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Trujillo, La Libertad, Peru
Un espacio para mostrar ideas y puntos de vista ligados al arte, a la cultura y la vida de una sociedad tanto peruana como universal
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jueves, 4 de marzo de 2010

UN OCÉANO DE BELLEZA: EL LOUVRE (1)

Para hablar del Louvre  es necesario pensar en medidas mayores.
Empecemos por decir que es el museo más grande del mundo y que contiene inmensas colecciones de arte muchas de las cuales aún no pueden ser expuestas. Que bajo el bello edificio que alberga las obras, hay casi toda una mini ciudad subterránea que alberga todos los servicios necesarios y sofisticados que discretamente se ocultan para que la belleza del lugar no se vea perturbada por algún elemento indiscreto que rompa nuestro embeleso contemplando las obras de arte del lugar. Que te debe tomar por lo menos un par de días para que la visita pueda abarcar todo el museo y hayas contemplado lo más relevante de su colección. En realidad, visitar el museo Louvre es algo abrumante, pero es El Museo.
El jueves 04 de febrero, luego de la visita a Notre Dame y buena caminata por el Quartier Latin, nos dirigimos, Olivier y yo, hacia el Louvre. El lunes 01 habíamos estado sólo para visitar la parte subterránea de los servicios y ver la pirámide diseñada por el arquitecto Ming Pei. Es una inteligente forma de solucionar el ingreso a este museo. Te internas en sus entrañas y en el mundo subterráneo ves tiendas, restaurantes, cafés, servicios, librerías y oficinas de información. Es un mundo aparte, pero que depende de la belleza que se halla en la parte superior.
Una vez adquiridos nuestros billetes, nos dirigimos desde la pirámide invertida por el acceso Sully a ver la historia del Louvre. La historia de este monumento arquitectónico es la historia de la ciudad. Su construcción medieval se ve  en los fosos y restos amurallados. El edificio tuvo muchas funciones, castillo, palacio, su origen noble fue, en cierta manera, su catástrofe, puesto que en la Revolución de 1789 sufrió terribles incendios y la parte que daba al Jardín de las Tullerías nunca fue reconstruido. Eso fue aprovechado por los arquitectos como Hausmann para hacer ampliaciones y desarrollos de perspectivas.
De el Louvre Medieval, nos dirigimos a las salas que albergan las antigüedades egipcias. Las piezas son bellas y tienen una interesante museografía, la distribución de las piezas y el trabajo de la luz es muy valioso. El interior del edificio presenta toda una estructura moderna y respeta lo esencial de lo que fue: un palacio. He visto buenas colecciones de arte egipcio en Viena, Berlín y, sobre todo, El Cairo.
Pero es impresionante ver la cantidad de piezas de todo tamaño que yacen en esta colección, creada por Champollion; el Egipto faraónico es impresionante: miniaturas, sarcófagos, joyería, estatuas, altorrelieves. Personalmente, el Museo Egipcio del Cairo tiene piezas más impresionantes; pero la museografía en el Louvre te hace aprovechar la máximo el pedazo de historia que tienes delante de ti. Creo que lo que tiene Berlín en sus museos de la Isla (como ahora los llaman) compite con lo que el Louvre te puede ofrecer. No he visto los museos de Londres ni el de Nueva York (menor en este aspecto).
Otra cosa que invita a reflexión es el sentido del pillaje legal que muchas expediciones tenían antaño (¿seguiremos así?). Aquí en el Perú, pugnamos por recuperar las piezas llevadas por la expedición Bingham luego del "descubrimiento" oficial de Machu Picchu y que están en las bóvedas de la Universidad de Yale. Cierto. Ya nuestro gobierno no gestiona el retorno; ¿será que así nos han calmado nombrando a Machu Picchu, maravilla moderna? El Gobierno Egipcio reclama a Berlín (¿lo hará con Francia?) varias cosas entre ellas el bello busto de Nefertiti..¿Qué pasará?

sábado, 27 de febrero de 2010

PARIS, LA QUE SOÑÉ Y VIVÍ

París. Una de las ciudades más nombradas y famosas del mundo entero. Capital de la cultura y centro político de peso en el contexto mundial. Una ciudad hecha para el ojo, para el pintor, para la cámara fotográfica, para soñar. Una ciudad cargada de historia, de eventos, de arte. También una ciudad cara, trajinada, de personas aisladas, individualistas. Ciudad extensa, llena de tráfico.
Mi primer encuentro con París fue bastante impactante. Llegábamos con Olivier, el director de la Alianza Francesa de Trujillo, en un vuelo de Iberia de Madrid al aeropuerto de Orly, ya de noche. Felizmente el primo de Olivier nos fue a recoger y en su auto nos dirigimos al hotel en el cual iba a estar hospedado. Durante el aterrizaje había visto a lo lejos uno de los iconos de la ciudad. la torre Eiffel.
Las distancias en auto en París son extensas, te puede tomar una hora cruzar un sector por el tráfico. Pese a ser domingo, sí lo había de alguna manera. Una vez instalado en el hotel, la sed me sofocaba mucho y tomé mucho líquido en el bar del hotel. Era momento de descansar. Al día siguiente nos esperaba un día bastante movido.


























Lunes. Olivier vino por mí, aún no manejaba los espacios y direcciones en la ciudad. Nos fuimos caminando hasta el metro (Port d´Orleans) y de ahí mi encuentro con la historia, nos fuimos a l´Île de la Cité, nos fuimos a Notre Dame. Ingresar a esta bella iglesia es ir al pasado y hurgar en la memoria todo lo que hayas leído, visto o escuchado de ella. Victor Hugo y su jorobado, los famosos suicidas, el arte gótico, los vitrales, la música de Edith Piaf (Sous le ciel de Paris), se me agolparon en la memoria. Estaba ahí en carne y hueso. Felizmente había poco turista (el invierno es  crudo y éste se caracteriza por serlo más) y nos permitía desplazarlos a nuestras anchas en cierta manera. Luego de la visita a esta iglesia, salimos a caminar por la Cité para cruzar sus puentes e irnos hacia Louvre. El tiempo que nos restaba no nos permitía ingresar, sólo fuimos a almorzar en los subterráneos de este magnífico museo. En el restaurante hay diversos puestos que te venden comida de todas partes del mundo, comimos árabe. Una vez culminado nuestro almuerzo fuimos a las actividades de la Alianza Francesa de París. Local lleno, en el auditorio, todos los peruanos nos sentamos juntos. Diversas personalidades, como el presidente del Consejo Europeo, Herman Van Rompuy, dieron discursos en francés, celebrando la francofonía. Tras los discursos y exposiciones, la actividad acabó con una buena celebración a la Rusa, ya que es el año de Rusia en Francia; cambiamos el vino por vodka. Con Olivier nos fuimos a comer algo después cerca de Centro Pompidou y conocí a amigos suyos. El hecho de tener un fuerte baño lingüístico "destapó" mi francés y seguí adelante.

