Datos personales

Trujillo, La Libertad, Peru
Un espacio para mostrar ideas y puntos de vista ligados al arte, a la cultura y la vida de una sociedad tanto peruana como universal
Mostrando entradas con la etiqueta París. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta París. Mostrar todas las entradas

miércoles, 31 de marzo de 2010

GUIMET: EL CERCANO LEJANO ORIENTE

Hace muchos años, había visto en un libro de historia la figura del dios Shiva en su famosa danza de la creación y de la destrucción. Era una bella estatuilla que se encontraba en un museo parisino: el Museo Guimet. En cuanto me instalé en el hotel Ibis en París ya en el hall principal del hotel había un dispenser con muchos folletos de la oferta cultural y de espectáculos que te ofrece la ciudad. En un lejano rincón encontré un folleto de este museo. Cumple 120 años (en realidad, 121) y reza en el mismo folleto que el Guimet es el museo más grande de Europa de arte asiático. El último viernes de enero era mi último día de visita en París. Inicialmente había comentado a Olivier sobre esta belleza y se entusiasmó por ir a conocerlo. Nos encontramos por el Notre Dame para almorzar con dos amigas suyas y luego nos fuimos a esta aventura lejana, por el Asia de los Himalaya.
Este museo fue concebido por un empresario industrial llamado Émile Guimet. Parece ser que esta persona era muy aficionada a las religiones orientales, a las religiones asiáticas. En realidad, no nos debe causar ningún asombro, puesto que cualquiera de las religiones practicadas en la actualidad y de culto masivo, todas tiene sus orígenes en Asia. Budismo, Cristianismo (Jesús fue judío), Judaísmo, Islamismo, Brahmanismo, Shintoísmo. Cualesquiera de las religiones modernas en nuestros continentes, sea Europa, América, África u Oceanía, somos cultores de variaciones de las mismas. Entonces, valgan verdades, hemos ido al origen de los cultos modernos.
























El Guimet tiene cuatro pisos, tematizados por regiones religiosas del gran continente. En el primer piso (planta 0) se encuentra todo el esplendor del mundo brahmánico. Es impresionante la delicadeza de esta gran cultura tan difundida y tan poco comprendida. Cuando veía algunas de las figuras de los dioses de este alucinante panteón, recordé el gusto y pasión que tuvo George Harrison por ello. Creo que hizo hasta un Khumb Mela. Las bellas estatuas labradas de las diversas formas de Shiva, Visnu; las diversas formas faciales del Gautama Buda y su rostro de la paz perfecta, el nirvana, me evocó a Siddharta y ese gran  poeta narrador Hesse. La perfección de la quietud, algo que ya no se ve en tu entorno. Era un baño de quietud. El silencio rodea a estas figuras.
La segunda planta (primer piso) nos acerca a la antigua cultura china, tan vieja como la humanidad. Hay bellas estatuillas, algunas más allá de los dos mil años. Qué peso de la historia. En realidad, China ocupa los dos pisos restantes pues hay tanto para ver y meditar. Caminas entre jarrones de diversas dinastías, delicados trabajos de jade, las primeras monedas de cobre. Hay espacios también para otras dos bellas culturas: Corea y el reino Silla; y el siempre maravilloso Japón y sus hermosos biombos, sus sofisticados trabajos de Ukiyo-e y las bellas armaduras de los señores feudales. Hace años, en Amsterdam, pude ver también una interesante colección de arte asiático. Pero el Rijksmuseum se centra en preservar el rico patrimonio holandés, sobre todo a sus maestros pintores, y el espacio asignado a lo asiático (tiene una interesante muestra de Indonesia, puesto que fue su colonia) es bastante pequeño. El Guimet es un museo delicado.
La visita fue todo un espacio de calma como los dioses que veían nuestro discurrir.


jueves, 25 de marzo de 2010

EL MUSEO SOÑADO: ORSAY


























Siempre fue un sueño. Hacía muchos años en casa de una tía mía que pinta vi un libro de su colección de pinturas: una colección antigua de la Editorial Codex publicó un pequeño libro sobre el Museo de los Impresionistas, que en ese entonces se llamaba Jeu de Paume, la Sala del Juego de la Pelota. Posteriormente, en la ex-estación de trenes Orsay, la que iba a ser demolida, un proyecto de Pompidou, apoyado por Mitterand y Giscard, el sueño de convertir este bello lugar en el museo de los impresionistas se hizo realidad y abrió sus puertas en 1985.

