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Trujillo, La Libertad, Peru
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domingo, 8 de enero de 2023

SORDERA Y CEGUERA SELECTIVAS (ARTÍCULO DE OPINIÓN DIARIO CORREO TRUJILLO 08 DE ENERO)

 


El 2023 empezó movido. Las ceremonias de juramentación de presidentes regionales y alcaldes a lo largo del país ha sido un listado de exhibiciones carnavalescas, desopilantes y de mal gusto. Pan y circo, bajo un manto de populismos y ofrecimientos insostenibles que generarán, con el tiempo, el consiguiente malestar y el debilitamiento de la democracia por los gestos demagogos de muchos. Las promesas electorales comenzarán a estallar con la realidad y la oposición, esa que queda enquistada por décadas, hará su papel contrario, como la populista medida del saliente alcalde de Laredo quien ha incorporado a esa Municipalidad una nueva burocracia. Una gran incertidumbre corre en la ciudadanía tras la actitud confrontacional municipal y las promesas regionales que pueden ser futuras decepciones para la sociedad.

Por otro lado, está la supina terquedad de un Congreso impopular, desgastado y plagado de cinismo. Derivando la culpa hacia otros sectores y tomando como caja de resonancia a unos cada vez más debilitados medios de comunicación, se aferran al poder negociando mezquindades para no perder los privilegios y generando propuestas de cambios que atentan directamente a aquello que ellos, en mayoría, defienden a ultranza: la Constitución. Veamos: la propuesta de la Bicameralidad y otras que rondan en sus pasillos exigen cambiar todo el Título IV, en sus capítulos I al III afectando al IV y V, y por ende el capítulo VI; por otro lado, la intervención sobre el actual régimen electoral afectaría el capítulo XIII. A la larga, pareciera que se anhela hacer una nueva constitución; muchas de las medidas afectarán indirectamente otros capítulos y otros Títulos. En la extraña percepción de estos personajes, perfilada como una suerte de ley del embudo, se pueden cambiar muchos artículos, capítulos y títulos a su conveniencia sin tocar otros. Por otro lado, se pueden leer numerosos artículos del capítulo II del Título I para ver cómo las medidas que se han estado tomando por décadas han hecho que dichos artículos sean letra muerta. También está la Descentralización, la que sigue siendo un sueño que duerme en el rincón de la indiferencia. Las peregrinas ideas de secesionismo no deben de ser pasadas por alto. Si el río suena es porque piedras trae. Los congresistas provincianos son tan ajenos a reclamos de décadas, siglos por lo cual más gente termina por aborrecerlos, preocupados más en su clientelaje que en los objetivos por los cuales se debe de trabajar.  

El Congreso tiene que entender que, así como hay muchos compatriotas de diversas regiones que no están de acuerdo con las medidas radicales tomadas en las protestas contra las acciones del gobierno en su conjunto (poderes legislativos, ejecutivos y judicial); también hay muchos compatriotas en las otras regiones “más tranquilas” que están en parcial o total desacuerdo con las acciones de los poderes actuales. Menos soberbia, más equidad y respeto.


domingo, 12 de junio de 2022

NUEVO ESPECTRO DEL COJUDIGNISMO (ARTÍCULO DE OPINIÓN DIARIO CORREO TRUJILLO 12 DE JUNIO)

 


Sorprendente, pero también esperable. La política peruana ha entrado en una fase de anomia que está arrastrando a toda nuestra sociedad. El debilitamiento y pudrimiento de la clase política, a través de sus partidos, en las últimas décadas está dando sus decepcionantes frutos delante de toda la ciudadanía. Y el adjetivo acuñado tras las recientes elecciones presidenciales, “cojudigno”, está ampliándose a un gran sector (por no decir todos) de electores y simpatizantes que esgrimieron la idea de no cambiar ni modificar la Constitución de 1993. Muchas personas y varios partidos políticos apoyaron con firmas, propaganda, marchas y obviamente dinero para realizar toda la actividad hecha por la cual miles de peruanos simpatizaban y simpatizan.

El mar de contradicciones en el que sumergieron a toda la ciudadanía encierra la idea de que esa Constitución, a la larga, no sirve a los intereses de muchos políticos. Esgrimieron la idea de reducir la participación del Estado al máximo, pero inauditamente quieren vivir de él: bicameralidad, reelección... nuevos Gargantúas. Desde el inicio de este débil Gobierno, con un presidente vapuleado por todos los frentes, el Ejecutivo y su cabeza han hecho los méritos para captar la atención de la ciudadanía por los numerosos desaciertos realizados y la situación crítica que les ha tocado vivir. Mientras los reflectores caían sobre Pedro Castillo y sus prontuariados ministros, otras bandas, disfrazadas de partido político, comenzaron a hacer de las suyas. El hemiciclo se volvió el espacio de turbias negociaciones sorprendentes que han permitido que otras sutiles o grotescas formas de corrupción al caballazo vayan ganando terreno. Los grandes medios de comunicación han jugado también ese papel, medios que clamaban el no cambio de constitución hacen la vista gorda ante los atropellos de un empoderado corro de congresistas hambrientos del poder y lo que este significa para detentarlo a su manera y gusto. Para esto, lentamente han ido acaparando todos los poderes autónomos del Estado en complicidad de los mismos medios y juristas a la medida. Ahora quieren irse sobre los pocos que restan modificando el cuerpo legal constitucional a su antojo. La ciudadanía, hastiada por las marchas insulsas casi semanales, no reacciona por cansancio ante semejante atropello. Todo indica que estas marchas debilitaron el sentido del reclamo. Pareciera que todo se hizo a la medida: un gobierno débil, un puñado de congresistas arteros hábiles en festinar procesos y leyes y, de pronto, ¡otra constitución! El poder político en su conjunto está, a estas alturas, en manos de una suerte de hampa organizada que busca legitimarse en el poder. Estrategias que recuerdan los tiempos oscuros de los 90 o las hábiles movidas de AGP en su segundo gobierno. ¿Hacia dónde vamos? ¿Cuál es el Frankenstein que estos oscuros personajes están gestando para su provecho en abierto daño a toda la institucionalidad que nos queda? Sombras se ciernen sobre nuestro país.