Martes: todo un día en la Alianza, pero tuvimos la invitación del Ministerio de RR.EE; el palacio que nos recibió fue de una belleza clásica, el buffet lo fue también. La tarde fue complementada con talleres de trabajo. La noche, el alcalde nos invitó a un brindis. Bello lugar para ir, pero mis zapatos torturaban mis pobres pies. Con Olivier fuimos a husmear librerías y luego nos fuimos a comer en un restaurante japonés
Tuve que regresar en taxi al hotel, increíbles precios. Quedé mudo por los costos.
Miércoles; ya podía desplazarme solo, el metro es una bendición. Lo malo era que la estación inicial quedaba a unas 6 cuadras y el frío matutino era cortante. Además decidí ir con mis botas al evento y luego allá las cambiaba por mi calzado. Parece ser que es una actividad muy frecuente en París. Dejé mis cosas en el lobby de la Alianza y comenzamos las actividades. Almorzamos todos los peruanos gracias a la invitación del Coordinador General de las Alianzas del Perú, un almuerzo opíparo a la usanza francesa. La noche nos iba a deparar una sorpresa. El museo Branly bello museo centrado en la etnología)  iba a acoger la clausura de estos 3 días de Alianza. Una fiesta latina con un extraordinario buffet y una excelente conversación. Ya tarde, luego de ponerme mis pesadas botas, salimos con Olivier y nos fuimos a la Torre Eiffel. Belleza nocturna. Había varios turistas como nosotros que querían llevarse un recuerdo de la torre. Alucinante. Ahora tomar el metro ya no era una cosa tan complicada.

Jueves, tomé mi desayuno tarde y acordamos con Olivier vernos en Notre Dame; ahora la iba a fotografiar y subir a sus torres. Una vez culminada nuestra visita, nos fuimos por el Quartier Latin. Sus estrechas calles nos dirigían a diversas iglesias y simpáticas tiendas de esta zona. Llegamos a pie al Louvre. Ahora sí ingresamos. Hablaré de este museo en otra ocasión. Salimos temprano puesto que Olivier se mudaba.
Viernes. Fui solo al Museo Orsay. Un sueño. Impresionistas y Art Nouveau. Quedamos con Olivier vernos para ir a almorzar juntos. Punto de reunión. Notre Dame. A pie fuimos a encontrarnos con un par de amigas de él. Un simpático almuerzo que concluyó en un  cafecito. Luego fuimos a buscar té en una tienda que se especializa en eso. Por la tarde nos fuimos a un museo único: Guimet. Ya por la noche con amigos de Olivier fuimos a algunos bares simpáticos, pero no podía estar en pie mucho tiempo, ya que al día siguiente saliamos para Toulouse.
Pisé París dos veces. Cuando retorné de Rodez para ir a Berlín, llegué a la estación Austerlitz y de ahí al aeropuerto Charles De Gaulle. Y la segunda ya fue de mi retorno, el 11 de febrero, cuando vine de Berlin para ir a Lima. Luis Miñano, muy amable, me fue a recoger al aeropuerto. Hubo cambios debido a la nieve que caía en Berlín. El vuelo se atrasó. Eso causó que con Lucho en su auto hayamos demorado casi una hora desde De Gaulle a su casa. Instalados ya, fuimos a ver a su adorable hija en el gimnasio. Tuve que dormir temprano ya que mi vuelo a Madrid era por la mañana y por seguridad te piden estar muchas horas antes. Ya el mismo 12, fuimos con Lucho al hotel (maravilloso) que administra, el cual se halla a media cuadra de los Campos Elíseos. Debido a una maleta extra que necesitaba, poco pude gozar del Paris que Lucho me mostraba. Felizmente hallé una maleta adecuada y pude respirar tranquilo. Luego de un suculento desayuno, Lucho y yo en su camioneta nos dirigimos al aeropuerto. La ciudad se iba mostrando en sus bellezas que Lucho me las iba mostrando: el Arco del Triunfo, los Campos Elíseos, la plaza de la Concordia. el Panteón, tantos edificios y monumentos que volveré para ver con más detenimiento.
Ya en el aeropuerto, los problemas se fueron solucionando y tuve que despedirme, agradecer infinitamente a Lucho por haber robado parte de su tiempo para acompañarme y por sus lágrimas en memoria de todo aquello que forma parte de nuestras vidas.
Paris bien vale una misa.