En París, en la semana que estuve deambulando por sus calles, no podía faltar a esta cita: era impostergable. El servicio público (que es público y no el pandemónium de transporte privado que hay aquí) en Francia es excelente, pese a las quejas de los usuarios parisinos; el metro y los sistemas alternos te llevan a toda esta inmensa ciudad y mi destino estaba estratégicamente ubicada. No hay que olvidar que fue una estación de trenes y que casi todo el servicio de transporte está conectado (es el caso de casi toda Europa).
Al salir de la estación de metro me di directamente con la entrada principal al museo. Era un viernes, tranquilo, con un poco de lluvia. La estación está cerca al museo y había poca marcha por hacer. Al ingresar ya estás en otro ambiente. La antigua estación  es de por sí una belleza y muestra el gusto de finales del XIX e inicios del XX, una muestra de la Belle Epoque. Lo que era la zona de trenes, ahora es una galería de estatuas en las que puedes hallar varias de Rodin, Carpeaux, Daumier. Los andenes son ahora las galerías por las que discurres para ver a los maestros. Entre por el ala izquierda y vi la belleza de Millet; no logré entrar a la exposición visitante de Ensor, pero en Amberes vi una gran colección de él. En la primera planta o la 0 están los maestros impresionistas: fui a buscar mi preferido Degas. Pero no podías dejar de ver a Manet, Monet y Renoir.
Uno de los pintores que siempre me llamó la atención y pertenece a una escuela anterior (realismo) es Honoré Daumier; había visto unas pinturas de él del Quijote y algunas obras sorprendentes sobre la clase obrera parisina; era su retratista, una suerte de Doisnaeu de la pintura.


Cuando recorres las galerías te detienes a contemplar a Millet y su Angelus, el que inspiró al surrealista Buñuel. Al atrevido Courbet, demasiado para su época. Pero Manet y su odalisca, a Monet y sus impresiones de la catedral de Saint Romain, sus nenúfares (para llorar), a Degas y sus desnudos y bailarinas. A Cézanne y sus bañistas, Van Gogh y su autorretrato, a Toulouse Lautrec y sus bailarinas. A Rousseau el aduanero y su increíble Encantadora de Serpientes.Gauguin, Seurat, Morisot, Bonnard, Boldini, Derain,.. Las esculturas de Carpeaux, el genial Daumier y su carácter ácido de crítico social. Degas y sus bailarinas. La bella e impresionante colección de Art Nouveau, muebles y arte utilitario. Demasiado.

Para cerrar vi una de las exposiciones itinerantes: L´Art Nouveau revival. Esta mostraba cómo dicha arte influyó en los gustos y objetos de los hombres del siglo XX. De pronto, hacia el final de la exposición comencé a identificar una serie de objetos de mi niñez y adolescencia: el Pop Art, la psicodelia. Súbitamente un periodo vivido por mí ahora se halla en el museo: ropa (la minifalda, las camisas psicodélicas) carátulas de LP (grupo YES, Procol Harum). Ahora ya soy parte de la historia como todos los de mi generación. A mucha honra.

domingo, 7 de marzo de 2010

EL LOUVRE, LA LUZ CORPÓREA DE LA BELLEZA (2)

