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Trujillo, La Libertad, Peru
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domingo, 12 de junio de 2022

NUEVO ESPECTRO DEL COJUDIGNISMO (ARTÍCULO DE OPINIÓN DIARIO CORREO TRUJILLO 12 DE JUNIO)

 


Sorprendente, pero también esperable. La política peruana ha entrado en una fase de anomia que está arrastrando a toda nuestra sociedad. El debilitamiento y pudrimiento de la clase política, a través de sus partidos, en las últimas décadas está dando sus decepcionantes frutos delante de toda la ciudadanía. Y el adjetivo acuñado tras las recientes elecciones presidenciales, “cojudigno”, está ampliándose a un gran sector (por no decir todos) de electores y simpatizantes que esgrimieron la idea de no cambiar ni modificar la Constitución de 1993. Muchas personas y varios partidos políticos apoyaron con firmas, propaganda, marchas y obviamente dinero para realizar toda la actividad hecha por la cual miles de peruanos simpatizaban y simpatizan.

El mar de contradicciones en el que sumergieron a toda la ciudadanía encierra la idea de que esa Constitución, a la larga, no sirve a los intereses de muchos políticos. Esgrimieron la idea de reducir la participación del Estado al máximo, pero inauditamente quieren vivir de él: bicameralidad, reelección... nuevos Gargantúas. Desde el inicio de este débil Gobierno, con un presidente vapuleado por todos los frentes, el Ejecutivo y su cabeza han hecho los méritos para captar la atención de la ciudadanía por los numerosos desaciertos realizados y la situación crítica que les ha tocado vivir. Mientras los reflectores caían sobre Pedro Castillo y sus prontuariados ministros, otras bandas, disfrazadas de partido político, comenzaron a hacer de las suyas. El hemiciclo se volvió el espacio de turbias negociaciones sorprendentes que han permitido que otras sutiles o grotescas formas de corrupción al caballazo vayan ganando terreno. Los grandes medios de comunicación han jugado también ese papel, medios que clamaban el no cambio de constitución hacen la vista gorda ante los atropellos de un empoderado corro de congresistas hambrientos del poder y lo que este significa para detentarlo a su manera y gusto. Para esto, lentamente han ido acaparando todos los poderes autónomos del Estado en complicidad de los mismos medios y juristas a la medida. Ahora quieren irse sobre los pocos que restan modificando el cuerpo legal constitucional a su antojo. La ciudadanía, hastiada por las marchas insulsas casi semanales, no reacciona por cansancio ante semejante atropello. Todo indica que estas marchas debilitaron el sentido del reclamo. Pareciera que todo se hizo a la medida: un gobierno débil, un puñado de congresistas arteros hábiles en festinar procesos y leyes y, de pronto, ¡otra constitución! El poder político en su conjunto está, a estas alturas, en manos de una suerte de hampa organizada que busca legitimarse en el poder. Estrategias que recuerdan los tiempos oscuros de los 90 o las hábiles movidas de AGP en su segundo gobierno. ¿Hacia dónde vamos? ¿Cuál es el Frankenstein que estos oscuros personajes están gestando para su provecho en abierto daño a toda la institucionalidad que nos queda? Sombras se ciernen sobre nuestro país.