http://www.youtube.com/watch?v=Fgn8gZHJZzA&feature=related

domingo, 10 de enero de 2010

TRUJILLO, LA CIUDAD EN LA QUE QUEREMOS VIVIR

Una semana interesante se nos viene por delante. El día de ayer sábado veía con mucho interés una exposición didáctica de Bernardo Toro a un grupo de "elites" sociales de Asunción, Paraguay. La conferencia versó en su experiecia del rescate que se hizo de Bogotá como ciudad. Y es una experiencia que tiende a replicarse por toda América Latina, por ser Colombia un país que tiene muchas similitudes con  los demás de la región, esto es aquejado de los mismos problemas y que presenta las mismas potencialidades como las que tenemos en nuestros países. Su proyecto (con todo su grupo de trabajo) es exitoso y comenzó en 1995, cuando las fuerzas sociales de la ciudad se sentaron para ver qué podían hacer para salvar a Bogotá y convertirla en un lugar digno para sus habitantes y para vivir.
El proyecto demás está repetirlo, ya que es bastante difundido entre las autoridades y políticos de nuestros países. Estuve en Bogotá en 1992 y la ciudad era famosa por su violencia. Tuve dos percances que acentuaron ese temor; uno en el aeropuerto, que me salvé de ser asaltado gracias a la intervención de un policía, y el otro cuando fui a comprar libros luego de haber estado en el teatro; un grupo de amigos que bebía aguardiente me sugirió no salir de la tienda; sospechamente luego de mi ingreso, ingresó un grupo conformado por una mujer y dos hombres; compraron textos escogidos al azar y pagaron. Cuando me acerqué a pagar mis libros (uno de ellos La Gramática de Rufino Cuervo) el que hacía de cajero me advirtió de no salir. Eran, según él, de seguridad del estado. El grupo me invitó a tomar unas cuantas copas de aguardiente. Un momento después, uno de ellos salió y me dijo que me podía ir. Era un 06 de febrero de 1992.
Ayer en la reunión de casa de Marcela, hubo comentarios positivos de Bogotá. Ahora es una ciudad segura y agradable para vivir. Ahora, parece ser que nuestras ciudades, Lima, Trujillo, se han vuelto las ciudades violentas en las que hay mucho por hacer.
Las reflexiones que hizo Toro en su exposición son muy interesantes y que implican, sobre todo, un cambio de actitud de todos los agentes sociales de la sociedad latinoamericana. El ver la ciudad como un bien común implica no sólo un cambio de abajo, sino y, sobre todo, de arriba. En realidad, es una suerte de revolución copernicana de las relaciones sociales en Latinoamérica.
Una de las frases más contundentes que escuché en dicha exposición es la que enuncia que si creamos formas de exclusión la violencia es una respuesta segura. Es una verdad dicha y demostrada; el problema es que no la extrapolamos en nuestra sociedad. Cosas tan absurdas como no integrar a todas las fuerzas vivas de una sociedad como ambulantes, prostitutas y personas marginales (pandillas) en la construcción de nuestra ciudad, ya vamos por mal camino. Las estamos excluyendo de un espacio el cual comparten y tienen derechos, como deberes, con la ciudad en la que vivimos.
La narración descriptiva de las experiencias iniciales de Bernardo Toro fue bastante aleccionadora del camino que tenemos por delante. Temas como violencia, infraestructura, salud y educación son temas álgidos que exigen de nosotros como ciudadanos una revalorización del sentido comunal público de los mismos, los cuales han sido irresponsablemente dejados de lado y "tercerizados" (graciosa palabra empleada para cuando quieres deshacerte de un  tema espinoso) a la actividad privada. La pregunta es si la actividad privada ha hecho algún bien con el caótico transporte público de nuestra ciudad. ¿Lo ha hecho? La actividad pública fue postergando su responsabilidad y los ciudadanos otorgaron su complacencia a algo que nunca debió salir del patrimonio de todos los ciudadanos de una ciudad. La aceptación de este fenómeno adosado al hecho del rechazo de lo público ha acentuado esta brecha que va a tomar tiempo subsanar. Pero no va a ser difícil.
La educación es otro tema bastante álgido que se ha tocado en esta gran problemática. El pago de los contribuyentes origina el sueldo de los servicios públicos de la ciudad; entonces la ciudadanía debe aprender a organizarse para "aprender" a exigir con coherencia este nuevo proceso. La ciudadanía no debe exigir derechos, también debe asumir responsabilidades y ésa es una de ellas: no debemos actuar relegando nuestras responsabilidades y derivando a otros acciones que nos competen. El plan es un trabajo colectivo que apunta a un bien común: la ciudad.

viernes, 20 de marzo de 2009

CIUDAD DE ORO:JERUSALEM




Jerusalem. Las calles estrechas. Olor a especies y sudor de gente trabajando. Puertas ocultas entre los tenderos, puertas que te llevan a iglesias, sinagogas o mezquitas ancestrales. Muros construidos por judíos, derrumbados por cristianos o musulmanes. Gentes viejas y jóvenes de muchas lenguas y credos. Jerusalem.

La primera vez que pisé esta ciudad, un temblor pequeño recorrió mi cuerpo. No soy religioso, pero amo la historia en su verdad. Y en su tergiversación también, ya que nos muestra los deseos y las frustraciones de lo que uno quiere y no pudo ser. Esta ciudad, pequeña, de poca monta geográfica, ha sido la joya de las tres religiones monoteístas y por ella se han matado miles de hombres en el mundo. Y lo siguen haciendo aún.

En 1988 estuve por primera vez en esta magnífica ciudad. Sus calles respiran historia así como conflicto. Sus muros, los que la protegieron de la amenaza cristiana, tienen muchas historias impregnadas en sus amarillentas piedras. Uno va hacia ella por fe o por curiosidad. Recuerdo que al haber visto la película CRUZADA de Ridley Scott, muchas de las escenas estaban tomadas de esos fascinantes espacios que eran los estrechos corredores de la ciudad vieja y tuvieron el poderoso efecto de transportarme hasta sus calles, sus laberintos, hasta el olor del Shuk. Nunca he estado en Toledo, pero muchas personas me han dicho que las situaciones vividas en esta ciudad durante su edad de oro, permitió la convivencia pacífica entre las tres religiones. Jerusalem también en cierta manera la vivió sobre todo bajo el régimen de los musulmanes, sobre todo los árabes más que con los turcos. La ciudad va abriendo sus tesoros y vas descubriendo bellezas como iglesias bizantinas, antiguas sinagogas que surgen de las tinieblas desde la destrucción de Jerusalem por Tito o la fascinante mezquita del Domo de la Roca, con su cúpula dorada y sus bellos azulejos.
Caminar por sus calles es hallar gente alucinada por el dogma y fanatizada por el respeto de sus espacios religiosos. Vuelvo a tomar como referencia el film de Scott y recuerdo algunas frases que me hicieron recordar los lugares visitados: Balian de Ibelin trata de salvar la ciudad sitiada por Saladino (personaje que sí existió) y arenga a la gente encomendando a los ciudadanos defender la vida, no las piedras ya que estas son hechas sagradas por los hombres. Cierto es, pero esa fe y sentido de vida han hecho a esta ciudad deseada y atractiva.
La migración de millones de judíos a Israel (Aliah) ha hecho que sus ciudades sean una babel de lenguas. Jerusalem no escapa a ello. Recuerdo una tarde caminando por el barrio antiguo me hallé extraviado, por la zona de Talpiot; me encontré con un señor bastante mayor. Le pedí en el rudimentario hebreo que manejaba si hablaba otra lengua y cierta ubicación; luego de varias indagaciones, el señor me dijo que hablaba "españolit"; en ese momento, la historia y su gran peso emocional cayó sobre mi persona: hablaba la lengua de Cervantes, la que le puso al Quijote para que hiciera los comentarios de su España, la que le tocó vivir. La ancestral familia de este señor provenía de Sefarat, la España dorada de los judíos sefaradíes. Comencé a hablar en castellano y él me respondía en ladino. Jerusalem me enseñó por qué es lo que es. Ir Dolá.





lunes, 2 de marzo de 2009

MÉXICO: MUSEO NACIONAL DE ANTROPOLOGÍA





Cuando uno viaja a una ciudad, muchas personas tienen interés por ver la cultura del país focalizada en un solo espacio: un museo. El lugar destinado para las hijas de Apolo, el Museum, lugar de las musas, se convirtió con el tiempo en el lugar donde se guardaba celosamente la mejor producción de los hijos e hijas de la ciudad, región o país al cual representaban.