Luego de haber dejado las salas del Egipto faraónico, nos dirigimos hacia la zona de Levante (Cercano Oriente) e Irán. Atrás dejamos a Sejmet, Horus, las bellas estatuas del escriba o la del enigmático Amenofis IV para dirigirnos hacia otro lo de los rincones del mundo donde se inició la civilización: la Mesopotamia, el Cercano Oriente e Irán. Al ver las diversas piezas en los gabinetes, recordaba a muchas de estas vistas en mis libros de historia: ¡todas delante de mí! Hubo muchas piezas que rebuscaban en mi memoria su total significado, no verla ahí aislada de su entorno. Era todo un trabajo kantiano de situar el inmenso valor del objeto que tenías delante de ti para darle la verdadera dimensión de su importancia. Así tuve cinco bellezas por las cuales quedé absorto, mudo por el peso de la cultura: la Estela de la Victoria del Rey Naram- Sin (casi 4100 años de antigüedad), el Código de Hammurabi (impresionante, además de ver ese increíble principio del hombre por querer determinar su convinencia con entelequias que aún no son aprehendidas por nosotros para vivir en armonía),  la pequeña estatuilla de la diosa Ishtar (la cual va a ir evolucionando en variantes en las culturas vecinas), los impresionantes Toros Alados del palacio de Sargon II (impresionantes y, como leí alguna vez, aterradores vigías de la fe de ese entonces) y los inmensos Capiteles del palacio de Darío, que adornaban una sala de audiencias (apadana) en un número de 36. Había visto majestuosidad de columnas en los palacios egipcios, sobre todo en Luxor y el inmenso "bosque" de columnas en el Templo de Amón en Karnak; pero los detalles de estos capiteles son mucho más impresionantes y estéticamente mejores.

En nuestro discurrir, nos dirigimos hacia las salas de las esculturas francesas, allí me iba a encontrar con todo un bello mundo visual. Reconozco que no hemos tenido una cultura en nuestra ciudad hacia la escultura, hacia el concepto de monumento tanto del punto de vista cívico-político, como el estético. Tenía una velada intención de ir al cementerio Père - Lachaise para poder ver todos esos mausoleos cargados de historia y belleza. En el Museo Nacional de Atenas había visto, en 1988, la estatua de bronce de Poseidon (la hallada en Sounion), así como la bella estela funeraria de Hégeso, hijo de Próxenos, un niño montado sobre un caballo, todo en movimiento. Desde ese entonces, mi interés por la escultura la veía estimulada en visitas a museos, parques públicos, cementerios. En Lima fui al Presbítero Maestro y tuve muchas satisfacciones. Pero Europa es mucho más de lo que pides, anhelas o puedes ver. Lo vi en los museos daneses de Roskilde, el medioevo escandinavo en su catedral, o Lousianna, con mi primer acercamiento a Giacometti. Pero el Louvre es el colmo. Este placer también lo viví en el Museo Bode de Berlín, del cual hablaré en otro texto.
¿Qué puedes priorizar en estas salas de escultura francesa (sólo francesa, faltan las otras)? Deja que tus ojos se deslicen hasta que lo más bello te detenga; a mí me detuvo la Tumba de Felipe Pot, el gisant y su cortejo de plañideras; todo ese conjunto condensa el Louvre escultórico. Simplemente bello. La imaginería religiosa es otro punto interesante. Nuestros altares barrocos, sobre todo en Cuzco, Arequipa, El Carmen de Trujillo y Lima vieja tienen bellas estatuas de santos y santas, obras de anónimos o de artistas de la talla como Martínez Montañés, Juan y Alonso de Mesa o el gran maestro ecuatoriano Bernando de Legarda, cuyas bellas tallas las ves en el Convento de San Francisco de Quito o su bello Museo de Arte Colonial (hay que ir a verlo). Volvamos al festín Louvre; aquí me topé con bellas imágenes religiosas: la Virgen de los Dolores de Germain Pilon, del siglo XVI, cuya presentación se hace en un espacio de fondo anaranjado que resalta la vivacidad de tan bella talla; o su impresionante Cristo Descendido, un anónimo que se remite al siglo XII, proveniente de la Borgoña.
Luego de una merecida pausa, con Olivier nos dirigimos a ver otras bellezas, nos fuimos a ver las esculturas italianas. Luego de haber almorzado en el subsuelo, bajo la pirámide, retomamos fuerzas para ver estas maravillas; aquí nos íbamos a topar con Dos Esclavos de Miguel Ángel, estatuas destinadas al mausoleo del papa Julio II o la bella obra de Canova, Psique y Amor.
Tomanos una galería que atravesaba la Grecia preclásica para ver una bella estatua de un guerrero (Guerrero Borghese), ver el busto de Homero y dirigirte por las escaleras para ir a la primera planta para ver algo de pintura.
En la escalera nos encontramos la Victoria de Samotracia, que pese a los siglos, estragos y daños, es y será siempre la victoria de la civilización sobre la barbarie. Así dejé, fascinado, el mundo de las esculturas para ir a las pinturas.

