Bucear las noticias sobre la
política peruana es un verdadero viaje a variantes cínicas en cada uno de los
personajes que pululan los poderes del Estado en Lima y sus variables locales. De
lo limeño, nos llegan notas totalmente incongruentes y que apuntan a que la
relación simbiótica de corrupción y desfachatez entre el Poder Legislativo (el
Congreso) y el Ejecutivo (con el inefable Castillo a la cabeza) continuará en una
suerte de mutua convivencia en la que se mostrarán los dientes por un buen
tiempo; sólo los dientes. Uno necesita del otro para fagocitarse y justificar
su existencia. Todo gesto queda en eso: gestos.
Sin embargo, tenemos en ciernes ya
unas elecciones regionales y municipales que pondrán a prueba los partidos
políticos que son los causantes de toda la debacle que venimos viviendo ya hace
más de un lustro. La distracción direccionada intencionalmente hacia las
torpezas de Pedro Castillo, quien es ducho en este rubro, hace que la
ciudadanía no esté observando con detenimiento el mundo electoral local, espacio en el que ya
ha comenzado una silenciosa batalla campal con el fin de sacar de carrera a
algunos candidatos y otros invierten plata como cancha en costosa propaganda
que ya comienza a inundar calles, postes, paredes, cuanto espacio pueda ser ocupado
por rostros retocados, intervenidos por cirugía o Photoshop, para ser más
marketeros a un bastante desorientado ciudadano, golpeado por la violencia
callejera y pandillaje; el comercio ambulatorio cada vez más invasivo; un
sistema vial decadente plagado de combis asesinas, micros destartalados, ticos
y mototaxis escurridizos; calles y avenidas con cráteres que destruyen
sostenidamente los vehículos “públicos” y privados; un sistema de control de
residuos manejados por mafias de reciclaje. Los candidatos a diversos puestos
comenzarán a prometer soluciones a estas anomias sociales que tornan a los
ciudadanos violentos, egoístas, escépticos con lo político; también fomentarán la
incultura cívica que ayuda a incrementar un clientelismo ávido de poder, prebendas
y negociados como hemos visto en tantas gestiones: si no es el carné, es el voto
tomado en celular. La inmadurez
cívica fomenta ese neoclientelismo que hace que los esperpentos que tenemos de
partidos políticos acojan a tantos nuevos tránsfugas. Basta con ver el congreso
para validarlo.
Faltando ya poco más de un mes para las elecciones del 02 octubre, veremos las novedades de ahora en adelante. ¿La ciudadanía se preocupará más por los escándalos que habrá pronto o por los planes de gobierno regional o municipal de los candidatos? ¿Tendremos más de la pesadilla que estamos viviendo como ciudad? ¿Podrán los grandes medios de comunicación jugar un rol de ayudar a la ciudadanía con toda la información transparente, luego de los lamentables comportamientos que esta sigue teniendo con el tratamiento de la noticia? Interrogantes, muchas interrogantes con colofón el 03 de octubre.