En mi deambular por diversas ciudades, siempre he tenido una atracción muy especial por los museos, ya que éstos en cierta manera son el reflejo de lo que la historia es para una comunidad o el poder que la rige. He visto museos en los que la sola presentación era motivo de hacer espantar hasta el más terco de querer hallar algo notable en tanta porquería. Algunos museos truculentos destinados a un público bastante morboso, ávido de emociones momentáneas, algo así como un sucedáneo. Otros museos que encierran belleza e ingenio, pero que los conservadores (¿se les puede llamar así?) no tienen la menor idea de lo que tienen delante de ellos. También he estado en museos impresionantes como el Bodenmuseum, la Glyptotheque, Kunstmuseum de Viena, el del Oro en Bogotá, el Topkapi, el Arqueológico de Atenas, el Rijksmuseum de Amsterdam, Museo Nacional de Bruselas, Tumbas Reales; en fin, varios museos impresionantes por las piezas que contenían, la construcción hecha especialmente para ello o la interesante museología que ofrecía.

Hay un museo al cual siempre evocaré como EL museo, el prototipo, el referente, paradigma: Museo Nacional de Antropología de México. El 29 de enero del 2000 me tomé una mañana para visitar todas las instalaciones posibles de este impresionante monumento que ha sabido combinar una arquitectura bella, útil y segura; una ciudad con tan fuertes sismos, pero a su vez con un patrimonio tan impresionante, exigía un lugar seguro para su vasta herencia.

Este edificio fue inaugurado en 1964 tras 18 meses de trabajo de un gran equipo dirigido por el arquitecto Pedro Ramírez. La entrada es impresionante pues pronto llegas a un gran espejo de agua cubierto por un imponente paraguas de metal y concreto que cubre todo el espacio acuífero. Todas las grandes salas dan hacia esa fuente, quizá en homenaje a Tlaloc, uno de los principales dioses del panteón azteca.

Pasar por las salas especialmente distribuidas te acercan a todas las culturas que ocuparon el espacio denominado Mesoamérica. Como el Perú y sus Andes, México tuvo diversos "pisos" históricos que fueron el origen y el ocaso de las culturas correspondientes. Para la decoración no escatimaron convocar a los mejores artistas de la época; por eso, vemos un bello mural de Rufino Tamayo al ingreso.
Hablar de cada una de las secciones sería un intenso pero largo viaje a este pasado: casi 80 mil años de historia; pero quiero hablar de las piezas que más me impresionaron: de la Sala Tolteca hay que ver una pequeña cabeza de guerrero en cerámica con piezas de nácar incrustadas. Es una pieza pequeña, pero una de las más valiosas por el primoroso trabajo que muestra. De los Mexica, uno debe ver la impresionante estatua de Coatlicue, la poderosa diosa de la tierra hecha en piedra volcánica, que en realidad es una diosa hecha de elementos, como aves, serpientes. Quizá los mexicas eran conscientes de la poderosa diosa que tenían ante sí y la hicieron inmensa, fuerte, dominante. También uno no deja de sorprenderse al ver la estatua tan bien conservada de Xochipili, el dios de las flores, con sus piernas y base estatuaria plagadas de flores. Lástima que no pude ver una de las piezas más bellas y frágiles de todo el museo: una monita finamente labrada y pulida en piedra obsidiana. Esta pieza como otras varias estaban en Italia en una gira, en reciprocidad a la visita de piezas etruscas que había estado en dicho museo un año y medio antes. Pena.

Para los peruanos, la cerámica es una de las más manifestaciones de arte utilitario logrado por varias culturas de nuestra región, como los Nazca y los Moche. Los mexicanos tienen los suyos en los mixtecos. Geniales. Otras impresionantes obras de gran escultura es la de los olmecas, con sus grandes cabezas colosales distribuidas en amplias salas. Algunos trabajos de miniatura eran impresionantes y estaban hechos en piedras verdes que asemejan al jade (no lo es).

Y las salas Mayas ya son un viaje esotérico a la reconstrucción de un pasado un poco maltratado por el bodrio ese hecho por Mel Gibson, Apocalypto. Las restauraciones de las salas sepulcrales con sus notables murales eran todo un placer a lo estético y al intelecto; sus delicadas piedras labradas, mostrando sugestivos bajorrelieves, una cerámica casi lítica, con mucho de parecido a nuestros Moche; algunas manifestaciones arquitectónicas que hacían evocar a Sechín, y sobre todo la genial ambientación de los curadores del museo que han reproducido el calor y la humedad del trópico yucatense. Son unas de las mejores salas.

Vale la pena mencionar la impresionante reproducción a miniatura de lo que fue Tenochtitlan; así vemos lo que fue este gran lago que llegaba hasta la actual Texcoco. Las chinanpas quedan en algunas partes de México, pero el suelo es el peor enemigo de ellos. México se hunde, porque se hizo sobre una laguna que intentaron secar. "Guadalajara es un llano, México es una laguna", así reza el canto, por algo será.

Para cerrar oí una de las narraciones más impresionantes que puede uno oír en estos museos donde lo viejo te toca: cuando trasladaron la estatua de Tlaloc, el dios del agua, a su nuevo aposento en este museo, en México llovió lo que no había llovido por décadas; muchas autopistas se anegaron, colapsó el sistema del metro, un caos total. El dios estaba reclamando lo suyo. Pero creo que está en un digno panteón.

martes, 6 de enero de 2009

NEW YORK EN EL CINE



Yo soy Walt Whitman..
Un cosmos. ¡Miradme!
Un hijo de Manhattan.
Turbulento, fuerte, sensual:
como, bebo y engendro..
WALT WHITMAN, SONG TO MYSELF




THE BIG APPLE, la Gran Manzana, la meca del mundo occidental, la capital del mundo. Tantos y diversos apelativos para una de las ciudades más admiradas, imitadas y odiadas del mundo. Ciudad fotogénica, una ciudad de grandes islas étnicas, rascacielos asediados por enemigos imaginarios o reales, museos donosos y maravillosos, parques del tamaño de una pequeña ciudad, una ciudad que nunca duerme, gran vitrina de la sociedad norteamericana y publicidad portentosa del capitalismo rampante. Todo esto es Nueva York y mucho más. Cuna del arte moderno occidental, refugio y patria de numerosas personas que decidieron partir en busca del american dream. Su puerta de entrada, State Island, la Estatua de la Libertad, es un icono ya clavado en el inconsciente colectivo para identificar esta realidad geográfica. Por su Bolsa y sus calles resuma millones de dólares para mover el país y el mundo, sus tiendas y galerías ofrecen todo lo que puede haber sobre el planeta, para todos los gustos y bolsillos; sus cines, teatros, salas de concierto y la ópera se llenan de ávidos y cultos neoyorquinos que quieren a las mejores compañías del mundo que obligatoriamente recalan entre esas paredes. Y fiel a su gran tradición de asilo, recogió al jazz y lo hizo suyo; ahora pasa lo mismo con la salsa, los ritmos fusión, todo lo que uno quiera oír o ver están por sus calles, cabaret, salones de baile, sus estaciones de metro. Reúne grandes ghettos que han heredado las tradiciones de sus ancestros: la comunidad judía es más grande que la ciudad de Tel Aviv; el barrio chino es uno de los más populosas del mundo, ni qué decir de la Pequeña Italia; los nuevos emigrantes se van abriendo paso en esta compleja y rica sociedad; como la antigua Roma, uno puede encontrar en una sola calle una sinagoga, una mezquita, un templo católico o uno budista. Incluso en los 80, esta ciudad, tan tirada a crear híbridos, proponía templos múltiples para poder satisfacer a personas de diversos cultos: para clientes exigentes. Barrios bohemios como el Greenwich Village; deplorables como el Bowery o mal publicitados como el Bronx; es una de las ciudades más difundidas del mundo, aparece con frecuencia en nuestros medios de comunicación por las buenas o por las malas; alto índice de criminalidad pero de increíble oferta cultural.