jueves, 4 de marzo de 2010

UN OCÉANO DE BELLEZA: EL LOUVRE (1)

Para hablar del Louvre  es necesario pensar en medidas mayores.
Empecemos por decir que es el museo más grande del mundo y que contiene inmensas colecciones de arte muchas de las cuales aún no pueden ser expuestas. Que bajo el bello edificio que alberga las obras, hay casi toda una mini ciudad subterránea que alberga todos los servicios necesarios y sofisticados que discretamente se ocultan para que la belleza del lugar no se vea perturbada por algún elemento indiscreto que rompa nuestro embeleso contemplando las obras de arte del lugar. Que te debe tomar por lo menos un par de días para que la visita pueda abarcar todo el museo y hayas contemplado lo más relevante de su colección. En realidad, visitar el museo Louvre es algo abrumante, pero es El Museo.
El jueves 04 de febrero, luego de la visita a Notre Dame y buena caminata por el Quartier Latin, nos dirigimos, Olivier y yo, hacia el Louvre. El lunes 01 habíamos estado sólo para visitar la parte subterránea de los servicios y ver la pirámide diseñada por el arquitecto Ming Pei. Es una inteligente forma de solucionar el ingreso a este museo. Te internas en sus entrañas y en el mundo subterráneo ves tiendas, restaurantes, cafés, servicios, librerías y oficinas de información. Es un mundo aparte, pero que depende de la belleza que se halla en la parte superior.
Una vez adquiridos nuestros billetes, nos dirigimos desde la pirámide invertida por el acceso Sully a ver la historia del Louvre. La historia de este monumento arquitectónico es la historia de la ciudad. Su construcción medieval se ve  en los fosos y restos amurallados. El edificio tuvo muchas funciones, castillo, palacio, su origen noble fue, en cierta manera, su catástrofe, puesto que en la Revolución de 1789 sufrió terribles incendios y la parte que daba al Jardín de las Tullerías nunca fue reconstruido. Eso fue aprovechado por los arquitectos como Hausmann para hacer ampliaciones y desarrollos de perspectivas.
De el Louvre Medieval, nos dirigimos a las salas que albergan las antigüedades egipcias. Las piezas son bellas y tienen una interesante museografía, la distribución de las piezas y el trabajo de la luz es muy valioso. El interior del edificio presenta toda una estructura moderna y respeta lo esencial de lo que fue: un palacio. He visto buenas colecciones de arte egipcio en Viena, Berlín y, sobre todo, El Cairo.
Pero es impresionante ver la cantidad de piezas de todo tamaño que yacen en esta colección, creada por Champollion; el Egipto faraónico es impresionante: miniaturas, sarcófagos, joyería, estatuas, altorrelieves. Personalmente, el Museo Egipcio del Cairo tiene piezas más impresionantes; pero la museografía en el Louvre te hace aprovechar la máximo el pedazo de historia que tienes delante de ti. Creo que lo que tiene Berlín en sus museos de la Isla (como ahora los llaman) compite con lo que el Louvre te puede ofrecer. No he visto los museos de Londres ni el de Nueva York (menor en este aspecto).
Otra cosa que invita a reflexión es el sentido del pillaje legal que muchas expediciones tenían antaño (¿seguiremos así?). Aquí en el Perú, pugnamos por recuperar las piezas llevadas por la expedición Bingham luego del "descubrimiento" oficial de Machu Picchu y que están en las bóvedas de la Universidad de Yale. Cierto. Ya nuestro gobierno no gestiona el retorno; ¿será que así nos han calmado nombrando a Machu Picchu, maravilla moderna? El Gobierno Egipcio reclama a Berlín (¿lo hará con Francia?) varias cosas entre ellas el bello busto de Nefertiti..¿Qué pasará?

