad, no vi a las personas, sobre todo mujeres, ir
vestidas a su usanza; ahora solo vi un par de niñas en una fiesta que estaban
preparando en el restaurante El Mirador, lugar que fuimos para tomar mejores
tomas de la ciudad. Entre las estatuas
del monumento en la plaza de armas, unos graciosos habían colocado una botella
de cerveza vacía en una mano del conquistador que está estrechando con la otra
a un líder de la etnia chanca. Según la historia, las relaciones entre
españoles y aborígenes no fueron nada tranquilas, e incluso tuvieron que
construir un fuerte para aislarse de las tribus. Interesante historia.
Antes de irnos de Lamas fuimos por un
barrio en el que preparaban la Yunza y además decorado todo el lugar con globos
amarillos para un mejor año. Tomamos un colectivo e hicimos el mismo trato para
retornar más rápido.
Los 10 kilómetros que separan Lamas de Tarapoto tienen bonitos paisajes. Pero la ciudad grande se acerca al pueblo. Por la noche fuimos a cenar al Restaurante de Doña Zully para probar los pescados de la zona. Estaban esquivos. Luego nos fuimos al Suchiche y de ahí a los diversos bares que se hallan en esa calle, el Jirón Lamas. Así recibimos el año 2015, rodeados de gente y en tierras cálidas. Espero que sea un buen año.
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