Entre la inmensa cantidad de filmes que toman a Nueva York como escenario o su leit motiv, les quiero alcanzar este pequeño grupo.



YEAR OF THE DRAGON (EL AÑO DEL DRAGÓN) 1985 MICHAEL CIMINO El barrio chino de Nueva York, un lugar relativamente mítico es el escenario de una historia de personajes del mundo del hampa chino, la mafia y la delincuencia de clanes que cometen crímenes impunemente. Es un buen thriller en el que vemos los complicados tejidos de relaciones que se trasladan del Lejano Oriente a las calles de Manhattan, creando sus propias reglas en el mundo del hampa (como es el caso de la mafia y la colona italiana). El espíritu de clan y la autarquía priman en estas comunidades que muchas veces son reacias a asimilarse; y un terco jefe de policía quiere poner en vereda, con la ayuda de una periodista. Muchos riesgos tienen que enfrentar.

NEW YORK, NEW YORK 1977 MARTIN SCORSESE La Segunda Guerra ha terminado, Main Square es una locura, una pareja se conoce en las vastas celebraciones por la paz; él (ROBERT DE NIRO) es un excelente saxofonista incomprendido, ella (LIZA MINELLI) es una sorpresiva cantante, se conocen, entablan una extraña relación en la que la música va a jugar un papel preponderante; la fama de la pareja crece, luego cada uno debe seguir su carrera en este competitivo mundo del jazz. Es una buena película musical que hace mérito a aquellos esforzados años que hicieron de nuestra ciudad una de las más musicales del mundo. No hay que olvidar que Scorsese es un gran retratista de su ciudad (como Woody Allen) y ha hecho siempre una reconstrucción del pasado de la misma.

MIDNIGHT COWBOY (VAQUERO DE MEDIANOCHE) 1969 JOHN SCHLESINGER Un extraordinario film del mundo sórdido neoyorquino, una triste historia de una quimera rota para un “provinciano” que cree poder hacer fortuna solo por su figura, hasta tener la necesidad apremiante de prostituirse. La gran ciudad de pronto se convierte en una inmensa jungla despiadada que te estruja, te engulle, y aprovecha todo lo de ti. Las vidrieras son una gran colección de cosas intocables y uno puede formar parte de estas vitrinas. JOHN VOIGT y DUSTIN HOFFMAN hacen una dupla genial que hacen lo imposible por sobrevivir, todo vale.

MANHATTAN 1977 WOODY ALLEN Una de las más entrañables películas de nuestro famoso director, es un sincero homenaje a su ciudad. A través de la pareja WOODY ALLEN y DIANE KEATON, vamos viendo la belleza de esta isla y sus habitantes, seres inteligentes que viven rodeados de cultura y universalidad, inquietos intelectuales que pueblan sus galerías, cines, plazas, museos. Quien ve esta película, filmada en blanco y negro y con la música de George Gershwin, nos da toda la gana de movernos, mudarnos a esta esplendorosa ciudad. Magnífica fotografía, es una obra de arte.

ROSEMARY´S BABY (EL BEBÉ DE ROSEMARY) 1968 ROMAN POLANSKI excelente film de terror construido a través de planos incompletos, es el triunfo de la sugestión; recién casados, una joven pareja se muda a un barrio de clase media neoyorquino; de pronto de manera angustiosa, vemos cómo el entorno de Rosemary (MIA FARROW) se va estrechando alrededor de su bebé, al cual nunca vemos el rostro; todo ayuda a crear ese clima tenso, música, escenarios, ambientes cerrados, los acercamientos a los rostros. Imaginar que la esposa del director iba a ser víctima de una secta de culto al terror dirigida por James Mason (¿La recuerdan?).

CALLE 54 2000 FERNANDO TRUEBA Este es un buen documental del jazz latino, otra extraordinaria fusión vivida sobre todo en los Estados Unidos a causa de la fuerte migración latina hacia las grandes ciudades como Nueva York o Miami. Veremos a los grandes como el gran compositor cubano Chucho Valdés, quien hace un dúo al piano con su padre, otro grande, Bebo Valdés; el saxofonista ex Irakere, Paquito D´Rivera o el otro grande saxofonista argentino Gato Barbieri (¿recuerdan El Último Tango en París?). No se posterga la fuente de la música latina como lo es Cuba, y también el aporte brasileño (Eliane Elías), como la fusión en el flamenco jazz en la propuesta de Chano Domínguez. Y el gran percusionista Tito Puente, el cual ha de fallecer 3 meses después de acabado el filme, razón por la que se lo dedican. Es un verdadero deleite auditivo y visual. Pero el eje siempre va a ser THE BIG APPLE.

CINE SOBRE PARÍS




Esteban soñaba con París, sus exposiciones
de pintura, sus cafés intelectuales, su vida literaria
ALEJO CARPENTIER, EL SIGLO DE LAS LUCES