sábado, 27 de febrero de 2010

PARIS, LA QUE SOÑÉ Y VIVÍ

París. Una de las ciudades más nombradas y famosas del mundo entero. Capital de la cultura y centro político de peso en el contexto mundial. Una ciudad hecha para el ojo, para el pintor, para la cámara fotográfica, para soñar. Una ciudad cargada de historia, de eventos, de arte. También una ciudad cara, trajinada, de personas aisladas, individualistas. Ciudad extensa, llena de tráfico.
Mi primer encuentro con París fue bastante impactante. Llegábamos con Olivier, el director de la Alianza Francesa de Trujillo, en un vuelo de Iberia de Madrid al aeropuerto de Orly, ya de noche. Felizmente el primo de Olivier nos fue a recoger y en su auto nos dirigimos al hotel en el cual iba a estar hospedado. Durante el aterrizaje había visto a lo lejos uno de los iconos de la ciudad. la torre Eiffel.
Las distancias en auto en París son extensas, te puede tomar una hora cruzar un sector por el tráfico. Pese a ser domingo, sí lo había de alguna manera. Una vez instalado en el hotel, la sed me sofocaba mucho y tomé mucho líquido en el bar del hotel. Era momento de descansar. Al día siguiente nos esperaba un día bastante movido.


























Lunes. Olivier vino por mí, aún no manejaba los espacios y direcciones en la ciudad. Nos fuimos caminando hasta el metro (Port d´Orleans) y de ahí mi encuentro con la historia, nos fuimos a l´Île de la Cité, nos fuimos a Notre Dame. Ingresar a esta bella iglesia es ir al pasado y hurgar en la memoria todo lo que hayas leído, visto o escuchado de ella. Victor Hugo y su jorobado, los famosos suicidas, el arte gótico, los vitrales, la música de Edith Piaf (Sous le ciel de Paris), se me agolparon en la memoria. Estaba ahí en carne y hueso. Felizmente había poco turista (el invierno es  crudo y éste se caracteriza por serlo más) y nos permitía desplazarlos a nuestras anchas en cierta manera. Luego de la visita a esta iglesia, salimos a caminar por la Cité para cruzar sus puentes e irnos hacia Louvre. El tiempo que nos restaba no nos permitía ingresar, sólo fuimos a almorzar en los subterráneos de este magnífico museo. En el restaurante hay diversos puestos que te venden comida de todas partes del mundo, comimos árabe. Una vez culminado nuestro almuerzo fuimos a las actividades de la Alianza Francesa de París. Local lleno, en el auditorio, todos los peruanos nos sentamos juntos. Diversas personalidades, como el presidente del Consejo Europeo, Herman Van Rompuy, dieron discursos en francés, celebrando la francofonía. Tras los discursos y exposiciones, la actividad acabó con una buena celebración a la Rusa, ya que es el año de Rusia en Francia; cambiamos el vino por vodka. Con Olivier nos fuimos a comer algo después cerca de Centro Pompidou y conocí a amigos suyos. El hecho de tener un fuerte baño lingüístico "destapó" mi francés y seguí adelante.

