Tras una semana, la visita papal
al Perú puede reducirse, como saldo positivo, a la sensación de felicidad de la
feligresía católica. Francisco venía a Sudamérica para ver en vivo y en directo
graves problemas que aquejan a un continente de profundas desigualdades
sociales, situaciones críticas medioambientales y el apoyo a zonas
socioeconómicas deprimidas que recibieron ese fuerte impacto del Niño costero
del 2017. Esos tres temas álgidos, más los casos de pederastia hechos por
integrantes de instituciones católicas, caso Sodalicio en Perú, han sido parte
de su agenda, coordinada con este gobierno. Este había autorizado un cuestionable
indulto humanitario que generó malestar social y desconcierto en el mundo por el
favor negociado a un expresidente. El
enrarecido panorama político local hizo que Francisco se llegara a preguntar
sobre la insólita condición de nuestros expresidentes que están o estuvieron en
la cárcel, o fugados o al borde de ser imputados. E imaginar que PPK fue casi
vacado unas semanas previas.
La visita a Madre de Dios era
con el fin de oír a los “ciudadanos de segunda”, quienes son permanentes víctimas
de mineros, madereros, traficantes de personas, y ahora lo serán de los
constructores. No bien Francisco se fue, a menos de 24 horas de su partida, el
Ejecutivo promulgó la Ley 30723 que declara de prioridad e interés nacional la
construcción de carreteras en la Región Ucayali. Muchos personajes de la
política peruana han aprovechado tomarse un selfie con el Papa, ad portas de
saber lo que se venía. Cinismo e hipocresía. Además, lo sucedido en el barrio
de Buenos Aires en nuestra ciudad sí raya con la desfachatez total. Quizá la
visita a los damnificados del reciente Niño no incluyese mostrar la real
situación de los mismos y, de paso, los “grandes avances” de la anunciada
reconstrucción del año pasado. El gobierno ha hecho una fuerte inversión (una
de las más caras de todas las visitas hechas por este papa en su periplo por el
mundo) con el fin de mostrar un país hermoso, atractivo, seguro, pujante,
justo, inclusivo, en vías del primer mundo. Quizá la elección del barrio de
Buenos Aires haya sido una mala movida para la imagen de nuestro país, puesto
que la visita de Francisco entre planchas de madera prensada ha sido la
comidilla de diarios y agencias internacionales.
Francisco, antes de pisar
Sudamérica, había intervenido al Sodalicio. Los escándalos ya eran difícil de
pasar por alto, pese a algunos intentos de encubrir a encubridores. Ha dejado
que la justicia normal se encargue de estos casos. Hay hombres violadores
comunes en prisión perpetua; y a estos tipos, abusando de su condición, fueron
enviados a exilios dorados. Esperamos que la justicia peruana, magullada con muchos
escándalos de corrupción, se dé tiempo y tome la justa decisión con esos
delincuentes con sotana. Sino, todo indicará que la visita papal fue un evento
más del calendario anual de actividades.