PARÍS ERA UNA FIESTA
Con este título queremos presentar toda una propuesta de leit motiv evidente o subyacente de un gran número de filmes norteamericanos (o de otras latitudes) que han hecho de la Ciudad Luz su fuente de inspiración. El hacer un recuento de todas las razones por las que París es una ciudad muy fotogénica, o la más llevada al lienzo o grabada en diversos celuloides por muchos años, sería una extensa lista. Ella también ha sido tema de obras literarias y muchos de sus ciudadanos han sido retenidos en piedra, evocados en música o llevados a las tablas por cuanto artista haya transitado por sus calles u oído de ella sobre su existencia. En sus barrios, quartiers, emigrantes artistas e intelectuales hicieron de esta su segunda patria, muchos no la dejaron jamás. Ellos la hicieron cosmopolita y sus ciudadanos construyeron plazas, iglesias, edificios públicos, museos, castillos, casas burguesas e incluso cementerios, para convertirla en una de las ciudades más bellas y ricas del mundo, en la que el buen gusto, el equilibrio y lo práctico conviven para el placer de sus habitantes, de los artistas y arquitectos del mundo. Atravesada por el Sena, su río ha sido evocado y “homenajeado” por bellos puentes que lo cruzan; además su corazón, le cœur de la ville, la Isla de la Ciudad, l´île de la cité, Lutecia, tiene en su seno uno de los monumentos más representativos de la ciudad y de Francia toda: su catedral, Nuestra Señora, NOTRE DAME. Sus monumentos y sus espacios públicos van a ser los locus literarios de muchos autores, así como sus habitantes: VICTOR HUGO, HONORÉ DE BALZAC, GUY DE MAUPASSANT, ANDRÉ GIDE, COLETTE, JEAN PAUL SARTRE, MARCEL PROUST, un sinfín de escritores la evocarán. TOULOUSE LAUTREC, EDGAR DEGAS, EDOUARD MANET, CAMILLE PISSARO, COROT, MATISSE, AUGUSTE RENOIR, entre cientos más la plasmarán en un lienzo. JEAN EUGÈNE ATGET, HANS CASPARIUS, GEORGE BRASSAÏ , HENRI CARTIER – BRESSON, ROBERT DOISNEAU, la retrarán. EDITH PIAF, JULIETTE GRECO, COLIGNY, CHARLES AZNAVOUR, entre otros más le cantarán. El magnetismo de esta ciudad no va a decrecer con el tiempo, por lo contrario, será tema de filmes de todo tipo, de todo género.

Sus museos han sido y son visitados por cientos de ávidos turistas arrastrados por la imagen ensoñadora de la Ciudad Luz, epíteto recibido después de la Gran Feria realizada a principios del siglo XX en la que el Parque de la Exposición fue iluminado por miles de bombillas que daban a conocer esa maravilla que era la energía eléctrica, así pues un monumento fue preservado desde ese entonces, la ciudad soñada por Hausmann, el cerebro de Napoleón. París se convirtió en un bello escenario al que había que hacerle poco retoque para, en estos casos, llevarla a la pantalla. Indudablemente el séptimo arte no iba dejar de participar en este festín estético y vivencial que ha sido París para cualquier artista o persona con sensibilidad;

Muchos filmes han utilizado ese gran escenario “natural” que es nuestra ciudad escudriñada, reinventada por las imágenes reales o de plateau. Desde que el cine apareció (y fue precisamente en París donde se hizo la primera proyección allá por 1895) muchas veces sacar las cámaras a sus calles era una cosa normal: casi como el Neorrealismo italiano; esa actitud va a ser asumida por los cineastas de la nouvelle vague, quienes no dudan de usar sus calles sucias, sus barrios marginales y su bajo mundo para hacerlos actores de sus propuestas cinematográficas. Muchos cineastas de todas las nacionalidades la han buscado, la han hurgado, siendo los norteamericanos quienes más se han acercado a ella con admiración, pero sin prejuicio para tomarla como gran escenario de historias de amor, de espionaje, de guerra entre otras. He aquí algunos de esos filmes que la han utilizado como telón.


EL JOROBADO DE NOTRE DAME (THE HUNCHBACK OF NOTRE DAME) WILLIAM DIETERLE (1939) Quizá una de las más brillantes interpretaciones del actor inglés Charles Laughton, quien encarna al jorobado Cuasimodo, es una magnífica propuesta cinematográfica de la novela NOTRE – DAME DE PARIS de Víctor Hugo con variantes que quitan el sentido lúgubre de la notable obra del escritor. Estas variantes permiten ver los cambios que se iban gestando para la llegada del Renacimiento y una nueva visión antropológica de la humanidad, rol asumido de manera alegórica por Cuasimodo, apabullado por su retardo e ignorancia por el tortuoso Frollo. Lucha de ideas para el hombre nuevo en este imponente escenario que es NOTRE DAME.


UN AMERICANO EN PARÍS (AN AMERICAN IN PARIS) VICENTE MINELLI (1951) Quizá uno de los musicales más celebrados de todos los tiempos por haber tenido a la pareja ideal: LESLIE CARON y GENE KELLY. Un joven norteamericano ex soldado que intenta una faceta de pintor, va a París a respirar arte y realiza trabajos menores para subsistir. Es uno más del montón; pero de pronto un golpe de suerte lo puede encumbrar; mas todo ha de tener un costo: la posibilidad de convertirse en un gigoló. Aparece una linda chica que baila como los ángeles (¿bailan ellos?) y la situación se vuelve muy complicada. La música es George Gershwin, con coreografías de Kelly y la participación del cantante francés Oscar Levant.


EL ÚLTIMO TANGO EN PARÍS (LE DERNIER TANGO À PARIS) BERNARDO BERTOLUCCI (1973) Una película bastante polémica, una pareja se encuentra en un departamento de alquiler y se entabla un fuerte relación erótica entre los personajes encarnados por MARÍA SCHNEIDER y MARLON BRANDON. Esta relación se va ver signada por la tragedia, la obsesión y el descubrimiento de sentimientos oscuros de ambos. Desconocidos que van empleando sus propias lenguas (francés e inglés) para una descripción dura y muchas veces vulgar. En nuestro país, la censura no le dio pase y recién los peruanos la vimos en nuestras pantallas en 1980. La música del jazzista Gato Barbieri hizo más conocida esta película.

UNA CENICIENTA EN PARÍS (FUNNY FACE) STANLEY DONEN (1956) Esta película emplea una dupla exitosa de Hollywood para mostrar los bellos espacios de París: AUDREY HEPBURN y FRED ASTAIRE. Nos muestra además el intrigante mundo de la moda, mundo del cual París es una de las capitales indiscutibles del mundo entero. Y también el mundo de oportunidades y exigencias del modelaje. Con música de George Gershwin, veremos cantar y bailar a esta dupla apoyados por Kay Thompson.

EL DÍA DEL CHACAL (THE DAY OF THE JACKAL) FRED ZINNEMMAN (1973) Basada en el libro de FREDERICK FORSYTH, es una suerte de reconstrucción histórica del intento de asesinato del presidente CHARLES DE CAULLE por parte de un grupo de nacionalistas extremistas opuestos a la política exterior de De Gaulle como el caso de la independencia de Argelia. Estos contratan a un asesino a sueldo de alto nivel (EDWARD FOX) y para llevar a cabo su cometido realiza una serie de artimañas para burlar el servicio de inteligencia francés. Lentamente le van siguiendo los pasos ya que la fecha se halla próxima. Buen thriller.

lunes, 29 de diciembre de 2008

GUANAJUATO, UNA APURADA VISITA


Si alguna vez a uno le ha pasado que el cúmulo de malos entendidos puede ser motivo de un viaje accidentado, esa puede ser la situación que se me presentó cuando me tocó visitar ese bello rincón de México que es Guanajuato.