Martes: todo un día en la Alianza, pero tuvimos la invitación del Ministerio de RR.EE; el palacio que nos recibió fue de una belleza clásica, el buffet lo fue también. La tarde fue complementada con talleres de trabajo. La noche, el alcalde nos invitó a un brindis. Bello lugar para ir, pero mis zapatos torturaban mis pobres pies. Con Olivier fuimos a husmear librerías y luego nos fuimos a comer en un restaurante japonés
Tuve que regresar en taxi al hotel, increíbles precios. Quedé mudo por los costos.
Miércoles; ya podía desplazarme solo, el metro es una bendición. Lo malo era que la estación inicial quedaba a unas 6 cuadras y el frío matutino era cortante. Además decidí ir con mis botas al evento y luego allá las cambiaba por mi calzado. Parece ser que es una actividad muy frecuente en París. Dejé mis cosas en el lobby de la Alianza y comenzamos las actividades. Almorzamos todos los peruanos gracias a la invitación del Coordinador General de las Alianzas del Perú, un almuerzo opíparo a la usanza francesa. La noche nos iba a deparar una sorpresa. El museo Branly bello museo centrado en la etnología)  iba a acoger la clausura de estos 3 días de Alianza. Una fiesta latina con un extraordinario buffet y una excelente conversación. Ya tarde, luego de ponerme mis pesadas botas, salimos con Olivier y nos fuimos a la Torre Eiffel. Belleza nocturna. Había varios turistas como nosotros que querían llevarse un recuerdo de la torre. Alucinante. Ahora tomar el metro ya no era una cosa tan complicada.

Jueves, tomé mi desayuno tarde y acordamos con Olivier vernos en Notre Dame; ahora la iba a fotografiar y subir a sus torres. Una vez culminada nuestra visita, nos fuimos por el Quartier Latin. Sus estrechas calles nos dirigían a diversas iglesias y simpáticas tiendas de esta zona. Llegamos a pie al Louvre. Ahora sí ingresamos. Hablaré de este museo en otra ocasión. Salimos temprano puesto que Olivier se mudaba.
Viernes. Fui solo al Museo Orsay. Un sueño. Impresionistas y Art Nouveau. Quedamos con Olivier vernos para ir a almorzar juntos. Punto de reunión. Notre Dame. A pie fuimos a encontrarnos con un par de amigas de él. Un simpático almuerzo que concluyó en un  cafecito. Luego fuimos a buscar té en una tienda que se especializa en eso. Por la tarde nos fuimos a un museo único: Guimet. Ya por la noche con amigos de Olivier fuimos a algunos bares simpáticos, pero no podía estar en pie mucho tiempo, ya que al día siguiente saliamos para Toulouse.
Pisé París dos veces. Cuando retorné de Rodez para ir a Berlín, llegué a la estación Austerlitz y de ahí al aeropuerto Charles De Gaulle. Y la segunda ya fue de mi retorno, el 11 de febrero, cuando vine de Berlin para ir a Lima. Luis Miñano, muy amable, me fue a recoger al aeropuerto. Hubo cambios debido a la nieve que caía en Berlín. El vuelo se atrasó. Eso causó que con Lucho en su auto hayamos demorado casi una hora desde De Gaulle a su casa. Instalados ya, fuimos a ver a su adorable hija en el gimnasio. Tuve que dormir temprano ya que mi vuelo a Madrid era por la mañana y por seguridad te piden estar muchas horas antes. Ya el mismo 12, fuimos con Lucho al hotel (maravilloso) que administra, el cual se halla a media cuadra de los Campos Elíseos. Debido a una maleta extra que necesitaba, poco pude gozar del Paris que Lucho me mostraba. Felizmente hallé una maleta adecuada y pude respirar tranquilo. Luego de un suculento desayuno, Lucho y yo en su camioneta nos dirigimos al aeropuerto. La ciudad se iba mostrando en sus bellezas que Lucho me las iba mostrando: el Arco del Triunfo, los Campos Elíseos, la plaza de la Concordia. el Panteón, tantos edificios y monumentos que volveré para ver con más detenimiento.
Ya en el aeropuerto, los problemas se fueron solucionando y tuve que despedirme, agradecer infinitamente a Lucho por haber robado parte de su tiempo para acompañarme y por sus lágrimas en memoria de todo aquello que forma parte de nuestras vidas.
Paris bien vale una misa.

http://www.youtube.com/watch?v=Fgn8gZHJZzA&feature=related