Viena, abril de 1990. Ya hace 19 años. En abril de ese año, tomé unas vacaciones que me permitieran visitar algunos lugares de Europa que alguna vez hube soñado: Praga y Budapest. Hice las gestiones para ir a ambas ciudades, ya que la permanencia en una de ellas, Budapest, prácticamente me la obsequió Dan Levy, el gran organizador del proyecto Alonei Itzhack en Israel. Como él era de origen húngaro, hizo las gestiones para ir a su tierra de origen para que viera la joya que era Budapest. Y lo era, y es.
Pero ir a Budapest vía Malev (línea húngara) era una odisea desde Tel Aviv. La única opción: Austrian Airlines, vía Viena. No estaba en mis planes, pero fue una gratísima sorpresa. Mis referencias por esta bella ciudad imperial era, precisamente, lo que había leído y visto de su periodo imperial (y sí hicieron a esta ciudad digna capital de un imperio) y lo que este mecenazgo de la realeza austríaca logró con los artistas, sobre todo los músicos. Había oído, leído (y visto en el film AMADEUS) lo que fue este intenso periodo de la aristocracia ilustrada, convirtiendo a Viena en la capital de la música. Pero los Hansburgo no eran de una familia signada por la frivolidad, sino por un intenso interés por el arte y la herramienta que puede ser este como imagen de poder.
El recorrido de Viena es ver su Hoffburg, sus palacios (increíbles Belvedere y Schönbrunn), sus iglesias (sobre todo San Esteban); pero dos joyas me hicieron enamorarme de esta maravillosa ciudad: sus museos de Historia de Arte y Naturaleza, uno frente al otro: impresionantes edificios que fueron construidos para contener la colección que la familia real tuvo. Estos dos edificaciones, exprofesamente hechas para tener exhibiciones fijas se construyeron desde 1871 y terminaron en 1891. Fueron diseñados por Karl Hasenauer y Gofffried von Semper. El primero que visité fue el de Historia Natural, y se ve en él todo lo que la tierra en sus 3 grandes reinos conocidos ha dado a la humanidad (ojalá supiera cuidarla). En sus salas tienes de todo y ves cosas esplendorosas como el extinto pez Celacanto (nunca soñé verlo, siempre me limité a narraciones o dibujos). O los impresionantes esqueletos de los antiguos dinosaurios y los antiguos mamíferos (vi una impresionante imagen de un inmenso auric en Dinamarca, ya no existen)
El museo está dividido en secciones representadas por una o más salas. Todo el mundo natural es impresionante, pero debo decir, que pese a una buena taxidermia, no hay como verlos en vida. El continente más representado en estas salas fue América y África, obviamente. Pero las salas que en realidad me impresionaron mucho eran las de Minerología. Las muestras son impresionantes y uno se da cuenta que la naturaleza es una maestra esculpiendo cosas; algo que sí me impresionó y me enorgulleció (a la vez, te hace ver las potencialidades y peligros que tienes delante de ti) es la cantidad de muestras de minerales diversos extraídos muchos de Perú, luego de Bolivia, Brasil y Colombia. Piedras preciosas, semipreciosas, formaciones metálicas y rocosas caprichosas. Una sinfonía de formas y colores.
Otras de las salas en las que uno queda impresionado es en las de la Prehistoria. Ahí pude ver la impresionante VENUS DE WILLENDORF hecha hace ...20 mil años. Uno puede ver antiguos amigdaloides y restos del Paleolítico y del Neolítico. Luego las salas que muestran las edades de los metales y los impresionantes trabajos hallados (me hizo recordar a los que luego vería en el Museo Real de Dinamarca). Las salas de Entomología son impresionantes y uno queda fascinados con la cantidad de artrópodos, escarabajos (cientos de toda forma, color y tamaño), a veces pienso que algunos por sus colores son más atractivos que las mariposas (que también se halla en cantidad impresionante).
Con esta visita que hice un 09 de abril de ese año (90), cerré mi primera estancia en Viena y al día siguiente salí a Budapest por tren; días después volvería para ver el otro museo. Eso lo cuento después.
Ahí les va un corto video de la Venus de Willendorf
2 comentarios:
Hola Gerardo,
Leyendo su post, viajé contigo.. tengo acompañado tus viajes por los museos y a mi me encanta saber los detalles y las reflexiones que provocas. Saludos da amiga Margarete.
Muy interesante, la verdad.
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