Había salido de Toluca con el objetivo de hacer dos viajes a destinos claves para mi viaje: Querétaro y Guanajuato. Gracias a los consejos de Luz del Alba y sus amigos, tomé el bus EL CAMINANTE, en un viaje a la ciudad de Querétaro (bella y hablaremos luego de ella) y atravesé el estado de México (no el DF.). Salí a las 8 de la mañana y en el camino llegamos a pequeñas ciudades como Ixtlahuaca y Atlacomulco (me impresionó tanto ese nombre que lo recuerdo exactamente). Cruzar esta suerte de meseta es un poco aburrido y es por eso que caí en sueño; el paisaje no es tan accidentado, eso me hubiera mantenido despierto; además en el bus íbamos, creo, unas 7 personas.


Al llegar a una estación (no la reconocí) bajamos un rato a estirar las piernas; ellos cargaban combustible y me acerqué a preguntar dónde estábamos: era Querétaro. Si no hubiera preguntado, hubiera seguido viaje hasta...¡Tijuana, destino final! En México todos los buses siempre se dirigen a un terrapuerto, tiene una buena organización vial (fuera de sus magníficas carreteras) y eso te permite ubicarte rápidamente. Tomé un taxi y me instalé en un totel simpático de la ciudad; en Querétaro me quedé dos días y salí rumbo a Guanajuato.
Al salir, decidí no hacer siesta alguna con el fin de pasar algún otro contratiempo. Falsa idea. Pasamos Celaya, Salamanca y llegamos a Irapuato. En mi desvarío, leí Guanajuato, pero no me percaté que era Irapuato, Estado de Guanajuato. En mi premura leí lo último y bajé del bus; muy seguro voy a buscar un hotel, al Irapuato, y me alojé. Estaba segurísimo que las momias me esperaban para visitarlas. Pero algo raro veía, la geografía que solía ver de Guanajuato era distinta a la que veía. Guanajuato tiene calles en pendientes, lo que veía eran calles planas, sin ninguna colina a varios kilómetros a la redonda, donde estuviera la famosa estatua monumento al Pípila (leí su historia como niño héroe a los 7 años). Mi seguridad terca no me hizo preguntar tan pronto en el hotel, hasta que al conserje le pregunto el horario de atención del museo de las dichosas momias; el conserje me miró con extrañeza y me explicó que eso quedaba en Guanajuato y no en la ciudad que estaba. Ni modo, decidí sacarle el jugo a Irapuato e ir en bus ida y vuelta a Guanajuato al día siguiente. Luego de almorzar e ir de cacería fotográfica, me di cuenta que esta ciudad tenía sus encantos, pero quería ver mi objetivo principal. Lo impresionante de México son sus iglesias; había visto unas impresionantes en Toluca, Querétaro y aquí; pero lo que vi en Guanajuato y Taxco no se borrarán de mis retinas.
Al día siguiente salí temprano a Guanajuato en bus; llegué a eso de las 11 de la mañana y tomé un taxi para hacer el tour de los "alrededores", así fui al museo de momias (bacán), pasamos por los túneles (que hay varios por las excavaciones de plata que la hicieron famosa), nos dirigimos al monumento del cura Hidalgo y otros lugares más; luego me dejó en el centro de la ciudad y comencé a recorrer esta vieja villa barroca; aquí se hace el Festival Cervantino en su teatro que es una joya, lástima que estaba cerrado. La iglesia de los Jesuitas es otra joyita que hay que verla con calma y gusto. Recorrer sus calles es recorrer la historia de México, fui a ver la casa en la que colgaron (en cada esquina del inmeso palacio) a los héroes de la Independencia, entre ellos al Padre Hidalgo Costilla en su famoso Grito de Dolores, pasear por la amplia escalera de entrada de la Universidad Autónoma, haber visitado el cerro San Miguel y haber tenido una impresionante vista de esta ciudad, que fue el corazón político y cultural de México. Debo volver para estar mínimo un par de días bien trajinados. Un pendiente.



miércoles, 24 de diciembre de 2008

UNAS NAVIDADES BLANCAS EN ZÜRICH




Algunos viajes son bastantes soñados y planificados con mucha antelación; algunos son fortuitos y aparecieron delante de uno sin esperarlos. El viaje a Zürich me es difícil delimitarlo. Era una ciudad que no me llamaba la atención, pero al llegar a Europa en el último viaje que hice (ya hace muchos años) me sentí casi forzado incluirla en mi periplo. Tengo amigos de origen suizo (incluso un compadre mío), pero nunca había sentido una atracción por este país.





En octubre del 94 salí para Europa por una beca. Me iba a quedar ahí hasta el mes de enero, lo cual me obligaba a pasar las navidades por esas tierras. La navidad es una fiesta tribal, lo que nos obliga a reunirnos como clanes para celebrar el nacimiento del líder de nuestro culto. Ergo, tenía que buscar gente de mi clan (peruanos). Había vivido en casa de una familia muy simpática en Klemensker, los Carstensen, pero ahora me removía el sentimiento de pertenencia y todas esas cosas y emociones que te dan en navidad. Salí de Copenhague el 21 por tren e hice una conexión de Frankfurt; en mi bolsillo iban coronas danesas y marcos alemanes. Una semana y media antes había gestionado mi visa para Suiza: nunca la usé. En el tren después del transbordo, íbamos pocos pasajeros con rumbo a Zürich; muchos bajaron en diversas estaciones; en la penúltima, Schaffhausen, bajaron muchos. Llegué a Zürich casi a las 3 de la tarde del día 22; antes de entrar a la ciudad, veía cómo iban cayendo los copos de nieve, algunos de estos se estrellaban contra las lunas de las grandes ventanas del vagón. Una vez en la estación de tren, llamé por teléfono a una amiga, Ericka, en cuya casa iba a quedarme. Ellos (Ericka y su esposo, Jürgn) me devolvieron la visita al año siguiente e hicimos un viaje fabuloso a Chiclayo. Pero Ericka vivía no en la ciudad, sino en Küsnach, una suerte de barrio simpático de los que se extiende en torno al Zürichsee. Así llegué para instalarme en su casa, con su esposo y su hijita Michelle. Un poco más tarde salimos a ver Zürich de noche; era increíble la cantidad de cabarets o centros de baile llenos de dominicanos. Han invadido Zürich y tenían muchos problemas con la ley. Muchas de las mujeres se las sometía a la prostitución (¿Han visto la película PRINCESAS?)
Al día siguiente fui a la ciudad, fui al Kunsthalle y tuve un reencuentro maravilloso con un cuadro de Monet que lo había visto por primera vez en un libro de arte cuando estudiaba en el colegio en Arequipa; ese sí fue un encuentro accidental y feliz; estaba recargado de Giacometti y una vasta y bella colección de arte moderno (además de varios impresionistas). Ese encuentro silencioso fue el haber abierto un entrañable recuerdo de mi niñez. Quedé con Ericka para invitarle a comer unos pasteles y tomar un café: craso error, los precios eran exorbitantes. Antes había hecho un city tour ya habíamos visitado las vitrales de la iglesia de Zürich: impresionantes. Estos inmensos vitrales son obra de MARC CHAGALL. Por la tarde, luego de mi ataque monetario, fuimos a caminar por las estrechas calles del Zürich viejo. Bello.
El 24 fuimos a visitar la familia de Jürgn, cuya casa quedaba por las montañas de Maur, quisimos comprar algo de fruta para comer después; al ver cuánto costaba una papaya o mangos me vino una cálida añoranza por Trujillo. Cerramos ese día con una linda visita a Rappenswill: una pequeña ciudad de cuentos de hadas. Al regresar a Zürich, fuimos a una de las iglesias antiguas a ver algunos frisos y adornos navidadeños.
Ya en casa, nos sentamos a empezar a cenar; con Ericka nos vino la fuerte nostalgia, estábamos tan lejos de nuestras casas; para ella era más duro, ya que era consciente que no regresaría. La cena fue a las 6:30 de la tarde; a las 9 de la noche, ya dormíamos. Afuera caía nieve; fueron mis primeras y únicas blancas navidades.
El 25 dejaba Suiza, pero antes iba a hacer un viaje a un glaciar: estar en Suiza y no visitar uno es algo impensable. Tomé un tour que me llevó al Monte Titlis. No es muy alto; en el teleférico se improvisó una presentación de todos los extrajeros que íbamos ahí. Cuando comenté la altura aproximada del Huascarán (casi 6,750 metros) se sorprendieron de la altitud de nuestra montaña. Titlis no llega a los 3300 (3,238 para ser más exactos). Lo que sí es bacán es las excavaciones que han hecho en el hielo para hacer las instalaciones y el centro para practicar sky. Por el frío, compré unos guantes y otras cosas más de recuerdo, pagué en francos suizos. En mi bolsillo tenía aún monedas de otras partes lo que se me hizo una confusión. Más tarde, y ya calmado y sentado comencé a sacar cuentas: entre las coronas, los marcos y los francos no me quedaba claro cuánto había gastado. Lentamente me di cuenta que había pagado cerca de 150 dólares por un par de guantes. Ahora los cuido como oro..aún.
Ahora que se habla del calentamiento global y las extinciones de glaciares, me imagino que el gobierno suizo estará haciendo planes estratégicos para salvar sus glaciares, pues hay en torno a ellos grandes instalaciones que explotan ese recurso tal como es. La desaparición de Pastorruri en Huaraz no ha sido del todo sentido como debería ser; lamentable, pues los huaracinos no son conscientes ni se sienten responsables del destino de todos esos recursos que tienen, sino hay que ver lo que pasó con la laguna Parón. Algunas personas piensan que es una acción de la naturaleza, en la que el hombre no interviene. Una forma my fresca de eludir nuestra responsabilidad. Para Huaraz, esto no ha sido tan impactante como lo podría ser en Suiza, en la que hay una gran industria turística en ello.
Así cerré mi visita a Suiza, no sin antes haber atravesado y visto parcialmente ZUG y la bella ciudad de LUCERNA (LUZERN), donde habíamos hecho previamente un alto en el camino, donde pude ver parcialmente la iglesia jesuita del lugar (Lucerna es un cantón católico y mucho).
A mi retorno, me dirigí a la estación de tren para irme a BERLIN.

martes, 23 de diciembre de 2008

LA CIUDAD DEL CIELO, POTOSÍ


Si alguna vez tuve un nombre fijo en mi memoria y que se convirtió casi en obsesión por años fue Potosí. Desde cuando vivía en Arequipa y escuchaba a amigos bolivianos o por los vínculos que se tenía con ese país. Cuando aprendí Historia del Perú colonial en la Universidad Católica o Historia Económica del Perú con Heraclio Bonilla, ese nombre era con regularidad nombrado. Así como Amsterdam, Estambul, Praga o Kioto, se volvieron nombres obsesivos, Potosí engrosaba esa lista que con el tiempo se volvieron promesas u objetivos que había que cumplir en mi vida. Debo decir que se vuelven motores de mi accionar y mi planificación de vida.

En 1993 decidí hacer una buena gira por algunas ciudades serranas bolivianas: estuve en La Paz, Sucre y sobre todo en esta impresionante ciudad, donde el oxígeno decide no subir más y donde el aire es muy transparente.
En ese trayecto caí en Sucre con tres simpáticos señores chilenos; hicimos buenas migas con Ximena, quien trabaja para Codelco (¿qué será de ella? muy simpática) y luego de una opípara cena en un restaurante en la vieja Sucre, nos decidimos viajar por un solo día al "cielo"; compramos al día siguiente tres pasajes y alquilamos un balón de oxígeno por si acaso. Salimos muy temprano en un viaje de aprox. 4 horas; llegamos a Potosí a eso de las 11 de la mañana y comenzamos un breve recorrido por la ciudad antigua; esta ciudad tuvo algo así 40 iglesias (me hace recordar a Ayacucho) y fue más espledorosa que París en el siglo XVI; se cuenta que con toda la plata que se extrajo de su cerro tutelar (mina inmensa) se podía hacer un camino de este material desde ahí hasta Madrid.
La ciudad es sinuosa, con altos y bajos (no nos olvidemos que está a las faldas de un cerro, llamado Cerro Rico, por motivos obvios) por lo que caminar demandaba mucha calma para no agotar el oxígeno. Por sus estrechas calles discurría nuestro lento caminar, no había que abusar.
A pesar de nuestro lento peregrinaje sí vimos las iglesias de San Lorenzo (bueno, al menos su portada), un monumento impresionante; una lástima que no se pueda entrar con frecuencia. Sí vimos el interior del Templo de San Francisco (no sé por qué les dicen los pobres si hay una riqueza impresionante). Vimos un poco la de San Luis (por fuera).
El plato de fondo fue la Casa de la Moneda, con su interesante máscara en la fachada. Esta visita es muy bacán, ves tantas cosas en su solo espacio; no sólo numismática, sino pintura, muebles, máquinas de acuñamiento; sus patios interiores son interesantes.
Antes de irnos de Potosí, fuimos al mercado y compré un antiguo dije de varios pescados de plata de la zona. Un buen recuerdo.
Nuestro viaje de retorno fue en bus a Sucre, llegamos tarde; pero para suerte nuestra nos acompañaba la luna llena y podías ver las siluetas de los cerros del camino. Un lindo viaje.